Desayunos saludables: ¿un reto imposible?

Por Diana Oliver

Que el desayuno es la comida más importante del día, a no ser que sea la única que hagamos, es un mito ya más que desmentido por dietistas-nutricionistas. Que deba basarse en un patrón de ultraprocesados como cereales de desayuno, galletas y zumos, también. Y es que, de unos años a esta parte, tenemos una mayor información con respecto a la alimentación, lo que nos ha permitido cuestionarnos qué alimentos llevamos a casa, cómo organizamos nuestros menús semanales y cómo comen nuestros hijos. El desayuno no escapa de ese cuestionamiento: ¿desayunan de manera saludable los niños? ¿Cómo es nuestro propio desayuno?

No obligar y dar ejemplo: pilares del cambio

Seguimos desayunando regular y queda un largo camino por transitar en educación alimentaria. Lo vimos en 2018 cuando María Merino, nutricionista y creadora de la plataforma Comiendo con María, explicaba en redes sociales que su hijo no sabía lo que era una galleta. Bastó que añadiera “Él es feliz desayunando garbanzos”, mencionando a SinAzucar.org, para que aquel modelo de desayuno se hiciera viral y asombrara mucho más de lo que asombran las cifras de obesidad infantil en España. ¿Llegaremos a normalizar que hay vida más allá del cacao con galletas? “Es algo por lo que lucho a diario y aunque creo que cada vez vemos más mejoras en la alimentación de la población, veo que normalizar un desayuno que no incluya galletas, cacao, cereales o bollería es aún difícil”, responde María Merino, que acaba de publicar Desayuno con garbanzos, una guía en la que recoge información y recetas para ayudar a las familias a lograr que su alimentación sea saludable.

Y hay margen de maniobra porque el cambio hacia un desayuno más saludable, y una alimentación en general más sana, puede hacerse desde la infancia pero también desde nuestro lugar como adultos. “Siempre se puede mejorar la alimentación, incluso en la edad adulta. Es cuestión de ir dejando ese tipo de productos ultrazucarados y habituarse a los alimentos como tal.  En el libro doy herramientas, juegos y dinámicas para conseguirlo. La clave está en conseguir que el niño quiera cambiar, y para ello debe sentirse partícipe del cambio, no que le imponemos nosotros ese cambio”, explica María Merino.

Sobre esto último, los pediatras y dietistas-nutricionistas coinciden en que en cuestiones de alimentación se debe animar a los niños pero siempre sin obligar. “No obligue a comer a su hijo. No le obligue jamás, por ningún método, en ninguna circunstancia, por ningún motivo”, escribía el pediatra Carlos González en Mi niño no me come. También insistía en ello el dietista-nutricionista Julio Basulto en Se me hace bola porque, según el experto, no hay ninguna justificación nutricional alguna para obligar a un niño a comer y el niño es el único que sabe realmente cuánto tiene que comer. ¿Y en lo que respecta a qué alimentos podemos hacer algo? En esto también coinciden los expertos en nutrición y pediatría: poner a su alcance alimentos saludables y reducir o evitar los alimentos insanos.

Otra cuestión importante a tener en cuenta es que la alimentación debe ser similar o, incluso la misma, para todos los miembros de la familia. De nuevo, como en otros aspectos de la educación, el valor del ejemplo. “La alimentación debería ser igual, siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada uno: alergias, intolerancias, preferencias, aversiones… Lo que está claro es no que debería existir eso de “la comida o cena de los niños”, o el típico menú infantil que hay en los restaurantes de macarrones+pollo empanado y helado”, sostiene María Merino.

Cómo elaborar un buen desayuno para toda la familia

Para María Merino la clave para elaborar un buen desayuno para los niños es escucharles. “Lo primero es saber si el niño tiene apetito. Si tiene apetito y quiere desayunar, debemos ofrecer opciones saludables y que pueda decidir”. Entre las opciones que propone la nutricionista, unas tostadas o un bocadillo de pan integral con tomate y aceite, al que podríamos añadir atún, huevo, vegetales como aguacate, hojas, tomate, algún paté vegetal o pollo a la plancha. Para los más golosos también hace una propuesta: la opción de la avena tal cual o usándola para repostería casera (pasteles, galletas o tortitas). Y si queremos ir un poco más rápidos, el combo de yogur natural y jugar al “yogur con cosas”, improvisando y cambiando cada día los topings: diferentes copos de cereales, de frutos secos, de frutas, de semillas, de frutas desecadas u otros como coco rallado, canela o cacao puro.

La falta de tiempo suele ser la excusa que más nos ponemos para preparar un desayuno que creemos menos “rápido”, más laborioso. ¿Es realmente tan complicado desayunar mejor cuando no tenemos tiempo? Responde María Merino que no considera que lo sea porque se tarda muy poco en pelar un plátano, abrir un yogur o sacar un biscote integral de la despensa y untarle un poco de hummus o guacamole. “Para mí son excusas o falta de conocimientos”, señala. Para “acelerar” la preparación del desayuno, la nutricionista ofrece dos soluciones que pueden ir juntas o separadas: por un lado, elegir opciones rápidas como ese yogur o frutas fáciles de pelar; por otro, dejar a medio preparar el desayuno la noche antes. “Podemos dejar las semillas en remojo para un púding, la masa de las unas tortitas de avena en la nevera o el pan descongelando para nuestras tostadas. Incluso picar unas frutas o cortar unos vegetales y dejarlos bien tapados en la nevera”.

3 ideas sencillas para un desayuno saludable

Galletas de avena y plátano con diferentes toppings

Ingredientes:

  • Un plátano muy maduro.
  • 4 cucharadas soperas de copos de avena
  • Topping de elección. En mi caso: fresas, arándanos, pasas, canela, cacao puro y coco rallado

Elaboración:

  1. Aplastamos el plátano con un tenedor y lo mezclamos con la avena.
  2. Hacemos pequeñas bolas con la masa resultante y aplastamos para conseguir la forma de galleta.
  3. Añadimos los toppings y horneamos unos 15 minutos a 180ºC.

Tostada de crema de cacahuete, plátano y canela. Yogur con picada de avellanas.

Ingredientes:

  • Crema de cacahuete casera.
  • Seis rodajas de plátano.
  • Un yogur natural.
  • Un puñado de avellanas picadas.

Elaboración:

  1. Por un lado untamos el pan con la crema de cacahuete y disponemos las rodajas de plátano por encima. Espolvoreamos después la canela.
  2. Por otro lado añadimos las avellanas al yogur.

Bowl de leche con cacao puro y quinoa hinchada. Cualquier cereal sin azúcar sería buena opción.

Ingredientes:

  • 300 gramos de leche o bebida vegetal.
  • 50 gramos de quinoa hinchada.
  • Una cucharada de postre de cacao puro.
  • Dos mandarinas.

Elaboración:

  1. Mezcla la leche con el cacao en un bol y añade la quinoa hinchada.
  2. Acompaña con las mandarinas.

Webinar gratuito con Eugenia Moreno: Prevenir y detectar los trastornos de la conducta alimentaria

En Padres y Colegios seguimos preparando nuevos webinars con los que pretendemos acercaros a casa a expertos en educación e infancia para ofreceros recursos y un espacio en el que poder compartir vuestras dudas e inquietudes con ellos. En ese sentido, el próximo webinar tendrá lugar el próximo jueves 1 de octubre a las 18:00 horas de la tarde a través de la app Zoom (si no la tenéis aún, aquí podéis descargarla para iOS y aquí para Android) y tendrá como protagonista a la psicóloga María Eugenia Moreno García.

¿Quién es Eugenia Moreno?

Como decimos, María Eugenia Moreno García es psicología clínica y directora de la Clinica CTA, una clínica interdisciplinar especializada en el tratamiento de trastornos alimentarios y obesidad que ella misma fundó en el año 2000.

Además de docente en diversos máster en diferentes universidades y centros de formación en su especialidad en trastornos alimentarios y mindfulness, Moreno García es miembro asociado de The Center for Mindful Eating y miembro titular de la Asociación Española de Mindfulness y Compasión (Aemind).

¿Qué temas se abordarán en el webinar?

A lo largo del webinar, la psicóloga María Eugenia Moreno García ofrecerá a los padres y madres asistentes pautas a tener en cuenta dentro del contexto familiar para prevenir trastornos alimentarios en los hijos. Además, explicará cuáles son las señales de alarma que pueden indicar el inicio de un trastorno alimentario, para así poder actuar de la forma más eficaz para tratarlo y evitar complicaciones posteriores.

Cómo apuntarse al webinar

Como os comentábamos con anterioridad, el webinar de María Eugenia Moreno podrá seguirse en directo a través de la app Zoom el próximo jueves 1 de octubre a las 18:00 horas. La charla tendrá una duración aproximada de una hora, dividida en una ponencia de unos 30-40 minutos de la psicóloga a la que seguirá un turno de preguntas para que podáis consultar con la experta todas vuestras dudas.

Podéis reservar vuestra plaza en el webinar a través de este enlace: 
https://zoom.us/webinar/register/WN_w9uUYmMHTPq7syf-jclnmA

Humanidades: por qué son tan atractivas para la empresa

Las Humanidades resurgen en un mundo más tecnológico que nunca. Las grandes empresas y los departamentos de Recursos Humanos buscan a graduados en estas materias para sus plantillas.

Por Terry Gragera

Gigantes como Google o IBM tienen en su primera línea a ejecutivos formados en Humanidades. Este movimiento para rescatar unas habilidades personales y académicas diferentes comenzó en Silicon Valley, la zona donde se concentran la mayoría de empresas más punteras en tecnología. De ahí saltó al resto del mundo y ya ha llegado a España, donde este tipo de competencias.

¿Qué aportan?

“Muchas personas creen que los grados en Humanidades se aprueban simplemente memorizando unos cuantos apuntes y que, en realidad, el nivel de exigencia es muy bajo comparado con los grados técnicos, ingenierías o los del área de la salud”, resalta Juan Carlos Jiménez Redondo, profesor de Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.

Para él, además del conocimiento específico de cada Grado, en las Humanidades hay otros valores difíciles de medir, como la madurez intelectual, la capacidad de crear un discurso, la imaginación para plantear soluciones a los problemas que afectan a la sociedad, el análisis…“. No se podría entender una sociedad sin personas que reflexionen sobre cuestiones éticas y morales. En definitiva, sin que muestren preocupación por humanizar esta sociedad tecnológica”, reivindica. “Las Humanidades habrán podido perder terreno, pero nunca van a desaparecer. A no ser que las personas quieran realmente avanzar hacia su destrucción”, concluye.

“El mundo nunca va a ser un logaritmo, por mucho que ayuden a mejorar la vida de las personas”, subraya el profesor Jiménez Redondo. “Se está produciendo un problema de exceso de datos e información. Las empresas comienzan a demandar capacidad analítica, es decir, una dimensión cualitativa de la información. Las empresas comienzan a comprender que las Ciencias Sociales y Humanas dotan al trabajador de esa capacidad cualitativa. Son alumnos que salen de la Universidad excelentemente preparados para comprender la responsabilidad social de la empresa y su necesario compromiso hacia la sociedad”, explica.

Por su parte, José Lozano, presidente de Aefol y organizador de Expoelearning, subraya cómo los graduados en Humanidades “aportan a la empresa una visión no materialista ni exclusivamente tecnológica. Su trabajo es fundamental para establecer la ética en la Inteligencia Artificial que ya está presente en muchos sectores de la economía mundial y lo estará cada vez más. Solo desde las Humanidades podemos hacer empresas más humanas”.

Un entorno muy amplio

Además de la enseñanza hay muchos otros caminos profesionales entre los graduados en Humanidades. “La relación entre estudios universitarios y salidas profesionales es cada vez menos lineal”, destaca Jiménez Redondo. “Las Humanidades no son unos estudios extremadamente especializados, sino que pretenden desarrollar competencias amplias y más generales de capacidad crítica, desarrollo de pensamiento, habilidades de análisis… Por esta razón sus posibilidades laborales son extraordinariamente amplias. Las Humanidades forman personas con amplia capacidad de adaptación a entornos de mercado cambiantes y permiten desempeñar trabajos muy variados”, resalta.

Educación emocional para un curso escolar atípico

Tener herramientas para gestionar las emociones de forma positiva ayuda a los niños y adolescentes a afrontar un curso marcado por el miedo y la incertidumbre.

Por Diana Oliver

La pandemia ha puesto a prueba el sostenimiento de nuestro sistema sanitario, la forma en la que nos relacionamos, el mantenimiento del empleo y, obviamente, la resistencia de la propia economía. Pero en el plano personal también está siendo un reto enorme en lo emocional. Y no sólo para los adultos, también para los niños y los adolescentes. Ahora, con el inicio del curso escolar surgen miedos y se aviva la incertidumbre. ¿Será seguro el curso escolar? ¿Cómo le afectará a nuestros hijos las medidas tomadas en los centros escolares? ¿Sabremos gestionar los momentos más complejos de la pandemia?

Para Sonia Martínez Lomas, psicóloga, autora de Descubriendo Emociones (La esfera de los libros) y directora de los Centros Crece Bien, la educación emocional es en estos momentos más necesaria que nunca. “Los niños y niñas han estado mucho tiempo sin rutinas, rodeados de cambios, sienten miedo e incertidumbre, la manera de relacionarse es diferente desde hace meses, su pequeño mundo cambia cada día, escuchan muchas noticias desagradables y la mayor parte de ellos ven a sus padres preocupados… Si tienen recursos para afrontarlo lo vivirán mucho mejor. Es parecido a afrontar el estudio con los materiales adecuados, estrategias sobre cómo se aprende y un profesor o profesora  que te enseña”, explica la psicóloga.

Lo cierto es que la educación emocional ha ido avanzando –tanto en las escuelas como en los hogares– en los últimos años. Lo hace, eso sí, a un ritmo lento, y vemos que aún sigue siendo la asignatura pendiente en muchas etapas y centros, pero también para muchas familias. Se sabe que la infancia es el momento idóneo para asentar las aptitudes, los valores y las herramientas emocionales de cara a la vida adulta. Y ese parece ser el camino inequívoco porque, como explica Sonia Martínez Lomas, “la educación  emocional ayuda a conocer las emociones propias y las de los demás, manejarlas y buscar soluciones de manera reflexiva, a guiar las acciones hacia una meta y a pensar con optimismo”. Lo que se traduce en que los niños con recursos emocionales afrontarán mejor las dificultades. Dificultades como, por ejemplo, transitar un curso escolar tan atípico como éste.  

Afrontar el miedo y buscar otras formas de relacionarse, dos retos del curso escolar

Según la psicóloga Sonia Martínez Lomas, el manejo del miedo, la tristeza y de la incertidumbre ante el desarrollo del curso escolar son algunas de las principales preocupaciones de los escolares. “Muchos niños no quieren volver al colegio o lo hacen con miedo. A la propia situación se une la inseguridad de que no se les de bien el colegio después de tanto tiempo. Todo ha cambiado y es normal que se pregunten si su cole será el mismo y si serán capaces de estar en él como estaban antes”, sostiene. Por ello, aprender a manejar estas emociones es tan necesario como eficaz. En ese sentido, la experta señala que a los niños no les ayuda que familias o docentes nieguen tener miedo, tristeza o enfado, ya que si los adultos esconden esas emociones ellos entienden que tampoco deberían experimentarlas. “Es mejor hablarles sin tabús sobre cómo nos sentimos, y darles la confianza de que lo superaremos juntos. También hacerles entender que los demás niños y padres se sienten igual y experimentan las mismas emociones”, explica.

Las relaciones sociales también han cambiado mucho, empezando por cómo nos saludamos. “Muchas familias están preocupadas por cómo van a relacionarse sus hijos con los amigos en el colegio. También por si van a hacer un adecuado uso de mascarillas y a mantener las distancias entre ellos”, cuenta Sonia Martínez, para quien las medidas tomadas en las escuelas no tienen por qué afectar a la salud emocional de los niños y adolescentes. “No tienen por qué tener un impacto negativo, siempre y cuando sean conocidas por todos, explicadas y practicadas con supervisión en un inicio. Si los adultos que rodean a los niños están tranquilos, se trata de un aprendizaje y como cualquier aprendizaje se puede hacer de una forma que no sea traumática para nadie”. Ocurre también que en ocasiones somos los adultos quienes trasladamos preocupaciones que no eran previamente significativas para ellos. “Los niños necesitan más «normalidad» y, además, por lo general, se adaptan mejor a los cambios que incluso los adultos. Según avanzamos en edad es más difícil cambiar de rutinas, nos vamos haciendo más rígidos. Sin embargo, esta situación, que ni niños ni adultos han vivido antes y que los propios adultos expresan como incierta, insegura es lo que puede provocar mayor inseguridad en los niños”, manifiesta la psicóloga.

Consejos para una gestión emocional positiva

En este escenario, padres y padres quieren saber cómo deben apoyarles en el aprendizaje del manejo de sus emociones de forma positiva. También los centros escolares son conscientes del importante papel de lo emocional. Sonia Martínez Lomas nos da algunas claves para acompañar ese aprendizaje:

  • Anticipación. Si a los niños se les anticipan las medidas y se les explican y practican, convirtiéndolas en un reto conjunto, las asimilaran bien. Imaginarnos cómo será la rutina escolar, qué podemos hacer y qué no, a quien se podrá pedir ayuda… les dará seguridad a la hora de tomar decisiones o actuar. Esta es una gran herramienta a nivel emocional.

  • Juego. El juego es importante también a la hora de procesar la realidad cuando ésta se nos escapa. ¿Por qué no acercársela como si de un juego se tratara? Por ejemplo podemos animarles a formar parte del equipo especial «los enmascarillados» o a ponernos el gel «cumple sueños».

  • Tiempo para la expresión. Es positivo dedicar tiempo a compartir cómo se sienten, qué ven fácil y qué ven difícil, qué les preocupa y qué pueden hacer para sentirse mejor, ayudándoles a buscar maneras de sentirse tranquilos a través de lo que piensan, apoyos que tienen y retos.

  • Emociones agradables. También es fundamental animarles a la búsqueda de las emociones agradables que sienten en el colegio, como la alegría de ver a los amigos, la satisfacción al aprender, el orgullo al ayudar a otro compañero…. Todo eso les motivará cada día.

La búsqueda de la identidad y de la felicidad

La actriz Vanesa Romero, conocida por su participación en series de televisión como “Aquí no hay quien viva” o “La que se avecina” se atreve como escritora y lanza su primera novela: “Música para Sara”. Una historia sencilla y optimista que habla, entre otras muchas cosas, de la búsqueda de identidad y la lucha por alcanzar los sueños.

Por Eva R. Soler

Cuando una lee Música para Sara (Editorial Suma de Letras), imagina a la protagonista como a su autora. Y no sólo porque la obra, en su edición de audiolibro, cuenta con la voz de Vanesa Romero para dar vida al personaje, sino porque hay algo más en su descripción física, en su carácter que se relacionan con esta actriz. Además, el relato está salpicado de algunos tintes autobiográficos (cómo la práctica del atletismo). Y cuando, en conversación telefónica, hablamos con Vanesa sobre el libro, sin darse cuenta, cambia de registro y al hablar sobre Sara pasa de la tercera a la primera persona: “Era una niña que lo tenía todo para ser feliz, sus padres la educaban de maravilla, económicamente no le faltaba de nada, pero había algo dentro de mí que decía que algo no iba bien y en vez de tirar la toalla, decidí ir en busca de esa felicidad y enfrentarme a mis miedos y no dejarme llevar. Hay que ser valiente para enfrentarse a uno mismo y decir: ¿qué me pasa? ¿qué puedo hacer? Y pedir ayuda”.

Cuando le preguntamos si cree que, por lo general, nos educan o educamos con miedo al cambio y esto nos impide luchar por nuestros sueños, dice: “Depende de la familia y de cómo te eduquen, sí. Pero también de las personas que te rodeas, porque eso te cambia la vida: los profesores, por ejemplo, que pueden hacer que una asignatura te guste más o menos. Sería bueno que, en los colegios, además de enseñar matemáticas, filosofía…enseñaran también a enfrentarse a los miedos y a las inseguridades. Algo tan importante, sobre todo en la adolescencia: hay que incentivarles para que luchen por sus sueños y vayan en busca de lo que en realidad les gusta”.

La búsqueda de identidad es uno de los grandes temas de la obra y, en este sentido, cree que es muy importante trabajar en una buena autoestima. “Eso es lo principal porque, por ejemplo, Sara, la protagonista no es feliz con su vida. Todo el mundo espera de ella ciertas cosas y llega un momento en el que lo que le hacía feliz ya no le hace y entonces, decide cambiar por completo, dar un golpe en su vida y, pese a lo que le dicen (que está loca, que va a tirar por la borda toda su carrera…,) ella termina deslizándose a lo que ella entiende que es la felicidad. Hay que ser valientes para hacerlo, darse cuenta, pensar y analizar qué es lo que quiero y qué es lo que no quiero, porque cuando una persona no es feliz, repercute en toda su vida”. Los jóvenes y los no tan jóvenes pueden verse identificados en este relato que habla, sobre todo, de encarar el miedo como hace la protagonista”.

LIBRO CON BANDA SONORA

Junto a Sara, la otra gran protagonista del libro es la música. De hecho, hay una canción que se ha creado expresamente para esta obra. Compuesta por el músico Albert Eelen (pareja de Vanesa Romero) tiene por título “Te esperaré”. La letra se incluye entre sus páginas y no sólo se lee, sino que también puede escucharse si se acerca el móvil al código QR que le acompaña. “Para mí, la música es fundamental. No concibo la vida sin música y, además, creo en su función terapéutica, en su poder de curación, como le pasa a la protagonista. Esa canción compuesta expresamente para el libro tiene un mensaje claro y es una pieza clave dentro de la historia”.

En Música para Sara se reflejan también diversos tipos de relaciones de algunos personajes con sus padres. En este sentido, le preguntamos si opina que la falta de comunicación es la causa de muchos problemas en el tándem padres-hijos: “Sí, totalmente. Y que, cada persona tiene sus miedos, sus inseguridades, sus propias historias. Cuando uno tiene un hijo tiene que trabajar en eso, porque el miedo se puede transmitir. Es importante escuchar para descubrir el talento que tiene cada uno de nuestros hijos y, a partir de ahí, potenciarlo. Uno de los personajes, Patri, la amiga de Sara, termina estudiando Derecho porque le viene impuesto por tradición familiar. Yo creo que, evidentemente, los hijos tienen que estudiar, pero también hay que apoyar la parte que hace referencia a sus intereses, porque lo que cuenta es que ese niño o esa niña sea feliz y que, ojalá, pueda dedicarse profesionalmente a lo que le llena”.

Patri encarna el papel de una amistad tóxica. Le preguntamos a la autora ¿cómo pueden ayudar los padres a que los hijos sepan identificar este tipo de relaciones? y responde: “Sobre todo hay que inculcar confianza plena en él para que, en un momento dado, tenga la capacidad de cortar una relación perjudicial para él. Hay que darle lo necesario para diferenciar lo bueno de lo malo (nosotros confiamos en ti, sabemos que lo vas a hacer es bueno y positivo), sin dejar de estar pendientes”.

Música para Sara parece una novela muy cinematográfica y es fácil imaginársela como peli, con ella de protagonista. Esa idea ya le ha rondado a Vanesa por la cabeza y puede que en un futuro dé forma a ese proyecto.

¿Qué responsabilidad tienen los padres que llevan a sus hijos enfermos al colegio?

En una situación como la actual, pueden verse inmersos en un proceso legal que les obligue a pagar una indemnización por el daño causado.

Por Eva R. Soler

Fiebre a partir de los 37; 37’2 ó 37’5 (según los protocolos de cada comunidad autónoma), tos, congestión nasal, dolor de garganta, dificultad respiratoria, dolor torácico, dolor de cabeza, dolor abdominal, vómitos, diarrea, dolor muscular, manchas en la piel, disminución del olfato y el gusto o escalofríos. Ante la presencia de estos síntomas, los padres no deben llevar a sus hijos al centro escolar. Hacerlo, no sólo supone poner en riesgo la salud de muchas personas, sino otras consecuencias de diversa índole. Desde el despacho de abogados dPG Legal, explican qué responsabilidad tienen los padres que llevan a los niños enfermos al colegio en una situación como la actual y advierten que, legalmente, se puede cursar contra ellos una reclamación civil y ser penalizados, con la obligación de pagar una indemnización.

En este sentido, Ignacio González Gugel, abogado y socio fundador de dPG Legal afirma que llevar a un niño con síntomas compatibles con coronavirus, o que haya estado en contacto con algún positivo, puede suponer el contagio a otros alumnos o profesores, con las consecuencias de diversa índole que esto conlleva. En primer lugar, según González Gugel, afecta al Derecho a la Educación, pues en caso de que se detecte un alumno positivo por Covid, se paralizará la formación del resto de los alumnos de su clase, interrumpiendo así su formación. “Además, también puede suponer un perjuicio económico para muchas familias, puesto que el cuidado de los hijos hace muy difícil la asistencia al trabajo de los padres y, en el mejor de los casos, se verán obligados incluso a contratar personal de servicio para el cuidado de los menores”, añade el abogado.

RECLAMACIÓN CIVIL CONTRA LA FAMILIA

Según Ignacio González Gugel, en caso de contagio, cabe una acción de reclamación civil contra la familia responsable, de la misma forma que contra quien causa cualquier tipo de lesión: “Todos estos daños son indemnizables por el artículo 1.902 del Código Civil: el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”. Para que prospere esa reclamación debe acreditarse lo siguiente:

1. Un comportamiento en el que la persona presente síntomas o, incluso, teniendo constancia de que padece coronavirus, haya contagiado a otros por incumplimiento de los protocolos establecidos en las normativas dictadas o por omisión, al no adoptar diligentemente acciones para evitar contagios.

2. Un daño real con suficiente importancia que produzca lesiones para la situación patrimonial de los afectados, al impedirles trabajar y, por tanto, generar ingresos. Por ejemplo, familiares que han tenido que dedicar tiempo y recursos al cuidado del afectado.

3. La relación directa entre la acción (u omisión) del daño (causalidad): En el caso del coronavirus, hay que probar que la persona a la que se demanda fue responsable del contagio. Esta es la verdadera dificultad, “porque para que prospere la acción e indemnización por daños y perjuicios, se debe acreditar la culpa o negligencia que ha causado la enfermedad y los perjuicios ocasionados, la causalidad y la inexistencia de responsabilidad en la propia causa de la infección”.

22 consejos para criar hijos espabilados

La vida nos ha enseñado que hay que estar alerta, que hay mucho indeseable y todavía más personas que van, como se dice, a lo suyo y sin contar los heridos.

Por Javier Peris

Más numerosas aún son las situaciones en las que no hay buenos ni malos pero que en las que nos sentimos engañados, decepcionados, aturdidos. Desearíamos que nuestros hijos no pasaran por esos trances pero eso es imposible, además de nada recomendable. La vida es así, y no está hecha para los blanditos.

1. CADA HIJO ES COMO ES. Los padres aprenden pronto esta frase pero aun así es bueno recordarla. De un hijo sensible y cariñoso no lograremos hacer un tipo despegado y seco. De uno inquieto e impaciente no esperemos, por mucho que nos esforcemos, que de adulto sea un ejemplo de circunspección. Pero unos y otros pueden y deben, ayudados por sus padres, limar los excesos del carácter y aprender hábitos que los compensen.

2. LA CONFIANZA. La confianza se otorga bien de una manera gratuita (eres mi padre o eres mi hijo, y se acabó), bien porque se merece. Decimos que alguien es confiado cuando se fía de quien no ha dado muestras de confianza. Tendemos a trasladar a nuestros hijos pequeños –pensamos que así son más felices– la idea de que todo el mundo es bueno o de que ser desconfiado es malo. Y no es eso. ‘Yo no fío ni de mi padre… solo que por mi padre me dejo engañar’. De eso se trata, sí.

3. BUENOS Y MALOS. Un momento, ¿de verdad vamos a decir a nuestros hijos que hay gente mala y gente buena? Buena pregunta, pero son los padres quienes deben responderla. No nos equivocaremos si explicamos que hay personas que actúan mal, mientras otras exhiben habitualmente un buen comportamiento. Sí, niños y adultos debemos tener mucho cuidado con juzgar a las personas. Como escribieron, casi con las mismas palabras, san Agustín y Oscar Wilde, y que ha repetido el papa Francisco: “Todo santo tiene un pasado. Todo pecador tiene un futuro”.

4. ELMIEDO, CLARO QUE SÍ. El miedo, o el temor si se prefiere, forma parte del aprendizaje. ¡Hacemos tantas cosas buenas (y dejamos de hacer malas) solo para evitar las consecuencias! No hace falta elaborar historias muy complicadas o acudir a recuerdos muy lejanos para hacer ver a los chavales que la vida está llena de trampas y de tramposos.

5. SE BUSCA CULPABLE. Muchas veces no hace falta el concurso de ningún malvado: la propia dinámica de circunstancias que no son negativas acaban en un enorme fracaso, en un doliente malentendido. Resulta muy desagradable la gente que, en estas situaciones, se apresura a señalar un culpable, o a varios. Se trata de un mecanismo de defensa muy cutre pero también efectivo, al menos a corto plazo. Y también muy primitivo porque los niños lo aprenden enseguida.

6. A LA FUERZA AHORCAN. Quieres evitar un disgusto al niño. Es comprensible. ¿Por qué obligarle a ir a diario a comprar el pan si sabes que se ruboriza, tartamudea…? ¿Por qué obligarle a relacionarse con la familia extensa, o con los hijos de los vecinos, si el chico es feliz con sus pantallitas y además pone la mesa con una sonrisa? Porque así le educas mejor que cualquier colegio de campanillas. Y además gratis. Con el tiempo, aprenderá a luchar por su turno en la panadería.

7. ¡PERO BUENO, ESTE CHICO ESTÁ NEGOCIANDO! Sí, has leído y escuchado muchas veces que hay que saber negociar con los pequeños, pero cuando la iniciativa parte del hijo nos sentimos incómodos. La verdad es que es estupendo que los hijos nos pongan en situaciones difíciles apelando a argumentos y a ejemplos que no sabemos responder. No hay que rehuir la disputa y tampoco ponérselo fácil; mejor ceder en cuestiones no esenciales y sacarle, a cambio, otros compromisos. Hay pedagogos que incluso fomentan escribir estos pactos.

8. ME HA MENTIDO ¡QUÉ ESCANDALO! Es todo un golpe para la madre y el padre primerizos. Hemos pillado al niño en una mentira, y no podemos quitarnos de la cabeza la expresión de santidad con que lo ha hecho. Bien, desgraciadamente forma parte de la madurez, porque según nos hacemos mayores, el número de mentiras ¡diarias! crece y crece…

9. NO PUEDES PROTEGERLES… NI DEBES. Hay cosas que los jóvenes tienen que experimentar: la decepción, la vergüenza tras el engaño… Ser espabilado no consiste en no meter la pata y evitar situaciones de riesgo, sino en la capacidad de aprender de esos errores. Esas derrotas son imprescindibles y constituyen la mejor ocasión para que pequeños y jóvenes saquen enseñanzas en positivo, sin rencores ni miedos excesivos. De lo contrario pueden optar bien por la pasividad, bien por desear el mismo mal para los otros.

10. LA PASTA. Cuando tienen edad para compartir los primeros refrescos con amigos y amigas, el joven feliz (y con dinero suficiente) se apresura a invitar a la segunda ronda. Sí, son chicas y chicos que disfrutan con la compañía de las amistades y ¿qué menos que darles un poquito de felicidad en forma de burbujas? Te ha salido un hijo generoso. No es mala cosa ser espléndido si te lo puedes permitir, pero si no sabes administrar esos momentos pronto descubrirás con horror que hay amigos que te pondrán mala cara cuando no eches mano al bolsillo.

11. MÁS PASTA. El dinero forma parte de esa bendita y deslumbrante libertad que van descubriendo los jóvenes. La experiencia dice que no es buena política la de llevar muy cortos de dinero a los jóvenes. Lo normal es que, pese a nuestros esfuerzos, cuando crezcan gastarán todo el dinero disponible y hasta el no disponible. Como los adultos. Y, como los adultos, meterán la pata. Mejor que empiecen cuanto antes; cuando corre menos riesgo la economía familiar y todavía aceptan algunos consejos de los padres.

12. ABRIR LAS VENTANAS. Todavía quedan padres que han aprendido poco de la vida, que intentan que sus hijos limiten sus relaciones a un ambiente o círculo social determinado. Por supuesto, lo hacen con la mejor intención, y tampoco son tan ingenuos para pensar que se trata de un ambiente perfecto. Pero es un error. Conocer y frecuentar entornos tan distantes como diferentes enriquece el desarrollo del joven, fomenta el diálogo con los padres, hace que se pregunten (y que les respondamos) por las formas y el fondo, por lo sustancial y por lo accesorio y pasajero.

13 ¿SABRÁN HACERLO? Recaudar fondos para un viaje escolar; ayudar al tío; servir en un comedor social; preparar un cumpleaños sorpresa; hacer de canguro… ¡Lo que sea! Y cuanto antes, mejor. Que sientan el peso de la responsabilidad en tareas que requieran cumplir plazos, alcanzar objetivos concretos, tratar con personas que no conocían, descubrir mundos nuevos de proveedores, clientes, profesiones e intereses. ¿Sabrán hacerlo? Si no lo intentan nunca lo sabremos ni nunca aprenderán.

14. EN EL AMOR. En las relaciones sentimentales hay poco margen para el consejo o el acompañamiento paterno. Mandan la biología, el carácter y el azar. Sin embargo, siempre se puede hacer algo para evitar que las emociones se desborden más de lo conveniente o durante más tiempo del deseable y evitar, así, dependencias y obsesiones que castran la autonomía personal. La hiperemotividad reinante no ayuda, por eso es tan importante el contrapeso de los padres.

15. EXCESO DE EMPATÍA. Casi siempre el acreedor es el que acaba pasándolo mal cada vez que reclama su deuda. Somos así, y no es fácil evitarlo. Esta mezcla de empatía y vergüenza comienza en la infancia y, si no se corrige, se pasarán muchos malos tragos injustificados. Hay que decir lo que hay que decir y en el momento; hay que hacer lo que hay hacer y en el momento. Hay refranes que ayudan: más vale ponerse colorado una vez que ciento amarillo.

16. LO CORTÉS Y LO VALIENTE. Para ser claros y directos, para reclamar un derecho, para cantar las cuarenta… no hace falta ser maleducado ni enojarse para hacerlo más sencillo. Se puede y se debe ser educado y hasta comprensivo y, al mismo tiempo, sincero y recto.

17. SE VEÍA VENIR. Ojalá pudiera ver venir el batacazo, pero es joven. Los padres se hacen cruces e intentan disuadirle, pero es inútil. Bien, seamos positivos y ayudémosle a aprender del estropicio. Evidentemente la enseñanza no será ‘la próxima vez haz caso a los papás’ o ‘es mejor que no vuelvas a intentarlo’. Es más eficaz averiguar con él el porqué del fracaso, o por qué ciertas personas se han comportado así. Y animarle a seguir probando, a seguir luchando.

18. EN PÚBLICO, COMO EN CASA. Las actividades de debates en las escuelas son frecuentes en otros países y más raras en España, y es una pena. Con la facilidad de hablar en público no se logra tanto impresionar a los jefes o saber dar una conferencia como comportarse con naturalidad ante personas desconocidas o ante un púbico nutrido. Porque en estas situaciones ‘actuamos’ (un poco más que en la vida diaria) y se trata de que los respetos, vergüenzas y reparos no impidan la buena comunicación y, en su caso, la consecución de unos objetivos.

19. ¿TIMIDEZ? Hay muy pocos casos de timidez patológica. La inmensa mayoría de los tímidos dejan de serlo a base de pasar vergüenza una y otra vez… hasta que se cansan de ponerse colorados. Para los padres, es verdad, resulta muy doloroso ver a los niños y jóvenes sufrir estas situaciones porque, casi con seguridad, ellos también pasaron por eso. Hay que ser fuertes… y cariñosos. Desgraciadamente sólo pueden superarlo solos, pero siempre se agradece una palmadita.

20. ¿DESOBEDIENTES O CURIOSOS? ¿Por qué pagaríamos una buena cantidad de dinero: porque nuestros hijos fueran obedientes o… curiosos? Menos mal que la opción no es real porque, frente a la comodidad de tener unos hijos obedientes, la opción de que sean curiosos, inquietos, con ganas de saber –y de cuestionar–es una tentación muy atractiva. La curiosidad nos hace superar la timidez y la pereza y hollar una gran variedad de terrenos y de personas.

21. VA A SER QUE NO. ‘No se esfuerce, mi hijo es un muermo que va a recibir de todos lados el resto de su vida, y solo espero estar a su lado el mayor tiempo posible’. Quizá, pero no se rinda tan pronto. El carácter nada tiene que ver con ser o no espabilado, despierto. Seguro que hemos topado con personas así: aparentemente paradas e incluso torpes que nos sorprenden cuando las tratamos estrechamente, que nos llevan por donde ellos quieren.

22. TODOS SOMOS CUÑADOS. Es un fenómeno similar al de los cuñados: todos lo somos pero nadie se reconoce en el tópico. Sin darnos cuenta pasamos por la vida mirando más por lo propio que por lo ajeno; y nos servimos, muchas veces sin advertirlo, de mentiras, medias verdades, abusos, disimulos y fingimientos que acaban causando un daño objetivo, material o moral.