"Hablamos de globalización y los estudiantes no saben lo que es el globo"

Nos cita en su cuartel general, un despacho plagado de libros a medio leer y discos compactos a medio escuchar, pero excelentemente escogidos, en medio del mismísimo caos. Un ejemplar de las memorias de Azaña comparte cubículo con un CD de rancheras, mientras que un amasijo de papeles dejan entrever la cercanía de las fechas de regalos y abalorios recién terminadas.

Autor: SERGIO SÁNCHEZ

Amando de Miguel, el padre de la sociología española, se ha convertido en un rara avis, una especie de erudito que combina a la perfección el estudio de la lingüística con el de la familia, las botas de montaña con la chaqueta de cuadros. Sus pasiones, no las oculta, quedan claras cuando contesta a los temas relacionados con la educación, la lectura y los problemas de la sociedad española.

P. ¿La educación española está en crisis?
R. Es un tema sobre el que existe una queja recurrente a la que no le falta razón, pero que no hay que sacar de contexto. Es complicado, pero no hay que ser alarmistas.
P. Sin embargo, el nivel de nuestros hijos palidece… ¿Nos gusta hablar de educación pero no le prestamos la debida atención?
R. Es que al Estado, a los gobiernos, eso de gastarse el dinero en la educación por lo visto no les gusta. Se lo gastan en otras cosas, alianzas de civilizaciones y despropósitos similares. Somos el país que más dinero da al cambio climático, que es una estafa, y el que menos crecimiento educacional tiene.
P. ¿El modelo educacional español es el correcto?
R. No, ni por asomo. Y además, respondo a partir de elementos comparativos de varios modelos mundiales.
P. ¿Por ejemplo?
R. La India, por población, al no tener dinero para sustentar todo su sistema educativo, ha apostado por los estudios superiores, que son excelentes. El modelo inverso, el de Chequia o Rumanía, por la influencia socialista, ha decidido que haya una escuela primaria para todos, que se consiga igualdad. La universidad, en cambio, es un desastre.
P. ¿Y el modelo óptimo?
R.
El de Irlanda, por ejemplo, que tiene una excelente escuela primaria y una excelente universidad. Claro que tiene la ventaja de ser un país muy pequeño y tienen costes de escala muy reducidos. Pero el hecho es que tiene una población sumamente instruida y una universidad de primera magnitud.
P. ¿Dónde se encuentra España?
R.
Pues en el lugar contrario a Irlanda: la enseñanza primaria descuidada como nunca y la universidad hecha un desastre. Y eso teniendo en cuenta que nosotros tenemos universidades desde la Edad Media, universidades centenarias…
P. ¿Y este desastre viene de lejos?
R.
Puede que no sea muy popular el decirlo, pero la universidad a la que yo fui en los años 50 era una buena universidad, lo que pasa que era como en la India, elitista, era para unos pocos. Ahora la universidad es para todo el mundo, pero a niveles paupérrimos.
P. Además nos encontramos con que los niños en La Rioja piensan que el Ebro nace y muere en su región. ¿Es un problema de descentralización también?
R.
Es un problema que va más allá. Es necesario un acuerdo para evitar la educación localista. Y si hablamos del lenguaje, podíamos estar horas… Se habla de globalización, cuando los estudiantes no saben nada del globo… Es duro pensar que los nuevos españoles desconocen América Latina, por ejemplo, donde más hispanohablantes hay en todo el mundo.
P. ¿Cómo es la situación del español?
R. Es el idioma más vivo del mundo, pero no gracias a nuestro país únicamente. El idioma más vivo es el que más gente estudia, y ése es el español, que va de la mano del inglés. Sin embargo, el índice lector de los niños españoles es bajísimo.
P. Y eso es un indicador grave.
R.
Es que la lectura es el indicador que mejor correlaciona con el desarrollo económico, no el número de estudiantes, sino si los niños saben leer, una cosa tan aparentemente tonta como ésa, si entienden lo que leen. No obstante, es evidente que si no se lee, no se podrá llegar a entender lo que se lee, aunque suene a perogrullada.
P. Digamos que los modelos sociales han cambiado también…
R. Claro. La familia ha cambiado, los roles sociales también. Ahora el éxito está relacionado con la fama. Es el modelo. El famoso es guapo, sale en los medios, y para eso no hace falta estudiar mucho, para ser famoso… más bien es necesario ser casi analfabeto.
P. Además da la sensación de que, como bien dice, la educación en las familias y en los colegios ha dejado de premiar el esfuerzo, lo que da una falsa idea de igualdad.
R.
De falsa igualdad y de falsa pedagogía, porque desde hace muchos años está la idea de la educación como algo lúdico, como algo agradable, como un juego… La educación es esfuerzo, disciplina. Disciplina quiere decir látigo y quiere decir asignatura, y no está mal esta asociación.
P. ¿Se motiva para el fracaso, más que para el éxito?
R.
Eso es. Las asignaturas son disciplinas, es decir son duras, son esfuerzo, son tareas para casa, deberes escolares todos los días, incluso en vacaciones. Y tampoco es que eso sea un gran sacrificio, porque aprender es una cosa bien agradable, y así lo debemos hacer ver.

¿Peligrosos o educativos?

La mayoría de los videojuegos preferidos por los niños son de corte violento. Por
eso, somos los padres quienes debemos controlar su consumo, primero mediante la
selección del videojuego y después potenciando un uso razonable. De este modo, la
utilización de la consola puede llegar a resultar positiva.

Autor: ZAIDA PÉREZ DE ARANDA

El número de videojuegos de contenido violento sigue en aumento. De hecho, los considerados como extremadamente violentos han incrementado sus ventas en más de un 30% en los últimos años, mientras que los menos aceptados son los que contienen aspectos educativos. De ahí que el 38% de los menores de edad reconozca que si sus padres conocieran el contenido de algunos de sus videojuegos no les dejarían jugar con ellos.
Por eso, hablar de videojuegos a menudo conlleva ciertas reticencias entre muchos padres. Sin embargo, hacer un uso responsable de ellos puede resultar positivo. Así lo demuestra el reportaje de este mes del portal Entre Padres de EducaRed (www.educared. net:80/entrepadres), que repasa las ventajas e inconvenientes de este tipo de entretenimiento y ofrece consejos para elegir videojuegos adecuados a la edad de los niños y evitar contenidos violentos, sexistas o no recomendados para ellos.

A FAVOR Y EN CONTRA

Numerosos estudios manifiestan que existe una relación entre la práctica de los videojuegos violentos y la conducta agresiva y otros problemas relacionados con ella. Pero, también debemos preguntarnos: ¿generan violencia los videojuegos o son las personas violentas las que se sienten más atraídas a jugar con videojuegos de contenidos violentos? La clave está en tener claros los aspectos positivos y negativos de los videojuegos y, en base a éstos, controlar los contenidos. Eso sí, desde una postura de comprensión y no de imposición.
Entre los aspectos positivos de la utilización de los videojuegos, debemos tener en cuenta que:
1. El jugador toma decisiones, actúa y además percibe que su esfuerzo se ve recompensado.
2. Se adquieren conocimientos (lenguajes específicos, símbolos, técnicas…).
3. Los videojuegos proporcionan un sentido del dominio y del cumplimiento en los jugadores. Esto reporta un aumento de la autoestima y reconocimiento social por parte de los amigos.
4. Ejercitan la imaginación sin limitaciones espaciales o temporales.
5. Desarrollan la coordinación óculo-manual, enseñan habilidades psicomotrices y ayudan a “aprender a aprender”.

En cuanto a los aspectos negativos, destacan los siguientes:
1. Pueden provocar que se les dedique un tiempo desproporcionado, abandonando otras tareas.
2. Los jugadores asiduos a los juegos violentos pueden presentar una conducta más agresiva, impulsiva y egoísta. Asimismo, los juegos violentos pueden predisponer a aceptar la violencia con demasiada facilidad.
3. Algunas personas con síntomas de fobia social utilizan este tipo de entretenimiento como refugio.
4. Los videojuegos de contenido agresivo pueden generar ansiedad y sentimientos hostiles.

CONSEJOS

El monográfico de Entre Padres aporta consejos para antes y después de la compra del videojuego. Algunos de ellos son:
1. Informaos de los contenidos del videojuego mediante el etiquetado del código PEGI y la información que acompaña al juego en la caja.
2. Escoged videojuegos adecuados a la edad de vuestros hijos, que fomenten los valores positivos y con contenidos pedagógicos. Evitad los que transmitan lo contrario, pero hacedlo con la complicidad de vuestro hijo.
3. La compra de videojuegos piratas puede ser de riesgo a la hora de garantizar la correcta clasificación del producto.
4. Aunque es bueno potenciar uso de videojuegos en común entre los menores, es importante vigilar también su intercambio y la bajada de los mismos a través del ordenador.
5. Procurad jugar con ellos. Esto os ayudará a valorar sus aspectos positivos, a mantener criterios más adecuados a la hora de comprarlos y, en definitiva, a conseguir una mejor comunicación en el entorno familiar.
6. Instalad la videoconsola en espacios compartidos de la casa como, por ejemplo, el salón.
7. Es aconsejable descansar un mínimo de entre 10 y 15 minutos por hora mientras se utiliza un videojuego.
8. Proponed a vuestros hijos que inviten a sus compañeros de colegio o sus amigos a jugar.
Los padres internautas que lo deseen pueden participar en Entre Padres dando su opinión en los foros y respondiendo a la encuesta de El pulsómetro titulada “¿Controlas los videojuegos de tu hijo?”.

ADICTOS A LOS VIDEOJUEGOS

Uno de los efectos negativos de los videojuegos que más preocupan a padres y educadores es la adicción que este tipo de entretenimiento puede crear en nuestros hijos. Tal y como se explica en el portal Entre Padres de EducaRed, muchos partidarios de la consola niegan que los videojuegos puedan crear adicción, pero, según un estudio de científicos alemanes, estos productos actúan sobre el cerebro de la misma manera que otras sustancias crean dependencia.
Si los jugadores de videojuegos someten al cerebro de forma continua a ciertos estímulos de recompensa que causan la liberación de cantidades crecientes del neurotransmisor llamado dopamina, se crea “una memoria de la adicción” que tiene efecto en la actividad cerebral.
Desde 2006 existe en Europa la primera clínica para adictos a los videojuegos. Situada sobre los canales de Amsterdam, esta clínica se construyó al detectar diversos casos de adicción, como el de un chico que se pasaba 18 horas al día jugando.
El abuso de los videojuegos a menudo responde a unos hábitos de vida familiar donde se hace difícil compatibilizar la educación y los hijos con la vida laboral y otras exigencias. Por ello, no se debe permitir que los videojuegos sean utilizados por niños y sobre todo por adolescentes para llenar ese vacío, hay que buscar actividades alternativas.

La adolescencia, su sociedad entorno, su pasado y futuro

Quienes siguen esta columna saben de mi interés por el mundo propio de los adolescentes, que veo, en gran medida, como construido por ellos mismos, según sus intereses e inclinaciones inmediatas, a partir de elementos producidos por los adultos pero con escasa guía de éstos. Siguiendo a Judith Rich Harris, pienso que el grupo de adolescentes es, al menos hoy, la principal agencia de socialización de nuestros jóvenes.

Autor: Juan Carlos Rodríguez. Sociólogo, Investigador de Analistas Socio-Políticos (ASP)

Hoy quiero referirme a las posibles consecuencias de la falta de orientación adulta, trayendo a colación dos lecturas recientes. Una es del economista estadounidense Steven Horwitz, quien en su artículo “¿Es la familia un orden espontáneo?” observa un desarrollo paradójico en las familias actuales. La rápida expansión de los órdenes de libertad, los propios de la Gran Sociedad a que aspiran los liberales, está alcanzando el interior de las familias. En éstas priman cada vez menos los objetivos comunes y más los fines de cada miembro, también de los hijos. Siendo así, si la autoridad paterna tiene cada vez menos contenidos, y es menos capaz de ejercerse sobre los hijos, a la familia le será cada vez más difícil inculcar en los hijos los valores necesarios para operar efectivamente en esa Gran Sociedad, la cual necesita, precisamente de personas así socializadas para mantenerse y prosperar. De ahí la paradoja, que la falta de autoridad y jerarquía dentro de las familias pueda menoscabar el funcionamiento de las sociedades libres.

La otra lectura es de la autora sueca I. Enkvist, más conocida en estas páginas, quien se lamenta en La educación en peligro de la pérdida de una enseñanza sólidamente asentada sobre un currículo estructurado sobre conocimientos acumulables, comprobados mediante las oportunas pruebas. Estos conocimientos, como diría E. D. Hirsch, son absolutamente necesarios para que un adulto sepa bandearse bien como ciudadano de una democracia y como consumidor y productor en un mercado libre. En su defecto, una enseñanza basada en una pedagogía cada vez más centrada en los intereses inmediatos de niños y adolescentes, en lugar de ampliar sus miras hacia la sociedad circundante en su dimensión más amplia, no sólo la local, y hacia su historia, de nuevo, no sólo la local, así como hacia el futuro familiar o profesional de los jóvenes, les enseña a adaptarse, extrañamente, a lo que ellos piensan y sienten. Es decir, facilita, aún más, la conformación propia de su mundo. La enseñanza se convierte en un ejercicio de egoísmo o narcisismo.

Es decir, según estos autores, familia y escuela se deslizan por la arriesgada pendiente del no proporcionar las adecuadas referencias y guías sobre su entorno, su pasado y su futuro, a los adultos del mañana. Quizá ya estamos observando las consecuencias de este suave, e indoloro, deslizamiento.

Mayor de 30

Autor: padresycolegios.com

Hola, tengo 30 años, llevo trabajando 12 años y me han contado que es posible acceder a la universidad por un examen especial. Ahora me gustaría estudiar Empresariales, pues tengo un negocio y creo que me ayudaría a progresar.
SONIA. BURGOS

Estimado amigo, una de las modalidades de acceso a la universidad es la de mayores de 25 años. Esta modalidad está pensada para personas mayores que no finalizaron sus estudios de Bachillerato o no pueden acceder desde otras opciones como FP o ciclos formativos. La universidad ofrece esta posibilidad a todos los que quieren iniciar estudios universitarios, pero requiere que estos estudiantes se familiaricen con materias próximas a sus estudios; si no, la dificultad sería mucho mayor por la perdida de hábitos de estudio y porque hay alumnos que comparten estudios y trabajo.

El examen suele consistir en el conocimiento de las materias específicas propias de cada carrera; en tu caso, deberías estudiar la opción de Ciencias Sociales de 2º de Bachillerato.

Como recomendación a tu elección, te aconsejaría que iniciaras un plan de estudio diario sobre estas materias para irte familiarizando con ellas, especialmente Matemáticas, que es el área específica que más estudio necesita.

Odontología

Autor: padresycolegios.com

Hola, me llamo José Antonio y actualmente estudio 2º de Bachillerato en la opción de Ciencias de la Salud en un colegio de Segovia. Querría información sobre la carrera de Odontología. Tengo un tío que es odontólogo con el que me llevo muy bien y me gustaría trabajar con él en su clínica cuando termine la carrera.
JOSÉ ANTONIO. SEGOVIA

José Antonio, has elegido la opción de Bachillerato cuyos contenidos facilitan la entrada y el posterior desarrollo de esta carrera. La motivación para cursarla es muy importante pues seguro que tu tío, durante los estudios, te prestará todo tipo de ayudas, y a él le apetecerá tenerte en su clínica cuando termines.
Es conveniente que mantengas un alto interés por estos estudios, que desarrolles tus habilidades para lograr un excelente manejo de los instrumentos que vas a utilizar y que crezca tu capacidad de empatía para comprender el comportamiento de tus pacientes.
Pégale fuerte al curso para aprobar en junio y superar la Selectividad. Te esperamos en julio para que realices las pruebas de acceso. ¡Adelante!

Los palotes, cuanto antes

¿A qué edad es mejor enseñar a leer? Tanto las opiniones
de los expertos como, por su influencia, las costumbres
han cambiado mucho en este punto. Hoy se
tiende, por lo general, a retrasar la edad del aprender a
leer. ¿Pero es bueno eso?

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

El hispano-romano (de Calahorra) Quintiliano, del siglo I, gran orador y excelente pedagogo, ya protestaba contra la moda, que se iba imponiendo, de retrasar el momento de iniciar a los niños en la lectura. Él pensaba que debía hacerse cuanto antes, a partir de los cuatro años.
En España podemos ya comparar los resultados entre las generaciones que aprendieron a leer antes de los seis años y las que lo hicieron a esa edad o incluso después. Las primeras son más rápidas en la lectura y más hábiles en la escritura. La tan comentada –y tan cierta– ignorancia léxica y ortográfica de las nuevas promociones que llegan a la universidad se debe, entre otras causas (como la ausencia del hábito de lectura, la excesiva dedicación a ver imágenes, etc.) a un muy tardío aprendizaje de la lengua escrita.

JUGANDO A LAS LETRAS

Si se permite un recuerdo personal, aprendí a leer –según me contó mi madre– a los cuatro años y siete meses (las madres recuerdan estas cosas con precisión). Mi padre era carpintero y a mi madre se le ocurrió la idea de que hiciera unos taquitos, coloreados, cada uno con distintas letras pintadas, para que se pudieran dar muchas combinaciones. Y así empezó el juego de las letras con el que, casi sin darme cuenta, aprendí a leer. Es mucho mejor aprender como en un juego que por obligación. Por eso hay que aprovechar, cuanto antes, las posibilidades en el niño de aprender y de jugar a la vez. Eso, que se hace en otros terrenos, es muy importante que se haga también en el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Es probable que en el colegio no se pueda cambiar la norma general de retrasar la edad de aprender a leer, pero en ningún sitio está escrito que todo lo que se aprende se aprenda en el colegio. A esas edades, es mucho más importante la familia (como, en realidad, lo es a cualquier edad). En casa, el niño o la niña pueden ir adelantándose, porque una cosa es clara: cuando se sabe algo más de algo se sabe algo más de todo lo demás. El conocimiento está hecho de vasos comunicantes.

ESCRIBIR BIEN

A una edad más tardía, pero tampoco mucho, se aprende a escribir. Es un salto más y un salto de calidad. Hay mucha gente capaz de leer, incluso bien y con rapidez y, en cambio, incapaces de escribir. Son los analfabetos de la escritura. Eso se debe, en gran parte, a que no aprendieron bien a escribir. Aprender bien a escribir es la condición necesaria y suficiente para escribir bien. No se trata de que todos seamos literatos, pero si hay, por ejemplo, que escribir una carta, no basta con que no haya faltas de ortografía (que ya es bastante); escribir bien lleva a saber decir, con naturalidad y con belleza, es decir, sin tópicos y sin cursilería, lo que se lleva en el alma.
No es tiempo perdido el que se emplea en el esmero en escribir los palotes. No es indiferente tener una buena o una mala letra. Es un poco tonto presumir de tener mala letra. Tener un bien, en cualquier ámbito, es una ventaja siempre; a veces una ventaja competitiva.
Hablar bien y escribir bien son los mejores modos para hacerse entender, algo esencial en cualquier relación humana. Una buena letra predispone a favor de quien la escribe. Me comentaba un amigo, que lleva ya treinta años de profesor en la facultad de derecho, que al corregir exámenes tenía que hacer serios esfuerzos para no estar mal predispuesto hacia quienes escribían tan mal que había que emplear el doble de tiempo en descifrar lo que ponían.
Ortografía quiere decir escritura adecuada, correcta. Caligrafía, a su vez, quiere decir, escritura bella, hermosa, atractiva. Son todo valores: una escritura correcta y bella es un bien que todos pueden apreciar. La persona gana con él, es algo que le acompaña durante toda la vida y que no pasa de moda.

EL BIEN DEL LIBRO

Es muy buena cosa que en el entorno del niño o de la niña, desde los seis meses o poco más, haya libros. En el mercado hay una gran variedad, para todas las etapas, de los más diversos materiales (hasta para tener en la pequeña bañera), con luces, con canciones, con pegatinas… Más tarde, libros con buenas y grandes ilustraciones… Después, libros en los que lo esencial es ya la historia que se cuenta… hasta llegar al gran descubrimiento de apreciar el libro en sí, como una de las grandes invenciones de la humanidad.
Pero para llegar a eso, los niños y niñas han de ver cómo, a su alrededor, los adultos leen, aprecian y cuidan los libros. Antiguamente se enseñaba que cuando, por ejemplo, nos sobraba pan de un bocadillo, no se tiraba al suelo. Algo semejante habría que enseñar sobre los libros: no se destrozan, no se pintarrajean… El libro se merece un respeto. No en vano, Biblia significa el libro de los libros. Las grandes religiones contienen sus enseñanzas y sus verdades en libros y esos libros han sido esenciales en la historia de la humanidad. Pero algo semejante se puede decir de libros como La República, de Platón, la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, o El Quijote, La Divina Comedia, las obras de Shakespeare, el Fausto
No defraudemos a los niños: cuanto antes, hay que enseñarles a leer y a escribir bien. Es parte de la herencia de la humanidad.

Con un pasado debajo del brazo

Adoptar un niño significa incertidumbre, ilusión, miedos…
Sentimientos con un matiz especial cuando el hijo es lo
bastante mayor como para tener un pasado de desamparo
que la nueva familia debe enderezar, nunca negar.

Autor: ÁNGEL PEÑA

En 2006 los españoles adoptaron un total de 4.472 niños extranjeros. Nuestro país encabeza, junto a Suecia, la lista de adopciones internacionales en términos relativos. Cifras que hablan de generosidad y valentía, sobre todo cuando el nuevo hijo tiene ya la edad suficiente como para traer a su nuevo hogar un pasado propio cargado de desamparo y diferencias culturales y sociales. Por eso, llegado el niño, los adoptantes tendrán que sumar a ese empuje inicial otras virtudes: las de la responsabilidad, la prudencia y la paciencia. No todo será un camino de rosas.
Amable Cima, profesor de Psicología Clínica Infantil de la Universidad San Pablo CEU, explica que los problemas surgen de las dos direcciones. Por un lado, el del niño: “La historia previa de su institucionalización, de su estancia en orfanatos u otras instituciones públicas de acogida, conlleva unas carencias emocionales, más allá de las fisiológicas o educativas, cuya intensidad dependerá de las experiencias más o menos negativas que hayan tenido y el tiempo que hayan pasado en la institución”.
Pero muchas veces los obstáculos, paradójicamente, los ponen los padres: “Se forman sus propias expectativas y, a veces, se produce un cortocircuito: en vez de lo que esperaban, se encuentran una historia conflictiva, con dificultades emocionales y afectivas”.

ASUMIR EL PASADO

En cualquier caso, la clave es asumir ese pasado. “El niño no lo puede obviar, siempre va a estar ahí. Por eso no hay que ocultarle nunca que es adoptado. Y, poco a poco, tras recabar todos los datos que se puedan de su vida anterior, ir contándoselo. No, por supuesto, de un modo descarnado, pero sin medias tintas: nada de crear un pasado, hay que explicarle lo que le pasó y, eso sí, dejarles claro que no se repetirá”, aconseja Cima.
El porcentaje de fracasos en las adopciones españolas están en torno al 1%, una cifra marginal, pero eso no quiere decir que el 99% restante sean todas historias de feliz vida en familia. Sin embargo, vale la pena intentarlo. Salvo casos extremos, con esfuerzo, sentido común y grandes dosis de cariño, se pueden lograr milagros como el de la familia Portilla.

LA FAMILIA PORTILLA

Hace 11 años, Alberto y Rosa, él inspector de Hacienda y ella profesora, tenían 12 hijos. No les parecía suficiente. Pensaron que el hogar que habían construido podría ayudar a algún niño con menos suerte. Decidieron adoptar. Tras el habitual laberinto de trámites, encontraron una oportunidad en la India. Sólo había un problema: la oportunidad consistía en un “lote” de cuatro hermanas que se negaban a separarse. Y Alberto y Rosa aparecieron en Sevilla con cuatro niñas indias de 11, nueve, seis y tres años.
“Parece una tontería, pero con lo que peor lo pasamos al principio fue con las comidas”, asegura Rosa. “Venían con unas carencias muy fuertes, alguna incluso con un principio de raquitismo, y fue difícil acostumbrarlas a comer, y además cosas que no fueran picantes, que era a lo que estaban acostumbradas”.
Esa preocupación acabó diluyéndose en menos de un año. Pero otras heridas tardan bastante más en cicatrizar: “Más complicado era la gran carencia afectiva que traían, pero se fue arreglando porque nos aceptaron como padres desde el principio”. Esa carencia la simboliza una estampa conmovedora: “Por la noche, venían a mi cama a tocarme para comprobar que seguía allí”, recuerda Rosa.
Las cuatro sabían que su padre había muerto y su madre las había dejado en un orfanato. Una realidad desagradable y muy delicada. Pero en su nueva casa ése no era ningún tema tabú: “Nunca lo hemos negado, aunque tampoco lo sacábamos más que de pasada y cuando ellas lo pedían; porque, al principio, no querían hablar mucho de ello, pero después, como a los tres años, se soltaron a preguntar más”, dice su madre.

LOS “PROFESIONALES” NO NECESITAN AYUDA

Rosa Portilla recuerda cómo la Junta de Andalucía le impuso un seguimiento psicológico a la adopción de sus cuatro hijas indias. “Si habíamos sido capaces de criar a otros 12…” Y, aunque pudiera parecer que tira piedras contra su propio tejado, el psicólogo Amable Cima está de acuerdo con la postura de Rosa: “En principio, no tiene por qué haber una especie de psicopatologización de la sociedad; si los adoptantes tienen claro su papel como padres, no hay más que hablar; otra cosa es que si tienen dudas, deben ser lo suficientemente responsables como para pedir ayuda”.
En el caso de los Portilla, parece evidente que son unos auténticos “profesionales” de la paternidad. Cima, por ejemplo, recomienda viajar con los niños a sus países de orígen: “Puede ser muy bueno que conozcan sus orígenes, el problema es que muchos padres tienen miedo de perderlos, de que quieran quedarse”.
No fue el caso de los Portilla: “Cuando la mayor cumplió los 18 años, la llevamos a ella y a la segunda a la India; las otras eran demasiado pequeñas para un viaje de 23.000 kilómetros”, dice Rosa. Las niñas quedaron muy impactadas y estuvieron 20 días más ayudando a las hermanas de la Caridad de Santa Ana en Bombay. Respondieron al impacto como le habían enseñado en su familia.

Un alto porcentaje de alumnos de diez años cometen faltas de ortografía en catalán y castellano

Autor: Begoña LÓPEZ-ASIAIN MARTÍNEZ

Los niños comenten cada vez más faltas de ortografía. Esta es la conclusión a la que ha llegado el último informe del Consejo Superior de Evaluación de la Generalitat, en el que figura que el 47% de los alumnos de Cataluña de 4º de Primaria son incapaces de escribir en catalán sin cometer faltas, y al 44% le sucede lo mismo en castellano.

Además, los datos son similares al destacar la falta de orden y claridad en la presentación de los tabajos. Un 44% carece de la capacidad para escribir con orden en catalán, mientras que en castellano el porcentaje se reduce al 39%.
En concreto, los alumnos entienden menos y tienen más dificultad para sacar las palabras claves en los textos en catalán que en los de castellano.