Siempre entre riñas

¿Qué es lo que les pasa? No hacen más que pelearse por todo: siempre quieren el mismo asiento, se quitan los juguetes de las manos y no atienden a razones. Las discusiones entre hermanos se vuelven más vivas en función de la necesidad que sientan de competir entre ellos. Pero, ¿cuál es el premio? En particular, puede ser cualquier cosa, pero, en general, suele ser la atención de papá o las carantoñas de mamá. Su objetivo: ser el preferido, un objetivo que tú debes diversificar.

Autor: Laura Gómez Lama

La rivalidad entre hermanos es inevitable y natural. Nace del propio instinto de superviviencia y, aunque ha evolucionado, no deja de ser imprescindible para aprender a defender lo que creemos nuestro. Las peleas entre hermanos, por lo tanto, forman parte de una etapa del aprendizaje en la que los padres deben hacer de mediadores constantemente, pues es muy común que los hermanos acaben enzarzándose en cachetes, mordiscos, tirones de pelo y arañazos con tal de conseguir quedar por encima del otro. 

“La reacción más habitual de un niño pequeño que ve cómo otro le quita el juguete es pegarle para que se lo devuelva. Eso es natural y aquí es donde el papel de los mayores se vuelve crucial, al intervenir enseñándoles que hay formas adecuadas de resolver problemas y otras no. La cuestión  es que a veces descubren que la agresividad es eficaz para conseguir sus objetivos y entonces tienden a perpetuar esta actitud, sobre todo el niño que posee más fuerza física”, explica la psicóloga infantil Paloma Méndez, de Activa Psicología y Formación.

“Es positivo discutir, negociar y aprender a compartir a partir del constante tira y afloja entre hermanos. De esta manera,  desarrollan estrategias para defender sus intereses y alimentan su motivación para conseguir otras cosas. Por lo tanto, es la  forma de hacerlo la que hace que este aprendizaje sea positivo o negativo, en función de que estas estrategias sean o no adecuadas”, concluye la psicóloga.


Al enemigo, ni agua
Ten claro que si todo esto empezó porque ambos desean ser el único centro de vuestras vidas, vuestra actitud es lo que más cuenta a la hora de alimentar los celos. Por eso, lo más importante es ser conscientes de qué conductas aumentan la competitividad y cuáles la atenúan.

Por ejemplo, que no te parezca descabellado el hecho de medir tus mimos hacia el más pequeño, pues el mayor tiene contados los besos que le das a su hermano y a él no. También hay que evitar elogiar a uno delante del otro. En lugar de eso, puedes describir los sentimientos del niño cuando ha hecho algo bien: “estarás contento con tus notas, ¿no?” Y dejar los elogios directos para cuando su hermano no esté delante.

Tampoco vale la medida más fácil y lógica de culpar al que parezca más hostil: al mayor porque el pequeño es menos consciente o al más fuerte por serlo. Muchas veces los débiles se dan cuenta de que, en una pelea, siempre salen ganando y chinchan al fuerte hasta que salta. Al margen de que sea más mayor, más fuerte o más impulsivo, es un niño pequeño y, al definirlo por comparación, estás fomentando sus celos, pues no eres capaz de ver que, además de hermano, es un niño frustrado e inmaduro que aún no ha desarrollado la capacidad de controlar sus emociones.

Queda claro, por lo tanto, que debes evitar compararlos tanto físicamente (siempre hay uno más agraciado o que ha sacado el hoyito tan gracioso del abuelo), ni en sus habilidades. Más bien has de hacer todo lo contrario, destacar los aspectos positivos de cada uno. Es como cuando ambos hacen un dibujo y te piden que elijas el mejor. Convence a los dos destacando lo positivo de cada uno: “Los dos me gustan mucho porque son diferentes, como vosotros. Éste porque es perfeccionista y todo está bien definido, y este otro porque los colores y las formas resultan creativas”.

Lo mismo ocurre con la dichosa pregunta: “¿a quién quieres más?” Responder que a los dos igual no va a tranquilizar a ninguno, porque cada uno necesita sentirse especial. Lo mejor es coger en tus brazos al que te lo haya preguntado, darle besos, decirle que, para ti, él es único y nadie sería capaz de remplazarle en tu corazón. Después intenta averiguar si se siente desplazado preguntándole el porqué de esa inquietud. Evitad las alianzas con alguno, fomentándolas entre ellos en los juegos de mesa y en las tareas.

Y que quede claro que nunca se debe cortar la violencia con violencia (ni verbal, ni física). “Muchas veces los mayores somos incongruentes: les castigamos porque se pegan pegándoles y así aprenden que la agresividad es buena según para qué motivos”, comenta la psicóloga infantil Paloma Méndez.

PRÍNCIPE DESTRONADO
Según señala el psiquiatra Paulino Castells en su último libro Psicología de la Familia, el hijo único inicia la escolaridad con problemas de adaptación porque no ha aprendido a competir con otros niños. Sin embargo, la llegada de un nuevo hermanito pondrá fin a esta situación y el ahora primogénito tendrá que aprender a compartir su espacio, sus juguetes y lo que más le duele: la atención de sus padres. ¿Qué se puede hacer para no convertirlo en el eterno príncipe destronado?

•Subraya siempre la parte positiva de tener un hermano (como tener un compañero de juegos) y de ser el mayor (como ser más maduro y habilidoso).

•Encárgale tareas gratificantes, pero no le agobies con demasiadas responsabilidades.  Aunque sea el mayor, sigue siendo un niño y no estará dispuesto a renunciar a seguir viviendo como tal.

•Dedícale momentos de exclusividad, pues la echa mucho de menos y volver a captar toda tu atención le ayuda a seguir sintiéndose importante para papá y mamá.

•Compartir las tareas relacionadas con el cuidado y la educación de los hijos ayuda a que la llegada de un bebé, que monopoliza la atención de la madre, afecte menos al primogénito. Haber desarrollado un vínculo estrecho con su padre hará que acuda a él en busca de protección.

•Enriquece la vida familiar con hábitos que fortalezcan la sensación de grupo, como dar siempre las buenas noches o ver una película juntos las tardes de domingo.

•Pídele que participe en las decisiones para que sienta la importancia de ser el mayor.


EL ORDEN NO ALTERA EL PRODUCTO: CELOS
Ya sea porque es el mayor y antes era el centro del universo familiar, por la posición incómoda del que está en el medio o por la debilidad del más pequeño, todos los hermanos sienten esa necesidad de competir.

El mayor, un padre por accidente
Empezó siendo el rey de la casa y ha acabado vigilando a su hermano, dando por perdidos sus juguetes y cargando con todas las culpas. Con este panorama, es normal que el subconsciente le lleve a épocas mejores con regresiones como chuparse el dedo o volver a hacerse pis. No intentes reprimirle ni ridiculizarle, pues está expresando su frustración. También le gusta imitarte cuidando a su hermano si no le ves.

El mediano, siempre intentando definirse

Rivaliza con el pequeño por haberle quitado el puesto y con el mayor por ese desdén que muestra siempre hacia él. También se siente dividido entre dos tipos de complicidad: se identifica con el pequeño, pero intentará acercarse al mayor, al que admira, intentando siempre estar a su altura. 

El pequeño, frustrado por su edad
Su situación de invalidez respecto a sus padres se acaba, pero no parece llegar el momento de que sus hermanos le consideren un igual. Se pasará media vida intentando igualarlos o superarlos, pues también él alimenta sentimientos de envidia por las ventajas propias de la edad: le ganan en los juegos, tienen más libertad…

CÓMO INTERVENIR CUANDO YA SE ESTÁN TIRANDO DE LOS PELOS
Lo más normal es que las riñas entre hermanos empiecen sin la supervisión de los padres y estos intervengan cuando la agresividad está encendida.
   
1. Frena la discusión y, si están peleándose por un juguete, castígales sin él a los dos porque es importante que ninguno obtenga nada por medio de la violencia y que aprendan que ceder puede resultar útil.

2. Sepáralos y déjales un rato para que se calmen y piensen en lo ocurrido, ya que ambos tienen parte de responsabilidad y  no se puede intervenir cuando el nivel de hostilidad es muy alto, incluido el tuyo, pues la violencia aparece en los gestos y la voz.

3. Una vez tranquilos, habla con cada uno por separado para averiguar el motivo de la riña. En esta conversación hay que tratar de alentarles en que dejen de culparse el uno al otro y, en su lugar, admitan cada uno su parte de culpa.

4. Una vez que admitan las actitudes negativas, invítales a pensar alternativas más positivas a su comportamiento anterior como el hecho de ceder, pues es mejor ser el segundo en jugar que no jugar ninguno.

5. La reflexión posterior a la pelea es muy importante, porque aporta valores muy positivos como que no todos los medios valen para conseguir lo que se quiere. Sin embargo, ha llegado el momento de buscar soluciones. Pídeles que aporten ideas para resolver el conflicto. Júntales y, si no llegan a un acuerdo, propón tú una opción que beneficie a ambos y que sirva de modelo para la próxima vez.

El Gobierno ayuda con 637.000 euros a las asociaciones de padres de las Comunidades Autónomas

Autor: Begoña LÓPEZ-ASIAIN MARTÍNEZ

El Consejo de Ministros ha acordado la distribución de 637.280 euros entre las Comunidades Autónomas para ayudar al desarrollo de las Confederaciones y Federaciones de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de los respectivos territorios.

La distribución del crédito atiende a criterios determinados por la Comisión General de Educación, representadas por las Consejerías de Educación y el Ministerio de Educación y Ciencia.

Corta por lo sano… y cuida su espalda

Los alumnos del IES «Ginés Pérez Chirinos» de Caravaca de la Cruz guillotinan sus libros de texto para volverlos a encuadernar por trimestres. El objetivo es reducir el peso de la mochila escolar que, según los expertos, está provocando problemas de espalda en muchos niños españoles. Y piden a las editoriales que cojan el testigo.

Autor: Pablo Rovira

Si cada libro de texto se encuadernase por trimestres, el peso de la mochila sería un tercio del actual. Con ello, se evitarían los problemas de espalda “con los que llegan muchos niños a los pediatras”, señala Ángeles Carmen Sánchez, profesora del IES “Ginés Pérez Chirinos”, de Caravaca de la Cruz (Murcia). “Mi hija pesa 42 kilos y su mochila, 10”, cuando las recomendaciones médicas señalan que la mochila no debe exceder el 10% del peso del niño.

Ésta es la causa de la campaña iniciada por este instituto murciano para reclamar a las editoriales que editen los libros de texto por fascículos, “como hacen con algunos materiales dirigidos al profesor”. Además, proponen a los estudiantes que en lugar de dedicar una libreta para cada asignatura, utilicen, como se hace en Bachillerato, hojas sueltas archivadas en carpeta.


Recogida de firmas
El centro pretende recoger firmas para remitirlas a las Consejerías de Sanidad y Educación de Murcia, y a las editoriales. “Si pensamos que esta iniciativa es buena para la salud de los escolares, pierde importancia el precio de los libros”, comenta esta profesora murciana.

Sin embargo, según apunta Bernat Bataller, director comercial de la editorial Bromera de Valencia, no es tanto una razón de precio como de utilidad. “Son los profesores quienes prefieren integrar contenido y ejercicios en un mismo libro, para que no se les olvide a los alumnos llevarlos a clase”.  Otro obstáculo es la peculiar comercialización de los libros de texto, con un periodo corto e intensivo de venta. “Las librerías prefieren concentrar la venta de libros de texto en un periodo corto, para liberar ese espacio donde pueden vender otros libros”, apunta Bataller.

Pero la campaña de este instituto de Caravaca de la Cruz no se queda en una recogida de firmas. Como bien saben los educadores del instituto, el mejor modo de enseñar es practicar con el ejemplo. Así, el centro ha decidido –y lo lleva a cabo– guillotinar todos los libros de texto y dividirlos por trimestres. Lo dicho, un libro entre tres, un tercio del peso en la mochila.
Los padres aceptaron abonar 35 euros por alumno para poder realizar este guillotinado. El proceso es sencillo. Cada día, tres alumnos llevan sus libros a Apcon, un centro de integración laboral para personas discapacitadas, que es quien se encarga del corte y nueva encuadernación con gusanillo. Al día siguiente, los chavales recogen sus libros divididos.
Hasta la fecha, todo 1º de ESO ya ha pasado por Apcon, y tras Secundaria, le llegará el turno a Bachillerato, aunque en este caso el uso de carpeta está más generalizado. “De todas formas, pensamos que los más beneficiados serían alumnos de Primaria”, comenta Sánchez.

Las bondades de esta iniciativa es su sencillez y exportabilidad, ya que cualquier centro de toda España puede realizarla con el acuerdo de la comunidad educativa. O también puede ser adoptada como una original política de márketing editorial. “Obligará a trabajar de otra forma en clase, pero es para bien”.

ORGANIZAR LA MOCHILA
• En el anterior número de PADRES se publicó que el peso medio estimado de una mochila escolar supera los 10 kilos. Los médicos recomiendan que nunca supere el 10% del peso corporal del  niño. 

• La participación de los padres para poner en marcha esta sencilla idea fue fundamental. Por de pronto, estuvieron de acuerdo en pagar 35 euros para ‘destrozar’ unos libros que pueden costar casi 200 euros.

• Para que esta medida sea un éxito, ya no vale lo de tener todos los libros del curso en la mochila. Los padres tienen que perseverar para que el hijo organice su mochila cada día para poder trabajar adecuadamente en el cole.

• En Italia han sido más drásticos y han prohibido por ley el exceso de peso en la mochila. En España, la cuestión se reduce a alguna campaña de salud escolar.

El porro: un billete de ida al infierno

Las investigaciones científicas ponen de manifiesto los efectos nocivos del cannabis y, sobre todo, su papel como puente hacia sustancias más fuertes como la cocaína o la heroína. Sin embargo, la sociedad sigue mostrando una absurda condescendencia hacia ella e incluso se pliega a una muy extendida cultura del porro.

Autor: Ángel Peña

“¿Te hace un porrito? Pásalo. Qué guay…” Los hipotéticos protagonistas de esta conversación, demasiado habitual en cualquier calle, cualquier discoteca, cualquier salida de cualquier colegio, no tienen necesariamente que ser espectros marginales, seres al borde de la autodestrucción. Al contrario, el consumo del cannabis se asocia a una forma de diversión sin complicaciones, fácil y casual. Bien vista. Hoy por hoy predomina la sensación de que reconocer que uno se ha tomado algún porro proporciona un encanto de persona relajada y con ese punto “canalla” tan del gusto de cierto establishment: un barniz alternativo sin llegar a asomarse al precipicio.

Y los jóvenes, con sus personalidades dúctiles, en constante búsqueda de referentes, son un campo abonado para esta tendencia. Según la Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-07, el 29,8% de los menores españoles reconocieron haber consumido cannabis en los 12 meses anteriores.


Enlace a otras drogas
Ante la evidencia, muchos adultos sonríen enternecidos por la capacidad de los chavales de pasarlo bien. Ignoran un riesgo aterrador: ese porro tan divertido puede estar abriéndoles la puerta de un infierno capaz de helar cualquier sonrisa. El papel del cannabis como enlace hacia drogas como la heroína o la cocaína es indiscutible en el plano social y psicológico. Los ambientes son tangentes: camellos, trapicheos, trasgresión, sensaciones artificiales de bienestar. “Está sobradamente demostrado que todos los consumidores adultos de drogas ilegales han consumido antes cannabis”, resume el doctor en Psicología Miguel Miguéns Vázquez.

Pero, además, las investigaciones científicas apuntan a la existencia de una base fisiológica en esa relación. Un equipo al mando de Emilio Ambrosio, catedrático de Psicobiología de la UNED, publicó recientemente un trabajo que concluye que el consumo de cannabis prepara en el cerebro del adolescente la llegada de otras drogas. “El consumo en la adolescencia, etapa crítica del desarrollo neural, afecta al funcionamiento cerebral de modo que, si el sujeto se expone a otras drogas de abuso como la heroína o la cocaína en la etapa adulta, hay una mayor susceptibilidad a los efectos adictivos de esas drogas y, por tanto, un mayor riesgo de hacerse dependiente”, explica Ambrosio.

Entonces, ¿por qué no se termina de considerar peligroso el cannabis? “Porque no llega una información adecuada a la sociedad, que banaliza el consumo de esta sustancia, que no es inocua en absoluto”, responde Emilio Ambrosio. Y Miguéns abunda: “Por esa percepción de riesgo baja, los jóvenes creen que el consumo de estas sustancias no es nocivo y les permite pasárselo bien”.

Ante esta realidad, Miguéns recomienda a los padres que, si detectan indicios de que su hijo puede estar consumiendo cannabis, “intervengan inmediata y decididamente”. Y recuerda: “Un consumidor de cannabis es un candidato para llegar a ser más tarde un usuario regular de otras drogas ilegales; no hay, por tanto, que desinhibirse o darle poca importancia, sino que se debe buscar la ayuda de un profesional de los de la red de asistencia a drogodependientes”.

LOS RIESGOS
 La terrible posibilidad de que el chaval que se fuma un porro con los amigos no esté tan lejos como se piensa de las garras de la cocaína o la heroína no debe hacernos olvidar que ese porro, en sí mismo, tampoco es saludable.
 
En términos generales, Emilio Ambrosio apunta que, “aunque hay diferencias en la respuesta individual, el cannabis, en general, altera el sentido del tiempo y disminuye las habilidades motoras, la memoria a corto plazo y la atención; a veces, el consumo ocasional produce ansiedad y ataques de pánico”.

Uno de los rasgos más claramente destacable en los sujetos consumidores es la apatía y una falta de interés generalizado por asuntos comunes de la vida. “Es lo que coloquialmente se llama ‘pasotismo’”, explica Ambrosio, “que puede repercutir, entre otros efectos, en bajo rendimiento escolar”. Y la cosa puede ir a peor: “el cannabis puede producir psicosis permanentes en algunos consumidores”, concluye Ambrosio.

En ese sentido, el British Medical Journal publicó un bloque de tres estudios sobre el cannabis que concluía que el consumo frecuente –uno a la semana– aumenta las posibilidades de padecer depresión y esquizofrenia en el futuro.

MÁS INFORMACIÓN: PINCHA AQUÍ SI TE INTERESA HACER UN CURSO SOBRE PSICOBIOLOGÍA DE LA DROGADICCIÓN EN LA UNED CON EL PROFESOR EMILIO AMBROSIO.

¿Invento maligno o aliado indispensable?

Si echamos la vista atrás, sólo unos pocos años, nos daremos cuenta de que los videojuegos han pasado de ser casi un invento del maligno a ser un aliado indispensable del cuidado personal e, incluso, de la salud

Autor: padresycolegios.com

Los especialistas advierten de que las consolas son, junto con otros dispositivos audiovisuales, responsables en gran parte de la epidemia de obesidad que afecta a cada vez más niños españoles. Asimismo, en numerosas ocasiones se ha tenido que dar la voz de alarma con respecto a los contenidos violentos o sexualmente inapropiados para los más pequeños de la casa.

Sin embargo, los fabricantes de juegos electrónicos, quizá impulsados por todas estas críticas negativas, han decidido desarrollar nuevos dispositivos con un valor añadido. De esta manera, no sólo ofrecen entretenimiento, sino la posibilidad de hacer ejercicio, trabajar las habilidades mentales y, además, ciertas capacidades sensoriales, como la vista. Expoóptica, la reunión anual de este sector, que se celebra estos días en el Parque Ferial de Madrid, ha concedido especial importancia a esta faceta, todavía desconocida, de los videojuegos.

Utilidad
Según las estadísticas, el 25% de los chavales de entre 10 y 12 años navega por internet regularmente. Asimismo, el 76% de los adolescentes tienen una videoconsola en casa. Según los especialistas, esta circunstancia puede aprovecharse para sacarle mayor rendimiento a dichos dispositivos, más allá del mero entretenimiento.

Además, teniendo en cuenta que un porcentaje de los casos de fracaso escolar está condicionado por alguna deficiencia visual, los videojuegos cobran especial importancia en esta área. Gracias a ellos se puede mejorar la atención visual, la percepción de objetos y la memoria óptica con actividades basadas, por ejemplo, en el emparejamiento de dibujos, en la distinción de colores…

También se puede trabajar la coordinación ojo-mano, esenciales para manejar el ratón del ordenador y llevar a cabo trabajos con dispositivos electrónicos y maquinaria.

En equipo
Otras ventajas adicionales de las videoconsolas de este tipo se basan en la promoción de las relaciones sociales, de los lazos familiares, si es que se juega en equipo. Igualmente, sirven para familiarizar al pequeño con los equipos informáticos y los programas más habituales.

En definitiva, las herramientas visuales y de coordinación que pueden adquirirse y potenciarse con estos juegos son extraordinariamente útiles para mejorar en situaciones cotidianas como estudiar, conducir, trabajar, leer, hacer deporte, actividades físicas…

CONSEJOS PRÁCTICO
En todo caso, los expertos no quieren presentar los videojuegos como la panacea para mejorar la visión. De hecho, avisan que mal utilizados pueden ser contraproducentes. Así que es necesario cuidar ciertos aspectos:

1- Postura. No se debe adoptar una posición que favorezca el uso de un ojo más que del otro. Lo mejor es sentarse de frente a la pantalla para no mirar de reojo o con demasiada inclinación.

2- Distancia. No se acerque demasiado a la pantalla. Tampoco se aleje en exceso. Lo más aconsejable es guardar una distancia de 2,5 metros.

3- Estatura. El mobiliario debe ser adecuado a la altura del chaval. De esta manera, el videojuego debe variar su posición según si quien juega es un niño o un adolescente.

4- Tiempo. A pesar de sus beneficios, la consola debe racionarse. Los especialistas aconsejan emplearla media hora diaria repartida en dos periodos de 15 minutos o en tres de 10.

5- Variedad. Mientras no se está jugando con la consola hay que fomentar actividades contrarias al sedentarismo.

6- Iluminación. Cuide que no haya reflejos en la pantalla, que la luz no sea insuficiente. Los tonos no han de ser demasiado chillones y cuide el brillo y el contraste. Vigile la inclinación de la pantalla para que no haya que forzar los ojos, especialmente hacia arriba.

7- Ambiente. Los lugares demasiado secos, con polvo o con una climatización inadecuada pueden producir irritaciones que se agravan con la pantalla del videojuego. Es necesario controlar estos aspectos. Así, la temperatura ambiente debe oscilar entre los 20 y los 25 grados, y la humedad situarse en torno a un 40%-60%.

8- Lubricación. Aconseje al niño que parpadee a menudo. Las lágrimas proporcionarán a la superficie del ojo la humedad y lubricación necesarias para evitar irritaciones.

Y SI NO HAY VIDEOCONSOLA…
A pesar de la existencia de juegos diseñados específicamente para ejercitar la vista, también existen formas de hacerlo sin estos artilugios. Sólo son necesarios un lápiz y una hoja de papel.

– Realizar una marca en la ventana a la altura de los ojos. Fijar la vista en dicha marca y después centrar la mirada en algo que esté a mayor distancia. Alternar ambos puntos cada 10 segundos.
u Coger el lápiz y sostenerlo entre los ojos con el brazo extendido. Acercar el lápiz hacia el centro mientras se enfoca todo el tiempo hacia el lápiz. Repetir este bizqueo 10 veces.

– Cerrar los ojos fuertemente durante cinco segundos. Abrirlos y mantenerlos así otros cinco segundos. Repetir la serie 10 veces.

– Sin mover la cabeza, girar los ojos en sentido de las agujas del reloj. Parar y hacerlo justo al contrario; 10 segundos hacia cada lado pestañeando antes de cambiar el giro.

– Situarse frente a una pared lisa. Imaginar una palabra y escribirla imaginariamente únicamente con los ojos, sin mover la cabeza.

– Imaginar un reloj. Mirar al centro de la esfera y recorrer con la vista el camino hacia el número uno, volver al centro y continuar con todas las horas.

El fracaso del "buenismo"

El descalabro del famoso internado británico Summerhill, donde los alumnos no tenían que examinarse ni asistir a clase obligatoriamente, deja al descubierto las peligrosas lagunas del «permisivismo» pedagógico.

Autor: JOSÉ ANTONIO MÉNDEZ

No es necesario asistir a clase ni examinarse para pasar de curso. El profesor no tiene autoridad sobre el alumno, sino que ambos son iguales en derechos y en deberes. Nadie puede decir a un estudiante lo que debe de hacer, ni cómo comportarse en la escuela, ni qué materias debe o no estudiar. Las normas del centro y los problemas de convivencia se resuelven en una asamblea semanal donde todos, alumnos, profesores y personal no docente, tienen la misma capacidad de decisión y veto… Y todo, para evitar los elementos de presión y coerción que alienan a los niños y les oprimen su libertad y su espíritu creativo.

No, éstas no son las premisas de una escuela utópica, ni los mandamientos que podrían haber escrito sobre una pared los cerdos de Rebelión en la granja, de George Orwell, en una versión alternativa de la novela. Se trata de los criterios reales con los que se rige, desde 1921, el internado británico Summerhill. Un centro docente que se ha erigido durante décadas en estandarte del “buenismo” y del permisivismo pedagógico, y que ahora ve seriamente amenazada su existencia por el bajo rendimiento de sus alumnos.

PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN
A pesar de que su actual directora, Zoe Neill Readhead –hija del fundador–, afirma que “enviar a Summerhill a los inspectores ministeriales es como encargar a los ateos que inspeccionen una iglesia”, un informe elaborado por el Ministerio de Educación de Gran Bretaña ha alertado de la escasa preparación con la que salen de sus aulas los estudiantes.

Mercedes Ruiz Paz, profesora, investigadora y autora de Los límites de la educación (Unison), asegura que el principal problema del sistema Summerhill reside en que “por querer hacer libres a los alumnos, se les deja desatendidos y sin orientación. En sus aulas no se sigue un plan de estudios, ni hay un itinerario de cursos normal. Los niños pueden entrar en clase o no, pueden estudiar o dedicarse a cualquier actividad de ocio… Eso crea en ellos unos terribles problemas de disciplina y voluntad, que les ocasionan dificultades en el mundo adulto para adaptarse al ritmo, la exigencia y los horarios de la Universidad, de la Formación Profesional, del trabajo. Quienes piensan así creen que la semilla de un chaval crece sola, pero no, necesita de la tierra y del agua, o sea, de la dirección de un adulto y de la enseñanza y la disciplina…”

NUEVA ESCUELA
Y Ruiz Paz no exagera ni un ápice en su análisis. Según indicaba Alexander Neill, fundador del internado, en un libro que lleva el mismo nombre que su escuela, “no tenemos nuevos sistemas de enseñanza, porque no consideramos que la enseñanza sea muy importante en sí misma. Que la escuela tenga o no un método específico para enseñar a dividir por muchas cifras no tiene ninguna importancia, porque esta operación sólo tiene interés para aquéllos que la quieren aprender”.

Más de 80 años después, las tesis buenistas de Neill hacen aguas en Gran Bretaña, y sus alumnos prefieren matricularse en centros donde la disciplina sea un valor añadido. En España, sin embargo, parecemos “seguir deslumbrados con lo que muchos llaman ‘nueva escuela’, aunque haya resultado un fiasco”, sentencia Ruiz Paz.

ALARMANTEMENTE SIMILAR AL SISTEMA ESPAÑOL
Si el lector ha estado atento a otros números de PADRES Y COLEGIOS, habrá descubierto que los postulados de Summerhill constituyen el paradigma de no pocos pedagogos españoles: las opiniones de estudiantes y profesores son iguales, desaparece el cero de las notas, un alumno tiene 52 derechos por apenas 10 deberes…

Mercedes Ruiz Paz afirma que “desde los 70 nuestra legislación es de un ‘buenismo’ impresionante; pero sobre todo desde los 80, cuando a la experiencia de Neill se le llamó aquí ‘escuela nueva’, por más que llevase 60 años en marcha. El permisivismo implica que el niño es tan libre que no necesita del adulto. Supone que un niño es bueno por naturaleza y que el adulto es una mala influencia para él. Y eso es muy peligroso porque implica que la sociedad es el lugar donde se pervierte al niño, en lugar de ser el lugar donde ha de desarrollarse como persona de bien”.

Y advierte de que “el gran problema es que nuestras leyes actuales están inspiradas en este ‘buenismo’ que ya ha fracasado en Europa. Produce malos resultados, perjudica a los alumnos –sobre todo a las familias de clases más bajas– y, si seguimos sus recetas, podemos hacer de nuestra enseñanza pública un inmenso Summerhill caótico”.