¿De quién es esa cola?

Un libro pequeño con solapas gigantes para que disfrutéis con vuestros hijos a las adivinanzas. ¿Quién se esconde en cada página? Leed el texto rimado y fijaos en el dibujo para ver si vuestro hijo sabe qué animal hay detrás de cada solapa. Después abridlas y descubrid a unos amistosos animales que os dirán si habéis acertado.

Un avance del primero: “La cola muevo por donde voy. Mira las pistas y di quién soy”. Y ahí va el segundo: Mi cola es blanca, requetesuave. ¿Cuál es mi nombre? ¿Alguien lo sabe?
Otros títulos de la misma colección son ¿De quién es esta nariz? y ¿De quién son estas rayas?

Más información: www.combeleditorial.com

Explosión emocional en las aulas

Desde hace más de una década, los programas sobre Educación emocional se extienden como la pólvora por los colegios de medio mundo. Todo empezó con la popularización del concepto “inteligencia emocional” a mediados de los años 90. España no ha quedado al margen de una tendencia al alza que aspira a que los alumnos aprendan a manejar sus emociones, consolidar una sólida autoestima y relacionarse con su entorno correctamente.

Conocerse a sí mismo. Quererse en plenitud, equilibrar virtudes y defectos, integrar armónicamente las habilidades y carencias con las que todos transitamos por la vida. Saber domesticar nuestras emociones, entender de dónde vienen, cuándo y por qué aparecen y se van, comprenderlas para que no nos abrumen. Poner, a fin de cuentas, algo de orden en ese revoltijo psicoemocional que, en mayor o menor medida, resulta inherente al ser humano

En los últimos tiempos, el aprendizaje de aquellos recursos normalmente agrupados bajo el paraguas “inteligencia emocional” se ha ido colando lentamente por las rendijas del currículum y los horarios escolares. Hablamos de un fenómeno que arrancó en EEUU y que ha crecido de forma casi paralela a la popularización del término acuñado en 1995 por Daniel Goleman en su obra homónima. Sólo un año más tarde, en 1996, la Universidad de Columbia ya había fundado un Centro para la Educación Emocional y Social como parte de su Facultad de Magisterio. Y desde entonces, padres y profesores se han ido acostumbrando a oír hablar –cada vez con mayor frecuencia– sobre la necesidad de atender la dimensión emocional del alumnado.

Sociedad cambiante

Ahora proliferan por las aulas de medio mundo programas que aspiran a que los chavales de hoy en día salgan de la enseñanza obligatoria con una mínima capacidad para autogestionarse como personas. En opinión de muchos expertos, no se trata de una frívola moda que solo va a conseguir que los profesores recarguen aún más su apretada agenda de tareas que la sociedad delega en ellos. A nadie escapa que es en la familia donde debería germinar y forjarse (entre otras cosas) una sana autoestima, pero esto no implica ni mucho menos que la escuela tenga que dar la espalda a elementos esenciales de nuestra naturaleza como individuos.

Según Javier Urra, doctor en Psicología y autor de varios libros sobre infancia y juventud, la tendencia al alza de la Educación emocional en los colegios encuentra sólidas raíces en los comportamientos de las nuevas generaciones. “Muchos orientadores y psicopedagogos nos dicen que cada vez ven en las aulas a chicos y chicas más psicopáticos, más duros e insensibles. Insensibles con los compañeros en clase, con los padres en el hogar… Esto preocupa mucho a nuestra sociedad, ya de por sí muy estresante para el conjunto de la población y también para los más pequeños”.

Por su parte, Fátima Sánchez, directora del Área de Educación de la Fundación Botín, sostiene que el impulso de este tipo de aprendizaje menos académico se explica en parte porque “estamos en un momento difícil, y cuando las cosas no funcionan, buscamos nuevas fórmulas más creativas”. Desde 2004, dicha fundación tiene en marcha su programa Educación Responsable, una iniciativa para trabajar la vertiente emocional del pupilo en un buen número de centros cántabros. El programa ha suscitado gran interés entre la comunidad educativa española, y es probable que en un futuro próximo se extienda por otras regiones del país.

Urra estima que la necesidad de fomentar el dominio de las propias emociones desde edades tempranas también responde a la inestabilidad intrínseca a los tiempos que corren. “Vivimos en una sociedad que se modifica continuamente; ya no existe esa seguridad laboral o en la pareja…, todo esto se está difuminando, y en esa nueva complejidad, hay que educar para manejarse y saber adaptarse a cambios que se producen a gran velocidad”, asegura.

Razón y emoción

En realidad, aunque existan factores que han acelerado la demanda de estrategias didácticas que muestren a nuestros hijos el camino para pisar fuerte como personas sin dejar de empatizar con el otro, no hablamos de un ingrediente escolar de nuevo cuño. En el imaginario colectivo docente, siempre ha sobrevolado el ideal de profesor que se preocupa por cómo se sienten sus estudiantes, que promueve los talentos de cada uno y se muestra transigente allí donde más flaquean. Que les mima y les escucha y les ayuda a conocerse mejor, a sentirse bien consigo mismos. Como afirma Fátima Sánchez, “científicamente no podemos desligar razón y emoción, y hasta ahora el profesor, como buenamente ha podido, ha intentado capear con la faceta menos cerebral de su alumnado”.

Lo que sí resulta novedoso es la incorporación de ese ingrediente al aula de manera sistemática, organizada, consciente. O como afirma Fátima Sánchez, “explícitamente”, con actividades concretas que aborden cuestiones específicas adaptadas a la edad del alumno, tal y como hacen los centros que participan en el programa emprendido por su fundación. Aún así, tanto Sánchez como Javier Urra coinciden al señalar que la Educación emocional ha de hacerse hueco en las escuelas de forma transversal, no como una asignatura que se imparte una o dos veces por semana y se obvia el resto del tiempo lectivo.

Al doctor en Psicología se le ocurren, a bote pronto, varias ideas para trabajar las emociones en clase: “Buscando la interrelación entre niños y niñas o entre grupos de amigos diferentes; aprovechando las noticias para que se pongan en el lugar del otro; escuchando una partitura de Vivaldi, dejando que el alumno exprese sus sentimientos al oírla, tratando de comprender cómo se sentía el autor al componerla…, hay muchas vías posibles para explorar la emoción en los colegios”.

Autoestima y empatía

En ocasiones, la Educación en valores (con más trayectoria en los colegios españoles) y la emocional convergen, se confunden y solapan. Podríamos delimitar ambas esferas asignando –como principal objetivo– a la Educación en valores el respeto y amor por el prójimo, y a la emocional, idénticos conceptos pero aplicados hacia uno mismo. Pero esta división se antoja artificial y forzada si consideramos que la misma noción de inteligencia emocional abraza ambas direcciones, es decir, hacia el exterior y el interior de cada uno. No en vano, Urra sostiene precisamente que los enfoques actuales “inciden mucho en la autoestima, el autoconocimiento, y dejan más de lado la empatía, la comprensión del otro, los sentimientos de pertenencia a un grupo social y, en última instancia, a un planeta”.

En cualquier caso, resulta innegable que la enseñanza está viviendo una suerte de despertar emocional, una pequeña revolución que pone en cuestión la didáctica tradicional y las expectativas que depositamos en la escuela. Revolución de menor calado que aquella provocada por la irrupción masiva de las nuevas tecnologías, aunque quizá más relacionada con la misma de lo que pensamos. Primero, porque las TIC están transformando el papel del profesor y le están otorgando más tiempo para tratar de forma individualizada a sus alumnos. Segundo, porque el cambio tecno-educativo ha provocado una evolución d
esde un aprendizaje basado en contenidos hacia otro en el que adquirir competencias figura como prioridad. ¿Y qué mejor competencia para enseñar a nuestros estudiantes que el ser capaces de enfrentarse a la incertidumbre del futuro con los pies en el suelo y la cabeza bien alta?

Mucho por avanzar

Aunque la Educación emocional se abre con paso firme en las escuelas españolas, nuestro país se sitúa todavía muy por detrás de otros a este respecto. EEUU y los países anglosajones fueron pioneros en su preocupación explícita por trabajar emociones con los alumnos dentro del ámbito escolar. Alemania también ha avanzado mucho en este sentido durante los últimos tiempos, así como algunos países asiáticos como Singapur. Dentro de nuestras fronteras, Cantabria, la Comunidad Valenciana y otras regiones han establecido programas específicos (masivos en el primer caso, más minoritarios en el segundo), pero en líneas generales hablamos de un aspecto de la enseñanza que apenas empieza a dar sus primeros pasos. Como afirma el doctor en Psicología Javier Urra, aún existe un “gran analfabetismo emocional en nuestro sistema educativo. No se educa para manejarse en la ruptura, para aceptar la frustración, algo esencial en la vida. Tampoco a saber digerir las gratificaciones y a buscar la armonía y el equilibrio interior”.

Diferencia por edades

Resulta casi una perogrullada afirmar que no es lo mismo tratar de educar emocionalmente a un tierno infante de 2º de Infantil que a un adolescente en plena turbulencia hormonal. Es algo que en la Fundación Botín tuvieron claro desde el principio al diseñar su programa Educación Responsable. Según Fátima Sánchez, directora del Área de Educación de la fundación, “un niño pequeño es emocional y creativo por naturaleza, no tiene cortapisas, te da un beso, un abrazo, cualquier manifestación emocional sin problemas, lo mismo que el llanto… No están aún condicionados. Y, a medida que van creciendo, los profesores nos cuentan que la sociedad hace que esa parte emocional y creativa se vaya matando”. Cuando el alumno llega a la adolescencia, continúa Sánchez, su interés se centra “en la búsqueda de identidad, y por lo tanto tenemos que volver a trabajar muchísimo la autoestima dentro del respeto a su creciente independencia. Nos centramos ante todo en que aprendan a entender cuáles son sus cualidades y hacia dónde quieren potenciarlas”.

En cuanto al tipo de actividades, los centros implicados en Educación Responsable trabajan emociones básicas (alegría, tristeza, sorpresa…) a través de los cuentos durante las edades más tempranas. Y para los más mayores, se despliega un amplio surtido de posibilidades entre el que se incluyen desde la expresión a través de las artes plásticas hasta todo tipo de materiales audiovisuales.

Lectoescritura

El pasado mes de noviembre se celebró el congreso “Proceso lectoescritor para favorecer la comprensión lectora”, que puso de manifiesto la importancia de este método que resumiremos en una frase: “Aquel que lee y no entiende no es más sabio que quien no sabe leer”. Los pasados días 11, 12 y 13 de noviembre tuvo lugar el Congreso Internacional “Proceso lectoescritor para favorecer la comprensión lectora” a través de dos vías: presencialmente en Madrid y a través de Internet, lo que dio difusión y participación al evento,seguido por más de 1000 docentes en todo el mundo.

Pero es necesario comenzar por explicar qué es la lectoescritura y en qué medidas implica a las familias. Según Andrés Díaz Marrero, la lectoescritura es un proceso y una estrategia. Como proceso lo utilizamos para acercarnos a la comprensión del texto. Como estrategia de enseñanza-aprendizaje, enfocamos la interrelación intrínseca de la lectura y la escritura, y la utilizamos como un sistema de comunicación integrado.

Van de la mano

La lectura y la escritura son elementos inseparables de un mismo proceso mental. Por ejemplo, cuando leemos, vamos descifrando los signos para captar la imagen acústica de estos y simultáneamente los vamos cifrando en unidades mayores: palabras, frases y oraciones para obtener significado. Cuando escribimos, ciframos en código las palabras que a su vez vamos leyendo para asegurarnos de que estamos escribiendo lo que queremos comunicar. Son dos procesos, por lo tanto, que van de la mano.

Si bien la lectoescritura necesita de mecanismos motores: ojos, manos y en ocasiones oídos, el proceso de cifrar, descifrar e interpretar es función del intelecto. El propósito fundamental de la lectoescritura es construir significados. Conociendo su proceso podemos diseñar y ofrecer actividades dirigidas a desarrollar y refinar destrezas lingüísticas necesarias para una mejor utilización de las artes del lenguaje y comprender mejor los mensajes. La enseñanza de lectoescritura consiste en proveer actividades que estimulen el desarrollo de destrezas de codificación, descodificación e interpretación de contenidos textuales. De hecho, según el Informe PISA de 2003, “un lector competente es el individuo capaz de comprender, reflexionar y usar cualquier tipo de texto, con la doble finalidad de desarrollar el conocimiento personal y participar en la sociedad”, algo que, atendiendo a los resultados de este informe de la OCDE, no se está consiguiendo, por lo que se antoja fundamental saber educar en esta dirección.

Ante esto los profesionales de la educación se preguntan ¿existe una disociación entre los procesos de enseñanza-aprendizaje que se llevan a cabo en los centros y lo que la sociedad espera de los alumnos? La clave para resolver este problema reside en analizar y reflexionar en el cambio que se ha producido hoy sobre la concepción de qué es leer y en consecuencia de lo que significa comprender.

Amar la lectura

El congreso fue una muestra de los esfuerzos que la comunidad educativa está desarrollando en pos de conseguir nuevas vías para la enseñanza de la lectoescritura. Las experiencias de los ponentes de los países que han obtenido las puntuaciones más altas en el pasado Informe PISA, Shangai y Finlandia, así como de otros con similitudes con España, como es el caso de Italia, con la participación del reputadísimo Francesco Tonucci que aportó ideas, información y desarrollo para los docentes que acudieron a la cita. A nivel práctico, algunas de las claves que desde el Congreso se señalaban para enseñar a comprender son crear un contexto en el que la lectura tenga sentido, analizar cuidadosamente el texto que se va a leer con el alumnado, establecer unas metas específicas de comprensión, atender a dos niveles de comprensión: lo que el texto dice y la situación a la que se refiere, atender a las diferencias individuales, modelar los procesos de comprensión en voz alta o compartir la comprensión entre el alumnado.

No obstante, es fundamental que los niños accedan a la lectura desde el amor a la misma. Desde la Asociacón Mundial de Educadores Infantiles, organizadora del congreso, dejan claro que “los expertos coinciden en un punto: La relación afectiva con los libros, la lectura y el hecho de leer, condiciona la existencia de grandes lectores y en la necesidad de partir de situaciones reales, conflictos y problemas cercanos para provocar la ejercitación con dificultad progresiva de situaciones “globalizadas” de enseñanza-aprendizaje”.

En diez pasos. De estos factores que comentamos y de lo expuesto en el Congreso, derivan las 10 claves “para leer”, que podemos poner en práctica con nuestros hijos en casa y que servirán para que crezcan en su comprensión lectora:

“Las 10 claves para leer”

  • Convivir con un mundo letrado.
  • Facilitar aprendizajes interrelacionados.
  • Leer en voz alta para ellos y con ellos.
  • Escribir conjuntamente.
  • Tener en cuenta las relaciones entre lengua oral y lengua escrita.
  • Animar al niño o niña a experimentar leyendo y escribiendo.
  • Considerar el valor del tiempo y de la espera: no todo es inmediato.
  • Valorar más los aciertos que los errores.
  • Usar materiales del medio.
  • Hablar de la lectura y de la escritura.

"Un niño que no conoce la frustración no podrá ser feliz de adulto"

Haga un ejercicio: respire siendo consciente de lo está haciendo. Verá qué diferencia. Escuche la voz de Frank Sinatra con atención. Note cómo se acelera su pulso.

Ponga sus sentidos en ver, oler y escuchar el paso firme del otoño hacia el invierno, con las hojas rojas crujiendo bajo sus pies. Verá cómo todo es diferente. Muchas veces huímos de los tópicos, pero en ocasiones, los tópicos esconden verdades que conocen abuelos y nietos. Refranes y dichos populares anidan en las conversaciones de los tertulianos y en las barras de las cafeterías, y muchas veces son menospreciados, precisamente, por la manía de recurrir a lo usado para sobrevivir. Lo malo de esto es, precisamente, que esos lugares comunes, esas frases gastadas que sirven para rellenar silencios de ascensor o primeras citas, pierden eficacia y se esconden en el cajón de los trastos viejos por mucha razón que guarden: “Las cosas no son menos ciertas porque les prestemos menos atención. En ese punto es donde está la felicidad, en saber valorar lo cotidiano”.

Pues bien, hay uno de esos tópicos que ha ido diluyéndose entre primas de riesgo y neologismos tecnócratas: la felicidad se esconde en los gestos aparentemente más sencillos: “No es una cuestión de conformarse con las lentejas, sino de aportarle trascendencia a aquellas cosas que, precisamente por su cotidianidad se han convertido en habituales y, en demasiadas ocasiones, en secundarias: el café de la mañana, un fin de semana de viaje con tu pareja, preparar una cena a tus amigos que visitan tu casa o sorprender a tu madre con un regalo”. Actos frecuentes que perdieron la vitola de especiales, sin que percibiéramos que eran los que realmente rellenaban nuestras vidas. Ya saben aquello que decía Lennon sobre que la vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes. Pues es cierto: uno se descuida y se olvida de vivir, se olvida de la consciencia en sus actos. Respira, come o ama por inercia. Y eso es inadmisible. Antonio San José es uno de los grandes periodistas de nuestro país. Y se dio cuenta, tras acabar su aventura en CNN+, que había algunas cosas que le hacían feliz, y que necesitaba contarlas: “El placer de las pequeñas cosas” trata de aquellos resortes que están en nuestra vida cotidiana y que, bien apreciados y disfrutados, pueden proporcionarnos felicidad. Una felicidad accesible, posible y cercana. Placeres sencillos para que el oficio de vivir merezca más la pena”.

P. Pero usted venía del cierre traumático de CNN+, algo que había visto nacer…

R. Y no fue sencillo. Aquella fue una aventura apasionante y ahora cada vez quedan menos lugares en la televisión para ejercicios como el de CNN, pero en la vida hay que saber levantarse. Por eso me puse a escribir.

P. La eterna duda entre audiencia y calidad…

R. En realidad, no tiene por qué ir separado. Cierto es que la información en televisión tiene que acompasarse, poco a poco, a los nuevos usos del público. Seguramente iremos viendo una transformación en los modos y maneras de hacer periodismo en televisión, y aunque soy crítico con la televisión que se hace, el ejemplo de TVE es una buena noticia.

P. En su libro habla de pequeños rituales, pero huye de las catarsis, de las experiencias únicas.

R. No es cierto. En realidad de lo que hablo es de hacer de cada experiencia algo único. En ocasiones soñando con una gran felicidad imposible, dejamos de reparar en placeres cotidianos que bien aprovechados elevan nuestro estado de ánimo y nos proporcionan una felicidad pequeña y confortable, pero muy real. La acumulación de todos esos pequeños momentos es la que da como resultado una tasa vital de felicidad razonable. De hecho, muy razonable.

P. Con la que está cayendo, casi parece un ejercicio de masoquismo lo que propone…

R. No son tiempos fáciles, desde luego, pero la felicidad es una actitud que está en nosotros mismos. Si la hacemos depender de los demás, políticos incluidos, será realmente difícil que la logremos.

P. La felicidad, ¿nos convierte en mejores personas?

R. En el fondo se trata más bien de una necesidad. En tiempos tan duros como los que estamos viviendo no hay que renunciar a disfrutar de una sonrisa, un libro, un café compartido o un paseo por un lugar que nos gusta especialmente. Todo ello nos hace mejores personas.

P. Tiene usted un oficio en el que todas estas cosas se valoran difícilmente por culpa del tiempo…

R. Es uno de los males del periodismo, sí; pero, aunque la prisa no está mal siempre que no se transforme en atolondramiento, vivir más despacio, sin caer en la pachorra o el desinterés universal, resulta mucho más recomendable. Desde luego, hace que vivamos conscientemente y esa es la primera premisa para poder percibir, apreciar y valorar lo que nos rodea.

P. En el fondo, hablamos de una manera de vivir que puede trasladarse a la educación de nuestros niños.

R. Desde luego. Se trata de educar a los niños para que sean felices y eso no implica darles todos los caprichos ni hacerles consumidores precoces. Un niño que no conoce la frustración no podrá ser plenamente feliz nunca de adulto, porque la vida está llena de renuncias y de situaciones adversas a las que hay que saber hacer frente con inteligencia. Esa tarea educativa es apasionante, imprescindible… y muy difícil.

P. Supongo que algunas de estas cosas reflejarán vivencias, recuerdos, anhelos…

R. Siempre que se escribe algo resulta inevitable recurrir a las propias vivencias, aunque en el fondo lo importante es que cada uno sea capaz de analizar qué cosas le llenan, le satisfacen. Este libro puede dar pistas, porque muchas las compartimos, pero no es un dogma: cada uno debe rellenar sus propios capítulos.

¿Funcionan las Escuelas de Madres y Padres?

Más del 40% de los padres españoles reconoce que no sabe educar a sus hijos. También es cierto que en muchos centros educativos se están llevando a cabo Escuelas de Madres y Padres; no obstante, la participación no es la que se espera y muchas acaban fracasando y desaparecen. ¿Qué está ocurriendo?

En la actualidad vivimos en una sociedad cambiante y muy exigente en la que ya no es suficiente con “educar como nos han educado a nosotros”. El contexto ha cambiado y sigue evolucionando: una gran diversidad de familias, multiculturalidad, etc. Por tanto, necesitamos adquirir nuevas herramientas que nos ayuden a afrontar nuestra tarea educativa en las mejores condiciones posible. Una buena forma de hacerlo es a través de las denominadas Escuelas de Madres y Padres (EMP).

¿Qué se trabaja? Como ya hemos destacado, existen multitud de EMP y son muy diferentes entre sí. En general, están basadas en una sere de “charlas” donde algún especialista, como por ejemplo un psicólogo, un pedagogo o un docente imparte una conferencia sobre un tema específico. Además, se suele caer en una repetición excesiva de temas bastante tópicos y esto cansa a los padres que acaban por aburrirse y dejar de asistir a las mismas. No solo es importante qué se trabaja sino cómo y hay que destacar que la metodología que se usa es bastante “aburrida”: el especialista expone un tema, imparte su conferencia y las madres y los padres la escuchan. Lo ideal sería trabajar para que se lleven a cabo unas metodologías activas donde los padres asistentes se sientan auténticos protagonistas y no espectadores pasivos.

¿Quién las organiza? Normalmente, la EMP suele estar organizadas por:

Colegios e institutos: Son EMP promovias, en su mayoría, por las AMPAS de los centros educativos. En otros casos, son organizadas por los Departamentos de Orientación de los centros o bien por los gabinetes psicopedagógicos municipales.

Asociaciones: Son EMP organizadas por asociaciones que se centran en algún problema específico como por ejemplo: TDAH, altas capacidades, autismo, etc.

Entidades de carácter privado: Están organizadas por gabinetes psicopedagógicos.

Fracaso de las EMP. A pesar de los intentos en que funcionen y las familias participen, son muchas las que acaban fracasando. A continuación se detallan los errores más comunes:
• Hay una repetición excesiva de algunos temas y contenidos que se trabajan: las drogas, el bullying, la anorexia, etc.
• Se llevan a cabo en horarios a los que muchos padres les es imposible asistir.
• Los temas se tratan con una excesiva especificidad y con un lenguaje demasiado técnico. Se precisa un lenguaje claro, directo y sencillo para “poder llegar” a todas las familias. Además, es necesario que los padres vean que aquello que se les está presentando es útil y práctico para ellos: están hartos de teorías educativas. Es comprensible.
• Las EMP se suelen estructurar en una serie de charlas o conferencias impartidas por expertos que imparten su ponencia y “desaparecen” sin volver a tener contacto con esos padres y madres. Algunos padres se cansan de esto y abandonan. Les gustaría un mayor seguimiento y que las charlas no fueran tan dispares.

Un nuevo modelo. Es urgente que trabajemos (todos) en un nuevo modelo de Escuela de Madres y Padres basado en la participación real y activa de las familias. Ha de ser un lugar donde se ofrezca una auténtica formación, poniendo a disposición de las familias, unas pautas claras y unas herramientas para que puedan desarrollar de la mejor manera posible su tarea educativa diaria. En estas EMP los padres se eben sentir los verdaderos protagonistas en las sesiones compartiendo experiencias, opiniones, sugerencias, etc. Para conseguir esto, es fundamental que se impliquen los centros educativos y los docentes en la organización y el desarrollo de EMP con un objetivo claro: “Acercar la escuela a los padres y a la inversa” para mejorar las relaciones entre las familias y las escuelas, que en la actualidad no pasan por uno de sus mejores momentos.

Un buen ejemplo de este “nuevo modelo de escuela de padres” lo podemos encontar en el proyecto de la Universidad de Pades on-line de José Antonio Marina: www.universidaddepadres.es. z

  • Óscar González es fundador y director ejecutivo de Alianza Educativa.

Universidad presencial

  • Contenidos para todo el curso y clases mensuales impartidas por la misma persona.
  • Metodología activa: los padres comparten sus miedos, dudas, experiencias…
  • Aprovecha las nuevas tecnologías para crear una auténtica Comunidad de Familias interesadas en mejorar la educación.
  • Biblioteca para madres y padres con todos los libros sobre cómo educar en colaboración con la Biblioteca Pública Municipal.
  • Edición de un Boletín en el que colaboran familias, docentes y alumnos.
  • Semana Educativa en la localidad, organizando actividades educativas tanto para los niños como para los padres.
  • Colaboración con profesionales de reconocido prestigio como: Javier Urra, José Antonio Marina, Pedro García Aguado, Rolando Martiñá, etc.

‘El violín de Pazlús’ ayuda a los niños del Congo

En la República Democrática del Congo, los jóvenes y los niños viven en un entorno heredero de la violencia. Kike y Andoni, en representación de la Fundación Orbayu, fueron a conocer el problema directamente y decidieron que había que hacer algo. Su reto: conseguir 100.000 euros para financiar una casa de acogida para menores de tres años y una cooperativa-taller de oficios.

Kike y Andoni, dos alumnos de ESIC Business & Marketing School y voluntarios de la Fundación Orbayu –organización cuya finalidad es conceder microcréditos para el desarrollo–, visitaron este verano Kisangani, en la República Democrática del Congo donde conocieron el centro de acogida de adolescentes y la escuela de niñas de la Congregación Padres Protectores del SCJ, uno de los ejes de la Fundación Orbayu. Allí, muchos bebés y niños son abandonados en la calle. Sin embargo, el centro no cuenta con instalaciones adecuadas para atender a menores de tres años. Además, cuando ya son jóvenes, abandonan la escuela sin una formación profesional y sin acceder a un trabajo, y se ven tentados a unirse a grupos violentos para salir adelante.

Kike y Andoni decidieron que había que hacer algo, y se propusieron lo que llamaron el #ProyectoCongo: conseguir financiar una casa de acogida para los menores de tres años, y una cooperativa-taller de oficios para que los jóvenes aprendieran albañilería, carpintería, mecánica, electricidad o conducción de moto-taxis; en definitiva, un oficio que les permita vivir de ello. Proyecto para el que se necesitan 100.000 euros. Aquí es donde entra en juego El Violín de Pazlús, un cuento ilustrado sobre la guerra fruto de la investigación de su ilustrador, Jacobo Muñiz, sobre los dibujos realizados por los niños durante la guerra civil española, y que es todo un alegato a nuestra capacidad de mejorar el mundo que nos rodea. Para conseguir financiar el #ProyectoCongo, los voluntarios de Orbayu se proponen vender 10.000 ejemplares del álbum: todo un reto.

Los ingresos procedentes de la venta de este libro irán destinados a financiar el Proyecto. Es difícil de conseguir, pero gracias al esfuerzo de los voluntarios y a los apoyos conseguidos por ellos, se puede conseguir.

Además de la Fundación Orbayu, entre estos apoyos figura Dreamtellers que ha realizado materiales audiovisuales y asesorado a los voluntarios en el diseño y ejecución de la campaña de comunicación; Syllabus Ediciones que gestiona la edición, producción y distribución del cuento de manera gratuita; el autor, Jacobo Muñiz, que ha cedido el 50% de sus derechos de autor al proyecto; y además, empresas como VIPS o Micropolix que han ofrecido sus espacios de venta y renuncian a todos sus beneficios sobre la venta del libro.

Aparte, los voluntarios también han organizado diversas acciones para difundir el proyecto y conseguir más venta como una Fiesta Erasmus, el campeonato Orbayu Skate Contest, además de colaboraciones de los alumnos ESIC con sus antiguos colegios, donde han podido enseñar a los niños a ayudar a los demás mientras recaudan fondos para el #ProyectoCongo.

Conexión on line familia-escuela

Una mesa redonda celebrada durante el último Encuentro Internacional EducaRed abordó cuestiones como la implicación de las familias o su formación TIC.

Aunque el público objetivo del VI Encuentro Internacional EducaRed fueron los profesores más innovadores de este país, la organización también reservó en su abultada agenda algunos espacios en los que se abordaron temas que apuntan directamente al papel que deben jugar los padres en esta nueva era de aprendizaje digital.

Quizá el momento más reseñable en lo que atañe a los progenitores fue la mesa redonda “Familia y Educación”, que moderó Marián Juste, directora de Programas Educativos en Fundación Telefónica. Cuatro fueron los invitados a participar en la mesa: Luis Carbonel, presidente de Concapa (Confederación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos); Jesús María Sánchez, presidente de Ceapa (Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos); Merce Reig, de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya; y Charo Sabada, investigadora de la Universidad de Navarra que colabora activamente con el Foro Generaciones Interactivas.

En sintonía con el espíritu participativo y dinámico que inspiró todo el encuentro, cuenta Marián Juste que “la mesa se desarrolló con una metodología diferente: en lugar de que hablaran los cuatro ponentes y al final hubiera un turno de preguntas para el público, cada pregunta que yo hacía se la formulaba primero a los panelistas y luego al público, de modo que en cada pregunta pudo intervenir cualquier asistente”.

La primera cuestión lanzada por la directora de Programas Educativos de Fundación Telefónica tuvo que ver con la implicación de las familias en la Educación de sus hijos. Y el debate giró en torno a si las éstas deben afrontar esta duda permanente desde una óptica protectora, ayudando en todo lo posible a sus retoños, o más bien adoptar una postura más distante que fomente la independencia del niño a la hora de hacerse cargo de sus quehaceres escolares. “Planteé este dilema: ¿es mejor educar en la responsabilidad y autonomía y que el niño sea el que haga sus propios deberes, o más bien en la supervisión y el acompañamiento continuo. La conclusión a la que llegamos es que el ideal pasa por utilizar ambas estrategias de manera conjunta”.

También se habló largo y tendido sobre hasta qué punto han de involucrarse las familias en el funcionamiento y organización del centro al que acuden sus hijos. Por una parte, quedó constancia de que las nuevas tecnologías han permitido agilizar las relaciones familia-escuela. “Todos coincidieron en que las TIC permiten implicarse mucho más en el día a día escolar, ya que ahora resulta posible establecer redes entre padres, entre padres y profesores, enviar notas on line… Está claro que en la actualidad la comunicación es mucho más fluida”, señala Juste. Por otra, hubo consenso en cuanto a los límites de dicha implicación, la cual, según la opinión mayoritaria, no debería adentrarse en el diseño del proyecto pedagógico, una cuestión que debería competer sólo al centro.

En cuanto al papel de las ampas, el publico y los panelistas convinieron en que en la actualidad éstas pueden galvanizar sus actividades sirviéndose de herramientas digitales. No en vano, cada vez son más las asociaciones de padres y madres que crean páginas web, blogs, etc, con el fin (entre otros) de facilitar el acceso a información de todas las familias con hijos escolarizados en un centro concreto.

Un último tema abordado en la mesa redonda fueron los riesgos para los menores de la navegación internauta. Según Juste, “quedó claro que las familias no pueden quedar ajenas a esto, que deben de formarse para que puedan orientar a sus hijos en el uso seguro de internet y participación en las redes sociales, y también para que puedan ayudarles en su proceso de aprendizaje”. También preguntó Juste sobre si se debe restringir o promover el uso de las TIC entre los menores. Sólo una persona se mostró a favor de limitar su acceso; el resto apostó por fomentar un uso responsable, ya que sus ventajas ganan por goleada a sus posibles inconvenientes.

Multitarea y diversión al aprender

Psicoterapeuta de niños y adolescentes durante un tiempo, Lerner alberga dudas sobre las transformaciones cognitivas que el uso masivo de nuevas tecnologías está produciendo entre nuestros hijos.

“Indudablemente hay cambios”, sostiene, “aunque aún no está claro cuáles son. Existe una gran polémica al respecto. Desde Don Tapscott, que canta loas a lo que la virtualidad está produciendo entre los nativos digitales (una nueva inteligencia individual y colectiva que nos llevará al paraíso), hasta Nicholas Carr, quien plantea que internet está destruyendo la capacidad de profundizar de los chicos”. Sobre el cada vez más popular concepto de multitarea, el peruano estima que es cierto que “los chicos son ahora capaces de hacer muchas cosas al mismo tiempo, aunque también se cansan muy rápido ante cualquier texto que implique esfuerzo sostenido”.

Otro asunto que Lerner aborda con frecuencia en su blog son las conexiones entre juego y aprendizaje, es decir, el aspecto lúdico de la enseñanza. Según su opinión, “aprender debe producir placer, y cualquier proceso intelectual, cuando es placentero tiene más posibilidades de trascender. Pero el aprendizaje no puede reducirse al juego, como el amor no se reduce al orgasmo. También debe haber esfuerzo, sacrificio, ensayo y error, desilusión, etc.”. Lerner se muestra, por otra parte, entusiasta ante las posibilidades educativas de las nuevas formas de entretenimiento: “debemos preguntarnos qué puede aprender la Educación de los videojuegos, que en realidad no son puro placer…”.

Valores e infancia en internet

Un congreso celebrado el pasado noviembre en Madrid puso de manifiesto la importancia de que los menores tengan en cuenta los peligros de internet.

Hasta qué punto están expuestos nuestros hijos ante los peligros reales que acechan en el mundo virtual? ¿Resulta eficaz la transmisión de valores vía on line? ¿Comprenden los padres el cambio de paradigma pedagógico que ha traído consigo el desembarco masivo de las nuevas tecnologías en la escuela? Estas y otras muchas cuestiones fueron tratadas el pasado noviembre en Madrid durante el transcurso del Congreso “Creo en Internet”, un evento de autoafirmación sobre las bondades de la red de redes y de prevención ante sus inconvenientes potenciales. El evento fue organizado por Tu Reputación en Internet (Trei) y Revaloria, una organización sin ánimo de lucro que pretende difundir valores cristianos por internet. Tuvo lugar en el distrito C de Telefónica y a él acudieron 400 asistentes de 20 países distintos.

Con una filosofía dinámica y participativa, el congreso se movió en torno a dos ejes fundamentales. En primer lugar, se dieron a conocer casos de éxito, experiencias prácticas y trucos útiles en la comunicación de valores en internet. Por otra parte, se abordó en profundidad el uso de recursos interactivos con fines educativos y el papel de los menores ante la red, con especial atención a las redes sociales como nueva forma de relacionarse.

A través de la ponencia de Chema Alonso, hacker informático y cómico, se pudo ver cómo él mismo hackeaba su ordenador, y cómo los menores pueden saltarse los filtros y entrar en cuentas ajenas. Por ello, aseguró Alonso, resulta muy importante usar bien las nuevas tecnologías, ya que “la gente no sabe utilizarlas, por lo que deberíamos poner un papelito en la webcam que dijera ‘¡pueden espiarte!’”.

Por su parte, el locutor de radio y director de su propio programa en Cadena 100, Javi Nieves, fue el encargado de moderar la mesa redonda Nuestros hijos en internet, en la que intervino Yago Fandiño, responsable de contenidos infantiles de TVE; Sebastián Muriel, VP de Desarrollo Corporativo de Tuenti; Miguel Comín, director de la Fundación Alia2; Pablo Sánchez Carmenado, director de marketing de Editorial Palabra; y José Antonio Luengo, adjunto al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

El evento, al que asistió público de Portugal, Luxemburgo, Italia, Polonia, Argentina y México, entre otros países, contó con otros ponentes como Gustavo Entrala, director de la agencia 101; Jack Valero, coordinador CatholicVoices; Antonio Gallo, de DOG Comunicación; José Martín Gutiérrez Cabiedes, fundador de la fundación Hazlo-posible; Asís Martín de Cabiedes, director de Europa Press; Enrique Banús, uno de los mayores autores de artículos para Wikipedia; Raúl Recuero, director de estrategia de la película “La última cima”; Isidro Catela, jefe de prensa de la Conferencia Episcopal; Julián García Villalobos, de la dirección de Educación de la ONCE; Jorge Flores, director de Pantallas Amigas; José Antonio Ritoré, de Obra Social Caja Madrid, Luisón Lassala, de Internet Safety Advisory Council of Ireland; y Mariano Castillo, director de la CECE (Confederación Española de Centros de Enseñanza).

En otra mesa redonda que gozó de un gran poder convocatoria y fue seguida con sumo interés por los asistentes, Gumersindo Lafuente, adjunto al director y responsable de estrategia digital de El País; Ángel Expósito, director de informativos de ABC Punto Radio; y Carlos Salas, director de Lainformacion.com; hablaron sobre ¿Cómo se están comunicando los valores en internet en el siglo XXI?

Focus group en la familia

El director general de Telefónica Latinoamérica y vicepresidente del Foro Generaciones Interactivas, Manuel Echánove, desglosó durante su ponencia las actividades del foro desde que éste se pusiera en marcha hace unos cuatro años.

Echánove arrancó su intervención exponiendo cuánto ha aprendido, gracias a sus hijos, sobre los obstáculos que se les plantean a los padres a la hora de educar en la era digital. “Yo en casa”, dijo en tono de humor, “tengo un pequeño focus group: diez hijos, siete fieras y tres princesas. A pesar de que llevo en el mundo de las telecomunicaciones muchos años, este focus group me ha ayudado a entender las dificultades que tenemos las familias en la formación de nuestros hijos, chavales que se mueven constantemente en un entorno digital”. El director general de Telefónica Latinoamérica añadió que su decena de retoños también le ha mostrado en vivo y en directo cómo los niños y jóvenes de ahora valoran y se relacionan con todas las pantallas que manejan: el móvil, el ordenador, la televisión…, así como “lo ingenuos e inocentes que pueden llegar a mostrarse cuando se mueven en ese entorno digital”.

Siempre con la ironía como trasfondo, Echánove continuó afirmando que llegó un momento en que el focus group familiar se le quedó pequeño, y que por eso se convirtió en uno de los máximos impulsores de Generaciones Interactivas. Y anunció que el foro se centrará, durante 2012, en la formación de padres y profesores, así como en promover que “el currículum escolar incorpore la formación en el uso responsable de las nuevas tecnologías”.