Zapatos blancos

Autor: padresycolegios.com

Raquel, de dos años de edad, estaba muy ilusionada con tener unos zapatos blancos, pero al tener un problema de pies planos debía llevar un modelo especial de calzado. Ante su insistencia sus padres decidieron llevarla a comprar unos zapatos ortopédicos del color que ella quería. Tras recorrer con escaso éxito una docena de tiendas y zapaterías, Raquel, muy enfadada, empezó a gritar en medio de la calle: ¡Mis padres no me quieren! ¡Vecinos, mirad mis zapatos rotos! Al final, en otro establecimiento apareció lo que andaban buscando. ¡Por fin! –exclamó la niña, sintiéndose satisfecha– ¡Ya era hora!

Meones y Secones

Autor: padresycolegios.com

Israel padecía de incontinencia nocturna y seguía orinándose en la cama en una edad en la que esto ya no era normal. Su madre estaba muy preocupada por la posibilidad de que el niño cogiera algún tipo de complejo y no quería que los conocidos de su hijo se enteraran y se dedicaran a burlarse de el. Por eso le insistía al hermano mayor de Israel, Sergio, que no debía de contarle a nadie lo que pasaba. Los niños, sin embargo, acabaron diciéndoselo a sus amigos, algunos de los cuáles comentaron con toda naturalidad que tenían el mismo problema. ¡Cual no sería la sorpresa de la madre cuando descubrió que la pandilla de sus hijos había formado dos equipos para jugar un partido de fútbol, y que los equipos se llamaban Los Meones y Los Secones!

Yo quiero ser violador

Autor: padresycolegios.com

De pequeño, a Iván y a su hermana les encantaba la música. A la niña le gustaba tocar el arpa, mientras que el pequeño se decantaba por la viola. Un día unas vecinas vinieron de visita a la casa y al verle, una de ellas le preguntó: ¿Y tu, qué quieres ser de mayor? ¿Yo? –respondió muy serio– ¡Quiero ser violador!

Hiperactivos

Miguel (3 años) y su madre suelen empezar cada día de la misma forma. Vestirlo parece una especie de batalla campal para que el brazo entre por la manga del jersey o la pierna por la obertura del pantalón. Después viene lo de tomar el vaso de leche, con suerte sólo se mancha un poquito.

Autor: beatriz mena

Cuando las relaciones con nuestros hijos se complican y generan mucha ansiedad es conveniente consultarlo con un pediatra y plantearse la posibilidad de que exista alguna causa para estos comportamientos que no tenga que ver con la educación que le hemos dado o con la elección de una guardería poco adecuada. Una de las posibles causas puede ser el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por el déficit de atención, impulsividad o hiperactividad excesiva o inapropiada para la edad del niño, dificultando su desarrollo. Aunque la causa es de carácter neurobiológico, los síntomas pueden agravarse en condiciones ambientales adversas.

¿CÓMO SE MANIFIESTA UN TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON O SIN HIPERACTIVIDAD?

Podemos encontrarnos con un niño como Miguel, que no para ni un momento, o con una niña como Nuria, que está en las nubes. En ambos casos el problema es el mismo, pero el trastorno se manifiesta de forma diferente. Los tipos de TDAH son:

Inatento: predomina la dificultad de atención.
Impulsivo-hiperactivo: predomina la dificultad en el auto-control.
Combinado: presenta síntomas de inatención, de impulsividad y de hiperactividad.

Características:

En principio, que nuestro hijo sea despistado o excesivamente movido o impulsivo no es malo (salvo para nuestra paciencia y la de los maestros). Los problemas comienzan cuando, a causa de estas dificultades, nuestro hijo con TDAH ve alterada su vida cotidiana en casa y en la escuela, y aparecen otros problemas como:

– Roces o peleas con los amiguitos que no entienden esa forma tan efusiva de saludar o esos empujones que da porque necesita ser el primero en llegar a donde sea. De aquí pueden salir algunos problemas de adaptación en la guardería o en el parvulario.

– Los padres y maestros agotan su paciencia y optan por los castigos que, encima del desgaste que implican, no solucionan la situación y empeoran las relaciones interpersonales.

-Dificultades para regular el sueño o los hábitos de comer.

– Mayor facilidad para sufrir accidentes. Cuando nuestro hijo se pasa mucho tiempo curioseando encima de una mesa es lógico que aumente la posibilidad de tener más accidentes.

– Más pataletas y rabietas que otros niños porque lo necesita todo «¡ya, ahora mismo!».

– Retrasos en el habla o en el desarrollo motor.

¿CÓMO SABER SI ES MOVIDO O DESPISTADO, O SI TIENE UN TDAH?

Durante la edad preescolar (3-6 años) es difícil hacer un diagnóstico definitivo de TDAH, ya que muchas de las conductas de nuestros hijos (saltar, correr, gritar…) forman parte del comportamiento normal de la mayoría de los niños pequeños. La clave para el diagnóstico del TDAH es que los síntomas se mantengan de forma crónica e inadecuada para la edad de nuestro hijo y que dichos síntomas no sean consecuencia de otras causas. Se necesita la evaluación de un profesional clínico que diagnostique el trastorno y determine las causas de ese comportamiento.
Para establecer el diagnóstico, el especialista necesita tanto la información de los padres, del parvulario y del pediatra como la observación directa del comportamiento del niño. Con estos datos, él puede juzgar la frecuencia y la intensidad de las conductas inadecuadas y establecer así un diagnóstico adecuado diferenciándolo de los comportamientos propios de esta edad. No es lo mismo un niño que a veces corre por el pasillo o que le gusta saltar, que otro que no sabe desplazarse sin correr y que se golpea con frecuencia por ir rápido y sin mirar.

¿Qué podemos hacer?

Actualmente se sabe que entre uno de cada tres niños y dos de cada tres de los menores que son diagnosticados de TDAH seguirán teniendo alguna dificultad cuando lleguen a adultos. Pero también se sabe que, aunque la causa de este trastorno es de carácter neurobiológico, los síntomas se pueden agravar si se vive en unas condiciones ambientales adversas. Por eso es importante cuidar el entorno en el que se mueve nuestro hijo y la forma en cómo lo tratamos.

Padres – escuela

El TDAH no es consecuencia de una educación incorrecta por parte de las familias ni por parte de los maestros. Este hecho es importante que lo asuman tanto los padres como el parvulario y que, a partir de ahí, comiencen a trabajar conjuntamente para mejorar las capacidades de los niños con dificultades, porque una buena relación entre las personas que más tiempo pasan con el niño es un factor muy importante y decisivo para su desarrollo.
Es responsabilidad de los padres facilitar información sobre el TDAH al maestro y por parte del maestro el formarse profesionalmente para dar la respuesta más adecuada a cada uno de sus alumnos.

SUGERENCIAS PARA LOS MAESTROS

1. Procurar un ambiente tranquilo, ordenado y sin demasiados cambios. La estabilidad les ayuda.

2. El maestro ha de ser flexible; a un niño muy activo no se le puede pedir que se esté quieto en su mesa mientras se prepara alguna actividad, pero tampoco se le puede dar rienda suelta para que haga lo que quiera ya que también necesita tener límites y saber hasta donde puede llegar. Es conveniente tenerlo cerca y hacerle repetir las instrucciones en voz alta, haciéndole preguntas y felicitándole si acierta la respuesta.

3. No es extraño que los niños excesivamente activos tengan algún que otro problema en las relaciones con sus compañeros. Ha de ser corregido pero siempre buscando una solución, nunca culpabilizando ni etiquetando al niño. El maestro debe valerse de sus recursos para ayudar al niño en la buena integración en el aula y la escuela.

4. El parvulario coincide con una etapa en la que hay que dar más importancia al aprendizaje del control de la conducta y de la relación con los compañeros que a las habilidades meramente académicas.

5. Todos los niños pueden destacar en algo. Si tenemos a un niño que tiene dificultades para destacar en el aprendizaje podemos ayudarle favoreciendo otras actividades que desarrollen la creatividad como las manualidades o las canciones.

SUGERENCIAS Y CONSEJOS PARA LOS PADRES

1. La información es el primer paso para la comprensión y la formación. Cuanto más sepas acerca de lo que le sucede a tu hijo mejor comprenderás su comportamiento y podras ofrecerle ayuda válida.

2. La educación debe iniciarse desde la infancia, ya que la eficacia educativa a los 3-4 años de edad tiene una repercusión directa en la adolescencia. Cuanto antes diagnostiques si tu hijo sufre un TDAH antes podrás empezar a reaccionar para actuar de la mejor manera.

3. Ten en cuenta que el problema no es tu hijo, sino su comportamiento. Cuando se porte mal, critica sus actos pero no su persona. Puedes utilizar frases del tipo «esto que has hecho no me gusta», pero evita frases del tipo «eres un desastre» o «qué niño más malo».

4. Es importante solicitar ayuda profesional cuando hay problemas para manejar el comportamiento del niño.

5. Ante este trastorno es necesario un trabajo en equipo entre padres, maestros y profesionales que busque soluciones conjuntas. Debemos hablar con los maestros de nuestro hijo e intercambiar opiniones.

6. Los padres debemos adaptar las actividades que realizamos con nuestros hijos a las edades que tengan los niños.

7. Saber cual es el comportamiento normal del niño en cada edad. Pretender que un niño de preescolar se comporte perfectamente en situaciones creadas para adultos (comer en un restaurante o ir de compras, por ejemplo), es algo irreal.

8. Aprender a controlar la conducta del niño. Lograr que los niños con TDAH hagan aquello que los padres suponen que deben hacer es un reto muy difícil de conseguir. Por ello es conveniente acudir a seminarios o cursos donde se aprenden a utilizar estrategias educativas eficaces, a adecuar las expectativas a las capacidades de los niños y, a la vez, conocer a otras familias que se encuentren en situaciones semejantes y que les comprenden.

9. Intentar conservar la calma por muy tensa que sea la situación. Antes de «perder los nervios» es conveniente respirar profundamente, contar hasta 10 y, si es necesario, retirarse un momento y regresar de nuevo para intentar solucionarlo.

10. Ir paso a paso. Es mucho más razonable y menos decepcionante proponernos pequeñas metas e, incluso, intentar conseguir y valorar pequeños avances dentro de un mismo objetivo. Por ejemplo, si queremos conseguir que Miguel se ponga él solo el pantalón, podemos empezar por que se siente en la silla, después tendrá que meter los pies por su sitio, aprender a subírselo, aprender a abrocharlo y, ¡por fin! ponerse el cinturón.

11. Buscar las conductas positivas. La mayoría de los padres tienden a prestar más atención a las conductas negativas de sus hijos, ya que estas son las que molestan y llaman la atención. Es muy importante descubrir a nuestro hijo haciendo algo bueno y felicitarle por ello.

12. Cuando hay más hermanos. Cuando tenemos a un hijo que reclama la atención constante de los padres, éstos suelen dedicar menos atención al hermano más tranquilo porque corre menos peligros. Los padres se sienten mal porque no pueden descuidar a uno de los hijos pero también encuentran a faltar la dedicación hacia su otro hijo. Es conveniente buscar un tiempo especial para dedicarse a los hermanos.

El misterio de la voluntad perdida

No tiene sentido el descrédito de la voluntad en todo lo relacionado con el aprendizaje humano, especialmente en la educación. Muy al contrario, la voluntad debe trabajarse todos los días, fomentando así la toma de decisiones y desarrollando la inteligencia. Trabajar en casa y en los centros educativos estos aspectos ayudará a nuestros hijos a crecer como personas y a no despistarse del verdadero camino hacia la verdad.

Autor: Adolfo Torrecilla

Con este título, El misterio de la voluntad perdida, publicaba el filósofo y profesor José Antonio Marina un libro en 1997 en el que, con la sugestiva dialéctica que le caracteriza, hablaba sobre el descrédito de la voluntad en todo lo relacionado con el aprendizaje humano, especialmente en la educación, donde se ha sustituido la palabra voluntad por otra mucho más posmoderna y placentera: motivación. La voluntad se ha rechazado como si se tratase de algo impuesto, el triste fruto de una educación centrada exclusivamente en los objetivos. Siguiendo a Marina podemos decir que la voluntad es la inteligencia en marcha, en pleno funcionamiento. Si hemos educado de manera correcta la voluntad, la inteligencia decidirá de la mejor manera posible, optando por el bien (que ese es su fin). Si la hemos educado de manera errónea, dejando que actúen sólo las motivaciones, se buscará el efecto más inmediato y fácil.
La falta de voluntad propicia un tipo muy extendido hoy día en los colegios y en la sociedad: la persona flácida que sólo funciona obedeciendo ciegamente sus impulsos. Pero los impulsos casi siempre suelen ser caprichosos y rechazan el esfuerzo añadido de la constancia. Los impulsivos son seres blanditos, amorfos y oblongos.

ANALFABETOS SENTIMENTALES

No es fácil educar en la voluntad, y mucho menos hoy día. En el ámbito familiar, vemos por todos los lados manadas de pobres padres claudicantes, que se ven arrastrados por los caprichos de sus pequeños tiranos, que consiguen sin muchos esfuerzos que sus deseos se hagan realidad, sobre todo en lo material, que es donde más suelen cargar la mano. Los padres empiezan tirando la toalla con una tontería y acaban cediendo, con el paso de los años, en asuntos mucho más importantes.
La sociedad, por su parte, no echa una mano a las familias. Como escribe el psiquiatra Enrique Rojas en su libro Los lenguajes del deseo, la sociedad actual fomenta la incultura sentimental, con todas las consecuencias que vemos a diario a nuestro alrededor, donde se aprecia un desprecio de la inteligencia en beneficio de valores más inmediatos. Un ejemplo muy concreto, y que influye más de lo que somos capaces de imaginar, son los valores que fomentan los personajes que pululan por programas y series de televisión y en la prensa del corazón. Ahí está, en parte, la raíz de la desesperada búsqueda del placer por el placer como único objetivo vital, una trampa que no conduce a la felicidad.

DECIDE LA VOLUNTAD

La voluntad, como escribe Rojas, se educa día a día fomentando la toma de decisiones, educando la fortaleza, practicando hábitos personales y solidarios que hagan a los más pequeños salir de la burbuja egotista de la que muchas veces son felices prisioneros. Los padres, como no puede ser de otra manera, tienen un papel capital en todo este proceso, pues la educación de la voluntad les afecta muy directamente a ellos. Los colegios tienen la obligación de completar esa educación enseñando la necesidad de la voluntad para la práctica diaria de la inteligencia e impidiendo que los alumnos y alumnas confundan el camino hacia la verdad con el cómodo sustituto del atrayente capricho.
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Educar en el gusto, insistir en la variedad

Educar el gusto en las edades tempranas es una cuestión tan simple como presentar a los niños en la boca un alimento como mínimo nueve veces. Además, hay que intentar que los pequeños vean al los adultos comer de todo.

Autor: Marta Sahelices

Los datos hechos públicos por la Organización Mundial de la Salud sobre la obesidad infantil en España son cada vez más preocupantes. Dos de cada diez niños son obesos, un problema de salud que hay que conseguir erradicar de la sociedad gracias a una buena educación nutricional en las edades más tempranas.
Los padres son conscientes de lo que los niños deben comer y lo que no, pero no se dan cuenta de que los más pequeños sólo entienden de lo que les gusta y lo que no les gusta. Y ahí está la dificultad: cómo conseguir que el niño coma un pimiento o pruebe el atún, dos sabores bastante fuertes para un paladar infantil recién formado.
Los expertos coinciden en varios aspectos que hacen que los pequeños se aventuren a probar productos o alimentos que les resultan extraños o poco conocidos.

La imitación

¿Quién no conoce a un niño al que no le guste la cebolla y que a cuya madre tampoco le guste esta misma hortaliza? Varias teorías educativas apuntan a que la imitación es uno de los procesos más habituales que utilizan los niños en sus primeros años de vida para adaptarse al medio. Así, si veo que mi papá o mi mamá no come algo, yo tampoco lo como.
Aún es mas grave y se potencia más esta cuestión cuando la persona encargada de hacer la comida familiar retira un alimento del menú común porque a ella personalmente le disgusta.
Eliminar este hábito de una persona formada y adulta es imposible, pero al menos hay que conseguir que el pequeño pruebe ese producto porque seguramente al final le acabe gustando. Además, previsiblemente en un futuro ese sabor le resulte extraño y poco apetecible.
La explicación a está cuestión la aporta la directora del Instituto Español de Nutrición, Isabel Lopera, quien explica el modo de asimilar sabores.

Papilas gustativas

Las papilas gustativas son sensores neuronales que se van desarrollando. Cuando somos niños sólo tenemos desarrollado el gusto por lo dulce y lo salado y ya en la edad adulta conseguimos distinguir por ejemplo los sabores agridulces y amargos. Por ello, para que el desarrollo neurológico de las papilas gustativas se lleve a cabo correctamente es necesario, como mínimo, probar cada alimento entre 9 y 13 veces. Así, cuando a un niño le presentamos un producto no hay que desistir a la primera respuesta negativa y hay que insistir. La directora aclara que a partir de ahí ya tendríamos que buscar otras cuestiones como, por ejemplo, alergias o intolerancias.
No obstante, aprender a sentase en la mesa, por ejemplo, es tan importante como insistir en la variedad de gustos que podemos experimentar con la comida.

Hábitos nutricionales

Los padres poseen conocimientos nutricionales que dan como verdaderos, mientras que los nutricionistas consideran que hay una serie de cuestiones en las que se equivocan y que habría que variar en la alimentación infantil.

Desayuno: hay un exceso de bollería reiterado. Deberían ser variados: fruta, bocadillo, cereales. Hay que conseguir que el niño se habitúe a desayunar a diario.
Primer plato: existe un exceso de consumo de arroz, pasta y pan. Hay que consumir más legumbres, verduras variadas y hortalizas.

Segundo plato: los nutricionistas encuentran un elevado consumo de carne roja y blanca, ricas en colesterol. Hay que añadir a la dieta infantil pescado y huevos.

Postre: hay un excesivo consumo de lácteos como yogures, quesos, frente a un bajo consumo de frutas frescas.

Merienda: los niños comen dulce habitualmente cuando deberían alternar diferentes alimentos. Así, un día pueden comer cereales con leche, otro día consumir productos salados o fruta.

En general la dieta infantil cuenta con una gran cantidad de añadidos chocolateados y grasas saturadas nada recomendables.

RAMÓN SANCHEZ-OCAÑA: "No debemos cargar la escuela con una materia de nutrición"

No es médico y, sin embargo, habla como un doctor avalado por toda su experiencia profesional. Autor de más de 20 libros de divulgación, el programa Más vale Prevenir, que estuvo en antena más de 10 años en TVE le convirtió en un referente de salud frente a todas las familias españolas.

Autor: Marta Serrano

La salud es el bien más preciado que tenemos aunque a veces no nos demos cuenta. Enseñar a los niños a comer sano es tan importante como el ejemplo de los padres. Tener en cuenta unos pocos consejos es suficiente para cuidar la salud y ayudar a toda la familia a prevenir enfermedades.

P. ¿Cree que los alimentos pueden servir en algún caso de medicamentos? ¿Curan?
R. No. Creo que hay una tendencia a dar a esos alimentos funcionales unas cualidades para que lleven algún elemento que pueda ser beneficioso para el organismo como el ácido fólico para las embarazadas o la sal yodada que puede terminar con el déficit de yodo que sigue habiendo en nuestro país. Ahora, que por tomar determinado alimento no tengas colesterol o no vayas a sufrir un cáncer o un problema cardiaco, eso, por desgracia, no existe todavía.

P. ¿Sabemos lo que comemos? ¿Están bien especificados los componentes nutricionales en los alimentos?
R. Nunca se vivió tanto ni tan bien como ahora y nunca se comió tanto ni tan bien como ahora, así que creo que hay que tener absoluta confianza. Las etiquetas son perfectamente fiables. Sin embargo sí desconocemos dónde están las proteínas de un alimento, o dónde sus hidratos de carbono. Es verdad que en el colegio se nos enseñan, digamos, muchas bellas inutilidades y, sin embargo, lo que tendríamos que conocer mejor es nuestro organismo y sobre todo hay que aprender a comer bien.

P. Haría falta entonces meter estas enseñanzas en los planes educativos…
R. No creo que tengamos que cargar la escuela, que ya cumple su misión. Los padres abandonamos este aspecto y quizá si tuviéramos mayor formación en nutrición no tendríamos problemas tan graves como la obesidad infantil. No sólo por lo que se come que nos llega directamente de Estados Unidos u otros sitios, sino porque podemos constatar que el gran deporte que hoy hacen los chavales al volver de la escuela es el tumbing para ver la TV, jugar a la PS2 o ver cualquier cosa en internet. Hay que hacer ejercicio físico.

P. En su hogar cuidan la salud o vale aquello de en casa del herrero…
R. No hombre. En casa hay ciertos aspectos claros como consumir siempre leche descremada o yogures, cuanta menos cantidad de aceite, mejor… eso sí se cumple.

P. ¿Considera que las familias están bien informadas hoy en día sobre la salud?
R. Nuestra preocupación de la información de la salud depende de nuestra situación personal. Normalmente creemos que los problemas de salud son algo ajeno a nosotros, pero según vamos cumpliendo años empezamos a preocuparnos más porque empezamos a tener los deterioros propios que nos proporciona la edad. Somos como una máquina, como un reloj o como a un coche al que un día le empiezan a fallar los amortiguadores.

P. Pero respecto a la información que tenemos sobre la salud, ¿considera que es suficiente, es decir, de calidad?
R. Yo creo que sí. Cada vez va mejorando la información que se da sobre los temas de salud. Otro punto es que el ciudadano sensibilizado por un determinado tema busca información como sea y muchas veces la recibe sin ningún tipo de filtro o garantía como puede ser a través de internet . Éso puede llegar a generar más problemas que beneficios. No obstante, es cierto que la información de salud no ocupa un sitio acorde con el interés que despierta en la gente. De hecho, recuerdo una estadística donde la información de salud ocupaba el segundo puesto mientras la información política ocupaba el número 11 en el interés de los ciudadanos. Sin embargo, en los telediarios o los periódicos la mancha más grande es la de la información política.

P. El programa Más Vale Prevenir marcó toda una época y lo convirtió en un referente de la salud y el bienestar. ¿Qué ha quedado de todos aquellos consejos?
R. Los consejos aquellos siguen siendo muy válidos porque no ha cambiado tanto ni la situación del país,ni la información sobre salud. Yo recuerdo que ya entonces empezamos a hablar de hábitos saludables, del colesterol, de diabetes, del tabaco o la dieta mediterránea… Yo recuerdo, por ejemplo, una anécdota protagonizada por Carmen Maura, que se acercó a mí para decirme que había dejado de fumar gracias al programa, lo cual me alegró mucho. Es un recuerdo que me llena de satisfacción.
Aquellos consejos siguen siendo válidos, de verdad. Por ejemplo, a raíz de la muerte de la actriz Luisa Sala, que murió tras atragantarse, difundimos la maniobra que había que hacer en caso de atragantamiento para salvar a una persona a través de un golpe seco en el esternón que logra que se expulse cualquier elemento que obstruya la respiración y, después de aquel programa, recibí la llamada de seis o siete personas que salvaron la vida y estaban agradecidos. Éso da una enorme satisfacción y justifica todos los esfuerzos y todos los tropiezos que tuvimos al hacer un programa como aquel durante tanto tiempo.

P. ¿Por qué los medicos dicen que no hay que fumar y la mayoría lo hace y dicen que hay que comer bien cuando ellos están obesos?
R. Hombre, ellos argumentan que no tienen que ir a Roma para poder indicarnos como se puede llegar hasta allí. (Risas). La verdad es que las enfermeras es el colectivo que más fuma. Para un conductor puede ser una forma de despertarse y para un padre primerizo puede ayudarle a tranquilizarse. Cada uno le da al tabaco el valor que le quiere dar.Y parece mentira que un colectivo sanitario sea el que más fume…

P. Entre todas sus publicaciones hay un libro de autoayuda para dejar de fumar ¿cree que la Ley conseguirá reducir la proporción de ciudadanos que fuman?
R. Por lo menos va a conseguir que el fumador se sienta más aislado y que para fumar se tenga que esconder en algún sitio. Esa exhibición del tabaco, que estés en una reunión y tengas que salir un momento porque el humo te ahoga… Creo que se notará. Habrá menos fumadores como está ocurriendo enotros países como Estados Unidos.

P. Ahora fuman más las mujeres…¿cree que les afecta de modo diferente al organismo?
R. Sí, el tabaco y el alcohol es mucho peor en las mujeres y, sobre todo, si están embarazadas. Está comprobado que les afecta más y empieza a ser una causa de mortalidad importante.

P. A propósito de su libro más reciente, El universo de las drogas, ¿cómo es, por regla general, la salud de los españoles y cuáles son los problemas más graves de salud a los que se enfrentan hoy las familias?
R. Sí, creo que la salud de los españoles es muy buena y seguirá siéndolo, sobre todo, si no se abandona demasiado la dieta mediterránea. De hecho, España tiene con Japón la mayor longevidad femenina del mundo y eso es por algo.

Alcohol: ¿consumo moderado o abstinencia?

Es una de las grandes preocupaciones cuando llega la adolescencia, perenne motivo de discusión y causa de innumerables castigos. Ante el alcohol entre adolescentes, hay básicamente dos posturas: abstinencia total o cierta permisividad basada en la confianza y la responsabilidad.

Autor: Rodrigo Santodomingo

Este mes de enero se puso en marcha en toda España un programa dirigido a evitar el consumo y compraventa de drogas (fundamentalmente hachís) en las inmediaciones de los centros de Secundaria.
Es sin duda un problema gravísimo, una preocupación que atañe a un número creciente de familias. Pero si los porros se han extendido como la pólvora entre nuestros adolescentes, la ingesta de alcohol no le va a la zaga.
Muy al contrario, todos los indicadores apuntan a que nuestros chavales se introducen cada vez antes en el consumo de este estupefaciente legal y socialmente aceptado. Un porcentaje importante cae en el consumo abusivo antes de llegar a la edad adulta; otros acarrearán problemas físicos y psicológicos durante el resto de su vida.
Ante esta evidencia, las autoridades, ONGs y otros colectivos implicados en el asunto están optando por dos vías de aproximación a la relación entre alcohol y adolescencia. El psicólogo Luis García Campos resume ambas posturas: «Mientras unos dicen que la abstinencia o la educación en el no consumo deben ser sus ejes prioritarios, otros apuestan por trabajar a favor de reducir en lo posible los riesgos, asumiendo el grado de integración que las bebidas alcohólicas tienen en nuestra sociedad». De hecho, un reciente estudio de la Universidad de Maryland (EEUU) realizado sobre más de 400 adolescentes demostraba que las estrategias preventivas dirigidas a la abstinencia no conseguían alejar a los chicos y chicas del alcohol y ni siquiera reducir su nivel de ingesta.
El testimonio de una madre aparecido en una publicación de la Fundación Alcohol y Sociedad ilustra una postura más realista, aquella que se centra en aplacar el abuso y no en el mero consumo de alcohol. «Mis hijos», asegura Marta Peláez, «como la mayoría de los chicos y chicas, han bebido alcohol. Una vez, Ernesto, el mayor, volvió a casa con un ojo morado. Creo que la absurdidad de las consecuencias de abusar del alcohol le han servido para aprender a ser más responsable».
Y es que, como afirma García Campos, «las drogas legales se presentan en nuestra sociedad como objetos de consumo atractivos y deseables». El adolescente no vive aislado de un clima de opinión del que seguramente también participan los padres. Si el padre o la madre beben en casa, ¿tienen legitimidad para decirle a sus hijos que beber es malo per se? ¿No resultaría más apropiado cambiar la frase por emborracharse es malo?
Así piensan muchos, para quienes la lucha debería centrarse en que no se trivialicen los episodios de consumo abusivo todos los fines de semana. Salir a pillarse el pedo, en otras palabras.

MITOS Y REALIDADES SOBRE EL CONSUMO

La Fundación Alcohol y Sociedad ha editado una guía para alumnos que recoge una lista de falsos mitos asociados al consumo de alcohol. Confiamos en que alguno te sirva cuando el tema surja en la familia.

Mito: lo peor que me puede pasar por emborracharme es la resaca. Realidad: embriagarse provoca accidentes, comas etílicos e incluso la muerte.

Mito:el que bebe demasiado sólo se perjudica a sí mismo. Realidad: de media, los problemas de alcohol afectan a cuatro personas más además del bebedor. Eso sin tener en cuenta los accidentes de tráfico…

Mito: vomitando se elimina más rápido el alcohol. Realidad: cierto, pero sólo menos de un 2% de lo que se ha ingerido, insuficiente para reducir el nivel de alcoholemia.

Mito: los estimulantes hacen que se pase la borrachera. Realidad: pueden despejar momentáneamente, pero no metabolizan el alcohol, que sigue en el organismo.

Por su parte, Luis García Campos ofrece una serie de pautas de ingesta para reducir el impacto de consumos agudos. He aquí algunas: dejar el vaso en la barra entre trago y trago; tomar tragos cortos; comer algo antes de beber; evitar las rondas; competir con el bebedor más lento (sin que él lo sepa: sólo como referencia); alternar una bebida alcohólica con otra que no lo sea.