Pues mi padre lo hace

Estamos hartos de oír cómo psicólogos, pedagogos, profesores, maestros y campañas dirigidas a los padres destacan la importancia que tiene para la educación de los hijos ser un modelo de conductas y hábitos. Sin embargo, seguimos siendo un mal ejemplo para ellos en muchos aspectos de la vida que ellos inconscientemente aprenden y repetirán en el futuro sin entender muy bien en qué momento reproducir una actitud se ha convertido en parte de sí mismos. Y es que no basta con decir ‘hazlo’, nuestros hijos necesitan ver que nosotros lo hacemos primero.

Quizás sea difícil adaptar tus manías, malos hábitos o inexistentes costumbres a lo que debería ser un manual de conductas apropiadas para tu hijo. Pero eres padre o madre y tu hijo está ahí, mirándote con los ojos tan abiertos como su capacidad para aprender y repetir cualquier cosa que digas o hagas. Sin lugar a dudas, ese manual de conductas eres tú y tu ejemplo será vital para cualquier cosa que quieras transmitir a tu pequeño.

La imitación ocupa gran parte del juego del bebé. El adulto muestra cómo se mueve la mano al compás de Cinco lobitos y el bebé lo reproduce cuando oye la melodía. Así desarrolla su psicomotricidad o pronuncia sus primeras palabras basándose en las repeticiones del sonido que el adulto realiza frente a él. Por tanto, podemos considerar que la imitación marca una etapa del desarrollo que comienza alrededor del final del primer año o al comienzo del segundo, cuando los niños empiezan a imitar los actos de otras personas demostrando sus crecientes habilidades cognoscitivas.

Sin embargo, según apunta Carmen Lorena Colón Jiménez, psicóloga infantil del centro Psindra de Algeciras, “cualquier etapa es importante para predicar con el ejemplo, en los primeros años para su desarrollo cognitivo y posteriormente para su adaptación social, escolar, personal… Es fundamental que los padres establezcan normas y límites claros, lo que consiste en que no basta con decir ‘antes de comer, hay que lavarse las manos’; además el niño necesita observar por sí mismo que las palabras están apoyadas en la propia imagen de la acción realizada. Así la conducta a adquirir reforzada por el apoyo visual ayuda a adquirir más sólidamente el hábito”.

Conductas coherentes

¿Cuántos niños habrán visto a sus padres hacer todo lo contrario de lo que les dicen que deben hacer? ¿Cuántos, al preguntar por qué, han encajado la confusa frase ‘cuando seas padre, comerás huevos’? “Lo que no podemos hacer –y menos si el niño tiene pocos años– es decirle una cosa y que vea otra porque le creamos contradicciones e inseguridades”, explica Colón Jiménez. “Cuando nuestro hijo nos pilla haciendo algo prohibido para él, debemos reconocer que no está bien, que nos hemos equivocado y que las consecuencias son negativas” tanto para él como para nosotros, es decir, nada de enviarle mensajes como ‘yo soy mayor y por eso estoy por encima de las normas y las consecuencias’. “Además –continúa la especialista–, debemos explicarle que intentaremos que no vuelva a ocurrir”, así interpretará que los adultos nos equivocamos, pero también intentamos corregirnos por nosotros mismos.

“La única postura cercana al modelo perfecto –que no existe– consiste en ser coherentes, concisos y comprensivos”, explica la psicóloga infantil. Es decir, “los límites tienen que ser claros, expuestos con respeto y tranquilidad; las consecuencias para el cumplimiento y el incumplimiento de las normas deben ser coherentes e inmediatas, y el diálogo ha de ser abierto y adaptado a la edad del niño. Y todo dentro de un clima de respeto, tolerancia y amor”.

Sin contradicciones

• ‘Mamá sí que me deja’: Hay que evitar las contradicciones ante sus ojos. Padre y madre deben estar de acuerdo en todo, aunque tengan que discutirlo cuando él no esté. Si no, puede utilizarlo como chantaje. Pero si esto ha ocurrido ya, hay que explicarle que en ese caso tenéis opiniones diferentes, pero que os pondréis de acuerdo en la mejor opción. De este modo, además, le estamos enseñando a negociar y a ceder.

• ‘La profe dice que esto no es así’. No debemos desautorizar la figura de referencia escolar por el bien del niño, pues le crea inseguridades. Lo más importante es explicarle que hay tantos puntos de vista como personas y que las normas pueden variar dependiendo del ambiente, pero que todas se basan en el respeto. Los profesores se quejan de su falta de autoridad ante algunos niños y, cuando hablan con sus padres, se dan cuenta del motivo: su falta de apoyo, los malos modales y la desautorización del docente por parte del adulto ante sus hijos.

Amigos inseparables

Muchos bebés sienten especial cariño por un objeto en particular al que se encuentran muy aferrados. Cuando no está la madre, el niño puede ayudarse de este objeto que le resulta familiar y querido para autocalmarse.

A partir de los ocho meses algunos bebés lloran y se despiertan más de lo habitual, quieren estar más tiempo en brazos y sólo desean estar con la madre. A esto se le conoce como “angustia de separación” y puede durar meses. El principal motivo es que al comenzar a independizarse, el bebé se siente separado de su mamá, a quien hasta ese momento vio como una parte de sí, como una prolongación de su cuerpo. Estos cambios son naturales aunque conflictivos para la criatura, ya que este proceso de independencia le hace sentir desprotegido.

Apego y consuelo

Para ayudar a los pequeños a superar esta etapa de su evolución, se puede recurrir a lo que los expertos en psicología infantil llaman un objeto de apego, objeto de consuelo u objeto transicional. El término de objeto transicional ha sido creado por el psicoanalista Donald W. Winnicott para definir “la primera posesión no-yo”. Estos objetos no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la realidad exterior. Puede ser un muñeco, un peluche, un osito, una mantita, un camisón, una almohadita, una sábana, un cojín o un chupete; el caso es que brinda tranquilidad al pequeñín. Según la “teoría de la madre suave” del psicólogo estadounidense Harry Harlow, las crías de mamífero tienen una necesidad innata de apegarse a un objeto suave para sentirse protegidos. De ahí que normalmente el objeto elegido por el niño es de textura suave.

Independencia

Algunos psicólogos infantiles recomiendan su uso para facilitar que el niño aprenda a dormir solo y se vaya haciendo más independiente. De esta forma el objeto de apego viene a ser una especie de bastón en el que apoyarse según se van dando los primeros pasos hacia el despegue de la madre. Es decir, le recuerda al bebé a sus padres y le permite tranquilizarse con esa memoria.

Pero tampoco son imprescindibles. Estudios realizados en niños estadounidenses señalan que los bebés que se quedan dormidos en compañía de un adulto casi nunca utilizan este tipo de objetos. Es más, antropólogos que comparan los estilos de crianza de distintas sociedades, como el estadounidense James McKenna, han comprobado que en las culturas en las que la mayoría de los bebés duermen junto a su madre (como, por ejemplo, en Japón o Corea) es excepcional el encontrar niños que se chupen el dedo por la noche o que estén apegados a un objeto transicional.

Para McKenna, compartir la cama con el bebé (práctica conocida como “colecho”) favorece la confianza, la autoestima y el bienestar afectivo de los niños. Ahora bien, otros autores consideran que esta práctica es desaconsejable desde el punto de vista psicológico e implica un riesgo de aplastamiento.

Características de los objetos de apego
Si bien es recomendable que los pequeñines usen estos objetos cuando a los padres les sea imposible dedicarles más tiempo, no hay que abusar de ellos. Cuando el objeto de apego limita la evolución del niño más de lo que le ayuda, es momento de intervenir. No hay que intentar que dejen el hábito por la fuerza.

• Arbitrario. El niño lo elige. Da igual lo que nosotros le demos, quienes tienen la última palabra son ellos. El osito más bonito del mundo puede perder ante una simple camiseta usada.
• Insustituible. Tiene que ser ése y no otro. Solamente el bebé puede decidir destituirlo por otro como objeto especial.
• Compañero FIEL. El niño no se separa de él. Lo lleva a todos lados, a la guardería, de paseo, a la cama… Si se pierde, es motivo de profunda tristeza.
• OLOR. Tiene un olor particular muy especial para el bebé. Puede que lo haya adquirido debido a su manipulación (el bebé lo muerde, babea, abraza, duerme con el) o que tenga el olor corporal de sus padres. El mero hecho de lavarlo podría borrar esa huella, así que cuidado a la hora de limpiarlo.

Interactivos pero siempre responsables

Niños y jóvenes son el grupo que más rápidamente se ha adaptado al nuevo escenario tecnológico, pero resulta necesario definir las pautas de su uso y la valoración de las diversas pantallas –televisión, internet, videojuegos y móviles– entre los escolares. Ésta es la razón de ser de Generaciones Interactivas, una iniciativa de Telefónica que incluye un completo estudio, un portal de internet y un foro que se acaba de constituir.

La generación interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas –publicado en la colección Fundación Telefónica de la editorial Ariel– es un estudio pionero que supone un punto de partida crucial para formar a los más jóvenes como garantía de futuro de nuestras sociedades. De hecho, este libro nos sitúa ante la realidad concreta de la utilización que de las nuevas tecnologías hacen los menores en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. El hecho de que hayan participado ya más de 80.000 escolares da una idea de la dimensión de este proyecto dirigido a padres y educadores. Y es que su objetivo final es desarrollar pautas y acciones educativas a todos los niveles –familiar, escolar e institucional– que ayuden a formar jóvenes expertos en las tecnologías del presente y del futuro.

Generaciones Interactivas en Iberoamérica –una iniciativa colaboración del programa EducaRed www.educared.net y la Universidad de Navarra– tiene tres objetivos principales:
1. Conocer el uso y valoración de pantallas entre escolares iberoamericanos de forma profunda y científica.

2. Transferir y trasladar ese conocimiento a todos los actores que rodean al menor, como son los padres, educadores y agentes sociales, entre otros.

3. Promover acciones prácticas –formativas, legislativas y empresariales– que supongan un verdadero compromiso con los usuarios menores de edad.

PASOS IMPORTANTES

En sus primeros meses de andadura, el proyecto ya ha dado pasos importantes: escolares de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela han participado en la mayor investigación realizada en la región sobre el uso de pantallas como internet, móviles, videojuegos y televisión; más de 800 centros educativos se han suscrito al proyecto y la mitad ya han recibido informes personalizados con los resultados de la encuesta; además, se han publicado diversos materiales educativos para la formación de familias y maestros, se han impartido cursos de formación a formadores en varios países y se ha constituido el Foro Internacional de Generaciones Interactivas. Este foro cuenta con unos objetivos claramente formativos y, entre sus prioridades, está el centrarse en actividades como la investigación, el desarrollo y elaboración de materiales educativos, y la difusión, asesoramiento y reconocimiento de las buenas prácticas en el ámbito de las generaciones interactivas.

En el portal www.generacionesinteractivas.org puedes descargarte el estudio completo, acceder al foro, intercambiar experiencias con otros padres, conocer la relación de tus hijos con la tecnología, y conocer claves para educar ante internet, móviles, videojuegos y televisión, además de acceder a noticias de actualidad sobre el tema.

El foro internacional de generaciones interactivas
• BUENAS PRÁCTICAS. El Foro Generaciones Interactivas, que se constituyó en Madrid, tiene una vocación global y abierta a la adhesión de otras entidades públicas y privadas, con el objetivo de promover el uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías por parte de los niños y adolescentes. Y hacerlo generando conocimiento, a través de la investigación, formación y divulgación sobre cómo los menores usan esas nuevas tecnologías. Pero además, yendo un paso más allá, y situando el foro como referente y eje central de actividades y buenas prácticas en este ámbito.
• IÑAKI URDANGARÍN. Al acto de constitución asistió Iñaki Urdangarín, en calidad de presidente de honor del foro, una iniciativa que está alineada con la estrategia de responsabilidad corporativa de Telefónica, que coordinará las actuaciones que realicen los miembros del foro en torno al uso responsable y seguro de las TIC por parte de los niños y adolescentes.
• Objetivo. El objetivo es hacer del uso responsable de las TIC una oportunidad sin riesgos para las generaciones que han nacido de la mano de internet, el móvil, las videoconsolas…

Los hijos del paro

En la España camino de los cuatro millones de parados, los niños no se quedan al margen. El desempleo de los padres puede provocar situaciones de tensión en el hogar que agravan los problemas económicos de la familia y pueden influir muy negativamente en los hijos. Pero la crisis también tiene su parte buena. Así deben los padres actuar con los “hijos del paro”.

El pasado mes de octubre, cuando la cifra de parados en España no llegaba a los 2,9 millones, la presidenta de la Confederación Española de Centros de Enseñanza, Isabel Bazo, daba la primera señal de alarma: “La crisis económica ya está provocando que muchos niños lleven tarteras al colegio, porque sus familias no pueden pagar el servicio de comedor, y muchos padres pueden verse abocados a cambiar a sus hijos de un centro concertado o privado a uno público”. La noticia fue recogida por los medios desde el anecdótico titular de “Las tarteras vuelven al colegio”.

Casi medio año después, el número de desempleados está en vías de alcanzar los cuatro millones, más de 800.000 familias tienen a los dos cónyuges en paro y cada vez son más los padres que ven con preocupación cómo la crisis afecta a sus hijos. En efecto, una generación de españoles va a crecer bajo el signo de las dificultades económicas y, según vivan sus padres esta situación, los niños de hoy pueden verse mañana afectados de manera significativa. Son los hijos del paro.

Problemas frecuentes
Según los expertos, cuando una persona pierde su empleo pueden sobrevenirle problemas de carácter emocional y físico que agravan la carestía económica: ansiedad, falta de concentración, sueño irregular, problemas de memoria, cambios de humor, fatiga, dolores físicos, alejamiento del entorno, tendencia a la depresión, discusiones familiares, falta de autoestima… Y todo esto afecta, de un modo u otro, a los más pequeños. Para enfrentarse a una situación de desempleo sin que los hijos lo vivan de forma traumática, el psicólogo Jesús Ramírez recuerda que “en primer lugar, es importante la edad de los niños, porque no lo viven igual a los seis que a los dieciséis. Un niño pequeño no entiende que sus padres estén o no en el paro, por lo que el problema puede venir cuando los padres discuten o plantean el desempleo como un drama y lo magnifican delante de sus hijos.

Cuando los niños ya pasan a ser adolescentes, la cosa cambia, entre otras cosas porque repercute en ellos de manera directa, al no percibir dinero de sus padres o ver mermadas sus posibilidades económicas. Con niños pequeños, lo ideal sería que los padres dejaran a los hijos al margen y trataran de afrontar el problema sin involucrarlos. En el segundo caso, sí es conveniente que los hijos adolescentes sean partícipes de lo que ocurre y colaboren en la medida de sus posibilidades, que pasarán por adaptarse a la nueva situación. En ambos casos, es absurdo vivirlo como un drama porque no va a conducir a nada positivo”.

Marcado por sus amigos
En principio, los padres conocen bien la teoría, pero cuando las nóminas dejan de llegar a casa, el riesgo de perder la compostura es elevado. José es padre de familia, tiene cuatro hijos y está en paro desde hace varios meses: “Mi mujer y yo intentamos superar la situación como podemos, pero mis hijos no sé si entienden lo que pasa en casa. Dos de ellos son adolescentes y como a sus amigos no les afecta la crisis, no quiero que se avergüencen de nosotros ni que se sientan diferentes al resto”. Su caso no es excepcional. En la edad de las comparaciones con los amigos y del desapego hacia los padres, muchos progenitores no saben cómo exponer a sus hijos el problema de la crisis. Jesús Ramírez pone el dedo en la llaga del sentido común: lo mejor para que lo entiendan es explicárselo sin rodeos. “Conviene hacerles partícipe del problema de forma natural. Los adolescentes están más sensibilizados y son más comprensivos de lo que solemos creer”, explica el psicólogo infantil.

Pero no todo son dificultades de carácter emocional. La falta de recursos puede plantear escenarios complejos.

Un buen catalizador de estos problemas es la escuela: cada vez más colegios se encuentran con padres que no pueden pagar la mensualidad, otros que suprimen el servicio de comedor, niños que no pueden ir a las actividades extraescolares… Eso supone que, mientras sus compañeros van al comedor, el niño se lleva una tartera; deja de jugar al fútbol con sus amigos; o incluso tiene que cambiar de centro. Esto puede llevar al niño a sentirse marginado frente a sus compañeros… o a vivirlo con naturalidad. Todo depende de cómo lo vivan los padres: “Respecto a las tarteras, esto no sólo no está mal visto por sus compañeros, sino que suelen generar envidia porque la comida preparada en casa les parece más rica que la del colegio. Además, al estar los padres en paro, es más fácil que puedan comer en el propio domicilio, lo cual es muy positivo. En cuanto a las actividades extraescolares, hay mil estrategias para que los niños no las abandonen, puesto que en los centros culturales y en los clubs de barrio suelen ser de carácter gratuito o tener un precio más bien simbólico. En cualquier caso, si se plantea desde el punto de vista de que es bueno para el niño el cambiar de equipo deportivo o cultural (danza, teatro, idiomas, etc.), el pequeño lo aceptará con más facilidad”, dice Jesús Ramírez.

La cara buena de la crisis
Pero, ojo, no todo son perjuicios en el tema de la crisis. Incluso a pesar de los problemas económicos que pueden recortar las comodidades y beneficios materiales que disfrutan los hijos. ¿El motivo? Los padres desempleados pueden aprovechar para disfrutar de sus hijos y desempeñar actividades que antes no podían hacer porque se lo impedía su trabajo. Quizás muchos padres puedan ir, de nuevo, a recoger a los niños a la salida del centro educativo, acudir a las reuniones con los profesores, preparar la comida en casa en lugar de contratar el comedor, ayudar a los hijos con los deberes, estar en casa por la tarde cuando llegan, implicarse en su educación, jugar con ellos…

Además de los beneficios lógicos que supone pasar más tiempo juntos en familia, y como señala el psicólogo infantil, tener que apretarse el cinturón puede ser un buen momento para enseñar a los hijos valores como el ahorro, la austeridad, la generosidad o el compromiso familiar. “Siempre es un buen momento para hacerlo –añade Jesús Ramírez–. No es preciso que se viva una situación de crisis para inculcar este tipo de valores; de hecho, si se ha hecho con anterioridad a la situación de desempleo, los niños van a estar mucho mejor preparados para afrontarlo. Naturalmente, la crisis también puede tener su parte positiva”.

A aquellos matrimonios que se plantean la separación o el divorcio por las tensiones derivadas de la situación de falta de empleo, el psicólogo les lanza una llamada a la reflexión: “Es un tema muy delicado, porque si se ha generado un problema de autoestima o depresivo, las reacciones van a ser, casi de manera segura, bastante agresivas, o por el contrario, de venirse abajo aún más, por lo que la solución hay que buscarla desde el bienestar de los hijos, más que culpabilizando a la pareja”. Ya se sabe: la familia que atravie
sa una crisis unida…

Células madre

Las células madre de la sangre del cordón umbilical están en el centro de una agria polémica entre el Ministerio de Sanidad y las empresas que ofertan su almacenamiento privado. Su verdadera utilidad a la hora de curar enfermedades del recién nacido protagoniza un debate que en ocasiones se sitúa en los límites de la ciencia ficción.

Al hablar de células madres procedentes de la sangre del cordón umbilical (SCU), no todo es una guerra de cifras que se sustenta en verdades a medias y se anima con perspectivas que difieren como el día y la noche. Por lo menos estamos de acuerdo sobre su uso terapéutico actual: sirven para tratar enfermedades de la sangre, a destacar leucemias y linfomas.

Hay otro punto en el que las opiniones convergen. La SCU no tiene ninguna utilidad para uno mismo (trasplantes autólogos) en caso de que la enfermedad sea congénita, pero sí cuando la patología es adquirida. Si la enfermedad tiene un componente genético, habrá que recurrir a otro donante (trasplante alogénico).

Y aquí empieza un confuso baile de números que deriva en una pregunta de difícil solución: ¿a quién creer? Eladio Peón, director del banco privado Celvitae, afirma que “en el 86% de los casos, la SCU se ha utilizado para tratar enfermedades adquiridas. Tiene todo el sentido guardarla para uso personal”. Escuchemos ahora a Gregorio Garrido, jefe de servicio de área médica de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT): “El almacenamiento para el niño recién nacido tiene una utilidad casi nula, ya que la mayoría de las enfermedades que pueden ser tratadas con SCU tienen una base genética. El donante va a tener que recurrir casi con total seguridad a los bancos públicos”.

Aún hay más. La ONT asegura que los bancos públicos desechan (por no tener el mínimo de celularidad establecido o por problemas en la recogida o en el transporte) el 40% de las muestras de SCU. Peón aumenta esta cifra al 70%, mientras que los bancos privados “guardan la totalidad de las unidades”. Ante todo porque “existen expectativas muy buenas en el campo de la medicina regenerativa”.

¿Un sueño futurista? “Pura especulación”, en palabras de Garrido. Por su parte, el director de Celvitae se desmarca de otros bancos privados que “venden la SCU como un seguro de vida”, aunque estima que el Ministerio de Sanidad “muestra un exceso de celo” a la hora de regular el almacenamiento para eventual uso del niño o de otros miembros de la familia: “Los padres deberían poder decidir libremente qué se hace con la SCU de sus hijos”.

Exceptuando Italia, España es quizá el país con una legislación más restrictiva ante la creación de bancos privados. Éstos pueden existir, pero cumpliendo una serie de requisitos que desvirtúan la misma noción de privado en una sociedad de libre mercado: la sangre allí almacenada puede ser requerida por cualquier paciente que la precise y el banco no ha de tener ánimo de lucro. La consecuencia es que casi todas las empresas que operan en nuestro país guardan sus muestras en el extranjero.

Públicos y privados

BANCOS PÚBLICOS
Existen ocho bancos públicos en nuestro país (Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia, Galicia, Tenerife, País Vasco y Asturias), aunque es posible donar SCU en todas las comunidades autónomas. El número de maternidades asociadas a estos bancos no deja de aumentar (consultar en www.ont.es ), pero aún está lejos de cubrir toda la red de hospitales donde nacen niños en España. Para ser donante, basta con tener un embarazo normal y someterse a los controles y exámenes clínicos pertinentes. Actualmente hay más de 34.000 unidades de SCU almacenadas, con una tasa relativa a la población que sólo supera Australia.

BANCOS PRIVADOS
Debido a las trabas legales estipuladas por el Ministerio de Sanidad para guardar SCU con vistas a un eventual uso propio o familiar, la práctica totalidad de las empresas que ofertan este tipo de servicio almacenan sus muestras en el extranjero. Si optamos por un banco privado (entre 1.500 y 2.000 euros más, en algunos casos, cuotas anuales), hay que cerciorarse de que la empresa ha firmado un convenio con la maternidad en la que va a nacer el niño. Y si la sangre va a guardarse fuera de la Unión Europea, es necesario cursar una solicitud a la Organización Nacional de Trasplantes. El precio suele cubrir 20 años de almacenamiento con posibilidad de prolongarlo de forma indefinida.

¡Menuda Semana Santa!


La Semana Santa supone el primer parón vacacional del nuevo año. Toca poner a prueba la imaginación para conseguir la combinación perfecta entre el merecido descanso paterno y un ocio a la medida de los reyes de la casa.

La Semana Santa está llena de tentadoras ofertas de viajes a las que muchas veces, tras el pesado arranque del año, resulta difícil resistirse. Pero, ojo, viajar con niños pequeños sin hacer una buena organización previa puede traer muchos quebraderos de cabeza.

Lo primero de todo es seleccionar dónde ir. Para ello hay que considerar las limitaciones propias de un niño, que serán mayores cuanto menor sea su edad. ¿Playa o montaña? ¿Campo o ciudad? Cualquier opción tiene sus pros y contras. El mar es ideal para nuestros hijos por sus amplios espacios abiertos, que les permiten jugar sin problemas y les proporcionan un campo de nuevas experiencias. Pero nunca hay que olvidar protegerles frente a posibles peligros, controlarles en el agua y evitar su exposición prolongada al sol.

En la montaña, una de las opciones más saludable para los niños puede ser el camping. Los pequeños estrán así en contacto con la naturaleza en un entorno de convivencia con otras familias. Las vacaciones pueden plantearse como una aventura que empieza desde el mismo momento en el que se implica a los niños en el montaje de la tienda de campaña. Las casas rurales también están en boga y permiten pasar unas vacaciones tranquilas.

Inmersión en la ciudad

En la mayoría de localidades españolas nos aguardan las tradicionales procesiones, además de tesoros culturales, monumentos y rincones cargados de historia. Y es que la propia Semana Santa tiene un enorme valor patrimonial. Además, muchos lugares incluyen actividades donde los niños son los protagonistas: por ejemplo, las populares procesiones infantiles de La Borriquita, en Castilla y León.

A la hora de visitar otras ciudades lo primero es pensar que el ritmo con el que nos movemos nosotros no es el mismo que el de nuestros hijos. Antes de salir de casa habrá que documentarse sobre qué planes son los más factibles. Quizá debamos renunciar a conocer todos los rincones con encanto y las grandes pinacotecas, pero hay muchas posibilidades por explorar.

Son muchos los museos que ofrecen actividades propias para la familia. En el Arqueológico Nacional de Madrid, por ejemplo, tenemos Aventuras de arqueólogo, una actividad con la que los niños conocerán las valiosas piezas custodiadas en el museo. Sin movernos de la ciudad, La Casa Encendida de Madrid o los CosmoCaixa tienen su propia programación para los niños. Las actividades deportivas son siempre una buena opción para que los niños quemen adrenalina. Alquilar bicis es, sin duda, una forma distinta de conocer la ciudad.

Los parques temáticos con animales suelen ser también sinónimo de éxito en unas vacaciones urbanas. Puedes elegir entre el Zoo o Faunia, en Madrid; el Oceanográfico, en Valencia; l’Aquàrium de Barcelona…También podemos encontrar teatro infantil, cine en 3D… Las oportunidades que alberga la ciudad son inagotables. Esta Semana Santa no hay excusa para quedarse en casa.

Aquí en contrarás consejos prácticos para tus vacaciones.