Smartick: mejorar en matemáticas… y en autoestima

Las matemáticas son, quizá, la asignatura que menos simpatía despierta. Encontrar una fórmula para enseñarlas de un modo divertido, eficiente y atractivo para el niño es una tarea difícil, pero parece que Smartick lo ha logrado.
“Es como un juego para ellos, muy motivador, que les encanta”, afirma Mónica Castellanos, profesora de Primero de Primaria en el Colegio Internacional Aravaca, de Madrid. Su centro fue uno de los 33 que durante tres meses han desarrollado una experiencia piloto en la que han participado 1.200 alumnos para utilizar la plataforma de Smartick.

Buen resultado

¿Los resultados? “Los avances en cuanto a cálculo mental, numeración y operaciones han sido muy positivos. Se trabaja la agilidad mental, y algunos aspectos que no se dan en los programas habituales, como contar al primer golpe de vista”, revela. La evaluación de este plan piloto es que el 94% de los participantes (entre los que estaba también un grupo de niños con altas capacidades), mejoró su capacidad de cálculo; el 70% incrementó su nota de matemáticas y más del 50% subió la nota en otras asignaturas.

Smartick es un método de enseñanza online, que da todo el protagonismo al niño, ya que pretende adaptarse al alumno, y no al contrario. Trata de que cada uno alcance su máximo potencial, pero de una forma lúdica y divertida.

Así, el programa se organiza en sesiones diarias de 15 minutos que el escolar puede realizar en el ordenador en el momento en que le apetezca. A través de juegos, se van consolidando distintos niveles, y el niño es consciente en todo momento de sus progresos, ya que se utiliza la técnica del refuerzo positivo. Como premio al final de la semana “pueden abrir una serie de casas (de Einstein, de Aristóteles…) de su mundo virtual, donde hacen actividades, pueden configurar su propio avatar…

Pero, más que eso, lo que les gusta realmente es haberlo conseguido”, apunta Mónica Castellanos. Los padres o profesores ejercen como tutores, y son informados mediante correo electrónico de los progresos de los niños. De hecho, no es necesario que estén presentes mientras ellos hacen los ejercicios.

Aumentar la autoestima

Uno de los puntos más interesantes de Smartick, según sus usuarios, es que aumenta la autoestima de forma muy significativa en los niños. “El cambio, sobre todo en niños que atraviesan por dificultades en el aula o que se estancan, es increíble. Se sienten más seguros, capaces de hacer algo nuevo, se enfrentan a los nuevos retos de forma más positiva, dejan a un lado el ‘yo no puedo’ y se suelen poner al mismo nivel que sus compañeros”, destaca la profesora.

Scholarum publica las notas de selectividad

El buscador de colegios scholarum.es publicará las notas de selectividad de los últimos años de Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana, un primer dato que se debe contextualizar para empezar a conocer a los centros educativos.

En la elección del centro educativo, las familias tienen en cuenta mucha información que les llega através de internet, de amigos, de familiares y de los propios colegios en los que están interesados. A partir de ahora, Scholarum.es ofrecerá un dato más a tener en cuenta en la toma de decisión: la nota de selectividad.

El buscador de colegios recoge la información publicada por el periódico Magisterio –editado por Siena, editora de la revista PADRES– sobre las calificaciones de selectividad de los colegios de Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana en distintos años desde 2006.

Esta información, aportada por las universidades que realizan las pruebas o por las propias consejerías de Educación, será actualizable por los centros siempre y cuando certifiquen el dato con documentación oficial. Además, los colegios aportarán otros detalles que permitirán a los usuarios poner en contexto las calificaciones de selectividad para poder elegir el mejor colegio para sus hijos.

Opiniones de los usuarios

La experiencia de otras familias, de ex alumnos o incluso de los profesores del centro son una información muy útil para valorar en qué medida un colegio responde a lo que se está buscado. Scholarum.es quiere facilitar el intercambio de opiniones y así ayudar a las familias que ahora están en ese proceso.

Por este motivo, la web anima a todos los que la visitan a dejar una opinión sobre los colegios con los que han tenido o tienen relación, ya sea como antiguo alumno o como una familia con hijos en el centro, entre otras posibilidades. Esta relación entre los usuarios será una gran oportunidad para poner de nuevo en contexto la información objetiva que aportan los datos de selectividad.

Puesto que todos los contenidos de la plataforma pueden compartirse en las principales redes sociales que facilitan la participación, la opinión de la comunidad que rodea un colegio será la encargada de valorar las particularidades, las fortalezas o los puntos de mejora de todos los colegios de España.

El espíritu de ‘La Pepa’, vivo 200 años después en los centros

Coincidiendo con la conmemoración del 200 aniversario de la primera Constitución Española “La Pepa”, los alumnos y profesores de los Ciclos formativos de Preimpresión en Artes Gráficas, Diseño y Producción Editorial y Producción en Industrias Gráficas del IES Puerta Bonita, han llevado a cabo una labor de investigación sobre el contexto histórico, social e iconográfico de la época para después realizar el diseño, preimpresión, impresión y postimpresión de una edición especial de la Constitución de 1812 y una revista sobre “El arte de Francisco de Goya en la época de La Pepa”.

Coincidiendo con la conmemoración del 200 aniversario de la primera Constitución Española “La Pepa”, los alumnos y profesores de los Ciclos formativos de Preimpresión en Artes Gráficas, Diseño y Producción Editorial y Producción en Industrias Gráficas del IES Puerta Bonita, han llevado a cabo una labor de investigación sobre el contexto histórico, social e iconográfico de la época para después realizar el diseño, preimpresión, impresión y postimpresión de una edición especial de la Constitución de 1812 y una revista sobre “El arte de Francisco de Goya en la época de La Pepa”.

El proyecto de producción real de una edición especial (200 ejemplares) de la Constitución de 1812, y de la revista (300 ejemplares) son algunos de los  proyectos que se llevan a cabo en la Semana de Producción del IES Puerta Bonita, que este año aprovecha el aniversario

“El problema con el TDAH es que se tiene poca paciencia”

Los héroes de Francis Scott Fitzgerald son tortuosos, quebradizos y llenos de matices, como los primeros años del siglo XX en los que comenzó a adquirir la dimensión de autor que la historia ha terminado por otorgarle con mucho merecimiento.

Fitzgerald nació a finales del siglo XIX y si decimos que comenzó a escribir a principios del siglo XX, es decir, a muy temprana edad, fue porque así sucedió: durante su estancia en el Saint Paul Academy and Summit School de Minnesota, el autor de Suave es la noche o El gran Gatsby pintarrajeaba las tapas de sus libros, dejaba volar su mente con facilidad, se abstraía en las clases y se dedicaba a soñar, seguramente, con Zelda, la mujer que aún no conocía y que, años después, marcó su vida de adulto. Hoy, ese niño no podría haber escrito cuentos. Probablemente hubiera sido víctima de un diagnóstico de déficit de atención por haber tenido la mirada perdida y las tapas de los cuadernos decoradas. Un habitual de nuestras páginas, el psiquiatra Paulino Castells, se rebela junto a su hermana, la doctora en Farmacia Marta Castells, contra los cánones establecidos ante el TDAH y el déficit de atención y nos lo cuenta en su último libro: TDAH: un nuevo enfoque.

 

P. Siendo un tanto genérico, parece haber dos frentes en el estudio del TDAH: quienes lo tratan como a muchas otras enfermedades psiquiátricas y lo intentan solucionar con medicación y quienes la consideran un trastorno conductual y tratan el problema a medio plazo, para lo que hace falta más tiempo, lógicamente. ¿Existe un término medio?

R. Sin duda existe un término medio: el sentido común. Estamos viviendo una supuesta pandemia de TDAH que ha hecho saltar todas las alarmas sociales y es lógico que aparezcan posturas contrarias a la medicación a ultranza.

P. Usted defiende un estudio del caso, del entorno, de la familia… ¿Dónde comienza ese análisis?

R. Tomando el pulso emocional de la familia. Es decir, analizando pormenorizadamente cada una de las situaciones que plantea la familia: ¿cómo se comporta un niño supuestamente con TDAH en casa con sus padres y hermanos? ¿cómo está su relación social? ¿en el colegio lo machacan o aceptan su conducta?, etc. etc.

P. Los padres de un niño detectan un comportamiento que pueda estar asociado al TDAH. ¿Cómo deben actuar?

R. Consultando con su pediatra, que es el profesional que mejor conoce al niño y a su familia. Luego, el pediatra si ve sospechas de TDAH, lo remitirá al especialista paidopsiquiatra o neuropediatra, para que elaboren su diagnóstico.

P. En muchas ocasiones, los profesores se enfrentan con chavales con déficit de atención que revolucionan una clase entera, o los padres con un hijo que hace lo propio en casa. ¿Qué consejos podemos darles en primer lugar?

R. Soy consciente del desgaste emocional que produce un niño revoltoso en el aula y en el hogar, y lo analizamos con profundidad en nuestro libro TDAH. Un nuevo enfoque. Obviamente, hay que informar a los padres y maestros de que el niño en cuestión no quiere “molestar a propósito” sino que su actitud no depende de su control. A veces, con esta simple información se calman las situaciones enfrentadas… pero, lo que no es permisible, es la “moda” actual de maestros que reclaman (y exigen) a los progenitores que mediquen a sus hijos para que no les alteren la clase. Por aquí, no paso.

P. La visión conjunta de su último libro en compañía de su hermana, una doctora en Farmacia, es interesante y novedosa. Ella, por ejemplo, relaciona muy estrechamente la alimentación y el TDAH, mientras que usted habla de una visión global y de soluciones, casi, personalizadas. ¿Se puede generalizar en un problema como el TDAH?

R. Todo lo que expone mi hermana Marta en el libro, en su vertiente de farmacéutica experta en alimentación, es de lo más novedoso, y creo que abrirá un antes y un después en la prevención y tratamiento del TDAH. Lo que yo aporto, bajo mi visión de psiquiatra de familia, con bastantes años a cuestas en estas labores, es la vertiente operativa para tratar estos casos.

P. ¿Qué opina sobre el tratamiento farmacológico como primera opción para tratar trastornos conductuales, no únicamente el TDAH, sino la anorexia o la bulimia? ¿Está en extinción la llamada medicina humanista?

R. Contesto primero a su segunda pregunta. En absoluto está en extinción la medicina humanística, sino que está más vigente que nunca.

Respecto al tratamiento farmacológico del TDAH y otras patologías frecuentes en el ámbito psiquiátrico, ya dejo bien claro en el libro que soy un defensor de la gran eficacia del arsenal terapéutico medicamentoso de que disponemos actualmente los profesionales de la salud mental. Ahora bien, a lo que me opongo es a la gran facilidad en que se dispensan actualmente muchos fármacos, que con un poco más de paciencia y de humanidad en la entrevista médica, quizá no serían necesarios.

P. ¿Hasta qué punto el entorno influye? Hay estudios, como los de Steven Pinker, que opinan que determinados comportamientos y conductas, como los que hablamos, están impresos en el código genético y que difícilmente se pueden modificar. ¿Qué opina sobre ello?

R. Hace tiempo que ya no tiene vigencia el dicho castellano de “genio y figura hasta la sepultura”. La genética tiene su parcela en el diseño de enfermedades y en la eclosión de las mismas… quizá en un 20 o 30 por ciento, no más; pero el entorno se ha visto con una gran capacidad “terapéutica” para neutralizar la influencia hereditaria, sin olvidar los actuales descubrimientos de la epigenética, que es la capacidad de cambiar los genes de generación en generación por el ambiente.

 

 

Los héroes de Francis Scott Fitzgerald son tortuosos, quebradizos y llenos de matices, como los primeros años del siglo XX en los que comenzó a adquirir la dimensión de autor que la historia ha terminado por otorgarle con mucho merecimiento. Fitzgerald nació a finales del siglo XIX y si decimos que comenzó a escribir a principios del siglo XX, es decir, a muy temprana edad, fue porque así sucedió: durante su estancia en el Saint Paul Academy and Summit School de Minnesota, el autor de Suave es la noche o El gran Gatsby pintarrajeaba las tapas de sus libros, dejaba volar su mente con facilidad, se abstraía en las clases y se dedicaba a soñar, seguramente, con Zelda, la mujer que aún no conocía y que, años después, marcó su vida de adulto. Hoy, ese niño no podría haber escrito cuentos. Probablemente hubiera sido víctima de un diagnóstico de déficit de atención por haber tenido la mirada perdida y las tapas de los cuadernos decoradas. Un habitual de nuestras páginas, el psiquiatra Paulino Castells, se rebela junto a su hermana, la doctora en Farmacia Marta Castells, contra los cánones establecidos ante el TDAH y el déficit de atención y nos lo cuenta en su último libro: TDAH: un nuevo enfoque.Fitzgerald nació a finales del siglo XIX y si decimos que comenzó a escribir a principios del siglo XX, es decir, a muy temprana edad, fue porque así sucedió: durante su estancia en el Saint Paul Academy and Summit School de Minnesota, el autor de Suave es la noche o El gran Gatsby pintarrajeaba las tapas de sus libros, dejaba volar su mente con facilidad, se abstraía en las clases y se dedicaba a soñar, seguramente, con Zelda, la mujer que aún no conocía y que, años después, marcó su vida de adulto. Hoy, ese niño no podría haber escrito cuentos. Probablemente hubiera sido víctima de un diagnóstico de déficit de atención por haber tenido la mirada perdida y las tapas de los cuadernos decoradas. Un habitual de nuestras páginas, el psiquiatra Paulino Castells, se rebela junto a su hermana, la doctora en Farmacia Marta Castells, contra los cánones establecidos ante el TDAH y el déficit de atención y nos lo cuenta en su último libro: TDAH: un nuevo enfoque.

 

P. El TDAH es un trastorno relativamente reciente. Lo que antes era un chaval nervioso se ha convertido en un enfermo al que medicar, antes de investigar los motivos de su comportamiento. ¿Cómo se ha llegado a esta situación tan curiosa?

 

 

 

R. Porque nuestra sociedad actual quiere tener al personal lo más uniformizado posible, sin que haya elementos que distorsionen lo que se entiende por “políticamente correcto”… y nuestros hijos no escapan de este omnipresente control. Hoy día todo niño un poco más movido de lo “normal” y algo más distraído de lo habitual”, no se libra de que le coloquen una pastilla en la boca y le pongan una supuesta etiqueta de TDAH.

 

 

 

P. ¿Dónde acaba un niño nervioso y empieza la hiperactividad, si es que hay una línea que lo separe?

 

 

 

R. Esta frontera que delimita al niño “problemático” (el niño “trasto”, para entendernos) del niño con “trastorno” (potencial merecedor del diagnóstico de TDAH), la corremos hacia un lado o hacia otro según nuestras apetencias y paciencias, tanto a nivel de padres como de maestros.

 

 

 

P. Siendo un tanto genérico, parece haber dos frentes en el estudio del TDAH: quienes lo tratan como a muchas otras enfermedades psiquiátricas y lo intentan solucionar con medicación y quienes la consideran un trastorno conductual y tratan el problema a medio plazo, para lo que hace falta más tiempo, lógicamente. ¿Existe un término medio?

 

 

 

R. Sin duda existe un término medio: el sentido común. Estamos viviendo una supuesta pandemia de TDAH que ha hecho saltar todas las alarmas sociales y es lógico que aparezcan posturas contrarias a la medicación a ultranza.

 

 

 

P. Usted defiende un estudio del caso, del entorno, de la familia… ¿Dónde comienza ese análisis?

 

 

 

R. Tomando el pulso emocional de la familia. Es decir, analizando pormenorizadamente cada una de las situaciones que plantea la familia: ¿cómo se comporta un niño supuestamente con TDAH en casa con sus padres y hermanos? ¿cómo está su relación social? ¿en el colegio lo machacan o aceptan su conducta?, etc. etc.

 

 

 

P. Los padres de un niño detectan un comportamiento que pueda estar asociado al TDAH. ¿Cómo deben actuar?

 

 

 

R. Consultando con su pediatra, que es el profesional que mejor conoce al niño y a su familia. Luego, el pediatra si ve sospechas de TDAH, lo remitirá al especialista paidopsiquiatra o neuropediatra, para que elaboren su diagnóstico.

 

 

 

P. En muchas ocasiones, los profesores se enfrentan con chavales con déficit de atención que revolucionan una clase entera, o los padres con un hijo que hace lo propio en casa. ¿Qué consejos podemos darles en primer lugar?

 

 

 

R. Soy consciente del desgaste emocional que produce un niño revoltoso en el aula y en el hogar, y lo analizamos con profundidad en nuestro libro TDAH. Un nuevo enfoque. Obviamente, hay que informar a los padres y maestros de que el niño en cuestión no quiere “molestar a propósito” sino que su actitud no depende de su control. A veces, con esta simple información se calman las situaciones enfrentadas… pero, lo que no es permisible, es la “moda” actual de maestros que reclaman (y exigen) a los progenitores que mediquen a sus hijos para que no les alteren la clase. Por aquí, no paso.

 

 

 

P. La visión conjunta de su último libro en compañía de su hermana, una doctora en Farmacia, es interesante y novedosa. Ella, por ejemplo, relaciona muy estrechamente la alimentación y el TDAH, mientras que usted habla de una visión global y de soluciones, casi, personalizadas. ¿Se puede generalizar en un problema como el TDAH?

 

 

 

R. Todo lo que expone mi hermana Marta en el libro, en su vertiente de farmacéutica experta en alimentación, es de lo más novedoso, y creo que abrirá un antes y un después en la prevención
y tratamiento del TDAH. Lo que yo aporto, bajo mi visión de psiquiatra de familia, con bastantes años a cuestas en estas labores, es la vertiente operativa para tratar estos casos.

 

 

 

P. ¿Qué opina sobre el tratamiento farmacológico como primera opción para tratar trastornos conductuales, no únicamente el TDAH, sino la anorexia o la bulimia? ¿Está en extinción la llamada medicina humanista?

 

 

 

R. Contesto primero a su segunda pregunta. En absoluto está en extinción la medicina humanística, sino que está más vigente que nunca.

 

 

 

Respecto al tratamiento farmacológico del TDAH y otras patologías frecuentes en el ámbito psiquiátrico, ya dejo bien claro en el libro que soy un defensor de la gran eficacia del arsenal terapéutico medicamentoso de que disponemos actualmente los profesionales de la salud mental. Ahora bien, a lo que me opongo es a la gran facilidad en que se dispensan actualmente muchos fármacos, que con un poco más de paciencia y de humanidad en la entrevista médica, quizá no serían necesarios.

 

 

 

P. ¿Hasta qué punto el entorno influye? Hay estudios, como los de Steven Pinker, que opinan que determinados comportamientos y conductas, como los que hablamos, están impresos en el código genético y que difícilmente se pueden modificar. ¿Qué opina sobre ell

 

R. Hace tiempo que ya no tiene vigencia el dicho castellano de “genio y figura hasta la sepultura”. La genética tiene su parcela en el diseño de enfermedades y en la eclosión de las mismas… quizá en un 20 o 30 por ciento, no más; pero el entorno se ha visto con una gran capacidad “terapéutica” para neutralizar la influencia hereditaria, sin olvidar los actuales descubrimientos de la epigenética, que es la capacidad de cambiar los genes de generación en generación por el ambiente. P. El TDAH es un trastorno relativamente reciente. Lo que antes era un chaval nervioso se ha convertido en un enfermo al que medicar, antes de investigar los motivos de su comportamiento. ¿Cómo se ha llegado a esta situación tan curiosa?R. Porque nuestra sociedad actual quiere tener al personal lo más uniformizado posible, sin que haya elementos que distorsionen lo que se entiende por “políticamente correcto”… y nuestros hijos no escapan de este omnipresente control. Hoy día todo niño un poco más movido de lo “normal” y algo más distraído de lo habitual”, no se libra de que le coloquen una pastilla en la boca y le pongan una supuesta etiqueta de TDAH.P. ¿Dónde acaba un niño nervioso y empieza la hiperactividad, si es que hay una línea que lo sepR. Esta frontera que delimita al niño “problemático” (el niño “trasto”, para entendernos) del niño con “trastorno” (potencial merecedor del diagnóstico de TDAH), la corremos hacia un lado o hacia otro según nuestras apetencias y paciencias, tanto a nivel de padres como de maestros.

 

La letra con la tableta entra

Las TIC se convierten en nuestros aliados a la hora de intervenir en los trastornos de Aprendizajes. La tableta digital aporta unas prestaciones y ventajas que otros dispositivos no tienen lo que la harán imprescindible en unos años.

El lenguaje escrito es una exigencia básica en el medio escolar, es la llave para la comprensión de los contenidos y el medio por el que se evaluan todos los conocimientos. De ahí la máxima importancia en resolver las dificultades que pueda presentar este aprendizaje.

La instrucción asistida por ordenador para los programas de intervención en los trastornos de la escritura son efectivos. Según afirma María Peñafiel Puerto, directora del Centro de Intervención del Lenguaje del CSEU La Salle “El tratamiento con apoyo informático resulta una gran ayuda para la representación ortografica del léxico y para aumentar la motivación a estas tareas, frecuentemente repetitivas”.

Las tecnologías de la información contribuyen a la mejora del rendimiento de una forma individualizada en habilidades ortográficas ya que permiten personalizar el contenido de aprendizaje y regulan la instrucción. Una correcta aplicación destinada a ello favorece la interacción y el aprendizaje colaborativo reforzando la autoestima, la seguridad y la autoconfianza ya que no hay comentarios desaprobatorios.

Investigación

Desde el Centro de Intervención se ha elaborado una investigación para poner a prueba las ventajas de las Tabletas en la intervención de los trastornos de la escritura como disgrafías o dificultades de la escritura.

Uno de los objetivos era observar como se produce un aumento de la motivación y el desarrollo del trabajo autónomo, ya que permiete la autocorrección lo que supone un refuerzo inmediato.

Otro objetivo fundamental es la posibilidad de determinar cúal es el entrenamiento específico en los distintos procesos que intervienen en la escritura: planificación, sintácticos, léxicos y motores adaptado a las tabletas digitales.

En realidad cumple con las funciones de cuaderno digital, ya que permite la escritura manuscrita y el dibujo con el lápiz digital a mano alzada sobre la pantalla en posición horizontal. Pero tiene la ventaja de que se pueden convertir estas notas manuales en texto mecanografiado y tratarlos con un procesador de textos convencional.

El lápiz digital también sustituye a un ratón y al teclado si se quiere, lo que aumenta las posibilidades de ejercicios interactivos. De hecho ya existen multiples aplicaciones de escritura pero, como ya hemos comentado antes, la ventaja es poder tener una especialmente diseñada para el problema de cada niño.

“Utilizar la escritura manual tiene claras ventajas para los niños ya que escriben igual que en el cuaderno y no pierden tiempo aprendiendo a escribir en el teclado del ordenador” afirma Peñafiel.

Dislexia y disgrafia

En los casos de Dislexia y Disgrafía, para el proceso de composición y planificación del mensaje el uso de una tableta permite la realización de esquemas, mapas conceptuales con flechas y subrayados y la utilización de distintos caracteres, en definitiva, una serie de recursos que son de gran ayuda para estos niños.

Para la mejora de la grafía, la tableta ayuda ya que al utilizar la escritura manual, el reconocimiento de caracteres a veces escribe una palabra distinta con lo que el disgráfico se da cuenta que de no lo ha escrito lo suficientemente claro y puede corregir su herror, también permite controlar la presión de los movimientos manuales.

Por un futuro de colores

Más altos, bajos, rubios o morenos, de la calle de al lado o desde fuera de las fronteras. En clase, los niños son –cada vez más– diferentes. ¿Cómo transmitirles la diversidad como un valor positivo?

En los primeros meses de 2012, el Ministerio de Empleo contabilizaba más de cinco millones de inmigrantes viviendo en España. Y, aunque la cifra es inferior al año pasado (6,7 millones), la convivencia con personas llegadas de otros países es cada vez más común. Desgraciadamente, esto se convierte a veces en excusa para actos racistas y xenófobos, como el reciente crimen antisemita en un colegio de Toulouse (Francia). En las manos de nuestros hijos está que estas situaciones desaparezcan para las futuras generaciones.

¿Asusta lo diferente?

Vivimos en un mundo plural donde las idas y venidas de población responden al estado de los bolsillos. Esto ha convertido a las escuelas en pequeñas Torres de Babel donde podemos ver cómo reacciona la sociedad ante estos cambios.

Llegado este punto, el papel de los padres es fundamental para moldear a los que serán protagonistas del futuro. Sin embargo, ¿cómo educarlos en el respeto a los demás cuando…

  • … la idea de igualdad todavía no ha existido?

La idea de la igualdad ante la Ley viene de la Revolución Francesa, donde fue la burguesía quién decidió quiénes eran titulares de esos derechos, es decir, un varón blanco, heterosexual, cristiano, con estudios y sin discapacidades visibles. Por tanto, veíamos ya una diferencia de base entre los iguales y los “otros”.

  • … medimos la validez de las demás ideas en base a las nuestras?

El pedagogo, maestro y miembro de SOS Racismo, Bizkaia Kepa Otero, nos habla en el Informe Anual sobre Racismo 2011 de la importancia de la interculturalidad frente a la multiculturalidad. “La interculturalidad recoge (…) actitudes y comportamientos acordes con los principios del mejor entendimiento de los alumnos de diversas culturas”, comenta Otero. O lo que es lo mismo, y como ya recomendaba el Consejo de Europa allá por 1986,  “no se trata de tender hacia un mestizaje cultural, sino de promover el conocimiento de los puntos de vista recíprocos y favorecer la aceptación del otro”.

Apostar por la interculturalidad significa olvidarse de las ideas que sitúan nuestra propia cultura como baremo de la validez o invalidez de las otras. Esto ayudará a crear valores compartidos que permitan el progreso de los diferentes grupos sociales. Así, dejaremos de ver muros donde podemos crear puentes.

Guetos en las aulas

Hace más de un año, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) hizo público un estudio donde se afirmaba que España estaba presenciando el surgimiento de “escuelas gueto”. Por ello según el ECRI “las autoridades deberían revisar los procedimientos de admisión para garantizar una distribución uniforme de los alumnos españoles, inmigrantes y gitanos” y tomar medidas para reducir el abandono escolar prematuro.

Por otro lado, los extranjeros emigrados de sus países o los miembros de la etnia gitana suelen organizarse en comunidades. Esto supone que tenemos escuelas gueto porque tenemos barrios gueto; así, los vecinos en estas zonas acudirán a la escuela más cercana, organizándose sin quererlo en una reproducción a escala de su país o cultura.

Romper esta situación no es sencilla y necesitaría un replanteamiento de la estructura educativa del país que fomente el reparto y mezcolanza de extranjeros y nativos. Sin embargo, mientras eso no se produce, no subestimemos el poder de un niño. Ellos pueden ayudar a integrar a los recién llegados tanto en las aulas como en los parques cercanos y juntos construir una cultura de convivencia. Las palabras de los padres serán el guión para ese ambiente de aceptación, por tanto nunca deberán menospreciar ni diferenciar a unos amigos de otros por cuestiones como raza, religión o procedencia.

Convivencia, un campo de minas

A todos los padres y docentes les gustaría que sus hijos y alumnos fueran dóciles, colaboradores, sensatos, obedientes, tranquilos. Sin embargo, existe un creciente número de alumnos que viven asentados en la desobediencia, en las malas contestaciones, en la mentira, en la inadaptación.

Son los niños problemáticos, un problema creciente que no tiene fácil solución.

En España, hay un programa televisivo, Hermano mayor, que visualiza las complicadas relaciones que se viven en muchas familias entre padres e hijos adolescentes, sobre todo por la actitud de los hijos, conflictiva y despótica. Este programa de televisión ayuda a estas familias a buscar soluciones para que sus hijos vuelvan a la senda del sentido común. La mayoría de las veces la solución pasa también por un cambio en los métodos educativos, donde muchos padres, a pesar de sus buenas intenciones, hacen agua.

“Dando el poder a los padres”. Con un marcado carácter científico, los mismos fines persigue un programa inglés denominado “Dando el poder a los padres, dando el poder a la comunidad”, que ha desarrollado el Instituto de Psiquiatría del King’s College del Reino Unido y cuyos resultados ha publicado la revista British Medical Journal.

Ante los hijos problemáticos, conviene saber que unos nacen y otros se hacen. Los que nacen “con problemas” requerirán a menudo una atención médica especializada, pues sus patologías requieren de la intervención de profesionales. Menos mal que en España han cambiado las cosas en relación con las visitas a psicólogos y psiquiatras, también entre la población juvenil, y hoy día se acepta de manera generalizada que resulta positivo la visita a los profesionales para encontrar las mejores soluciones.

Pero si antes no se iba nunca al psicólogo o psiquiatra, se corre ahora el peligro contrario de acudir a ellos a la mínima oportunidad, buscando las soluciones fuera del ámbito familiar o docente.

Conviene, por eso, en primer lugar, discernir los niños o jóvenes que requieren esta asistencia médica porque tienen unas patologías acusadas de aquellos otros que crean problemas como consecuencia, lo más seguro, de un mal carácter y de una mala educación.

La adolescencia, terreno pantanoso. Hay muchos jóvenes que se convierten en problemáticos en plena adolescencia, cuando se viven drásticos cambios afectivos, neuronales, sociales, educativos, etc. La adolescencia suele ser, aunque no conviene generalizar, un terreno pantanoso donde muchas veces los hábitos y los comportamientos a los que estaban habituados los niños sufren serios trastornos. Incluso la relación con los padres, que parecía cordial, se vuelve tensa, complicada, problemática.

En la adolescencia, pues, es más fácil que todo se vuelva patas arriba y que haya una quiebra, una fractura en la educación de los hijos.

La mayoría de los padres se sienten muy desorientados a la hora de abordar las complicaciones que surgen en esta etapa, pues los métodos que se empleaban en años anteriores ahora no sirven y pueden ser, además, perjudiciales. Por eso es normal que los cursos de orientación familiar dediquen una atención preferente a esta etapa en la formación de los hijos.

Víctimas de una educación errática. Los expertos del Instituto de Psiquiatría del King College´s sostienen que en muchas ocasiones los síntomas que explotan en la adolescencia pueden ser consecuencia, quizás, de la aplicación de unas pautas educativas erráticas e incorrectas que llevan años aplicándose en el ámbito familiar y también educativo.

No es ya infrecuente que antes de la adolescencia existan niños y niñas problemáticos porque durante años se les ha acostumbrado a ser ellos el narcisista centro y motor del universo, satisfaciendo de manera inmediata todos sus apetitos, ocurrencias, caprichos, antojos, etc., como si la misión de los padres fuese únicamente volcarse en darles lo que pidan.

En muchas familias no mandan los padres ni las madres, supeditados a las ocurrencias de carácter de unos niños que se han convertido en auténticos dictadores. No es ninguna exageración.

Detrás de unos hijos problemáticos puede haber también unos padres problemáticos, que no han acertado a la hora de educar a sus hijos. No les han exigido que acepten un mínimo de normas de convivencia, unos límites lógicos en el comportamiento familiar, una serie de responsabilidades que todos deben asumir.

Padres y madres que han tenido miedo a parecer mínimamente autoritarios y que en su afán de ser los mejores padres enrollados, los más amigos de sus hijos, los cómplices ideales, han hecho dejación de sus obligaciones y han convertido a sus hijos en meros colegas.

Muchas veces, los hijos problemáticos se han aprovechado de estas debilidades y han acabado por coger ellos el mando en plaza, imponiendo su arbitraria autoridad.

Padres y especialistas en la misma dirección. El programa puesto en marcha por el Instituto de Psiquiatría británico basa su éxito en la colaboración entre padres, especialistas y el centro educativo. Se trata de casos de hijos problemáticos ya consolidados, en los que hacía falta una intervención especial. El programa, como reza su nombre :

–“Dando el poder a los padres, dando el poder a la comunidad”–, pasa por devolver a los padres la autoridad perdida con el fin de que los hijos asuman sus responsabilidades.

Los resultados han sido francamente satisfactorios para unas vidas familiares que se habían convertido en un campo de minas, multiplicando el estrés de todos sus miembros. No solamente consiste el programa en “enderezar” a unos hijos y alumnos que se han torcido; el programa reeduca a los padres para que asuman de otra manera su rol educativo.

Conviene adelantarse, pues, antes de que el problema sea más serio. No hay que esperar a ver si el niño o la niña abandonan la violencia en el lenguaje, la mentira sistemática, la bronca constante y los comportamientos desequilibrados un poco más adelante (esa actitud de que el paso del tiempo es la solución mágica a tantos problemas).

Hay que coger el toro por los cuernos antes de que los niños problemáticos comiencen a tener serios problemas con adicciones también problemáticas.