El papa Francisco, una vida de cine

Pocas personalidades públicas han alcanzado la popularidad mundial en tan poco tiempo como el papa Francisco.

Lo cual tiene mucho mérito en una sociedad donde con frecuencia triunfan sólo los guapos y los frikis insultantemente jóvenes. Pues no podemos olvidar que estamos hablando de una persona que frisa los 80 años, que atrae a personas de todas las edades, y particularmente a la juventud que busca respuestas a los grandes interrogantes de la vida. Su secreto radica sin duda en su fe inmensa, que atrae por supuesto a los creyentes, pero también en su estilo de vida por encima de las necesidades materiales, en el hecho de que siempre dice lo que piensa, y en su limpia sonrisa, preocupado por todos, de modo especial por esas personas a las que se refiere con frecuencia como “los que viven en las periferias”.

Así las cosas, constituía todo un desafío afrontar un biopic sobre alguien tan mediático, y que era conocido en Buenos Aires como el padre Jorge. El hecho es que esta coproducción hispanoargentina, muy cuidada, supone una aproximación fílmica de hechuras clásicas a Jorge Bergoglio, el papa Francisco. La película está estructurada a través del personaje ficticio de la periodista Ana, que prepara un libro sobre el pontífice. Su investigación sirve para introducir distintos flash-backs sobre el pasado de Jorge –el esquema recuerda a Encontrarás dragones–, desde que siendo joven entra en el seminario, hasta su dedicación sacerdotal como jesuita a los más pobres en la diócesis de Buenos Aires donde es nombrado obispo. Ana conoció a Bergoglio con ocasión del cónclave que eligió a Benedicto XVI, y a partir de ahí se forjó una sólida amistad que incluye consejos sólidos en momentos difíciles en la vida de ella.

Aunque narrativamente el film recurre con frecuencia a continuas idas y venidas temporales que rompen algo el ritmo, el cineasta gallego Beda Docampo sabe atrapar la rica personalidad espiritual y humana de Francisco. Éste está extraordinariamente encarnado por Darío Grandinetti, quien logra superar el escollo de no parecerse demasiado físicamente. Rasgos como la sencillez, el espíritu de acogida, la simpatía y el buen humor, junto a la piedad, se encuentra bien recogidos, nunca parecen artificiosos.

La reconstrucción de época en los flash-backs y la dirección artística son vistosas –resultan completamente creíbles los planos de los dos cónclaves, que transcurren en la Capilla Sixtina del Vaticano– y se evitan planteamientos simplificadores, dentro de lo que admite la limitación temporal del formato fílmico, al mostrar su predilección por las personas más necesitadas, su defensa de la vida o las intrigas de los poderosos de este mundo.

El entusiasmo favorece el aprendizaje

La ciencia asegura que el cerebro está íntimamente ligado al sentimiento y que los estados emocionales positivos favorecen su desarrollo. Por eso, es fundamental que los niños mantengan la ilusión por aprender desde que empieza el curso hasta que termine, porque ese entusiasmo les ayudará a superarlo.

Salvo raras excepciones, los niños comienzan el curso encantados: la emoción de reencontrarse con sus amigos, la satisfacción de pasar a un nivel superior, la curiosidad por descubrir los libros nuevos… Son alicientes que contribuyen a que las primeras semanas escolares transcurran como la seda. Lo malo es que este espíritu positivo no se mantiene siempre tan en alza. A medida que pasa el tiempo y las lecciones van siendo cada vez más complicadas, los ejercicios más difíciles y los deberes más abundantes, ese entusiasmo va desapareciendo y en algunos casos termina siendo sustituido por la desilusión, el aburrimiento, la apatía… ¡Hay que actuar! Debemos intentar evitar por todos los medios que los estudiantes lleguen a esta situación de desidia. Primero, para que no lo pasen tan mal (cuanto más desanimados estén, más cuesta arriba se les hará el curso) y segundo, porque numerosas investigaciones médico-científicas aseguran que el entusiasmo es un estimulante para el cerebro, que regenera las neuronas y facilita las sinapsis entre ellas, favoreciendo los procesos de aprendizaje. En esta misma línea, Alfred Sonnenfeld, doctor en Medicina y en Teología y catedrático de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), afirma: “Todos tenemos un potencial mucho mayor de lo que nos imaginamos, pero debemos contar con una motivación que nos empuje a actuar con entusiasmo, porque sólo si estamos entusiasmados podemos alcanzar lo que pretendemos”. “Efectivamente es así y los chicos que estudian sin ilusión se encuentran con un enorme impedimento para avanzar en clase”, corrobora la psicóloga Concepción Ocaña. “Por eso, siempre que los adultos veamos a nuestro hijo o alumno apático debemos convertirnos en su motor e impulsarle a interesarse por lo que tiene que aprender. ¿Cómo? Transmitiéndole ilusión, contagiándole nuestras ganas de descubrir algo nuevo cada día y explicándole que lo que tiene que estudiar en realidad no es tan aburrido como a él le parece y seguro que consta de apartados, aunque sean mínimos, que merece la pena escudriñar”.
“buenos aprendices”
El psicólogo Guy Claxton, experto en aprendizaje, insiste en su obra Vivir y Aprender (Alianza Editorial) en la enorme relevancia que tiene que los adultos dejemos ser “buenos aprendices” a nuestros hijos y alumnos. Explica este autor que para despertar el interés de los chicos por saber y lograr que se entusiasmen con lo que están aprendiendo debemos seguir las siguientes pautas:
–Incitarles a debatir sobre los temas que tienen que estudiar, pero también por los que les inquietan o atraen fuera del ámbito académico.
–Dejarles participar y colaborar en su formación activamente.
–Darles oportunidades de desarrollar sus propios gustos y criterios, así como su imaginación.
–Enseñarles técnicas de relajación para que no se angustien al comprobar la extensión de los temas que tienen que estudiar ni lo complicada que puede resultar una materia.
–Incitarles a buscar soluciones por sí mismos y a evaluarlas tranquilamente después, para que se conviertan en analistas.
¿Y qué ocurre si al comportarnos de esta forma con ellos, se equivocan? Según Claxton, no pasa nada. Darles un margen de tiempo para que reflexionen y permitirles que metan la pata varias veces, hasta dar con el resultado correcto, son otras de las condiciones básicas que deben reunir los “buenos aprendices”, pues estas experiencias son, precisamente, las que les llevan a entusiasmarse con lo que tienen delante.

Descubrir “in situ”
Además de tener en cuenta las pautas recomendadas por Claxton, la psicóloga Concepción Ocaña señala que para mantener el interés de los niños por saber, tanto los padres como los profesores debemos acompañar nuestras explicaciones teóricas con vivencias prácticas; es decir, llevarles a exposiciones, bibliotecas, teatros, museos de diferentes tipos (arte, ciencia, naturaleza)… También son muy buenas costumbres dejarles hacer experimentos controlados en casa y en el laboratorio del colegio y llevarles al campo de excursión a menudo, para que se deleiten observando y explorando la naturaleza en estado puro. Según nos explica la especialista: “Cuando el estudiante experimenta y descubre cosas por sí mismo se impregna de sensaciones agradables muy positivas, que le motivan y potencian sus ganas de aprender. No es palabrería, esto ocurre así por una explicación muy sencilla: en el tálamo se elaboran los estímulos visuales y auditivos y cuando al niño le resulta interesante lo que está experimentando, esas imágenes y sonidos actúan como impulsos que estimulan sus neuronas y las conexiones entre ellas, algo que a su vez favorece la asimilación y la memorización de lo que está descubriendo”.

En cuanto a la motivación, es otro aspecto a aclarar. Sin ella, el rendimiento escolar baja, pero ojo, el niño también rinde por debajo de sus posibilidades cuando está tan sumamente motivado que estudiar le produce ansiedad. Esta situación se presenta cuando el alumno es muy perfeccionista y se exige mucho a sí mismo y también cuando se siente presionado por sus padres, pues le piden notas altísimas y él no quiere decepcionarlos. “La clave para motivar a un estudiante moderadamente, sin transmitirle angustia ni permitir que él mismo se estrese cada vez que se pone delante de los libros radica en explicarle que su meta no es convertirse en el número uno de la clase, sino en ir superándose a sí mismo poco a poco. Debe ir construyéndose como persona, al ritmo que sus posibilidades le permitan, ni más ni menos”, afirma Concepción Ocaña. “Y en este proceso no caben las comparaciones ni los castigos. Las comparaciones, porque sólo conllevan situaciones negativas: rivalidad, enemistades, complejos… Y los castigos, porque enseñan a los niños que el entusiasmo debe proceder de un factor externo (conseguir el premio y huir del castigo) y esto no es verdad. El entusiasmo debe nacer del interior de cada uno. Para el estudiante no hay peor castigo que ver que no progresa y con eso ya tiene bastante. Por el contrario, comprobar que sabe resolver por sí mismo las dificultades que se va encontrando en su camino es el mejor aliciente para que continúe manteniéndose ilusionado y con un buen nivel de autoestima. Y para que finalice el curso con las mismas ganas de saber y el mismo entusiasmo con que lo ha empezado”, concluye la psicóloga.

Un mundo más interconectado

EL CURSO ENFILA SU TRAMO FINAL Y LA FACETA académica cobra mayor presencia en las horas familiares. Sobre todo en las etapas educativas más avanzadas, las calificaciones cobran mayor protagonismo ya que condicionan el futuro inmediato de los chicos y chicas. Pero esta circunstancia no sólo tiene que ser vista desde el punto de vista más negativo, el del suspenso, sino también que se acerca la hora de tomar importantes decisiones para su futuro.

ES EL CASO DE LOS ESTUDIANTES DE BACHILLERATO que tras tantos años terminarán su etapa escolar y afrontan, en un alto porcentaje
de los casos, su futuro universitario. Para ellos, ya saben que cada número de PADRES les proporciona un consultorio de orientación universitaria para que puedan conocer con algo más de detalle las posibilidades, perfiles académicos y salidas profesionales de los distintos grados. No obstante,
en este mes nos hemos querido detener en esos sueños que para muchos estudiantes puede ser estudiar en esas universidades internacionales sobre las que han leído, han visto incluso en películas y se asocian a adelantos tecnológicos y científicos diversos.

Y LO HEMOS QUERIDO HACER A TRAVÉS DE LA MIRADA y las recomendaciones de un grupo de estudiantes que ya estudian en esas instituciones de prestigio. Cómo se decidieron, qué dificultades encontraron y qué pasos y fases hay que cumplimentar para acceder a estas universidades. Una información práctica pero que trasluce que estamos ante una juventud, a pesar de que la visión negativa sobre ella es recurrente en los medios de comunicación, que tiene amplios horizontes e inquietudes, que no conoce fronteras y que ven su futuro desde lo global e internacional.

Y ES QUE NO SÓLO POR LA TECNOLOGÍA, AUNQUE TAMBIÉN, sino por la globalización, la introducción de los idiomas y otras dinámicas sociales, el mundo se ha hecho más pequeño e interconectado. También para los padres, y en ese sentido vivimos un boom de la blogosfera maternal/paternal, progenitores que vuelcan en la red sus inquietudes y vicisitudes en este reto que es criar y educar. Es en este reto en el que también participamos desde PADRES, poniéndoles en contacto cada mes con los mejores expertos y especialistas para que les acompañen en la Educación de sus hijos. Nuestra visión, ayudarles en la formación integral de sus hijos en colaboración con los centros educativos.

Adiós a las faltas de ortografía

Para dejar de tener faltas de ortografía los estudiantes deben entender por qué las cometen y recurrir a las técnicas recomendadas por los expertos para corregirlas. En cualquier caso tienen que ser muy constantes y pacientes, pero el esfuerzo merece la pena: un texto bien escrito les abre más puertas tanto dentro como fuera del ámbito escolar.

Por SILVIA CÁNDANO

Los profesores se quejan a menudo de la cantidad de faltas de ortografía que comenten sus alumnos. Y no es para menos: un estudio realizado en 2012 por la Consejería de Educación Valenciana, con 47.000 alumnos de 4º de Primaria, concluyó que los pequeños cometieron un 43% de errores ortográficos. Y lo malo es que en estos años la situación no ha mejorado mucho; es más, parece que el escribir como a cada uno le da la gana está cada vez más permitido, que lo que realmente importa es comunicarse, al margen de las normas establecidas para ello. Pues bien, esta tendencia, tal y como explica Louisa Moats, vicepresidenta de la Asociación Internacional de Dislexia, debería erradicarse, por la sencilla razón de que “las reglas de ortografía favorecen el desarrollo del vocabulario y la creación de palabras nuevas y facilitan la lectura ayudando a comprender las palabras desde su lengua de origen, su sonido y su significado”. Otros especialistas, como el psicólogo Dan Willingham, también defienden la formación de los alumnos en ortografía porque el cerebro recurre a ella para decodificar las palabras de dos maneras distintas: primero, otorgándolas un sonido, y segundo, uniendo las letras escritas con las representaciones que tenemos archivadas en nuestra mente, lo que nos permite identificar esa palabra inmediatamente.

Una vez expuesta la situación y aclarada la importancia de escribir correctamente, veamos cuáles son los motivos por los que los estudiantes de hoy cometen tantas faltas ortográficas.

 

El origen del problema

Dice Elena Aparicio, psicóloga del Centro de Psicología Kamyno, de La Coruña: “Cuando un niño está aprendiendo a escribir es normal que cometa muchas faltas de ortografía, pero pasado un tiempo, si continúa cometiendo una cantidad llamativa de errores ortográficos hay que descartar posibles problemas neuropsicológicos, como el trastorno por déficit de atención. Si el niño no se concentra, es muy fácil que cambie la “b” por la “v”, que no ponga “m” antes de “p” y “b” y que omita la “h” cada dos por tres. También hay que comprobar si es disléxico. En caso de que lo sea, su cerebro irá más rápido que su vista al leer y escribir, le costará más establecer la relación entre letras y sonidos y deletreará peor, y todo ello le complicará la adquisición de mecanismos para la correcta lecto-escritura. En ambos casos es necesario que el niño sea tratado por un especialista, que le ayude a superar sus dificultades. Así, entre otros muchos avances, también escribirá mejor”.

Hecho esto, si el niño no presenta ninguno de estos problemas, hay que analizar otras posibles causas que justifiquen su forma incorrecta de escribir. Por ejemplo:

  • Una baja motivación. Si el pequeño se aburre en clase o no le interesa lo más mínimo lo que le mandan leer o escribir, es lógico que disminuya su atención al hacer dictados o al elaborar una redacción y esto le lleve a cometer más faltas.
  • Un exceso de reglas y excepciones. A veces el niño memoriza tantas normas, que necesita más tiempo que el estipulado en clase para poder asimilarlas bien.
  • El uso de un léxico inadecuado para su edad. Si el alumno escucha palabras que no entiende bien y que no suele utilizar en su vida cotidiana, es mucho más probable que no las escriba como es debido.
  • La valoración que en su centro escolar dan a la presentación de sus textos. Si el profesor presta mucha más atención al contenido que a la forma, es comprensible que el alumno apenas se esmere en cuidar ésta.

 

¿Influye el uso del móvil?

Actualmente, muchos padres y profesores piensan que el aumento de las faltas de ortografía se debe, en gran parte, al uso de las abreviaturas que los chicos emplean al escribir mensajes con sus móviles. Pues bien, parece ser que no es así: un ensayo llevado a cabo en 2014 por tres universidades francesas, patrocinado por el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), asegura que los hábitos de escritura de los estudiantes en sus mensajes no cambian lo que ya saben o no de ortografía, de la misma forma que tampoco lo hacían antes la taquigrafía ni las abreviaturas tradicionales utilizadas al escribir apuntes en clase. “Sin embargo, yo creo que la cantidad de mensajes que los chicos envían y reciben cada día, la rapidez con la que lo hacen, la escasa atención que dedican a descifrarlos y el uso indiscriminado de los juegos en sus dispositivos móviles son factores que no ayudan lo más mínimo a que aprendan y fijen en su memoria las reglas ortográficas”, apostilla Elena Aparicio.

 

Cómo ayudarles a mejorar

Vistos los motivos, ¿qué podemos hacer para que nuestros hijos y alumnos vayan cometiendo cada vez menos faltas de ortografía?

  • Analizar cada caso por separado. “Aquí no vale globalizar. Hay que observar el manejo que cada estudiante hace de la lengua e investigar qué factores motivan sus errores en particular. Acto seguido llega el momento de implicar al alumno en la comprensión de esa regla, para que la interiorice y la emplee adecuadamente”, explica Elena Aparicio. Las dificultades más habituales que suelen encontrarse los estudiantes son la colocación de la “h” y las dudas entre la “j” y la “g”, la “v” y la “b” y la “z” y la “c”. La diéresis encima de la “u” también suele dar problemas a los niños que están empezando a escribir.
  • Aficionarles a la lectura. Que un alumno lea mucho no implica necesariamente que vaya a escribir bien, pero ayuda bastante, puesto que refuerza la imagen léxica que tiene de las palabras. Por supuesto, para que un niño lea es imprescindible que sus padres lo hagan.
  • Enseñarles las reglas de ortografía. Dicen Ellis y Young, estudiosos del lenguaje por excelencia, que el conocimiento de las reglas ortográficas es necesaria para paliar las faltas ortográficas, pero no resulta suficiente, puesto que más del 50% de las palabras tienen restricciones. Por eso, además de leer mucho, los niños también deben escribir a menudo.
  • Fomentar la escritura. Y mejor aún que lo hagan a mano, en lugar de usando la tablet o el ordenador, porque así tienen que prestar una mayor atención. Podemos inventar infinidad de pretextos para que los niños escriban: que se inventen cuentos, que relaten su visita al zoo, que cuenten a sus abuelos cómo les ha ido el día… Cuanto más se adentren en el mundo de las letras, mejor se manejarán en él.
  • Hacerles dictados y repasarlos con ellos. Según Ellis y Young, es muy positivo que el estudiante haga dictados y que sus padres y profesores se los corrijan después, pero ojo: las correcciones de sus errores ortográficos sólo serán productivas si el niño repasa posteriormente las faltas que haya tenido. De esta manera, el dictado refuerza el sistema visual de las palabras escuchadas, mientras que el repaso y la copia de las faltas fija el sistema visual de las palabras escritas.
  • Evitar el corrector cuando escriben con el ordenador. Sabiendo que cuentan con el corrector ponen menos atención, pues confían en que la máquina les corrija. Además, el corrector no entiende el contexto, por lo que muchas veces da por buena una palabra que en realidad es errónea.
  • Eliminar el castigo en el uso de dictados y correcciones caligráficas. Por la sencilla razón de que causa el efecto contrario al deseado.
  • Realizar un análisis positivo de los errores ortográficos. “Al contrario que el castigo, da muy buen resultado elaborar una lista con las faltas más comunes y sistematizarlas con reglas o estrategias para descubrir la ortografía correcta de cada palabra. Por ejemplo, pensar en los cuernos de una vaca ayuda a recordar que esta palabra se escribe con “v” y visualizar una barriga incita a escribir esta palabra con “b”, explica Elena Aparicio.
  • Recurrir a actividades lúdicas. Anagramas, juegos de formar palabras, sopas de letras, crucigramas, adivinanzas escritas… Lo mejor de estos entretenimientos es que el alumno no se da cuenta de la importante tarea “ortográfica” que está llevando a cabo, por lo que no le cuesta trabajo realizarla y puede pasar mucho tiempo dedicado a ella.
  • Familiarizarles con el uso del diccionario. Tanto en papel como en internet, les ayudará a resolver todas las dudas ortográficas que les surjan.
  • Enseñarles a buscar sinónimos. Si dudan sobre cómo se escribe una palabra y no pueden consultar el diccionario, la solución es sustituirla por otra de significado igual o parecido.
  • Animarles a echar mano de su memoria visual. Cuando una palabra les genere duda, deben escribirla de las dos maneras posibles. Si tienen buena memoria visual, optarán por escribir la versión que más veces han visto escrita en sus libros de texto, cómics y novelas.

 

Cuestión de práctica

No hay una edad a partir de la cual se dejan de tener faltas de ortografía. Desde los 11 años los niños ya conocen todas las reglas ortográficas, incluidas las del uso correcto de los signos de puntuación, pero ya hemos visto que algunos de los lingüistas más prestigiosos del mundo aseguran que esto no es suficiente para no cometer errores. “Escribir sin faltas es un objetivo que sólo se consigue a base de mucha práctica y observación, haciendo que los estudiantes reparen en los errores que han cometido para que no vuelvan a caer en ellos nunca más, o al menos, para que los cometan cada vez con menor frecuencia”, concluye Elena Aparicio.

 

lisbet-rodriguezLisbet Rodríguez del Risco, psicóloga especializada en Psicología Escolar del Gabinete de Psicología Psico-Vida, de Zaragoza.

“Si no les gusta leer ni escribir también hay solución”

¿Cómo supera las faltas de ortografía un niño al que no le gusta leer ni escribir?

“No hace falta que lea un libro si no le apetece, pero podemos animarle a que nos lea el prospecto de un medicamento, las instrucciones de un electrodoméstico o las prestaciones que nos ofrece el seguro de la casa. E igual pasa con la escritura: si le aburre redactar cuentos o lo que ha hecho durante el fin de semana, podemos pedirle que nos ayude a escribir la lista de la compra o los lugares que le gustaría visitar en vacaciones, y eso sí, luego corregiremos el escrito entre los dos. Hacer algo con los padres siempre resulta más estimulante para los niños que hacerlo a solas. Además, está comprobado que aprender de forma lúdica y en compañía no sólo es más divertido, sino también más efectivo y duradero”.

Desde el punto de vista psicológico, ¿es adecuado bajar puntos a los alumnos en un examen por las faltas de ortografía o es una medida que les desmotiva?

“Personalmente creo que si estamos fomentando una escuela inclusiva, que respete las diferencias, deberíamos tener en cuenta esas diferencias a la hora de calificar los exámenes. Un alumno que conoce las reglas ortográficas y no las aplica por desmotivación, no debe ser valorado igual que un alumno con serias dificultades en la lectoescritura, que se esfuerza un montón en hacerlo lo mejor que puede. Así deberían ver los maestros a sus alumnos: con sus individualidades. De este modo las calificaciones no serían una cifra inamovible, sino un número ajustado a cada individuo y en cada caso, bien empleadas y motivadoras”.

 

¡CUIDADO CON LAS 10 FALTAS MÁS HABITUALES!

A diario, durante una semana, repasa con tu hijo este listado de faltas ortográficas que los estudiantes cometen con más frecuencia y ponle ejemplos que le ayuden a entender cada regla. Verás cómo poco a poco va escribiendo mejor.

  1. ¡Ay!, hay y ahí. ¡Ay, qué daño!/ Hay muchas manzanas en el cesto/ Ahí está el gato
  2. A ver y haber. A ver qué sucede mañana/ No debe haber mucha gente
  3. Calló y cayó. Se calló en cuanto empezó la película/ Se cayó por un terraplén
  4. Valla y vaya. Esa valla es de color rojo/ ¡Ojalá se vaya pronto!
  5. Hecho y echo. He hecho magdalenas para merendar/ Te echo de menos
  6. Haya, allá y halla. Este mueble es de haya blanca/ No vayas allá/ Halla el resultado
  7. Tubo y tuvo. El tubo de la cañería está oxidado/ Tuvo que irse al médico
  8. A y ha. Ven a jugar/ Se ha caído
  9. Sino y si no No es verde, sino azul/ Si no duermes estarás cansado
  10. Por qué, porque y porqué. ¿Por qué no vas?/ Porque no puedo/ El porqué de mi enfado

 

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LIBROS Y JUEGOS PARA APRENDER A ESCRIBIR CORRECTAMENTE

Infantiles:

  • Ana Tarambana: líos de ortografía (Ed. Molino).
  • El gran juego de la ortografía: los cazafaltas (Ed. Espasa Libros).
  • Stilton: Lengua y ortografía (Ed. Medialive).

Juveniles:

  • Apuntes de ortografía (Ed. Parramon).
  • Ortografía para la ESO (Ed. Vox).
  • Ortografía divertida (Ed. Edinumen).

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Un escaparate lleno de oportunidades y beneficios para los docentes

El Grupo Siena ha creado el Club del Profesor, un servicio gratuito dirigido a cualquier docente, y con el que se accede a toda una serie de ofertas y beneficios para organizar multitud de planes consiguiendo un ahorro en cada uno de ellos.

Por: ADRIÁN ARCOS

Qué mejor manera hay de valorar el esfuerzo y el trabajo de aquellas personas a las que nos dirigimos que ofrecerles toda una serie de beneficios. Es lo que ha pensado el Grupo Siena –empresa editora del periódico MAGISTERIO– mediante la creación del Club del Profesor, el primer club de beneficios para los docentes. A través de clubdelprofesor.com, cualquier docente que acredite serlo puede acceder de forma completamente gratuita a un escaparate lleno de oportunidades y ofertas con las que puede organizar multitud de planes consiguiendo un ahorro en cada uno de ellos.

El Club del Profesor no solo está dirigido a los suscriptores de cualquiera de las publicaciones del Grupo Siena, sino que está abierto a los 800.000 docentes que hay en toda España, tanto universitarios como no universitarios dentro de los empleados públicos. Para acceder al Club, lo único que el profesor necesita es acreditar serlo a través de una serie de datos básicos e indicando el centro en el que trabaja. Es, por tanto, el primer Club de beneficios dirigido a todos los profesores, que conforman el colectivo profesional más numeroso en nuestro país, justo después del colectivo médico.

El Club se ha puesto en marcha en colaboración con Inspiring Benefits, el mayor grupo dedicado a la creación de clubes de incentivos para empleados. El servicio dispone de más de 1.500 acuerdos con más de 12.000 puntos de venta en establecimientos y con los principales proveedores on line.
De esta forma, y a través de todas esas empresas, el docente accede a más de 2.000 descuentos que pueden ser de su interés.

En concreto, hay tres tipos de acuerdos. Por un lado se encuentran los descuentos en establecimientos. Principalmente a través de la impresión de cupones y presentándolos en alguno de los más de 7.000 puntos de venta disponibles, los miembros del Club pueden acceder a esos beneficios mediante este sistema más tradicional.

Por otro lado, el profesor puede acceder a descuentos directos en compras on line. A través de un código de promoción, o directamente accediendo a una página especial, se puede obtener un descuento directo en las compras on line antes de pagarlas.

Y, por último, también se pueden realizar reembolsos en las compras en los principales portales on line. Este sistema, basado en el ahorro en hucha, permite que los proveedores devuelvan el dinero por las compras que realizan los usuarios, de forma que se deposita ese dinero en las huchas de cada usuario. Cuando el profesor accede a una tienda que tiene esta modalidad de ahorro y realiza una compra, se le devuelve el porcentaje correspondiente. Por ejemplo, si realiza una compra de 100 euros en una tienda que devuelve el 5%, se le ingresan 5 euros en su Hucha (aunque normalmente el reembolso se calcula sobre el importe sin IVA ni gastos de envío). Según se vaya llenando la Hucha, el docente puede recuperar el dinero de diversas formas: mediante una transferencia bancaria a su cuenta corriente, a través de tarjetas regalo o incluso podrá donarlo a una ONG si lo prefiere. Es decir, no debe gastar ese dinero en un catálogo cerrado ni nada parecido. En la página de “Mi Hucha”, dentro del Club del Profesor, se puede controlar el
estado de los ahorros y las compras.

 

UN CLUB DENTRO DEL CLUB

El Grupo Siena tiene pensado seguir adaptando el Club a las necesidades educativas, y el siguiente paso va a consistir en incorporar un nuevo club dentro del Club del Profesor. La idea es añadir a empresas muy relacionadas directamente con el sector educativo, de forma que respondan a las necesidades habituales de compra de los centros –empresas editoriales, tecnología, material escolar, infraestructura–, ofreciendo unas condiciones
de compra y unos precios muy favorables acordes al presupuesto de los centros.

 

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ALGUNAS CATEGORÍAS DEL CLUB

 

Viajes. Dentro de la categoría “Viajes” podemos encontrar agencias de viajes como Halconviajes.com, lastminute.com o Viajes El Corte Inglés; hoteles, como Barceló o Hoteles.com; vuelos y billetes, como Rumbo, Expedia, eDreams o Logitravel; alquiler de coches, como Hertz o Europcar; spas y balnearios, como Hotelopia; y cruceros como Solocruceros.com.

 

Restaurantes. En esta categoría encontramos tanto servicios para buscar restaurantes, como Restaurantes. com o El Tenedor; como comida
a domicilio, como Just Eat o Laneveraroja.com.

 

Boutique. Aquí podremos comprar ropa de marcas como Ralph Lauren, Desigual, Nike; acceder a tiendas como Zalando, Asos o DisneyStore; y además accedemos a permuferías como Yves Rocher, L’Occitane en Provence y Prefumerías If.

 

Tecnología. En esta sección podemos comprar todo lo relacionado con informática y electrónica de marcas como HP, LG, Microsoft o Philips y de tiendas como Fnac o Apple Store; también podemos consultar electrodomésticos en Mundoelectro y MediaMarkt; así como acceder al mundo de internet y la telefonía de la mano de Bq, Huawei, Orange o Simyo; incluso encontramos consolas como Xbox y libro electrónico dentro de Casadellibro.com.

 

Hogar. En esta categoría accedemos a muebles y decoración a través de Conforama, Merkamueble, Kavehome o Dormitienda; también al mundo de las mascotas a través de Can & Company y Kiwoko; también a servicios de hogar como Pressto, Mr. Jeff o Tintomatic; así como a la alimentación con Tudespensa.com, La Sirena y Dolce Gusto; o Gourmet como Vinoseleccion y Serrats.

 

Salud y belleza. Aquí accedemos a la parafarmacia como Flexifarma, Botica Digital o Promofarma; a clínicas dentales, como Anpidental, Sanitas, Dentalmedics o Instituto Odontológico; así como a peluquería, como Bliss Booker.

 

Motor. En este espacio encontramos venta de coches a través de Ibericar, Renault o Peugeot, así como talleres y accesorios.

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“Me han dado unas buenas referencias para ir por la vida”

Con una gran personalidad y una paleta de registros interpretativos  más que notable en su aljaba Marc Clotet ha conseguido convertirse en uno de los actores con más futuro del país.  Su prudencia le mantiene con los pies en el suelo afrontando esta etapa de éxito con una humildad que sorprende en los tiempos de hoy. No le importa estar en el escaparate, solamente quiere ser un gran profesional.

José Aguilar: Está viviendo un buen momento profesional  protagonizando con gran éxito la serie de televisión española El caso Crónica de sucesos

Marc Clotet: Sí, yo creo que está gustando mucho porque toca muy bien el tema de una revista que marcó una época y el tipo de historias que se tratan interesan. La fórmula del éxito nunca se sabe dónde está, pero, la verdad, es que lo he pasado genial rodándola.

José Aguilar: Supongo que se considerará un afortunado porque los trabajos que aborda están funcionando…

Marc Clotet: Hay que tocar madera, pero sí es cierto que estoy teniendo la suerte de participar en proyectos preciosos. Siempre intento elegir cosas que merezcan la pena; así que estoy muy contento con mis personajes y espero que sigan llegando a mí para poder darles vida.

José Aguilar: ¿Hay algún personaje que haya sido realmente difícil a la hora de interpretarlo?

Marc Clotet: Yo creo que si eres actor tienes dentro de ti lo necesario para hacer todos los personajes. Dependiendo de cómo mezcles esos ingredientes que llevas dentro, te saldrá una paella u otra cosa. Quizá el personaje que era muy diferente a mí fue el que interpreté en la película La estrella, que era un maltratador psicológico. Aquello fue todo un mundo, en cuanto al comportamiento que tenía, pero siempre tienes algo a lo que poder agarrarte; aunque creo que el más complicado fue el de Paulino de La voz dormida, ya que era un personaje que existió de verdad y eso te da una responsabilidad mucho mayor. Con ese trabajo perdí una gran energía, pero me encantó hacerlo.

José Aguilar: Uno de los regalos de su carrera fue interpretar a un joven Juan Ramón Jiménez. Será usted consciente…

Marc Clotet: Claro que sí, de mayor lo hacía Carlos Álvarez Novoa, que el pobre ya nos dejó. Fue un proyecto en el que entré cuando estaba ya muy avanzado. Cuando realizas una inmersión en un personaje de esas características estás eufórico porque es realmente emocionante. Hay una parte de ti que vive esa época y lo bonito es dejarte llevar y tener la sensación, aunque solamente sea por momentos, de que esa es tu realidad. Así que fue un regalo con mayúsculas. Después, trabajar cerca de Carlos que era todo amor, pasión, talento, trabajo, constancia… era un regalo. Es uno de esos papeles que quedan para el recuerdo.

José Aguilar: Muchos de sus personajes vienen marcados por tener una sensibilidad especial. Si le escogen para interpretar esos registros es que ven en usted a una persona muy sensible…

Marc Clotet: Todo lo agradezco mucho. Primero, tener trabajo en los tiempos que corren es un milagro y, después, interpretar personajes que tengan alma, todavía es más complicado porque es muy difícil que lleguen a ti. Yo intento ser generoso con todo lo que llega a mis manos e implicarme mucho.

José Aguilar: ¿Ha tenido que demostrar más cosas por tener un buen físico?

Marc Clotet: El físico te puede ayudar, pero yo creo que es algo muy subjetivo porque depende de cómo te miran los otros. Está claro que te facilita acceder a ciertos papeles, pero también te encasilla porque parece que no es posible hacer otros perfiles y es una pena porque puedes ser otros personajes muy distintos a la imagen que, en principio, proyectas. Yo creo que mi físico me ha servido para hacer muchas series y películas de época. Debe haber algo en mis rasgos que encaja muy bien y yo estoy encantado con ese tipo de trabajos, que me apasionan, porque hacer un viaje a épocas pasadas siempre es fantástico. Al final, lo único que te ayuda de verdad es ser buen actor. Hay que trabajar mucho para serlo y tratar de mejorar cada día. En eso es en lo que hay que concentrarse y no perder el tiempo.

José Aguilar: ¿Le molesta que le consideren uno de los nuevos galanes?

Marc Clotet: No, pero es que me hace gracia porque yo no me veo así. Hay actores que tienen otros físicos que me parece que encajan más en ese perfil, pero no soy yo el que tengo que decirlo. Siempre agradeces que te digan esas cosas, pero yo no ejerzo ni me comporto como tal.

José Aguilar: ¿Y cómo es usted?

Marc Clotet: Yo soy una persona más y me comporto de una manera natural, tal y como soy,  como me han educado. Tu manera de actuar depende de todo lo que has aprendido y como lo has asimilado. Todas esas cosas marcan tu manera de ser. Como todos soy fruto de mis circunstancias y también de lo que quiero ser.

José Aguilar: ¿Cómo ha sido esa educación que le ha dado su familia?

Marc Clotet: Pues una educación normal, con unos valores bien asentados. Yo creo que me han dado unas referencias muy buenas para ir por la vida. Cuando tienes claras las cosas es todo mucho más fácil.

José Aguilar: ¿Cree que la imagen de los personajes públicos suele distar bastante de su verdadera personalidad?

Marc Clotet: En mi caso tampoco se aleja tanto de cómo soy en realidad. Yo creo que, por ejemplo, los actores se acaban posicionando en un lugar que refleja bastante bien como son en su vida real. Pienso que es una regla que se suele cumplir.

José Aguilar: ¿Lleva bien su proyección pública?

Marc Clotet: Lo llevo bien. Si te dedicas a esto es normal que la gente te reconozca; es como si quieres ser nadador y no quieres mojarte…La televisión te da una fama que tienes que asumir y asimilar como parte de tu trabajo. Tienes que pensar que te debes a esas personas que te siguen. La gente suele ser encantadora y muy respetuosa, salvo casos muy excepcionales que suelen ocurrir a altas horas de la madrugada. Tú formas partes de su vida porque te cuelas en su casa y, si tienen la oportunidad, quieren compartir algo contigo. Todo eso es normal, es parte del juego y hay que aceptarlo con una sonrisa. No es algo que no me deje vivir.

José Aguilar: ¿Cuál es la diferencia, bajo su punto de vista, entre una estrella y un gran actor?

Marc Clotet: Yo creo que lo de estrella es un cartel que te pone la prensa. Se supone que te dan esa “medalla” cuando ya has conquistado una serie de metas que ellos consideran que te abalan. Un gran actor es el profesional que consigue emocionar con sus trabajos. Una estrella puede desaparecer en cualquier momento, un gran actor no porque se ha ido construyendo con los trabajos, el tiempo y el talento.

José Aguilar: Usted sabe lo que quiere  en la vida…

Marc Clotet: SÍ José, yo quiero  trabajar como actor siempre y poder vivir de esto porque es mi pasión y después… llevar una vida tranquila con mi gente.

El boom de los blogs de maternidad y paternidad

Dice el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2010), que la sociedad moderna destaca por el auge de la precariedad, la transitoriedad y la volatilidad de nuestras relaciones. La premisa también se puede aplicar a  las familias, que viven en cierta medida la maternidad en soledad, sin lazos fuertes ni una tribu que las sostenga. En ese contexto, podríamos pensar que internet mantiene ese modelo de lazos relacionales que no exigen compromiso. Pero, por otro, también podríamos pensar que ha venido a cubrir, en cierta forma y salvando las distancias, esa necesidad de tribu. El ejemplo más paradigmático es el auge de los blogs de maternidad, que pone de relieve la necesidad humana de expresar y compartir emociones, de encontrar conexiones, de sentirse comprendido y acompañado.

Por Diana Oliver / Adrián Cordellat

Sabe sobre ello Mónica de la Fuente, CEO de Madresfera, la mayor comunidad de blogs en español, que empezó su andadura en 2011 con un puñado de bitácoras. Hoy son más de 3.500 los blogs registrados en su plataforma: “En la maternidad y la paternidad vivimos una experiencia en la que necesitamos una comunidad a nuestro alrededor, una tribu. Antes teníamos a la familia y amigos a nuestros alrededor, a la comunidad 1.0, los vecinos, la familia extendida, para ayudarnos y darnos apoyo. Pero ahora estamos cada vez más solos. Y ante un cambio vital tan arrollador necesitamos abrir ventanas al mundo y encontrar nuevos vínculos”

Vanesa Piñeiro, por su parte, es autora de  uno de los blogs de maternidad en castellano con más tirón en la red. Gallega y madre de dos hijos, estuvo casi un año leyendo otros blogs de maternidad hasta que la necesidad de expresar también sus sentimientos y su punto de vista la llevó a abrir su propio espacio. Así nació ‘Una madre como tú’, una bitácora que ha aportado a Vanesa gente con la que conectar y una puerta para dar rienda suelta a una de sus pasiones: la escritura: “es maravilloso tener un espacio donde descargar frustración y sentirse comprendida, además de poder ofrecer apoyo a otras madres en el camino de la maternidad”.

¿Y qué le aporta a una madre leer otros blogs de maternidad o paternidad? Mucha información, reflexión y una aproximación a otras realidades. “Si sabes elegir hay blogs que son verdaderas maravillas, con mucho trabajo detrás y con información que cuesta encontrar por otras vías. Hay otros blogs que me hacen pensar sobre temas que en principio no me plantearía, como la gestación subrogada, por ejemplo. Leer a otras madres te hace entender otras maternidades y otras vidas y replantearte muchas cuestiones. Me parece un ejercicio muy sano y necesario”, cuenta Vanesa a Padres y Colegios.

La evolución de la blogosfera maternal

En el año 2015, Madresfera y la agencia Best Relations publicaban el II Estudio de la Blogosfera Maternal en Español. Según el mismo, el perfil que está detrás de la blogosfera maternal es el de una mujer de entorno a 35 años, con estudios universitarios y con una familia, “que dan un giro a su vida y se reinventan en torno a un blog”. Asimismo, destaca que muchas de esas madres son “profesionales que se han visto expulsadas del mercado u obligadas a salirse del sistema tras su maternidad”. A diferencia de otras blogosferas, en la maternal la motivación principal de quienes abren un blog de este tipo es la de la búsqueda de la expresión de necesidades personales. Es decir, desahogo. Por tanto, aún es habitual observar cierta falta de profesionalización; lo que dificulta a muchas madres la posibilidad de convertir el blog en un medio de generación de ingresos siendo solo el 15% las blogueras de maternidad que tienen su blog como principal actividad profesional.

Una percepción que comparte en cierto modo Vanesa Piñeiro, que asegura que la blogosfera maternal “ha madurado bastante” ya que, a su juicio, antes la mayoría de blogs “nacieron como espacios personales sin pretensiones”, mientras que en la actualidad “cada vez son más los blogs que se han profesionalizado, incluso muchos ya nacen pensados para ser blogs monetizables”, extremo que en opinión de gallega ha restado cierta “frescura” a la blogosfera.

“Se avanza lentamente hacia la profesionalización”, corrobora por su parte la CEO de Madresfera. La prueba, para Mónica de la Fuente,  es que son cada vez más los blogs que “buscan salir adelante como proyectos profesionales o ser una herramienta para conseguir trabajo”, además del interés creciente de las marcas en estos espacios que provoca “que se vaya generando más y más negocio”.  El grueso, no obstante, “seguirá siendo personal y no comercial”, una ventana por la que seguir buscando a nuestra tribu 2.0.

 

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Los papás blogueros piden paso

 Buscando “respuestas y experiencias” en el camino de la paternidad, Joaquín Montaner creó en 2011 un listado de blogs de paternidad en castellano. Sólo encontró 16. A inicios de 2016 el listado ya suma más de 120 blogueros, lo que da una idea del salto dado en este ámbito por los papás blogueros: “Ver cómo ha ido creciendo todo este asunto relacionado con los ‪‎papas en la web es algo muy emocionante para mí. Los papás (pocos aún) han entrado en la blogosfera de paternidad y no lo han hecho como algo testimonial o para robar ningún espacio a las mamás, lo están haciendo porque lo viven así, con la importancia que tiene participar de forma activa y presente en la crianza y en el desarrollo de sus criaturas”, asegura Joaquím.

Uno de estos papás es José María Ruiz, el bloguero que se esconde detrás de La parejita de golpe, un espacio en el que este padre sevillano de mellizos, Premio Madresfera 2015 al mejor blog de paternidad, cuenta sus vivencias personales acompañadas con toques de humor o de reivindicación: “El cambio más significativo que he visto en la blogosfera, a menos a ojos de un padre, es que la balanza empieza ahora a dejar de estar un cien por cien inclinada del lado materno, y los papás estamos empezando a ser visibles, y lo más importante, a tener voz”.

La iniciativa Papás Blogueros, fundada por Joaquim Montaner y de la que ya forman parte más de 100 blogueros de habla hispana, es una prueba de ello. De ella forma parte José María Ruiz, que asegura que escribir y “masticar de nuevo las experiencias” a través de las palabras le ayuda a mejorar: “Darme cuenta de errores y aciertos es una forma estupenda de seguir aprendiendo, y mejorando. No soy un buen padre por tener un blog, pero sí estoy convencido de que soy mejor padre de lo que sería sin él, con todo lo que he vivido y aprendido”

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“La anorexia se oculta bien, se confunde con cosas buenas”

Bullying, depresión, anorexia nerviosa… Belén Olías, con 20 años, ya es una auténtica luchadora y ganadora que sabe lo que es vencer estas enfermedades que comenzó a encadenar desde los 13 años. Ahora lo cuenta en su libro, Clara frente al espejo (Arcopress), para que sirva de ayuda tanto a jóvenes como padres y educadores. “Si este libro puede servir, al menos, a una persona me daré por satisfecha”, asegura. En España unas 400.000 mujeres padecen anorexia nerviosa, una cifra estable desde los años 90, pero que se adelanta en edad; desde los 13 años o antes. 

Antes de anorexia nerviosa sufrió bullying. ¿Sus padres no detectaron nada?

Belén Olías Ericsson: Mis padres sabían que algo me pasaba, porque cambié de forma de ser. Me llevaron al médico, y me dijeron que los dolores de estómago eran psicosomáticos, también fueron a preguntar, varias veces, al colegio. Los profesores les decían que tenía muy buenas notas y que estaba muy integrada en la clase. Pero eso no era cierto, me quedaba los recreos en clase, leyendo, porque me daba miedo salir al patio.

Gema Eizaguirre: ¿La anorexia fue consecuencia del bullying?

Belén Olías Ericsson: Fue consecuencia de bullying y de más cosas. El quedar apartada me hizo creer que quien tenía algo malo y a quién se podía odiar, era yo. Entonces, verme tan repulsiva me hizo querer controla esa parte de mi vida que era mi físico. Era capaz de tener las riendas de ello, de lo que comer y dejar de comer.

GE: En el colegio pasó desapercibido su enfermedad.

Belén Olías Ericsson: En muchos casos la anorexia se disimula muy bien, porque se confunden con cosas buenas. Un alumno con trastorno de alimentación suele ser perfeccionista, se toma en serio los estudios… Y cuando las notas van bien y en clase no hay problemas importantes, nadie se plantea que haya algo detrás. Pero si el alumno cambia, se vuelve retraído… Tendrían que mirar más allá, y preguntarse ¿por qué tanta exigencia?

GE: ¿Qué pueden hacer los profesores?

Belén Olías Ericsson: Es difícil que los profesores se den cuenta, porque nos volvemos muy manipuladoras y astutas a la hora de enmascarar todo lo que nos pasa. Creo que hay que enseñar a los alumnos a abrirse, para que cuenten lo que les pasa. Esa confianza que se puede crear entre profesor y alumno, es clave para detectar este problema.

GE: Y sus padres ¿les reprocha que no lo detectaran antes?

Belén Olías Ericsson: No, mis padres hicieron todo lo que pudieron. Aunque cuando estuve muy enferma eché de menos que me cogieran y me dijeran claramente: “Estás enferma y tenemos que pedir ayuda”. Aunque, es cierto, que cada uno es diferente, y para algunos puede ser mejor dejar que se estrelle, para poder reaccionar.

GE: ¿Cómo pueden detectar los padres esa situación?

Belén Olías Ericsson: Dos cosas son fundamentales, primero observar muchísimo. Ellos conocen mucho a su hijo, y saben cómo reacciona ante las situaciones. Si ven que hace cosas que no les encajan: se cierra en banda, no quiere hablar… Eso tiene que alertarles. Y segundo, la comunicación. Este problema es hablar y hablar, aunque sea todo el rato repetir las mismas cosas. Tienes que hablar de eso porque hay algo que te duele, y cuando lo saques dejará de dolerte.

GE: ¿Qué tal es su relación con ellos?

Belén Olías Ericsson: Muy buena, y ha mejorado con el tratamiento. Ahora soy más abierta, cuento lo que me pasa…. Es todo más cercano. También he ganado en madurez, seguridad y confianza en lo que hago. Antes me juzgaba por lo que veía en los demás; ahora el juicio que me vale es el mío. Respeto el de los demás, pero ya no me echa por tierra cualquier crítica que recibo.

GE: ¿Hubo algún punto de inflexión que le hiciera ponerse a luchar?

Belén Olías Ericsson: Fueron varias pequeñas cosas que se juntaron en mi cabeza, y por las que vi que de ahí no podía pasar. Una de ellas fue cuando me ingresaron en Málaga, durante 10 días. Había una mujer, de unos 40-50 años, con una depresión muy grave que se había intentado suicidar cinco veces. Entonces vi que mi depresión no podía ir a más, porque no quería encontrarme con esa edad en una clínica buscando maneras de suicidarme. En ese momento decidí que iba a luchar por salir.

GE: ¿Qué papel jugaron sus amigos?

Belén Olías Ericsson: Ayudaron por el mero hecho de estar cerca, más que por decirme que comiese. Sabía que los tenía ahí, que podía llamarles y ponerme a llorar, sabiendo que no me iban a juzgar.

GE: ¿Hizo amigas con el mismo problema?

Belén Olías Ericsson: No, pero echaba de menos a alguien que tuviera mi problema. Primero, por el lado negativo, para hacer carreras de perder peso; por motivarte a seguir enferma. Luego, también necesitaba a alguien con quien desahogarme. Con una chica, que conocí en Málaga, hice carreras. Decíamos: “Hoy no vamos tomar nada, sólo Coca Light y chicles sin azúcar”, y nos íbamos contando cómo lo hacíamos.

GE: ¿En qué fase está de recuperación?

Belén Olías Ericsson: Ya duermo en casa y hago mi vida normal. Recibo el tratamiento en hospital y voy a unas terapias tres días a la semana. Estoy bien, feliz, estoy recuperando mi vida y eligiendo lo que ahora quiero hacer de verdad, que es cambiar de carrera, dejar AD y Matemáticas, y comenzar Psicología.

GE: Precisamente en su libro es muy crítica con estos especialistas de los que pasó por 15 psicólogos y psiquiatras.

Belén Olías Ericsson: En este tema no hay muchos psicólogos que sepan de verdad lo que es esta enfermedad. A mí me fue muy difícil encontrarlo. También he conocido a muchas chicas con el mismo problema. Muchos psicólogos se quedan en la superficie porque quieren abarcar todos los temas. No profundizan en lo que es de verdad esta enfermedad.

GE: Esta sociedad tampoco ayuda mucho: culto al cuerpo, la imagen, estar a régimen…

Belén Olías Ericsson: Hay que ir a la raíz del problema. Hay que intentar que la gente aprenda a quererse y a aceptarse cómo es, sin buscar imitar modelos a los que sólo es posible llegar por medio de una enfermedad. En estos momentos, estoy contactando con firmas de moda para regular las tallas, y que una 40 sea la misma en todas la firmas. Está muy bien que en los desfiles se exija un peso a las modelos, pero hay que ir más allá.