¿Qué es lo que ayuda a los niños a aprender desde casa?

La crisis sanitaria del Covid-19 ha metido la educación en casa. A pesar de que las escuelas comienzan poco a poco a reabrir sus puertas, todavía quedan meses por delante en que el apoyo de las familias va a seguir siendo muy importante. La enseñanza en el hogar ha traído nuevos retos para los padres, que quieren que sus hijos continúen recibiendo una buena enseñanza. Muchas familias seguramente se han hecho algunas preguntas como: ¿debo recuperar el tiempo perdido en la escuela?, ¿cómo puedo asegurarme de no sobrecargar a los niños? o ¿cómo puedo lograr el equilibrio adecuado entre el trabajo y el descanso? Para ayudar a contestar estas preguntas, la Responsable de Investigación de Cambridge Assessment English, comparte en este artículo cuales son los conceptos esenciales que las familias deben conocer para ayudar a sus hijos desde casa.

Según la doctora Evelina Galaczi, responsable de Investigación de Cambridge Assessment English, hay seis elementos a tomar en cuenta en el aprendizaje de los niños:

  1. Ir más allá del conocimiento: lo que significa dotar a la materia de estudio de contexto, por ejemplo, al estudiar un idioma intentar practicarlo con tareas reales de conversación o escritura. O, al estudiar geografía, imaginar qué países nos gustaría visitar y por qué.
  2. Interacción y conexiones sociales: el aprendizaje es una actividad social, por lo que crear oportunidades de conexiones humanas mientras los niños aprenden en casa es beneficioso; además, la tecnología ayuda a conectar con otros pequeños para realizar tareas juntos.
  3. Retroalimentación: los elogios marcan la diferencia en la motivación, y proporcionan retroalimentación para mejorar. No hay que olvidar que los errores no son fracasos, sino oportunidades para que el cerebro construya nuevos caminos que conduzcan al éxito.
  4. Establecer objetivos: la conciencia de los objetivos de aprendizaje ayuda a los alumnos a apuntar a algo específico y a sentir una sensación de logro y motivación para alcanzar nuevos retos.
  5. Dividir el aprendizaje: dividir las tareas de aprendizaje en secciones manejables es muy importante. Esto ayuda a evitar la frustración en actividades que son demasiado difíciles y aumenta la creencia en la capacidad de aprendizaje e inteligencia del niño.
  6. Interés y motivación personal: cuando se involucra el mundo emocional y el mundo social de los niños estos aprenden mejor, por lo que conectar las tareas con sus intereses y canales de información, como YouTube, es muy motivador para ellos.

Cómo el aprendizaje puede ayudar a desarrollar habilidades útiles para la vida

Los niños están haciendo frente a una situación de aprendizaje difícil en un contexto inusual, como es la educación en casa durante la actual crisis. Esto, según la doctora Galaczi, «es una oportunidad para ayudarlos a desarrollar su capacidad de recuperación ante la adversidad, lo que tendrá efectos en su aprendizaje. Por ejemplo, es importante animar a los niños a que vean las materias difíciles desde una perspectiva más positiva, a que decidan objetivos específicos en su aprendizaje, a que busquen ayuda cuando la necesiten, a que aprendan de los malos resultados, a que se rían… Todo ello ayudará a desarrollar mejores habilidades y mentalidades para la vida».

En estas circunstancias, según la experta, los niños también deberían sentirse conectados con el mundo real. «Los padres pueden lograrlo fácilmente vinculando algunas tareas de aprendizaje con la ayuda de otras: por ejemplo, escribir una carta o hacer un dibujo para animar a una persona que actualmente se siente aislada. Una actividad de este tipo no sólo ayudará a su hijo a centrarse en una tarea de aprendizaje y a desarrollar sus habilidades cognitivas, sino que también desarrollará en ellos un sentido de pertenencia y empatía», concluye.

Ofelia Tejerina: "En la red el menor debe estar supervisado e informado"

Ofelia Tejerina, abogada y presidenta de la Asociación de Internautas.

 

Por Olga Fernández

¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros hijos no son monitorizados?

Cuando dejamos en manos de un menor un móvil, una tablet o un ordenador, debemos asegurarnos de que tiene instaladas las oportunas medidas de control parental. Existen numerosas aplicaciones que permiten a los padres y tutores ejercer este control de una forma bastante sencilla, y que explican cómo informar a los menores de los riesgos a los que pueden verse expuestos. Es recomendable visitar las webs de organismos oficiales como la del Instituto Nacional de Ciberseguridad (www.incibe.es) o la de entidades como Pantallas Amigas (www.pantallasamigas.net).

¿Cuál sería el principal peligro: las aplicaciones, el correo electrónico, los juegos en red, etc.?

Los menores utilizan sobre todo las aplicaciones para socializar y juegos online. Debemos pensar que, por una parte, los desarrolladores que están detrás de esas aplicaciones y juegos necesitan datos de los menores, de su comportamiento, de sus gustos, su geolocalización, etc. En principio les bastan datos agregados o anonimizados, para hacer sus estudios de mercado. Pero nada impide que quieran datos de menores identificables, para hacer negocios ilícitos con ellos. Por otra parte, y más peligroso aún, son los “depredadores” de datos con fines de naturaleza delictiva, pues son habituales los acosadores rastreando redes. Por eso es importantísimo que el menor esté supervisado y también bien informado para que sea precavido.

¿Cómo educar a los hijos para que sean conscientes de que deben ser cautos cuando usen Internet?

Me han preguntado muchas veces a qué edad puede un menor tener un móvil, y siempre respondo lo mismo, depende de la madurez de sus padres y la atención que presten al uso que va a hacer el menor. Existen unos “contratos” (digamos que son oficiosos, no vinculantes) que facilitan entidades como Telefónica (Internet Segura for Kids: www.is4k.es) o Incibe, que establecen las condiciones que los menores deben respetar si quieren tener móvil. El hecho de “firmar” esto con sus tutores o padres, infunde responsabilidad sobre qué van a manejar, y cómo pueden hacerlo sin consecuencias negativas. Un teléfono, una tablet o un ordenador puede ser un juguete, una herramienta de aprendizaje o un peligro. Deben saber cómo y cuándo corresponde hacer un uso u otro, y que han de protegerse. Además, los adultos deben transmitir confianza para que, si los menores tienen el más mínimo problema (pensemos en el ciberacoso), puedan acudir a ellos.

Se está comenzando a utilizar la identificación facial, algo que podría extenderse en el futuro, igual que ocurre en países asiáticos. ¿Es seguro facilitarla?

Este es otro buen ejemplo que nos pide reflexionar sobre la utilidad de la tecnología. Por ejemplo, ¿necesito que alguien tenga un patrón de mi cara para poder desbloquear el teléfono?, ¿lo necesito para probar una app que me envejece?, ¿para qué lo quiere quien está detrás? Normalmente lo quieren para “entrenar software, inteligencia artificial y algoritmos, en la detección y reconocimiento de personas con nuevas y emergentes tecnologías. Somos sus conejillos de indias. Pero no quita que se pueda usar con fines perversos. Esos datos almacenados valen mucho dinero y pueden ser usados para tratar de suplantar nuestra identidad. Por lo tanto, fiémonos sólo de quien justifica que necesita los datos y nos dé garantías de que los usará conforme a la ley.

¿Está mi hijo preparado para estudiar en el extranjero?

La decisión de estudiar algún curso o trimestre fuera de España tiene muchas implicaciones, no solo económicas y académicas. Es importante valorar si el niño está preparado o no para afrontar el reto.

 

Por Terry Gragera

Son los padres los que más conocen a sus hijos y, por lo tanto, pueden intuir cuándo están preparados para marcharse al extranjero. En esa valoración es importante considerar su madurez y su capacidad de adaptación. En todo caso, Irene Lorza, psicóloga de TherapyChat, destaca que es un objetivo al que acercarse poco a poco. “El niño no se prepara para algo así de la noche a la mañana: debe ser una adaptación progresiva. Así podrá ir ganando confianza, generando nuevas estrategias de afrontamiento… Todo ello se consigue con aproximaciones hacia otras experiencias de separación de la familia, como ir a dormir a casa de amigo o a campamentos de verano”.

¿Desde cuándo?

“La mejor etapa para realizar un año académico en el extranjero abarca desde los 10 a los 18 años, según el país elegido”, apunta Marta Galea, secretaria general de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce). Su recomendación es que la experiencia sea en solitario para que “la inmersión sea completa y eficaz”. Por su parte, Irene Lorza cree que “la adolescencia es un buen momento para tener experiencias más allá del círculo familiar, y es así como van formando su propia identidad”.

No obstante, no destaca una edad concreta: “Es fundamental valorar cada situación. La adolescencia es muy variopinta a nivel madurativo: algunos niños la comienzan con 11 años y otros con 15. La madurez suele ir acompañada de más estrategias para afrontar situaciones novedosas. No obstante, salir fuera no es la única opción. Hay muchas otras actividades que pueden resultar interesantes en este sentido y no implican salir de su país si no lo consideramos oportuno”

¿Y si quiere volver?

El proceso de adaptación a un nuevo entorno académico y social puede repercutir en el estado anímico de los estudiantes que se marchan fuera. “Es normal que al principio echen de menos su vida en casa, que estén tristes o incluso que se enfaden”, explica la psicóloga. “En ese caso, creo que debemos recoger y validar sus emociones y animarles a que, a pesar de que se sientan así, hagan lo que esté en su mano para aprovechar lo bueno de la experiencia y permanecer allí, ayudándoles a ver por qué puede ser algo enriquecedor para ellos en el futuro”, detalla.

En este sentido, Marta Galea, de Aseproce, destaca cómo la adaptación al estilo de vida en otro país pasa necesariamente por una serie de etapas de las que es conveniente que el niño esté advertido de antemano.

Pero ¿cómo reaccionar si quiere volverse? Para la secretaria general de Aseproce, “no es recomendable que el estudiante regrese a España sin haber acabado el curso; es preciso que los padres tengan paciencia durante las primeras semanas, pues existe un tiempo de ajustes y adaptación natural, como en cualquier experiencia”.

La recomendación de la psicóloga Irene Lorza es “no obsesionarse con que deben quedarse allí sí o sí”. En determinadas circunstancias, ella aconseja “ser flexibles y, quizá, echar marcha atrás. ‘Equivocarse’ también puede ser un aprendizaje valioso para los niños. Es una opción válida que también nos hace aprender”.

 

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Diez claves para no equivocarse

El lugar elegido, el momento de empezar, el tiempo fuera, la organización escogida… Hay muchas variables a tener en cuenta. Estos son los consejos que ofrecen desde Aseproce para elegir bien:

1. El niño debe comenzar el contacto con el idioma lo antes posible.

2. El aprendizaje debe ser gradual, sin forzar la situación.

3. A partir de los 6 años, los niños pueden ir a campamentos de idiomas en España, comenzando por los que son urbanos.

4. Se puede continuar con los campamentos de idiomas en la naturaleza.

5. La salida a otros países es aconsejable a partir de los 13 o 14 años,aunque se puede adelantar un poco, dependiendo de la madurez del niño y de su dominio del idioma.

6. Se puede empezar con un destino próximo,como Reino Unido o Irlanda, y con una estancia de dos o tres semanas.

7. Cuando son más mayores, la estancia será superior en tiempo y con una familia.

8. El niño debe conocer en detalle el curso que va a hacer y es importante llegar a un acuerdo con él.

9. No se le debe plantear como un castigo sino como una oportunidad de aprender.

10. Los padres deben verificar que la organización elegida cumpla todos los requisitos de calidad, según la legislación vigente.

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Webinar gratuito con Eva Villanueva: fomentar la cooperación entre hermanos para evitar los celos

En Padres y Colegios seguimos una semana más preparando nuevos webinars con los que acercaros a casa en estos días de nueva normalidad a expertos en educación e infancia para ofreceros recursos y un espacio en el que poder compartir vuestras dudas e inquietudes con ellos. En ese sentido, el siguiente webinar tendrá lugar el próximo jueves 2 julio a las 18:00 horas de la tarde a través de la app Zoom (si no la tenéis aún, aquí podéis descargarla para iOS y aquí para Android) y tendrá como protagonista a la psicóloga Eva Villanueva Toledo.

Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, estos webinars para padres, madres y educadores se enmarcan dentro de la sección ‘Tips para el confinamiento‘, que creamos en nuestra web con recursos, consejos y propuestas de actividades para sacar partido educativo y hacer más llevaderos los días de encierro obligado en familia; y que ahora continuamos con consejos y artículos para afrontar la nueva normalidad que nos deja la pandemia. En ese sentido, consideramos que la charla con una profesional como Eva Villanueva, con una amplia experiencia con niños y adolescentes, puede ser de gran utilidad para padres y madres en estos días de recién estrenada «nueva normalidad».

¿Quién es Eva Villanueva?

Como decimos, Eva Villanueva es licenciada en Psicología y Máster de profesorado de educación secundaria con la especialidad de orientación educativa.

La psicóloga cuenta con una gran experiencia trabajando con niños, niñas y adolescentes en diferentes proyectos y actualmente ejerce como Coach Educativa en Aula Siena dentro del programa Jove Oportunitat del IVAJ.

¿Qué temas se abordarán en el webinar?

Los celos entre hermanos y las disputas que éstos conllevan son algo común en prácticamente todas las familias, lo que les convierten en una preocupación habitual para padres y madres por su capacidad para impactar en el clima de convivencia en el hogar.

Los celos podrían definirse como un sentimiento normal cuando se tiene miedo a perder el afecto de las figuras de apego; un sentimiento de miedo que, además, suele ir acompañado de envidia hacia quien se percibe como rival y resentimiento hacia las personas que suponemos que deben prestarnos toda su atención

En el webinar, partiendo de esta base, la psicóloga Eva Villanueva ofrecerá a padres y madres una serie de pautas sobre cómo actuar en situaciones de conflicto entre hermanos, así como estrategias para fomentar la cooperación entre ellos evitando de esta forma los celos y mejorando el clima de convivencia en el hogar.

Cómo apuntarse al webinar

Como os comentábamos con anterioridad, el webinar de Eva Villanueva podrá seguirse en directo a través de la app Zoom el próximo jueves 2 de julio a las 18:00 horas. La charla tendrá una duración aproximada de una hora, dividida en una ponencia de unos 30-40 minutos de la psicóloga a la que seguirá un turno de preguntas para que podáis consultar con la experta todas vuestras dudas.

Podéis reservar vuestra plaza en el webinar a través de este enlace: https://zoom.us/webinar/register/WN_cLcKOJmhQmmjHyzHzcUfrg

Miriam Ruiz: “Los niños son capaces de regular su apetito, no hay que obligarles a comer”

Por Ana Veiga

Miriam Ruiz, autora de Alimenta tu salud con comida real, nos cuenta cómo mejorar la alimentación de nuestros hijos, especialmente durante y después del confinamiento. La Sociedad Española de Obesidad (Seedo) ya ha alertado de que se producirá un incremento medio cercano al 5% en el peso de los niños y adolescentes. Así que hemos llamado a una experta para que nos ofrezca pautas clave.

Aunque su tono humilde y despreocupado no lo revele, su currículum llama la atención. Empecemos porque es doctora, especialista en Medicina Interna además de dietista- nutricionista, educadora y divulgadora. También ha creado la plataforma Edyal, una escuela online de alimentación saludable.

¿Cuáles son los fallos más habituales en la alimentación de los niños?

Uno de los más comunes es diferenciar entre adultos y niños. Salvo que estén en la etapa de lactancia o sean muy pequeños, las comidas saludables lo son para todos. No hay formas de comer para niños ni cereales especiales o galletas para ellos, aunque nos digan que sí. Tampoco necesitan menús infantiles porque lo que tienen en común todos estos alimentos es que son peores nutricionalmente que los de los adultos.

Los menús infantiles son muy comunes en las bodas, cumpleaños, restaurantes…

Sí, les marcamos una diferencia y encima para ofrecer alimentos de peor calidad. La comida que llaman ‘para niños’ lleva mucho azúcar y es hiperpalatable –con sabores y colores muy intensos a base de aditivos, colorantes, una cantidad increíble de azúcar… para que lo coma–. Pero olvidamos que los niños son capaces de regular su apetito y de saber cuándo tienen que comer y la cantidad, siempre que les pongamos lo que tienen que comer. Lo que no podemos hacer es ponerle brócoli con pollo y esperar que se lo coma cuando media hora antes han comido una bolsa de gusanitos. Tambiénhay que tener en cuenta que los niños pasan por fases diferente de necesidad, según el crecimiento. Hay una etapa en la que crecen activamente y necesitan más energía, igual que hay etapas en las que comen menos porque necesitan menos; y aquí insisto: no es que no crezcan porque no coman, sino que no comen porque no crecen tanto en esa fase. Y no hay que enfadarse con ellos ni forzarles porque se genera una emoción negativa que se acaba asociando a la comida.

Los niños pueden regular su apetito pero, muchas veces, no es así cuando hablamos de chucherías.

Los ultraprocesados pueden interferir en que el niño no se alimenten de forma correcta. El niño no es tonto y sabe que una galleta está más dulce que una manzana y que unos gusanitos le gustan más que un plato de verdura. Muchos niños terminan de comer a regañadientes pero se levantan al cajón de las galletas. Lo ideal es que en casa no haya un cajón de galletas. Estono significa que haya que prohibirles alimentos, porque si le prohíbes siempre una galleta, lo que vas a hacer es que la desee más. Lo que recomiendo es que no sea algo normalizado, que una cosa sea un día en un cumpleaños y otra que sea siempre. No prohibir, no ofrecer.

¿Por qué es importante que los niños aprendan a comer bien desde pequeños y cómo?

Les ahorramos reaprender a comer, como nos pasa a los adultos. Pero debemos ser conscientes de que los niños aprenden por imitación y que somos los adultos los que educamos con el ejemplo. Por eso, tenemos que reaprender nosotros para que ellos puedan aprender. Y lo primero que tenemos que tener clara es la diferencia de un alimento con la función de alimentarnos y esos productos cuya función no es esa.

¿Los alimentos que sí alimentan es lo que entendemos por ‘comida real’?

Comida real es lo que entenderíamos como materias primas: verduras, hortalizas, patata, boniato, arroz, maíz, avena o pseudo cereales como la quinoa, proteínas de origen animal como carne, pescado o huevos – siempre que no hablemos de ultraprocesados como salchichas–. Los lácteos son difíciles porque cuando vamos al super la mayoría podemos considerarlo ultraprocesado porque tienen una lista larga de ingredientes. ¿Qué podría ser materia prima? La leche. O un yogur natural solo de leche fermentada. Pero no un yogur de sabores azucarado.

¿Sólo deberíamos ofrecer a los niños productos frescos?

No necesariamente, pero si salimos de los productos frescos, tendremos que mirar la lista de ingredientes: cuanto más larga, menos recomendable. Entrelos productos frescos y los ultraprocesados, hay unos en medio que llamamos buenos procesados que serían aquellos que se han procesado poco, como congelados, conservas, ensaladas embolsadas.. porque esos procedimientos no le han quitado sus nutrientes originales de una manera significativa y tampoco se les añaden ingredientes perjudiciales para la salud. Por ejemplo unos garbanzos secos van a ser igual de saludables que si los ya cocidos.

¿Es asequible comer siempre producto fresco o buenos procesados? ¿Comer bien es caro?

No es caro. Creo que lo que pasa es que la gente lo asocia a comprar en la sección de ecológicos o en la de sin gluten y ahí sí que son más caros y no son más saludables. Si pensamos en comida real, sí que hay algunas cosas más caras que otras, pero no es que sean caras sino que los ultraprocesados son muy baratos.

Entre las compras más habituales en el período de confinamiento, se encuentran la leche en polvo, vino o alcohol en general, pasta y conservas. ¿Algo que deberíamos cambiar?

Hay cosas que sobran. Pero, por ejemplo, las conservas son una opción inteligente. Las cosas más interesantes para comprar en confinamiento son legumbres secas o verduras ultracongeladas.

En tu libro vemos qué comer, cómo y cuánto. ¿Debe preocuparnos en ese orden? ¿Es más importante el qué que el cuánto?

El qué condiciona el cuánto. Una de las características de la comida real es que es muy voluminosa pero tiene muy poca densidad calórica. Puedes estar 20 minutos comiendo una ensalada y quedarte muy lleno, por lo que ocupa en el estómago, pero te aporta muy pocas calorías. Sin embargo, tres galletas ultraprocesadas te aportan calorías como cinco ensaladas y no te sacian.

¿Cómo componer platos saludables para los niños?

Es tan sencillo como que el protagonista del plato sean las verduras u hortalizas y ocupen al menos el 50%. Después debe llevar un alimento rico en proteínas que pueden ser carne, pescado, huevos, marisco, … Y el resto del plato corresponde a hidratos de carbono -entendidos como alimentos reales ricos en hidratos, no a hidratos procesadoscomo arroz, quinoa, patata, boniato, legumbres… que son un 25% restante del plato.

Diez razones para el sharenting responsable

PantallasAmigas, con la colaboración de la Agencia Española de Protección de Datos, lanza una campaña de sensibilización sobre las cuestiones que los padres deben tomar en cuenta antes de subir imágenes a la Red.

 

Es comprensible que padres y madres quieran compartir con otras personas la imagen de sus hijos motivados por la ilusión, la alegría o singularidad del momento y, por qué no decirlo, el orgullo. Otras veces, por desgracia, las razones pueden tener matices más egoístas o, simplemente, no se ha reflexionado sobre lo que se está haciendo y ello puede significar para quienes identificamos con frecuencia como lo más importante de nuestras vidas.

Confinamiento y vacaciones, dos momentos con tendencia a los excesos

En estos meses de reclusión debido a la pandemia ha proliferado la práctica de compartir imágenes familiares de menores de edad, acelerada por el contexto que ponía en las tecnologías ligadas a Internet gran parte de las posibilidades para el ocio, el estudio, el trabajo o las relaciones personales. Por otro lado, las vacaciones son también un momento habitual en el que deseamos compartir nuestra alegría y experiencia con las demás personas, y muchas veces los pequeños de la casa son protagonistas necesarios. Debido a esta situación, PantallasAmigas, con la colaboración de la Agencia Española de Protección de Datos, ha querido poner el foco en que se trata de una práctica no exenta de riesgos y que debe ser considerada y meditada con calma.

El sharenting puede tener asociadas consecuencias negativas asociadas y por ello se debe realizar de manera responsable, valorando los pros y contras potenciales en cada ocasión. El sharenting, una práctica extendida de forma exagerada Según un estudio ffde la Universidad de Michigan, el 56% de los padres suben fotografías de sus hijos que podrían resultarles vergonzosas. Por otro lado, un estudio del Reino Unido revelaba que los padres habrían publicado en redes sociales un promedio de 13.000 vídeos o fotos de su hijo o hija antes de que cumpliera los 13 años. Parecen datos coherentes con este otro informe de AVG que cifraba en el 81% el porcentaje de bebés que está en Internet antes de cumplir 6 meses. Vemos, por lo tanto, que hay motivos para llamar la atención de las familias sobre una práctica no siempre resulta tan inocua como parece. Ejemplo de uno de los diez consejos de la campaña

Diez razones para el sharenting responsable

1.- Tienes la obligación de cuidar su imagen e intimidad, no el derecho de hacer uso arbitrario de ellas. Las personas menores de edad tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial.

2.- Tu hijo o hija no gana nada con la publicación de las imágenes. Aunque puede que tampoco le afecte negativamente, el saldo rara vez será positivo.

3.- Puede haber distintos criterios sobre qué y cómo se comparten las imágenes de los menores por parte de sus progenitores. Cuando los progenitores no forman pareja, el sharenting puede ser motivo de conflicto.

4.- Es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes. No siempre es fácil entender y gestionar la lógica y los cambios de gestión de privacidad de las redes sociales.

5.- Existen otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.

6.- Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e incluso geolocalización.

7.- Al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas. Sin mala intención, de forma directa o indirecta, pueden expandir el alcance e incluso hacerlas públicas.

8.- Lo que publicas escapa de tu control para siempre. Cuando algo aparece en una pantalla, es susceptible de ser capturado y reutilizado.

9.- Compartir imágenes de otras personas sin su consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos. No es un buen ejemplo para nadie, menos aún para los menores de edad.

10.- En ocasiones extremas puede comprometerse la seguridad de miembros de la familia. En casos de victimización de menores de edad se dan amenazas sobre terceros que pueden llegar a cumplirse.

La campaña será divulgada en las diferentes plataformas y redes sociales con diez ilustraciones a modo de viñetas que ejemplifican las cuestiones sensibles a considerar antes de realizar sharenting. El contenido se puede encontrar agrupado en www.pantallasamigas.net/sharenting y en la web de menores de la Agencia Española de Protección de Datos.

Rutinas al aire libre, actividades gratificantes y descanso, claves del verano posconfinamiento en niños con TDAH

Los expertos aconsejan prepararlos para el comienzo de un nuevo curso atípico y estar muy pendientes de su adaptación.

La alteración de las rutinas, la falta de actividad al aire libre o el cambio de modalidad de acceso a las clases son algunas de las circunstancias derivadas del confinamiento a las que se han tenido que enfrentar los menores en general y los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en particular. Sin embargo, y a falta aún de datos concluyentes sobre el impacto a medio y largo plazo de esta situación, las percepciones de los expertos apuntan a que, en general, estos niños han respondido bien —en ocasiones, mucho mejor incluso que los adultos y de lo que se podría esperar a priori— a unas circunstancias tan excepcionales y atípicas como las vividas durante las últimas semanas.

«En nuestra práctica clínica vemos a niños y niñas con TDAH que se han adaptado bastante bien a la situación de confinamiento, debido seguramente a la disminución de las exigencias de su entorno, no solo académico sino también social y familiar», explica Jordi Maurici Reixach, profesor colaborador de la UOC en la asignatura de Técnicas de intervención con niños y adolescentes (módulo cognitivo-conductual) del máster universitario de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención y psicólogo del ámbito clínico infantil y juvenil en la Fundación Instituto de Psicología de Barcelona.

En la misma línea, Raúl Tárraga, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, comenta que el impacto en estos niños ha estado determinado en gran medida por las circunstancias en las que han pasado el confinamiento. «Algunos de los factores más relevantes en este sentido han sido el espacio y las condiciones habitacionales (domicilios grandes o pequeños; con mucha o poca gente), la disponibilidad para jugar o interactuar con los hermanos u otros niños de la familia, el grado de atención que han podido recibir de sus padres o cuidadores principales o la ayuda y supervisión que han recibido para gestionar la gran cantidad de tiempo libre generada súbitamente», señala.

Según Tárraga, otro elemento clave que se debe tener en cuenta para evaluar el grado de afectación son las tres presentaciones predominantes o subtipos que tiene el diagnóstico de este trastorno: presentación predominantemente con falta de atención, presentación predominantemente hiperactivo-compulsiva y presentación combinada. «En los dos últimos casos, la necesidad de movimiento es más acusada, de ahí que muy probablemente el confinamiento haya generado nerviosismo, malestar o irritabilidad en mayor grado que en el resto».

Ambos expertos coinciden en que no es fácil extrapolar los efectos negativos de esta situación en el caso concreto de los niños con TDAH a los del resto de la población infantil, pero sí se pueden apuntar algunas consecuencias concretas observadas en ellos. «Entre estas, destacaría el aumento de los problemas de conducta y las dificultades de autocontrol; la aparición o el aumento de la sintomatología de ansiedad y un peor estado de ánimo, las alteraciones de sueño y una disminución de las actividades gratificantes, especialmente las sociales, en este caso con mayor afectación en adolescentes», señala Jordi Maurici.

Según explica este psicólogo, debido precisamente al hecho de que la sintomatología del TDAH implique dificultades para seguir rutinas, organizarse y acatar órdenes, la ruptura de estas pautas y el hecho de no estructurar las jornadas debido al confinamiento han podido jugar a la contra y favorecer estos efectos negativos. «Además, algunos indicios indican que un porcentaje relativamente alto de menores puede padecer algunos síntomas de estrés postraumático como consecuencia de esta situación, y los niños con TDAH no están exentos de esta posibilidad», añade Jordi Maurici.

 

La cara «amable» del confinamiento y la adaptación a la nueva realidad

Curiosamente, tal y como manifiesta Raúl Tárraga, el confinamiento no ha generado únicamente consecuencias negativas para los niños. «Si las condiciones les han permitido disponer de su propio espacio, si han recibido apoyo y supervisión de los padres o cuidadores, si han tenido la compañía de un hermano en el juego y han dedicado el tiempo libre a actividades productivas, pueden haberse dado muchos casos en los que, en la desescalada, incluso haya «costado» sacarlos de casa. Hay que tener en cuenta que habitualmente, en sus hogares, estos niños están sometidos a una supervisión y a unas normas más laxas que cuando interactúan en el exterior (donde suelen estar sometidos a muchas restricciones), de ahí que muchos de ellos, especialmente los que no presentan un componente de hiperactividad tan acusado, se hayan encontrado incluso más cómodos que los adultos en el entorno doméstico durante el confinamiento», señala.

Esta opinión coincide con los resultados de estudios que reflejan que, sobre todo en el tramo de edad de ocho a diez años, el confinamiento se había traducido en una disminución significativa de los casos de estrés y ansiedad, algo que también ha podido darse en el caso concreto de los niños con TDAH, como señala Jordi Maurici. «En efecto, en algunos casos sí hemos observado una mejora de las situaciones asociadas con los niveles elevados de estrés durante estas semanas», afirma.

Por otro lado, una vez superado el confinamiento y ya en el contexto vacacional actual, una de las cuestiones que muchos padres se plantean ahora es cómo ayudar a introducir las medidas de seguridad establecidas para evitar contagios —mascarilla, lavado frecuente de manos, distancia social— en el día a día de los niños con TDAH. «Es importante que tengan información de lo que deben hacer, y que esté acompañada de una explicación, adecuada a su edad, sobre los motivos por los que deben hacerlo, y en las indicaciones se debe poner énfasis en el «sí» («debemos llevar mascarilla»), en lugar de ponerlo en el «no» («ya estás otra vez sin mascarilla»)», explica Raúl Tárraga, que ofrece como idea para facilitar este cumplimiento la elaboración de pequeños programas de economía de fichas en los que se acuerde con los niños recompensas cuando cumplan el número de veces al que se han comprometido una norma determinada (llevar la mascarilla sin quitársela durante determinados minutos, por ejemplo). «Las recompensas deben ser en sentido positivo. Por otro lado, los padres deben repetirles estas normas a menudo y enseñarles a darse instrucciones a sí mismos — autoinstrucciones—, mediante frases fáciles de entender y recordar», señala.

 

Rutinas veraniegas: en exteriores y con mucho «movimiento»

Respecto al tipo de rutinas más recomendables para conseguir que estos niños saquen todo el partido del periodo estival —y, en cierta medida, «compensen» los posibles efectos negativos del confinamiento—, Jordi Maurici afirma que, sin duda alguna, lo mejor es planificar actividades placenteras al aire libre, que impliquen movimiento y, también, relaciones con otros niños. «Sin embargo, en los casos con dificultades de aprendizaje, puede ser efectivo aportarles algún tipo de refuerzo o apoyo psicopedagógico. En cambio, no tiene mucho sentido plantear actividades dirigidas a centrar la atención (que no han demostrado que mejoren la sintomatología del déficit de atención en personas con este trastorno). Asimismo, hay que tener en cuenta que estos chicos y chicas suelen mostrar más dificultad para mantener el esfuerzo durante la última parte del curso, por lo que no sería recomendable plantear un verano de trabajo, por ejemplo, para recuperar lo que no se ha podido hacer durante el confinamiento, ya que esto no les va a permitir descansar y desconectar, algo muy importante en estos momentos», afirma Maurici.

A la hora de aconsejar actividades concretas, Jordi Maurici y Raúl Tárraga coinciden en que la premisa fundamental es que estas susciten el interés del niño y, sobre todo, que le gusten y disfrute con ellas: «En los que presentan un TDAH con hiperactividad e impulsividad, es recomendable que hagan actividades al aire libre que impliquen movimiento: deportes individuales o de equipo, danza, campus multideportivos, colonias o campamentos de verano que incluyan excursiones a entornos naturales. En cambio, en los que presenten sintomatología exclusivamente de déficit de atención, esto quizás no será tan necesario», dice Maurici.

«Hay niños que prefieren bailar, cantar, tocar un instrumento, practicar un deporte o una actividad física, pintar, modelar, etc. Lo importante, además de que sea una actividad gratificante, es que tenga un valor que vaya más allá de simplemente «pasar el rato», es decir, que le genere algún tipo de aprendizaje. Eso sí, el verano es muy largo y también hay que incluir en las jornadas momentos «libres» (controlando su duración) que les permitan desconectar, evadirse y, simplemente, disfrutar», añade Raúl Tárraga.

 

Una vuelta al cole atípica: ¿preparados para septiembre?

Otro de los retos a los que han tenido que hacer frente tanto niños como padres ha sido la sustitución (casi de un día para otro) de las clases presenciales por la modalidad en línea. Según Raúl Tárraga, la implantación de la educación a distancia ha sido una situación inesperada que los centros educativos han gestionado lo mejor que han podido, «pero, sobre todo al principio del confinamiento, las respuestas no han sido las idóneas. Aunque para muchos niños esta circunstancia no ha sido un obstáculo insalvable, en el caso de los niños con TDAH o con otras necesidades específicas de apoyo educativo, las consecuencias han sido más graves y en muchos casos no se ha dado una respuesta ajustada a sus necesidades».

Por su parte, Jordi Maurici comenta que la mejor o peor adecuación a esta nueva circunstancia en los niños con TDAH ha estado muy determinada por la posibilidad de mantener el apoyo psicopedagógico y psicoterapéutico durante el confinamiento, en muchos casos por vía telemática. «En algunos casos, el cambio respecto a la rutina escolar habitual ha generado una cierta pérdida de hábitos de autonomía o de estudio que se estaban instaurando y también dificultad para seguir de manera regular las clases y las tareas en línea. Sin embargo, muchos niños con TDAH se han adaptado bien a esta nueva situación, debido en gran medida a la gestión que han hecho los padres en cuestiones como el seguimiento de las tareas y rutinas, usando estilos educativos positivos basados en el refuerzo, la comunicación asertiva y la negociación, por ejemplo».

En todos los casos, y ante las perspectivas del comienzo de un nuevo curso, que, en principio, va a ser distinto a otros años, Maurici aconseja no bajar la guardia cuando vuelvan a las aulas y deban afrontar un nivel de mayor exigencia. «Hay que transmitir a las familias y a los profesores la necesidad de estar pendientes de cómo se produce esa vuelta a las rutinas escolares después de seis meses sin asistir a la escuela de manera presencial», señala.

Raúl Tárraga también hace hincapié en el papel que deben ejercer los padres en la preparación de ese nuevo escenario al que se van a enfrentar tras el verano, sobre todo teniendo en cuenta que, en principio, la formación en línea va a seguir estando muy presente: «Su participación va a ser clave en cuestiones como la organización de sus agendas o en ayudarlos a diferenciar las tareas que deben hacer en un día y una hora concretos (por ejemplo, las conexiones con los profesores) de las que se pueden hacer en cualquier momento del día. También es importante proporcionarles un espacio propio, tranquilo, sin distracciones, con todos los elementos necesarios para llevar a cabo las tareas escolares (sin juguetes, televisión, ordenadores o tabletas cuando no hagan falta)».

 

Un trastorno difícil de cuantificar

La prevalencia del TDAH en niños y adolescentes es variable en función de los estudios. Así, por ejemplo, y en el caso de España, se han visto ciertas diferencias entre las zonas rurales y las urbanas. Jordi Maurici señala que según la Guía de práctica clínica sobre las intervenciones terapéuticas en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), elaborada por el Ministerio de Sanidad, esta prevalencia se puede llegar a situar entre el 6 % y el 10 %. «En otros países, por ejemplo en Estados Unidos, las investigaciones más recientes estiman una prevalencia de alrededor del 7,2 %, aunque otros estudios apuntan a unas cifras mayores. La prevalencia mundial es más difícil de concretar, ya que existen muchas diferencias entre países relacionadas con la posibilidad de evaluar el trastorno y el modelo teórico psicológico predominante, entre otros aspectos. Sin embargo, diferentes estudios sitúan esta prevalencia alrededor del 5 % en el ámbito mundial»

Webinar: Cooperación entre hermanos, cómo evitar los celos

Eva Villanueva es licenciada en Psicología y Máster de profesorado de educación secundaria con la especialidad de orientación educativa, y cuenta con una gran experiencia trabajando con niños, niñas y adolescentes en diferentes proyectos y actualmente ejerce como Coach Educativa en Aula Siena dentro del programa Jove Oportunitat del IVAJ. Ella ha sido la protagonista de nuestro webinar gratuito Cooperación entre hermanos, cómo evitar los celos, moderado por el periodista Borja Beriain, que se enmarca dentro de los recursos que hemos ido ofreciendo estos meses para padres y madres para gestionar la nueva normalidad.

 

 

Villanueva abordó la cuestión de como los celos entre hermanos y las disputas que éstos conllevan genera mucho malestar en las familias, ya que el clima de convivencia en el hogar se ve afectado. La realidad es que, según la experta, los celos son un sentimiento normal cuando se tiene miedo a perder el afecto de las figuras de apego; un sentimiento de miedo que, además, suele ir acompañado de envidia hacia quien se percibe como rival y resentimiento hacia las personas que suponemos que deben prestarnos toda su atención

En el webinar, partiendo de esta base, la psicóloga Eva Villanueva ofreció a padres y madres una serie de pautas sobre cómo actuar en situaciones de conflicto entre hermanos, así como estrategias para fomentar la cooperación entre ellos evitando de esta forma los celos y mejorando el clima de convivencia en el hogar.

El teletrabajo no puede ser la solución a la vuelta al cole

Fundación Másfamilia reivindica que las empresas y los poderes públicos deben trabajar de la mano en materia de conciliación y teletrabajo.

 

Esta semana el Gobierno se ha reunido con la patronal y los sindicatos para tratar de llegar a un acuerdo para la nueva ley de trabajo a distancia, después de que la situación provocada por el Covid-19 haya impulsado el teletrabajo en España. Con el decreto del Estado de Alarma por parte del Gobierno y con él, del confinamiento, muchas empresas apostaron por el teletrabajo y la flexibilidad. De un momento a otro, millones de personas trasladaron su oficina al salón de su casa y tuvieron que compatibilizar su profesión con su vida personal.

Desde Fundación Másfamilia consideran que el teletrabajo constituye una nueva forma de trabajar y que tiene sentido y validez más allá de la situación provocada por el Covid-19. Y así lo han hecho llegar a los medios a través de una nota de prensa. Sin embargo, según apuntan desde la asociación, «el teletrabajo que se ha desarrollado durante estos meses, aunque ha ayudado no puede ser considerado una forma de conciliación y, por lo tanto, no puede ser la solución para millones de padres y madres preocupados con la vuelta al cole.  Así lo reflejan los datos del estudio que la organización ha elaborado en colaboración de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife sobre la experiencia del empleado en teletrabajo durante el confinamiento: los empleados con niños menores de 10 años y personas dependientes, especialmente las mujeres, reconocen haberlo tenido algo más difícil a la hora de conciliar».

Añaden desde Másfamilia que la problemática de la conciliación de la vida personal, familiar y laboral que existe en nuestro país incumbe a diferentes actores: las empresas, la administración y la propia persona. «Las empresas han cargado con un peso que no les corresponde y que se pretende potenciar trasladándoles responsabilidades relacionadas con la educación o, incluso, la salud de nuestros menores. Por ello, es necesaria una colaboración con las autoridades competentes tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, además de contar con el apoyo y la corresponsabilidad de los trabajadores», señalan.