Cristina Gutiérrez: “El miedo aumenta cuando no permitimos a los niños que lo afronten”

Por Gema Eizaguirre

Afrontar la vida con paso firme y seguro, aportando lo mejor a la sociedad y superando miedos desde la gestión emocional. Cristina Gutiérrez en su libro Crecer con valentía (Ed. Penguin Random House) aporta ideas y consejos para introducir en el día a día la gestión emocional para conseguir esa fuerza interior. Esta educadora dirige “La Granja”, Ability Training Center, un proyecto donde enseñan habilidades socioemocionales de una forma práctica y efectiva a niños de 3 a 14 años.

¿Cuáles son los principales miedos que tienen los padres a la hora de educar?

El más común e intenso es que sus retoños no sean felices. Muchos no soportan ver a su hijo llorar, incluso con dos o tres años, y hacen lo que sea para evitarlo. Es como si la tristeza o el enfado de un niño significase su fracaso como progenitores. Negar las emociones desagradables, conduce a que a los niños les dé también miedo sentirlas, llegando a invalidarlas, lo cual es peligroso. Hemos de dignificar todo lo que sentimos, para estar tranquilos y poder regularlo de manera positiva.

Habla de muchos miedos como: que los hijos no sean felices, que no puedan conseguir lo que desean, no ser padres perfectos, traumatizar al poner límites…

El problema no es el miedo, es una emoción natural. El problema es no afrontarlos porque, en ese caso, se harán cada día más grandes, y al final mandarán en nosotros. El miedo ha aumentado porque no permitimos a nuestros niños que lo afronten, así que el temor acaba invadiéndoles cual virus, y se hacen mayores sin tener esa herramienta vital, la valentía, para ser autónomos y caminar con paso firme.

El problema no es el miedo, es una emoción natural. El problema es no afrontarlos porque, en ese caso, se harán cada día más grandes, y al final mandarán en nosotros.

Una de las recomendaciones que ofrece en su libro es que se deje claro en casa que no todo vale y que hay que esforzarse. ¿Cómo explicarlo a los hijos?

Teniendo claro que los hábitos y los límites nos dan seguridad, pues somos animales sociales. Y si queremos hijos seguros, hemos de poner límites claros y firmes. Decir “no” y mantenerlo sin temer que los niños se nos van a traumatizar por ello. Un límite claro y firme no significa gritos, malhumor o no escuchar a los hijos, se refiere a tener claros los valores de la familia y que el comportamiento que se espera de cada miembro se corresponde con las normas establecidas en casa.

¿Cuáles son los mayores valores que nos aporta saber gestionar nuestras emociones?

La Educación Emocional de verdad, la práctica, nos hace fuertes y nos acerca al bienestar y a descubrir quiénes somos y cuál es nuestro potencial, en qué somos buenos. Y todo ello consigue lo que todos soñamos, hijos y alumnos con fortaleza interior, capaces de superar la adversidad.

¿Y si esto tan importante, no debería estar en las escuelas?

Por supuesto, y por cómo están las cosas, diría que ahora no solo es importante, es urgente. La Educación emocional nos ayuda a entender qué sentimos, por qué y cómo podemos regularlo de manera positiva para nosotros y para los demás. Por nuestra experiencia, solo puedo decir que para que la Educación emocional sea verdad, hemos de empezar por nosotros mismos. ¿Cómo? El primer paso es responder una simple pregunta ¿Quieres? Si la respuesta es que sí, ya tienes el 20% hecho. Si es que no, no pierdas el tiempo, ni lo intentes. Y si quieres, hoy en día puedes formarte por muy poco dinero, hay libros y cursos on line, o actividades escolares…

En el libro describe una gran cantidad de niños con carencias emocionales ¿Cómo superar esto?

Hay algo peor que tener un problema, y es no saberlo. Dejemos de mirar a otro lado, basta de disimular y esconder, seamos valientes y afrontemos lo que está pasando. Seamos honestos con nuestros niños. El sistema educativo está obsoleto y se salva por la generosidad y la buena voluntad de los profesores. Gael, un niño de solo 4 años que vino a “La Granja”, le dijo a su madre “Mamá, en ‘La Granja’ ya no tengo frío en el corazón” ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué está pasando para que un niño de 4 años sienta esto? ¡4 años y pone en jaque todo el sistema educativo! ¿Cuándo vamos a empezar a escucharles?

¿Sabemos realmente para qué educamos?

¿Educamos para tener los mejores hijos del mundo, o para tener los mejores hijos para el mundo? El primer caso conlleva presión, estrés y ansiedad, además de egocentrismo y envidia. El segundo te conecta con la generosidad, la alegría de aportar algo bueno, el sentido de pertenencia y el compromiso. Estamos diseñados a lo segundo, y eso es lo que nos produce verdadero bienestar. Nosotros escogemos qué queremos que sean nuestros hijos. Cuando les decimos “no quiero que seas el mejor del mundo, solo el mejor para el mundo” se quedan muy tranquilos, además de provocarles una enorme sonrisa.

[quote]

Cómo detectar esos miedos y avanzar en su gestión

1. Empecemos por aceptar en casa que los miedos son naturales, que no son algo malo que haya que esconder.

2. Podemos explicar que a nosotros también hay cosas que nos asustan, y que todos tenemos la valentía para afrontar el miedo.

3. Recordarles que ser valientes no es no tener miedo, es tenerlo y aun así, hacerlo. Después podemos concretar el miedo para hacerlo más pequeño, y cuanto más pequeño, más fácil será afrontarlo. Por ejemplo, si le da miedo ir de colonias con su colegio, pregúntale “concretamente qué te da miedo”. Si te responde “dormir fuera de casa” puedes decirle: “¡Ah! Entonces no te da miedo ir de colonias, lo que te da miedo es dormir fuera de casa” y del miedo a tres largos días de campamentos, pasamos a solo dos noches. Y podemos seguir con un “y concretamente qué te da miedo de dormir fuera de casa”, a lo que suelen contestar: “añorarme”. Ya hemos pasado de dos noches a dos o tres horas, que es lo que tardará en dormirse.

4. Una vez sabemos cómo superar un miedo sacando nuestra valentía, podremos repetirlo en todas las situaciones, porque el mecanismo emocional es el mismo.

[/quote]

Cómo actuar con los niños durante el confinamiento según su edad

Rosa Mª Jové Montanyola (Lleida, 1961), es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en psicología clínica infantil y juvenil y en psicopediatría (bebés de 0 a 3 años). Pero, sobre todo, es conocida por su papel como divulgadora y por ser la autora de varios libros de crianza convertidos en bestsellers como Dormir sin lágrimas (48 ediciones desde su aparición en 2006), La crianza feliz (27 ediciones), Ni rabietas ni conflictos (18 ediciones), y 365 ideas para una crianza feliz. La escuela más feliz, su último libro publicado.

«Mucho se ha hablado estos días de cómo proceder los adultos en caso de confinamiento: que si mantenimiento de rutinas, horarios, ejercicios… y muchos creen que eso mismo es lo que necesitan los niños, y no siempre es así. Si usted es un padre preocupado por cómo afectará esto a su hijo, le tranquilizará saber que los niños tienen más facilidad que los adultos para superar las adversidades en su vida», afirma Jové, que ha compartido una serie de consejos de actuación según los diferentes tramos de edad para estos días de confinamiento.

De 0 a 2 años:

«La rutina la marcan los padres, ya que, seguramente, les continuarán alimentando, acostando o bañando más o menos a la misma hora. Lo importante a estas edades no son las rutinas (sus padres van a hacerlo por ellos), sino que se lo pasen bien (que jueguen mucho y hagan actividades lúdicas) y que no se agobien. Intentemos, en la medida de lo posible, que jueguen al aire libre: si no hay jardín o terraza, puede ser en el balcón de casa o debajo de una ventana abierta, siempre con vigilancia. Lo único que van a entender de todo lo que pasa es que no pueden salir a la calle, intentemos minimizar ese aspecto. También es bueno contactar por videollamada con personas que vean normalmente (abuelos, canguro, etc.) pero sin forzar», aconseja la psicóloga.

De 3 a 6 años:

«Es bueno empezarles a contar lo que está sucediendo, porque se dan cuenta de grandes cambios y necesitan una explicación que les tranquilice. Tan importante es explicarles lo que sucede, como ser positivos y no dramatizar. Hay una diferencia entre ser positivo y mentir. No vamos a mentir, pero si explicarles el escenario más favorable en cada caso. Hay que adaptar el lenguaje a la edad del niño», afirma Rosa Jové.

Según la psicóloga, lo normal es que a estas edades se siga con las rutinas, pero recomienda «ser flexibles» porque los niños van a ver que sus padres no hacen lo mismo que siempre y ellos también pueden hacer cambios en su día a día, como ver algo más la tele, acostarse un poco más tarde, etc. La experta recomienda también que a los menores «les dé el aire al menos un ratito al día» (puede ser asomados en una ventana jugando al veo veo) para que sigan con el ritmo circadiano, y que hagan juegos en donde desarrollen su imaginación (pintar, bailar, cantar, disfrazarse…) «porque un niño que trabaja su imaginación olvida las preocupaciones».

De 7 a 12 años:

«Aquí ya es imperativo, no solo que estén informados de lo que sucede, sino de que sean proactivos y ellos se protejan, lavándose las manos y manteniendo la distancia social. Si aún no saben lo que es la distancia social, es importante explicárselo para que actúen en consecuencia», explica Jové, que pide a los padres que sigan marcando las rutinas, aunque con mayor flexibilidad. Si los padres van al trabajo o teletrabajan en casa, la psicóloga recomienda aprovechar estos momentos para que los niños y niñas desarrollen también algún tipo de trabajo escolar, «pero si los padres no trabajan, mejor no obligarles». La psicóloga considera también que este es el momento para aprender con las nuevas tecnologías o mediante proyectos, «con los que se aprende igual o mejor, pero sin darse cuenta».

La experta aconseja intentar que los menores «estén ocupados con cosas que les gusten (sí, hasta con videojuegos)», pero ir variando a lo largo del día esas actividades. «Es posible que en estos momentos se incremente la actividad con las pantallas, pero esto obedece a dos motivos: el primero es que todos hemos aumentado el uso de móviles, tablets, ordenadores, etc. no es algo exclusivo de los niños. El segundo motivo es que, en estos momentos e igual que los padres, es la forma de poder estar conectados con sus amigos porque a estas edades ya tienen vida social (muchos niños juegan online con los compañeros de clase o se escriben mensajes…). Son situaciones excepcionales que provocan conductas excepcionales, no hay que reñirles: ya volverán a la normalidad», concluye Jové.

Tips para favorecer unas relaciones familiares sanas durante el confinamiento

La declaración del Estado de Alarma por la pandemia de coronavirus nos ha dejado a muchas familias ante una situación nueva: la de compartir 24 horas en un permanente día de la marmota sin posibilidad de escapar o ausentarse. Y todo ello en un ambiente de incertidumbre y de riesgo sanitario en el que además muchos padres y madres han perdido el trabajo o tienen que teletrabajar con hijos en casa, lo que no siempre es una tarea fácil. Este cóctel de ingredientes pueden no ser fácil de asimilar y de manejar y puede generar situaciones de estrés y de tensión, sobre todo cuando los miembros de una familia no tienen unas relaciones sanas que inviten a una convivencia agradable.

Para Fermín González Cuellar, psicólogo clínico y vocal de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG), ante una situación excepcional como la que vivimos, sin embargo, pueden aparecer “la esperanza, la solidaridad y la cooperación” con los demás, lo que incluye también a los miembros de la familia: ”Me está impactando escuchar continuamente a personas redescubriendo la relación con las figuras más allegadas. Relaciones dormidas que hoy despiertan por la necesidad relacional. Padres, no solo jugando con sus hijos, sino también poniendo creatividad y dejándose impactar por sus ocurrencias e inocencia; padres con hijos adolescentes buscando el diálogo, poniendo en práctica juegos de mesa que recobran las emociones perdidas; y también hijos mayores que hoy miran, sonríen y cuidan a sus padres de manera especial al ser personas de riesgo”.

González Cuellar considera que los beneficios para la salud que aportan las relaciones sanas son innumerables. Entre ellos destaca a nivel físico «una importante reducción del estrés y la ansiedad con los consiguientes efectos de tranquilidad y/o relajación; y una disminución de la tensión arterial y de la tensión muscular». A nivel emocional explica que poder sentir y expresar emociones «favorece un flujo de comunicación y contacto que se traduce en salud». A nivel psicológico, por último, explica que unas relaciones sanas crean “seguridad interna en uno mismo y externa en cuanto a los demás, una seguridad donde la confianza gana espacio, donde hay reconocimiento y validación por y para cada persona y se desarrolla el interés además de por uno mismo por los demás”.

Pautas para fomentar relaciones familiares sanas durante el confinamiento

En base a estos beneficios, desde la Asociación Española de Terapia Gestalt ofrecen una serie de pautas para fomentar las relaciones familiares sanas durante estas semanas de confinamiento:

  • Centrarse en el tiempo presente, en el día a día, en el partido a partido que dicen los futbolistas. “Al no tener una fecha límite de terminación del confinamiento se hace más necesario vivir en el precepto gestáltico del Aquí y Ahora”, explica González Cuellar.
  • Es necesario tomar conciencia de lo que le está pasando a uno mismo y a los demás miembros del contexto familiar, lo que favorece la expresión de lo que piensa o siente cada miembro de la familia. “Una pregunta tan simple como es ¿cómo estás? o ¿qué piensas? favorece el contacto y disminuye el aislamiento o la distancia afectiva entre miembros de la unidad familiar”, argumenta el psicólogo.
  • Es importante crear un ambiente de seguridad en el que el miedo o el enfado no sean patrones que dominen las relaciones.
  • Hay que escucharse a uno mismo en cuanto a los pensamientos que acuden, que a veces pueden ser de preocupación, otras veces catastrofistas y en ocasiones favorecer la crítica y el malestar: “Estos pensamientos disminuyen la vitalidad de la persona y de la familia por lo que hay que estar atentos a ellos. Descubrir que solo sirven para hacernos sentir mal y perjudicar la relación existente es un paso fundamental para frenarlos”.
  • Promover el pensamiento de ideas y la realización de actividades que impliquen la colaboración entre todos. Por ejemplo, las tareas del hogar o actividades físicas o intelectuales. “Estas actividades favorecen el sentimiento de pertenencia y ayudan a mantener la planificación o cronograma normalizado del día a día”, añade.
  • Es importante el uso de los medios audiovisuales disponibles para comunicarnos y poder ver a otras personas que no están en el hogar o viven solos y que, por supuesto, nos interesan y nos preocupan.
  • Es recomendable tomar la iniciativa y favorecer la relación social cuando veamos que un miembro de la familia se aleja o está muy callado.

Cuentacuentos para hacer más llevadero el confinamiento

La literatura infantil está siendo una de las herramientas más utilizadas en estas semanas de confinamiento para hacer más llevaderos los días a los niños y niñas y, a través de ella y de sus historias, «escapar» por momentos del encierro obligado en casa. Los libros siempre han sido una forma única de viajar y los más pequeños de la casa lo están comprobando en primera persona dadas las circunstancias que les toca vivir.

En ese sentido, no es de extrañar que muchas de las iniciativas gratuitas llevadas a cabo desde el mundo de la cultura tengan que ver con los libros. Editoriales, artistas, narradores e influencers están promoviendo acciones de cuentacuentos a través de las distintas redes sociales con las que cada día, por diferentes canales y a diferentes horas, acercan títulos de literatura infantil a los niños y niñas. En Padres y Colegios hemos recopilado cinco de estas iniciativas con las que pasar los días a ritmo de cuentacuentos.

Asociación Álbum: Las 23 editoriales independientes de literatura infantil que forman la Asociación ¡Âlbum!  Se han unido para animar el encierro llevando cada día las virtudes del álbum ilustrado a todas las casas. Bajo el hashtag #Albumalas11, todos los días a las 11:00 de la mañana, coincidiendo con la hora del recreo, los niños y niñas podrán disfrutar de los mejores narradores y narradoras orales de España y de los libros de las 23 editoriales. Un cuentacuentos diario que además sirve para remunerar el trabajo de cuentacuentos que se han visto golpeados por esta crisis que ha paralizado toda actividad cultural presencial. Puedes disfrutar también de estas narraciones cuando te venga mejor en el canal de YouTube de Álbum.

Titiriteros de Binéfar: Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2009, los titiriteros de Binéfar llevan más de tres décadas recorriendo calles, plazas y teatros de España y del mundo con sus espectáculos. Con la llegada del confinamiento, y ante la imposibilidad de realizar sus espectáculos en espacios abiertos, los titiriteros han traslado sus cuentacuentos, canciones y poemas a las redes sociales. Cada día a las 10:00 emiten un breve espectáculo en directo desde su canal de Facebook que luego se puede disfrutar también en su canal de Youtube.

Trastadas de mamá: Con más de 35.000 seguidores, la cuenta de Instagram de @trastadasdemama, narradora, cuentacuentos y amante de la literatura infantil, fue una de las primeras en compartir cuentacuentos en directo para niños y niñas durante el confinamiento. Cada día a las 11:00 de la mañana, en directo y desde su cuenta de Instagram, una nueva historia para disfrutar en familia de la literatura.

Leo Veo: En una agenda concentrada por la mañana, la cuenta de Instagram @leoveo_ nos ofrece una alternativa para la tarde. Así, cada día a las 19:00 horas, Ana y su muñeco Buki nos cuentan un nuevo cuento para hacer más llevadero el encierro. Si no llegáis al directo, durante 24 horas se pueden ver sus vídeos en sus stories.

La fábrica de paraules: el colectivo artístico La fábrica de paraules, que trabaja en el ámbito de la narración oral, la música y la investigación teatral, es el cuentacuentos más madrugador de todos. Cada día a las 9:00 de la mañana emiten en directo a través de su página de Facebook un nuevo cuentacuentos. Aquí podéis consultar todos los que han realizado hasta la fecha.

 

Gregorio Luri: “La literatura infantil tradicional se ha vuelto sospechosa de incorrección política”

El filósofo Gregorio Luri lamenta en Sobre el arte de leer (Plataforma Editorial) el retorno a la moralidad de la literatura infantil, que en su opinión expulsa de las aulas a autores clásicos como Mark Twain. En una época en la que, dice, a los niños les hemos robado espacios naturales para vivir sus aventuras (“son la primera generación de la historia con las rodillas impolutas”), usurparles también la influencia de estos autores es negarles además la aventura simbólica: “Les estamos robando la infancia”.

 

Por Adrián Cordellat

“En nuestro tiempo, parece que todo nos empuja a ser más espectadores que lectores”, escribe en la introducción de Sobre el arte de leer. Unos capítulos después, añade que “la razón principal por la que algunos niños no leen bien es que apenas leen”. ¿Se puede plantar cara a las pantallas? ¿Cómo podemos incentivar la lectura?

A mi me gustan las pantallas y, en general, las nuevas tecnologías. Quiero ser moderno, pero no sólo. Para ser algo más que moderno necesito ampliar mi competencia lingüística y así poder contemplarme a mí mismo desde los ojos de autores que estando más allá de la modernidad, me dicen cosas que no me dicen mis contemporáneos. En definitiva, para ser lector, se necesitan unas ciertas ambiciones sobre uno mismo que se pueden despertar de muchas maneras. Por ejemplo, por el azar amigo que pone en tus manos en el momento preciso el libro adecuado. En última instancia, se vive como se lee.

Dice que para animar a leer hace falta un maestro que conozca su oficio. Pero intuyo que otro aspecto fundamental son unos padres que tengan libros en casa. Hoy con tanta Marie Kondo y tanto minimalismo, los libros han desaparecido de los salones…

Sin duda, crecer en un ambiente familiar lingüísticamente rico, ayuda a dotarse de un lenguaje complejo, pero a quien no dispone de ese ambiente, ¿qué le decimos?

Bueno, unos padres que tengan libros pero que, además, como dice, muestren a los hijos “tantos textos como sea posible y se presenten a sí mismos de manera verosímil como lectores asiduos y -¡ojalá!- audaces”. ¿De padres buenos lectores, hijos buenos lectores?

De padres buenos lectores, hijos con un alto nivel de expresión y comprensión lingüística. Pero el buen lector necesita, además, ir adquiriendo progresivamente conocimientos, autodisciplina (que le permita la convivencia cordial con el silencio), capacidad atencional, dominio del ritmo lector, gusto por la lectura lenta (el buen lector es un rumiante), sensibilidad estética (para disfrutar con la materialidad del lenguaje), inquietud intelectual (para captar la estructura profunda de un texto y los significados insinuados en el mismo).

 

De padres buenos lectores, hijos con un alto nivel de expresión y comprensión lingüística.

 

Hablando de padres. Me ha gustado la referencia que hace al retorno de la moralidad a la literatura infantil y juvenil. Es un proceso que advierto desde hace tiempo. Y curiosamente las editoriales que apuestan por esos libros son las que más ventas tienen. ¿Por qué los padres somos tan fáciles de atrapar por esta literatura moralista?

Por cuatro razones. La primera porque es mucho más fácil proporcionar buenos ejemplos ajenos que propios; la segunda porque la literatura infantil tradicional se ha vuelto sospechosa de incorrección política; la tercera por el emotivismo dominante y la cuarta porque nos falta una didáctica de la literatura que valore a esta última por sí misma. Pero a los niños no se los engaña fácilmente. La prueba es que en cuanto pueden -generalmente a partir de los 11 años-, abandonan esa literatura para encontrar un refugio emocionante en los videojuegos.

En ese sentido, afirma que esta apuesta por lo políticamente correcto expulsa de las escuelas a autores como Mark Twain. ¿Qué pierden los niños lectores con esta literatura tan moralista? ¿Cómo puede afectar esto a su desarrollo como lectores?

A nuestros niños ya los hemos dejado sin espacios naturales en los que poder vivir sus aventuras (audaces, atrevidas y arriesgadas, como tienen que ser) sin la supervisión de un adulto. Son la primera generación de la historia con las rodillas impolutas. Si les negamos también la aventura simbólica, les estamos robando la infancia. Tendemos a ignorar que el juego simbólico es necesario para aprender a diferenciar entre objeto y objeto de la representación. Esta diferencia es la esencia de la literatura.

 

A nuestros niños ya los hemos dejado sin espacios naturales en los que poder vivir sus aventuras (audaces, atrevidas y arriesgadas, como tienen que ser) sin la supervisión de un adulto.

 

Señala los 9 años como momento crucial en la lectura. ¿Por qué es tan importante esta edad?

Porque es el momento en el que el niño vive una auténtica revolución intelectual que consiste en pasar de aprender a leer a aprender leyendo.

Mi sensación es que a los 9 años muchos niños no han desarrollado aún una buena capacidad lectora. Usted señala al respecto que nuestro fracaso escolar es, básicamente, un fracaso lingüístico. ¿No somos conscientes de la importancia que la lectura tiene a todos los niveles?

Hablamos mucho de la importancia de la lectura, pero ¿tenemos claro lo que eso significa? Si lo tuviéramos, daríamos más importancia a la formación lingüística de los futuros docentes y entenderíamos la estrecha relación existente entre el conocimiento factual y la comprensión lectora. Siempre comprendemos mejor el texto que trata de un tema sobre el que tenemos amplios conocimientos.

Sobre esa importancia asegura que “la primera condición para leer bien es hablar bien”. Y me ha sorprendido el razonamiento, porque mi madre siempre me lo decía a la inversa: “si lees bien tendrás más vocabulario y hablarás y escribirás mejor”. En este caso, ¿altera el orden de los factores el producto?

Piense en dos niños de 8-9 años que están transitando del aprendizaje de la lectura al aprendizaje lector. Algunos niños se enfrentan a esta revolución intelectual con un vocabulario habitual de 500 palabras y otros de 2.000. El primero tropieza cada vez que se encuentra con una palabra desconocida; el segundo interpreta la palabra desconocida por el contexto y amplía así su competencia lingüística. Sólo en este segundo caso es cierto lo que decía su madre.

Cuatro libros infantiles para explicar la crisis del coronavirus a niños y niñas

No es fácil explicar a los niños y niñas, sobre todo a los más pequeños, qué es el coronavirus y por qué nos ha obligado a encerrarnos en casa. Muchos menos las con de secuencias para la salud de muchas personas que está provocando el virus y que los pequeños, que no pierden detalle de lo que sucede a su alrededor, escuchan en programas de televisión y de radio, así como en las conversaciones que los adultos mantienen en las casas. A veces como padres y madres nos faltan las palabras para explicar todo lo que ha provocado la pandemia.

Pero para ayudarnos en esa tarea, como en tantas otras, está la literatura infantil. En Padres y Colegios hemos recopilado cuatro títulos que han surgido en las últimas semanas, de descarga gratuita, que nos pueden ayudar para explicar a nuestros hijos la crisis del coronavirus.

Alicia y el coronavirus: La editorial Flamboyant ha vuelto a unir al científico y escritor Salvador Macip con el reconocido ilustrador Emilio González Urberuaga, Premio Nacional de Ilustración, para dar forma a Alicia y el coronavirus, un álbum ilustrado en el que sin renunciar a los conceptos científicos (excepcional el trabajo en ese sentido de Macip) el padre de Alicia nos ofrece un relato ameno y pedagógico sobre el coronavirus y las implicaciones que tiene este virus para nuestra salud.

El hada Titi: La periodista catalana Alba Carreres escribió este relato para explicar a su hijo de dos años por qué estaban encerrados y qué problema de salud había afectado repentinamente a su abuela. Esta historia de andar por casa fue ilustrada luego por Natalia Albert y empezó a circular por las redes sociales hasta el punto de convertir el viral El hada de Titi, una fábula en la que no es difícil empatizar con unos pajaritos que están pasando por una situación muy similar a la nuestra.

Rosa contra el virus: Editorial Sentir tardó poco en reaccionar a la crisis sanitaria y apenas una semana después del confinamiento lanzaba, en colaboración con el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, Rosa contra el virus, un cuento de descarga gratuita para explicar qué son los virus y promover hábitos adecuados para combatir a estos microorganismos. Al final del cuento, los padres y madres que se acerquen a él encontrarán un apartado de recomendaciones para adultos adaptadas para niños y niñas de 4 a 10 años, ya que en edades más tempranas la idea es más abstracta y requiere una adaptación más sencilla.

Mi héroe eres tú: El 9 de abril, casi un mes después del decreto del Estado de Alarma en España, la OMS lanzaba también su propio cuento infantil para explicar el coronavirus a los niños y niñas, Mi héroe eres tú: ¡cómo pueden los niños luchar contra la Covid-19!, un álbum ilustrado desarrollado por el Grupo de Referencia del Comité Permanente entre Organismos sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Situaciones de Emergencia (GR IASC SMAPS) en colaboración con varias entidades sanitarias y ONG especializadas en infancia. Como no podía ser de otra forma viniendo de la OMS, se trata de un cuento multicultural, multiétnico y que abarca muchas situaciones distintas, como la que por ejemplo se vive en un campo de refugiados. Helen Patuck es la autora e ilustradora de este cuento que cuenta con el aval del máximo organismo internacional en material de salud.

Contranoticias para alimentar la confianza ante la vulnerabilidad de los ancianos

Por Raquel Terraza (Docente y facilitadora del programa de convivencia «En Sus Zapatos»).

Y poco a poco el coronavirus se empezó a hacer hueco en el mundo…
«¡Bueno, pero está en China!» (pensaba yo).
Y como profesora, tranquilizaba a mis alumnos cuando me preguntaban si podía llegar a España. Incluso me lo tomaba a broma y les trataba de exagerados cuando me decían si podría venir el coronavirus en un paquete de Amazon.
«Chicos, dejemos a los expertos, tenemos que confiar en ellos, si no nos dicen nada, seguro que todo está bien».
Y poco a poco el Coronavirus se fue haciendo más visible en España…

Primeros fallecidos por coronavirus en nuestro país y de repente, una sensación de incertidumbre, ¿qué iba a pasar? En dos días se decretó el estado de alarma y nos cerraron en casa.

El miedo empezó a apoderarse de mí, sobre todo al empezar a oír noticias sobre ancianos fallecidos en residencias. Tengo dos abuelas de unos 90 años, una de ellas viviendo en una Residencia.

Estaba preocupada, pero seguía confiando.

Y poco a poco, fuimos sintiendo el coronavirus más cerca…

Un hermano de una de mis abuelas (85 años) ingresado por coronavirus. En la residencia de mi otra abuela, los primeros infectados confirmados, varios con síntomas, pero sin confirmar porque no hay tests y primeros fallecidos.

Con este panorama, pasé una noche bastante preocupada, intranquila, con mucho miedo y triste por la aterradora idea de no volver a ver a mis abuelas. Claramente el miedo y la tristeza me estaban ganando la batalla interior, mientras que mi confianza empezaba a verse mermada…

Y bajo este «secuestro emocional» decidí que esta situación podía manejarla de otra manera, y eso dependía de mí.

Para ello seguí los pasos del semáforo emocional

(Descarga el póster pinchando aquí)

PRIMERO:

DESPUÉS:

Al acabar de respirar profundamente (haciendo uso de la técnica de “el árbol”), reconocí las emociones que me estaban “ganando la batalla”: miedo sobre todo, pero también un poco de tristeza. (Descarga el poster pinchando aquí)

Una vez calmada pude pensar con claridad, y me di cuenta de que el problema era que estaba expuesta a muchísima información y que claramente esa información era toda negativa, no había ni un atisbo de esperanza en toda ella. Por tanto, tenía que buscar «contranoticias» y después, centrarme en la situación real de mi familia.

POR ÚLTIMO:

Así que me puse manos a la obra y encontré las «contranoticias» que claramente me dieron esperanza.

CONTRANOTICIAS

Una última noticia que no encontré en la prensa pero que me llegó, fue que el hermano de mi abuela al que habían ingresado (sí, el de 85 años), ¡había vencido al coronavirus y ya estaba en casa!

Por último, decidí mantener el contacto telefónico diariamente con mis abuelas para comprobar la situación real en la que se encuentran y como están.

Afortunadamente, de momento están bien y cada día estamos un paso más cerca de que esto pase.

¡VOLVEREMOS A ABRAZARNOS!

Hasta entonces, sigamos CONFIANDO y mantengamos la ESPERANZA.

______________________

Desde la Asociación Teatro de Conciencia, y desde el programa En Sus Zapatos, queremos seguir facilitando la alfabetización emocional de adultos y niños, en este caso sin teatro–como lo hacemos habitualmente, pero sí con otros recursos. Puedes sugerirnos temas escribiendo a: info@teatrodeconciencia.org

Ofrecemos también un Servicio de atención telefónica gratuito: TELECONVIVENCIA (teleconvivencia@teatrodeconciencia.org) para ayudarte a abordar de otra manera la comunicación con tus hijos en relación a su disciplina con las tareas escolares, a sus relaciones conflictivas entre hermanos, a su frustración o miedo por el momento en que vivimos… Envíanos un breve mail explicándonos el motivo y te concretaremos un encuentro telefónico con una de nuestras facilitadoras de “En Sus Zapatos”.

Webinar de Educación Emocional con Cristina Gutiérrez Lestón

Con Cristina Gutierrez, divulgadora y directora de La Granja Ability Training Center, estrenábamos el primer webinar gratuito para familias sobre educación emocional el pasado 1 de abril. Esta iniciativa, enmarcada en nuestra sección de Tips para el confinamiento, pretende acercar a vuestras casas las voces de expertos en infancia y adolescencia. Expertos que arrojen algo de luz en estos tiempos complejos que estamos viviendo y que puedan ofrecer recomendaciones realistas para afrontar un confinamiento con niños.

 

 

Partiendo del título del libro publicado por Cristina Gutiérrez, Crecer con valentía, la experta arrancó el webinar hablando sobre el miedo, una emoción  importante en nuestras vidas, y que en estos días de confinamiento debemos aprender a gestionar para sobrellevar lo mejor posible este periodo. ¿Cómo nos afecta? ¿Cómo se lo trasladamos a nuestros hijos? ¿Cómo les puede afectar a ellos? De todo ello y mucho más trata este webinar que te invitamos a ver.

 

Quizás también te interese:

 

 

 

Otras formas de evaluar: ¿Adiós a las notas?

La forma de evaluar a los alumnos se está transformando a gran velocidad: las notas como única forma de evaluar pueden tener los días contados.

 

Por Olga Fernández

La reciente pandemia de coronavirus ha conseguido reconvertir la enseñanza a marchas forzadas, pasando el testigo a otras formas de enseñar y de evaluar. Por una parte, las nuevas tecnologías han conseguido mantener un ritmo aceptable de trabajo a distancia entre alumnos y profesores a través de videollamadas grupales tipo Skype, o mediante el envío de tareas a través del correo electrónico. Y por otra, se ha dado más protagonismo a la evaluación continua del alumno, es decir, a los trabajos, deberes y participación en las clases grupales on line. Ceñirse solo a las notas de los exámenes no es viable cuando no hay clases presenciales. Sin embargo, antes de esta situación de emergencia, muchos expertos consideraban ya a las notas numéricas de los exámenes como una forma de evaluar al alumno con menos peso.

Distintas iniciativas han apostado por otra forma de evaluar en el último año: el docente Toni Solano, director del IES “Bovalar” de Castellón, describía en Twitter cómo era su primer trimestre sin exámenes, eso sí, matizando que era posible gracias a que impartía solo a tres grupos de un centro; o el Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña, que califica a los estudiantes de Primaria no con notas numéricas, sino a través de cuatro niveles.

En la práctica, algunos colegios han puesto en marcha otras maneras de evaluar. Este es el caso del Colegio “Alkor”, en Madrid, donde, por ejemplo, utilizan instrumentos como el “portfolio”, es decir, deben investigar sobre un tema en casa y plasmarlo en un trabajo muy visual. O los “posters parlanchines”, una práctica realizada en Primaria mediante la que deben entender el contenido y plasmarlo en un poster incluyendo solo dibujos y palabras clave para después evaluarse dentro del grupo cooperativo.

Experiencias de centros

“Para que una evaluación sea auténtica, en primer lugar debemos de asegurarnos de que está integrada en el proceso de enseñanzaaprendizaje. Nuestro sistema de evaluación apuesta por utilizar múltiples técnicas e instrumentos para poder evaluar diferentes capacidades y competencias. Así se podrá apreciar la evolución progresiva del alumnado, no solo se evaluarán los resultados finales sino también la calidad del proceso. A través de esta evaluación el alumnado es consciente de cómo aprende y de lo que tiene que hacer para seguir aprendiendo”, explica Silvia Rodríguez, profesora de Educación Primaria en el Colegio Alkor. ¿Esto quiere decir que se eliminan los exámenes? “Los exámenes forman parte de la evaluación pero no son el único instrumento que utilizamos para evaluar. Se habla de evaluación formativa, debido a que es una evaluación que genera procesos sistemáticos de autorreflexión sobre el propio aprendizaje, de forma que poco a poco es el alumnado el que desarrolla un mayor control sobre sus propios procesos de aprendizaje”, matiza esta profesora.

Hay que recordar que Finlandia, el país con mayor calidad en Educación, no realiza exámenes, el alumno aprende con proyectos temáticos que debe resolver con un autoaprendizaje. Pero también hay que decir que los profesores cuentan con una exigente formación. Este último punto parece clave en el éxito de los nuevos métodos de enseñanza y evaluación: “El requisito indispensable es la formación de la plantilla docente, un proyecto educativo ambicioso, claro y coherente (así como una dirección del centro comprometida con el mismo). En mi opinión, no es una cuestión de dinero, sino de voluntad y ganas de aprender un poco más cada día”, expone Saúl Martín, profesor de Secundaria y responsable del Departamento de Innovación en Alkor. Este docente también explica que en Secundaria se puede aplicar igualmente, “aunque las herramientas de evaluación no pueden ser las mismas, puesto que cada ciclo educativo tiene sus circunstancias y sus necesidades. Ahora bien, el objetivo a alcanzar sí es el mismo, esto es, evaluar mediante estándares de aprendizaje, sin olvidar, por otro lado, las competencias clave”.

Los estándares de aprendizaje evaluables son los indicadores de logro de los criterios de evaluación de cada asignatura. Se aplican tanto en Primaria como en Secundaria y vienen impuestos por el currículo oficial de la LOMCE. En principio, son de obligado cumplimiento para todos los colegios de la misma comunidad autónoma.

Entonces, ¿es realmente necesaria la nota numérica? Según argumenta Martín, la nota numérica es necesaria para la evaluación sumativa o final del alumno, sin embargo, es de escaso valor para la evaluación formativa del mismo. “Un alumno puede tener un 6 en la asignatura de Lengua, pero eso no nos da mucha información cualitativa del alumno. Por ejemplo, con qué conocimientos previos partía, cuáles son sus fortalezas, cuáles son su oportunidades de mejora o sus expectativas de éxito para las siguientes fases. Los nuevos métodos de evaluación aportan esa información tan necesaria para personalizar los itinerarios formativos de los alumnos. En conclusión, los resultados no son iguales ni distintos, son complementarios, y ambos necesarios”, concluye este experto.

Deberes y TDAH: ¿cómo le ayudo?

Los escolares con TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad) suelen tener más dificultades para enfrentarse al día a día en el colegio y también para hacer las tareas escolares en casa. ¿Cómo prestarles apoyo desde la familia?

 

Por Terry Gragera

El niño llega cansado del colegio y debe seguir trabajando en casa para hacer los deberes. Esta circunstancia se complica en el caso de algunas dificultades como el TDAH. “El aula está llena de elementos de distracción que dificultan al niño con TDAH dirigir la atención y mantener su concentración. En ese sentido, estar en casa debería disminuir las distracciones, pero para eso es necesario que cuente con un lugar específico y tranquilo para el estudio y que un adulto vigile para que no se despiste”, comienza aclarando la Dra. María José Mas, neuropediatra y experta en neurodesarrollo. “En el TDAH siempre es aconsejable que un adulto ayude al niño. No se trata tanto de ayudar con el contenido de las tareas, como con la organización de sus prioridades y sus tiempos. Lo ideal es contar con un profesional conocedor del TDAH, pero esto no es siempre posible por múltiples factores, como el tiempo o la exigencia económica que supone”, destaca la neuropediatra. “Sin embargo, no darle a un niño con TDAH este apoyo es empeorar su pronóstico académico y, por tanto, de forma indirecta, su autoestima. A falta de una persona preparada, los padres deben asumir este papel”, subraya la Dra. Mas.

En el TDAH siempre es aconsejable que un adulto ayude al niño.

Para Iris Carabal, profesora de Pedagogía Terapéutica, “lo ideal sería que las tareas que se enviasen a casa fuesen totalmente asumibles por el niño. Además, no todas las familias están preparadas para ayudar a sus hijos. Otra cosa sería que el niño recibiese un apoyo terapéutico especializado por profesionales externos”.

Tengan o no ayuda de alguien ajeno a la familia, es muy importante organizar bien las rutinas de estudio cuando el niño tiene TDAH. “Aconsejaría empezar por tener un espacio propio y ordenado, lejos de las distracciones habituales del hogar (juego de hermanos, conversaciones de adultos, televisión, conexiones a Internet para ocio…). Una mesa ocupada solo con los objetos necesarios en cada tarea que se cambiarían al cambiar el tipo de ejercicio. No necesitará lo mismo para estudiar matemáticas que para estudiar lengua o música; debemos retirar todo lo que no tenga que ver con la actividad de cada momento”, destaca la neuropediatra.

[quote]

Consejos básicos

Por su parte, Iris Carabal, ofrece estos consejos básicos para facilitar a estos niños la realización de los deberes en casa:

  • Planificar el orden de las tareas, programando una serie de breves descansos.
  • Los descansos no deben consistir en ver la televisión o usar el móvil o la tablet. Pueden emplearlos para merendar, escuchar música o jugar a algún juego manipulativo.
  • Organizar las tareas y refuerzos en función de su umbral de atención y sus motivaciones. De esta manera:
  1. Actividad fácil para ir calentando.
  2. Actividad no tan fácil que precede a un descanso.
  3. Descanso.
  4. Actividad de nivel de exigencia intermedio.
  5. Actividad más compleja.
  6. Refuerzo: actividad con tablet, juego de mesa o similar.
  • El tiempo de realización de tareas debe ser limitado.

[/quote]

 

[quote]

Entender el TDAH

Para la Dra. María José Mas, neuropediatra y creadora del blog Neuronas en Crecimiento, para las familias, “lo principal y lo más difícil es entender el TDAH. No se trata solo de que el niño se distraiga, se trata de que olvida enseguida las órdenes y se organiza mal porque salta de una cosa a otra sin remedio y así no se puede acabar ninguna”.

“Son niños que emplean mucha energía para responder a las exigencias del entorno (‘estate quieto, en silencio y trabajando’, ‘no te muevas tanto’, ‘no interrumpas’…). Y estas demandas requieren de un esfuerzo cognitivo considerable. Por ello, el hecho de llegar a casa y tener que alargar la exigencia supone un esfuerzo importante para muchos de ellos. Otros problemas suelen ser las dificultades en procesos como la planificación, la atención, la autorregulación en inhibición de respuesta… que tienen que ver con las funciones ejecutivas. Todo esto se ve reflejado en conductas y situaciones como el rechazo a las tareas, rabietas, ansiedad, agotamiento mental, desgana, falta de concentración, desmotivación, sentimiento de incapacidad…”, detalla Iris Carabal, profesora de Pedagogía Terapéutica y autora del blog “Avanzando con emociones”.

[/quote]