En abril se celebrará Live Gamers Show, el mayor evento online en habla hispana del mundo de los videojuegos

Live Gamers Show

Fecha: 8, 9, 10 y 11 de abril 2021

El próximo mes de abril se celebrará Live Gamers Show, el mayor evento online en habla hispana del mundo de los videojuegos. Una iniciativa con proyección internacional y pensada para los amantes del ocio electrónico. Durante varias jornadas, con inscripción gratuita, los participantes se sumergirán en el presente y futuro del mundo de los videojuegos. Lo harán desde una visión lúdica y divertida, hasta una perspectiva más profesional y educativa.

Live Gamers Show se celebrará bajo el compromiso anual de servir como plataforma a los grandes lanzamientos y a la innovación tecnológica. Contará con el sector del entretenimiento electrónico, en colaboración con actores de diferentes disciplinas, especialmente de la educación. Tanto el ocasional como el más acérrimo, todos los jugadores están llamados a disfrutar de este evento virtual único.

A través de un amplísimo abanico de contenidos, habrá varias jornadas de sesiones online gratuitas. En estas, de la mano de grandes expertos, los asistentes podrán conocer de primera mano las últimas novedades, herramientas, consejos y curiosidades del mundo de los videojuegos. Con representes de primera línea en desarrollo, comunicación, eSports, formación o historia del sector, en un entorno virtual e interactivo con la más alta calidad.

Durante las jornadas de Live Gamers Show estarán disponibles tres zonas diferenciadas:

En la Zona A, Jugamos Todos, se mostrarán los grandes lanzamientos, tecnología de vanguardia, el futuro de los videojuegos, así como novedades para móviles, juegos gratuitos y accesorios. También habrá una zona centrada en los eSports, donde se tratará la profesionalización del sector, las ligas, centros de formación, equipos o transmisiones en vivo. Por último, Formación y Cultura tendrá espacio para grados y cursos de videojuegos, productos educativos o el videojuego como bien cultural. Esta zona también dará cabida a todo lo que rodea el fenómeno del ocio digital, con sinergias que llegan al universo manga y anime, plataformas de streaming, el fenómeno influencer, medios especializados o retro, entre otros.

Con la inclusión como bandera, Live Gamers Show prestará atención en todo momento y ofrecerá un espacio adecuado a la accesibilidad. Bajo el lema #TodosJugamosLGS, seguirá su decálogo LGS, contará con la colaboración de entidades centradas en este área y especialistas que aportarán sus conocimientos y experiencia en diversos frentes; desde el desarrollo de videojuegos a sus beneficios o la competición. Durante el evento, también colaborarán ONGs y otras entidades con las que se compartirán iniciativas ligadas al ocio electrónico.

Los inscritos en Live Gamers Show tendrán oportunidad de optar a estupendos premios. Incluso podrán apuntarse a un concurso de cosplay. Además, desde este preciso momento podrán optar a conseguir una PS5, dentro de un primer sorteo de bienvenida.

Para consultar la programación, detalles y optar a las distintas promociones, por favor, visita la web oficial del evento. Las puertas de la mayor fiesta online del videojuego en habla hispana ya están abiertas para todos.

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Desde la Fundación Aprender piden reconocer el daño que la pandemia está haciendo en los jóvenes

Al hecho de ser adolescente, etapa complicada por todos los cambios que se dan, se suman las consecuencias del coronavirus que la dificultan aún más; por ello, según Cristina Amérigo, psicóloga del Centro de Evaluación e Intervención Educativa Corat de Fundación Aprender, los jóvenes y adolescentes necesitan ser comprendidos y recibir la atención que merecen.

 

La COVID-19 ha cambiado la vida de todos y a todos ha afectado de una manera u otra. Personas mayores, colectivos de riesgo, personal sanitario, bomberos, cajeros de supermercados, hosteleros… han sido considerados y reconocidos de alguna manera en esta crisis. Sin embargo, por ejemplo, “se ha hablado mucho de los niños pero no se ha hablado de los adolescentes. El hecho de estar en ese momento entre la niñez y la adultez hace que no se les tenga en cuenta porque ya no son lo suficientemente pequeños como para depender plenamente del cuidador, pero se nos olvida que tampoco son lo suficientemente maduros como para no acompañarles ni ayudarles en lo que puedan necesitar o de brindarles la atención que requieren”, explica Amérigo.

Según la psicóloga, “la adolescencia en sí es ya es un momento bastante difícil en la vida de una persona por todos los cambios físicos, emocionales, sociales… que conlleva, en muchos casos, ansiedad. Si a este momento le añadimos una crisis sanitaria que les impide relacionarse de manera presencial, algo importante ya que tienen que identificarse con sus iguales porque se están construyendo como sujetos, y lo que haces es obligarles a permanecer mucho más tiempo en el medio familiar, esto va a aumentar los síntomas de ansiedad y depresión en un momento vital en el que lo que hay es necesidad de salida del medio familiar para identificarse con lo extrafamiliar”.

“Si, encima, la situación familiar ya no es buena porque hay otro tipo de problemas en casa y conviven muchas personas en un espacio pequeño donde es complicado tener cierta intimidad o estar solos, pues todo se agrava”, añade.

A estas consecuencias emocionales y sociales se suman las académicas, más significativas aún en el caso de alumnos con dificultades específicas de aprendizaje. “Todo este escenario ha dado lugar a una reinvención de las formas y los métodos con enseñanza online a la que centros educativos y alumnado han tenido que adaptarse a marchas forzadas. Esta adaptación ha supuesto un sobreesfuerzo inmenso de los chicos y las familias por seguir el ritmo y sacar el curso adelante”.

Esta enorme dedicación que, como comenta Cristina, también ha implicado a madres y a padres con una gran cantidad de trabajo y atención doméstica requeridas por la enseñanza virtual, ha hecho que el fracaso escolar no se haya visto recrudecido por la COVID-19. Además, no podemos obviar que la “Orden EFP/365/2020, de 22 de abril, por la que se establecen el marco y las directrices de actuación para el tercer trimestre del curso 2019-2020 y el inicio del curso 2020-2021, ante la situación de crisis ocasionada por el COVID-19”, publicada el 24 de abril de 2020 en el Boletín Oficial del Estado, establecía que “la promoción de curso será la norma general en todas las etapas, considerándose la repetición de curso una medida muy excepcional, que deberá estar sólidamente argumentada y acompañada de un plan preciso de recuperación”.

No obstante, las cifras de fracaso escolar entre jóvenes y adolescentes son significativas y ya lo eran también antes de la pandemia (causadas, en una parte importante, por las dificultades de aprendizaje, aunque no solo).

Según datos del Ministerio de Educación, la tasa de abandono escolar temprano en España, esto es, personas de 18 a 24 años que no han completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no siguen ningún tipo de formación, se situó en el 16 % en el año 2020. El año anterior fue del 17,3 %. Por sexo, en 2019 los hombres representaron un 21,4 %, el porcentaje más alto de todos los países de la Unión Europea, llegando casi a duplicar la cifra de la UE-28. El de las mujeres, con un 13 %, fue también más alto que la cifra de la UE-28 (11,9%).

“Aquí tendríamos que considerar cada caso a nivel particular porque cada chico tendrá una historia que será la que habrá derivado en ese fracaso. Hemos de tener en cuenta que es con 14 – 15 años cuando generalmente podemos decir que comienza la adolescencia y que son edades especialmente sensibles. Los 12 y 13 años son edades de desarrollo de la pubertad y de todos esos cambios que se están gestando y que dan la cara con los 14 – 15, que es cuando los chicos tienen que afrontar dichos cambios. Se trata de un momento crítico en el que tienen que asumir que son sujetos construidos y que tienen que dar respuesta a quiénes quieren ser. El fracaso escolar, en ocasiones, es debido a que no han encontrado esa respuesta ni han podido resolver todo esto”, aclara Cristina Amérigo.

Para esta profesional la solución pasa por que reciban la completa atención que merecen para que recuperen la confianza en sus posibilidades y, con ella, la ilusión y la motivación por seguir creciendo personal y académicamente. “Es necesario que descubran que son capaces y que conozcan cuáles son sus puntos fuertes y no sólo los débiles, que sean conscientes de sus potencialidades. Además, que vean que los demás confían en ellos, va a contribuir, sin duda, a ese cambio de actitud y, por supuesto, también lo va a hacer darles su espacio y su tiempo para que puedan expresarse y que sientan que se les escucha, que no están solos”.

Es lo que hacen desde Centro de Evaluación e Intervención Educativa Corat de Fundación Aprender donde Amérigo ejerce su labor. “Trabajamos de manera interdisciplinar. Cubrimos toda la parte académica con un maestro educador que les ayuda a que ellos encuentren su forma de enfrentarse a los estudios; es decir, se apropian del aprendizaje a través de las técnicas de estudio con las que más cómodos se sienten y que mejor les funciona a cada uno. Atendemos también toda la parte emocional tratando esos temas personales, familiares… que pueden estar interfiriendo en ese aprendizaje. A través del grupo, se ven reflejados en el resto de chicos con los que se apoyan y aprenden a resolver los conflictos entre todos, de forma que descubren que la solución del compañero pueden aplicarla a sus casos. También hablamos de cómo nos sentimos, de las relaciones con los demás, realizamos actividades de expresión artística, de cooperar en equipo, proponemos retos…”

“En definitiva, con todo esto les ayudamos a encontrar esa respuesta de la que hablábamos antes y, en el momento en que la tienen, siempre con acompañamiento, logran despegar”, concluye.

Los padres creen que la escuela se está deshumanizando: ¿Cómo debe ser el colegio ideal?

Cada vez más voces claman por una humanización de la educación. Ya no es solo cosa de los profesores, los padres también consideran que la escuela necesita cambios.

 

Por Olga Fernández

 

Un estudio ha sondeado la opinión de 2.000 familias españolas para saber lo que piensan los padres con respecto a la escuela y ha descubierto que la mayoría tienen una visión negativa del entorno donde se educan sus hijos. Se trata de “El Barómetro Schoenstatt Educación, humanización y futuro 2020”, entre cuyas principales conclusiones cabe destacar que el 60% de las familias consultadas consideran que los colegios se están deshumanizando y que, en general, solo se encargan de la transmisión de conocimientos teóricos. “Ahora mismo, los contenidos que se imparten están alejados de la realidad de los niños y además son inflexibles. Es decir, siempre tratamos a los niños como a los adultos del futuro. Hay tantos contenidos que dar que no hay tiempo para escuchar a los niños, para que reflexionen, para que lleguen a acuerdos… Por otra parte, no se puede separar lo personal de lo académico: no puede ser que solo se den contenidos”, lamenta César Bona, maestro y escritor, que ha recibido el Premio Magister de Honor por la Plataforma de la Escuela Pública y autor del libro “Humanizar la educación” que se publicará en marzo.

 

Qué valoran los padres

Los padres reclaman facilitar la conciliación, que la educación avance al ritmo de los cambios sociales, leyes educativas diseñadas con visión a largo plazo y no a la ideología del momento y que se cubran las necesidades de familias con hijos de educación especial. Algo en lo coincide César Bona: “La educación es una inversión a largo plazo y precisamente por eso dejan de prestarle importancia. Provoca tristeza que cada vez que cambia el gobierno, nadie sea capaz de decir vamos a unirnos y a sacar lo que tenemos en común”.

El estudio también refleja que un 65,52% de los encuestados cree que esta falta de valores en la educación puede provocar el crecimiento de la frustración, depresiones y otros problemas de salud mental en los niños. “Refleja el deseo de las familias españolas por una educación más centrada en las necesidades de cada niño y en la que los colegios y familias unan sus fuerzas para guiar al alumno –el verdadero responsable–, en un proceso en el que pueda desarrollar todo su potencial individual. Éste es el papel que los padres esperan de los profesores: provocar y motivar el aprendizaje en el alumno, un crecimiento integral que le permita identificar sus necesidades únicas. Formarles primero como personas y después académicamente”, explica Pablo Siegrist, director del Colegio Nuestra Señora de Schoenstatt.

 

Radiografía del colegio ideal

El trabajo también muestra un dato interesante: los padres quieren participar del proyecto educativo junto con los profesores. De hecho, un 47,41% opina que el colegio perfecto es aquel que asume la educación como un proyecto compartido entre padres y colegio. La característica que más peso tiene en la elección del colegio es el modelo educativo (30,47 puntos sobre 100), seguida de la cercanía al domicilio (18,21%) o las instalaciones (16,42%). En cuanto a su tamaño, los padres lo prefieren cuanto más pequeño mejor: el 46,81% prefiere una o dos clases por curso.

¿Y el profesor perfecto? La característica más relevante en un profesor para los padres españoles es su capacidad para provocar el aprendizaje en los alumnos (76,95%), seguido de su compromiso con la motivación de cada uno (72,70%) o la capacidad para identificar sus necesidades (72,60%). “Los padres españoles esperan de los profesores una implicación personal en el crecimiento de sus alumnos, que los lleve a conocerlos en profundidad y así a sacar lo mejor de ellos. No quieren meros transmisores de contenidos, sino educadores verdaderamente comprometidos con el crecimiento de cada alumno como persona”, concluye Pablo Siegrist.

 

Visión de los padres sobre la educación

Los encuestados para “El Barómetro Schoenstatt Educación, humanización y futuro 2020”, casi por unanimidad, reclaman una serie de cambios:

  • Un 92,91% facilitaría la conciliación de las familias para que los padres puedan ejercer su papel en la educación.
  • Un 92,71% reclama que la educación avance al ritmo de los cambios sociales y no se queden atrás.
  • El 92,12% considera que las leyes educativas sean diseñadas con una visión a largo plazo y en base al aprendizaje de los alumnos y no a la ideología.
  • El 92,02% reclama que se cubran las necesidades de las familias con hijos de educación especial.

 

César Bona: “En la escuela no hay tiempo para escuchar a los niños ni hay tiempo para que se escuchen”

César Bona, maestro y escritor, es Premio Magister de Honor por la Plataforma de la Escuela Pública y Premio Crearte del Ministerio de Cultura en dos ocasiones por su estímulo de la creatividad. Y autor del libro “Humanizar la educación”, que se publicará en marzo.

 

Por Olga Fernández

¿Qué significa humanizar la educación?

En los últimos meses los verbos que más se han oído son “examinar” y “evaluar”. Con ellos se simplifica mucho lo que es la educación porque hay otros verbos que quedan fuera, por ejemplo “aprender”, “reflexionar”, “incluir”, conectar”, “escuchar”. Cuando hablamos de la escuela, muchas veces se tiende a pensar que es el lugar del que los niños y niñas salen habiendo sido evaluados y con una nota. Esto en principio nos aleja de lo que es la humanización. Tenemos que educar hacia nuestra esencia, algo que no se trata en las escuelas. Por ejemplo, la salud física y emocional o la nutrición, no se tratan en el colegio.

Entonces, ¿humanizar sería personalizar la educación?

Es un tema amplio. Se debe entender que todos somos diferentes y que la diferencia no es un inconveniente. Hay que reflexionar sobre cuál es el fin de la educación: si es que lleguen a bachillerato para que estén preparados para sacar una nota media o si es para darles herramientas para que sepan relacionarse con los que les rodean y con el mundo.

¿La escuela está más centrada en que el niño salga con una nota o en que salga con herramientas?

Los maestros estamos deseando formarnos y lo hacemos sobre aquellas cosas que pensamos que debemos formarnos y sobre lo que la administración nos dice que tenemos que enseñar. Pero a veces las decisiones de las administraciones están excesivamente adultizadas (desde el punto de vista del adulto). Se podrían hacer muchas analogías entre adultos y niños: si el adulto quiere estar a gusto en su trabajo, por qué no se piensa lo mismo hacia la escuela.

Los padres demandan una educación más personalizada y que se trate a los alumnos según sus características personales. ¿Se puede?

Cada niño es diferente y, además, esa diferencia enriquece las relaciones. Por eso precisamente debemos recordar que somos seres sociales. Pero en las escuelas debido a la cantidad de contenidos que hay que dar muchas veces no es posible. No hay tiempo para escuchar a los niños ni hay tiempo para que se escuchen.

¿Hay suficientes recursos en la escuela pública para implementar nuevos métodos de enseñanza?

Obviamente se necesitan muchos recursos, sobre todo humanos. Es necesario invertir en personal de la comunidad educativa (profesores, psicólogos, etc.). La educación es una inversión a largo plazo y precisamente por eso dejan de prestarle importancia. Provoca tristeza que cada vez que cambia el gobierno, nadie sea capaz de decir vamos a unirnos y a sacar lo que tenemos en común. Siempre son mayores las cosas que nos acercan que las que nos diferencian, sin embargo, tienden a ver las cosas que nos diferencias como grandes escollos cuando eso es lo que menos les importa a los niños. Lo que para la élite política son escollos insalvables, a los niños les da igual.

En cuanto a los nuevos métodos de enseñanza, el término “nuevo” es muy relativo. Podemos hablar de metodologías que creemos que son nuevas y ya se hacían hace 200 años.

¿Cómo crees que sería el colegio ideal?

El sistema educativo actual no es un sistema de éxito, se necesitan cambios. Te puedo dar cuatro pinceladas: incluir la salud en las escuelas, el pensamiento crítico, el diálogo, las asambleas… La gestión del error también es importante, es decir, que los niños puedan ver los exámenes y reflexionar en lo que han fallado.

¿Y el profesor perfecto?

Para contestar a esto uno se tiene que pensar a sí mismo como alumno: alguien que me escuche, que tenga empatía y sepa ponerse en mi lugar, que muestre respeto por el medio ambiente, por otras culturas, que tenga compromiso social y que pueda aprender de ese compromiso, que sea creativo, que tenga curiosidad, que sepa gestionar las emociones y me enseñe a gestionarlas.

Propósitos del nuevo año… para todos

Adultos, jóvenes, niños… el hacer propósitos para el nuevo año es algo saludable y asequible a todos. En los niños este fijar objetivos les ayudará en la autoconfianza y el crecimiento personal. En esta tarea resultará clave poner el enfoque en el proceso, no en el resultado, ya que no siempre se cumplirán a la primera, habrá de revisarlos, ajustarlos…

 

Por Gema Eizaguirre

 

“No se trata de cargar a los niños de responsabilidades ni metas imposibles que les hagan frustrarse consigo mismos por no conseguirlas, sino de ayudarles a elegir objetivos alcanzables con los que se sientan ilusionados y que les den aún más ganas de afrontar nuevos retos”, explica Ana Herrero Jiménez, psicóloga coordinadora del Departamento de Orientación de Brains International Schools.

El primer paso es pararse a analizar. “Es importante para todos poder parar para poner atención y conciencia, a cómo nos va, cuánto de satisfechos, de contentos estamos con lo que hacemos, con nuestros resultados, con nuestra vida. El objetivo es enfocar puntos de mejora, en distintas áreas de nuestra vida, social, familiar, académica, salud…”.

Esto es algo que los niños y niñas son capaces de hacer desde los primeros cursos de Primaria. “Ven cómo se sienten y son capaces de definir perfectamente qué es lo que les hace sentir bien y lo que les hace sentir mal, y eso marcará el tipo de objetivos”. Eso sí, cuándo más pequeños más ayuda necesitarán del adulto.

Para empezar a marcar objetivos, la experta recomienda realizar una reunión familiar en la que los padres sean los primeros en mostrar su debilidades y cosas que no les hacen sentir bien y que quieren cambiar. Esto es importante porque son modelo para los menores y también porque al mostrar los padres su vulnerabilidad, los jóvenes y adolescentes podrán abrirse más facilmente.

La mejor forma de fijar los propósitos pasa por la elaboración de un buen método y de establecer objetivos claros y realistas.  “La planificación de objetivos es una manera de trabajar con los niños su perseverancia, su resistencia a la frustración y su autoconfianza. La consecución de esos retos les hará sentirse responsables, se sentirán satisfechos y aumentarán su autoestima y bienestar”.

 

Los errores como oportunidad

Pero ¿qué sucede cuando el propósito no logra cumplirse y llega la frustración? La experta señala que los errores hay que verlos siempre como una oportunidad de aprendizaje. “Los errores nos ayudan a aprender, hay que quitarles el estigma de fracaso. Es información que debemos tener en cuenta para poder reenfocar lo que queremos y el cómo lo estamos haciendo. Como padres, es un momento difícil, para no caer en el reproche y en el “ya lo estaba viendo venir”, etc. Es el momento donde más tienen que sentir nuestro apoyo, donde más les tenemos que querer; e iniciar el proceso de nuevo. Qué ha pasado, qué tienes que cambiar para sentirte mejor, pensar si tiene que pedir ayuda, etc”.

La clave es poner el enfoque en el proceso, no en el resultado. “Podemos reconocer positivamente todo el esfuerzo que hacen, que es lo más valioso, independientemente del resultado.

Y algo muy importante a tener en cuenta: Tener buenas capacidades no es suficiente para tener éxito. “La inteligencia ejecutiva, la que nos permite planificar, organizar, tomar decisiones y llevarlas a cabo, controlar nuestros impulsos, regular nuestras emociones, atender y estar centrados… es el mejor predictor de que nos va a ir bien, que vamos a tener una vida buena, con sensación de satisfacción y bienestar”.

 

Cómo planificarse

La mayoría de las actividades que realizan los niños tienen como requisitos en común la planificación y la práctica. A pesar de que en los primeros cursos son los padres los encargados de la organización de los pequeños, a partir de cierta edad los alumnos también puedan asumir parte de dicha responsabilidad aprendiendo a planificar su tiempo.

Herrero propone una serie de herramientas que permiten la buena gestión del tiempo y harán que los niños se sientan mejor consigo mismo al ver cómo van completando los pasos, metas y objetivos que se propusieron:

  • Agenda personal: una agenda en la que reflejar la lista de tareas y propósito a cumplir. Los pequeños podrán recurrir a esta agenda para no olvidarse de ninguna de las tareas que han planificado e ir tachando aquellas que vayan logrando. De esta manera, podrán ir viendo cuántos objetivos están logrando, lo que les resultará motivante. Pueden decorarla con colores y pegatinas para que el momento de planificar sea más divertido.
  • Plantilla de calendario semanal: otra gran idea es enseñar a nuestros hijos a diseñar su propio calendario, lo que les ayudará a crear una rutina y a establecer los objetivos por semanas asignando a cada tarea el tiempo necesario. Lo más cómodo es realizar una planificación diaria completando una semana entera.
  • Apps:para los más mayores, existen aplicaciones móviles que permiten llevar siempre encima una lista de las tareas pendientes y los hábitos que quieren conseguir cada día. Al igual que con la agenda personal, estas aplicaciones permiten a los jóvenes definir claramente sus objetivos, organizar y priorizar las tareas pendientes y también contabilizar los propósitos ya logrados. Pueden utilizar apps integradas como Calendario y Recordatorios en las plataformas de aprendizaje que se utilizan en los centros educativos (como iTunesU o Teams). Apps como Habitica, TickTick: Tareas & Calendario Do! son también una buena alternativa.

 

5 pautas para elegir en qué mejorar:

  1. Parar.

Una conversación con nuestros hijos para ayudarles a elegir estos propósitos de mejora y nuevos retos, tiene que partir de la confianza en ellos, nunca como reproche o exigencia, sino como una oportunidad estupenda para cambiar algo que no les hace sentir bien. Son ellos, con nuestra guía, con nuestras preguntas, quienes tienen que definir esos propósitos.

  1. Fijar objetivos claros, realistas y alcanzables.

No puedo ponerme como objetivo que nunca más voy a pelearme con mi hermana, porque no es realista. Pero sí puedo definirlo como un propósito y como una guía de acción: “cuando me enfade con mi hermana me iré a mi habitación para calmarme y luego buscaremos una solución”. O que voy a sacar todo sobresalientes. Mejor, voy a mejorar mi rendimiento en Mates.

3ª Los objetivos tienen que ser lo más concretos posibles.

No tienen que ser muy vagos, poco claros, como “voy a ser bueno” o “voy a estudiar más”. Pueden ser el punto de partida para concretar el cómo: p.e., voy a organizar un plan de trabajo, voy a usar la agenda para apuntar los deberes, o repasaré los fines de semana los contenidos de Ciencias, o pediré al profesor de mates más problemas para practicar”.

4ª Ser conscientes de nuestras limitaciones

Esto nos ayuda también a tenerlas en cuenta. Esto supone tener una actitud de cambio, no de perfección, ayuda a no sobre exigirse, a ser amable con nosotros mismos cuando cometemos errores.

5ª Evaluar

La última recomendación es revisar periódicamente cómo lo estamos haciendo, si estamos cumpliendo con nuestros objetivos, para poder reajustarnos, volver a enfocarnos, etc. Se puede hacer un calendario con ellos para revisar cómo vamos.

Por ejemplo, revisaremos el objetivo familiar semanalmente, para estar enfocados y no se diluya con el tiempo: no vamos a tener los móviles en la mesa / vamos a buscar todas las semanas una actividad para hacer juntos / vamos a comer más fruta y verdura/ etc.

 

Propuesta de propósito para 2021

Reducir el uso de dispositivos electrónicos. Un objetivo importante que creo que tenemos que marcarnos en niños más mayores y adolescentes es no perder de vista la posible dependencia que muchos están desarrollando a las redes sociales, videojuegos, pantallas en general. Ha sido su salvación durante la pandemia, por una parte, porque les ha permitido seguir en contacto con su grupo de pertenencia, de amigos… Pero tiene mucho peligro, sabemos lo adictivas que pueden ser. Ser conscientes les puede llevar a la responsabilidad de querer limitar su uso. Con los niños, obviamente somos nosotros los que ponemos la norma de tiempo máximo de uso.

 

Sheddad Kaid-Salah Ferrón: “Los libros de divulgación científica ilustrados son estupendos para fomentar el aprendizaje”

Sheddad Kaid-Salah Ferrón es físico, farmacéutico y divulgador científico, y acaba de publicar ‘Microbios’ (Andana editorial), un libro informativo para niños y jóvenes con el que aprender de forma sencilla sobre este interesante mundo microscópico tanto en casa como en la escuela.

 

Por Diana Oliver

 

Para aprender hay que emocionarse con lo que aprendemos. Eso, al menos, es lo que asegura la neurociencia. “Sin emoción no hay aprendizaje”. Para aprender, además, hay que tener los recursos adecuados para hacerlo. En este sentido los álbumes ilustrados informativos son una herramienta perfecta para hacer llegar a niños y jóvenes de manera sencilla y atrayente conceptos que son complejos, incluso tediosos. Sheddad Kaid-Salah Ferrón, físico, farmacéutico y divulgador científico, acaba de publicar  Microbios (Andana Editorial), un libro informativo que nos acerca a esos seres que son fundamentales para la vida, aunque también los causantes de enfermedades y pandemias, como hemos visto con la COVID -19. Con las ilustraciones de gran calidad de Eduard Altarriba –que lleva trabajando décadas en el campo del diseño gráfico y la ilustración– y el lenguaje sencillo y ameno de Kaid-Salah Ferrón, tanto en la escuela como en casa, podremos conocer los tipos de microorganismos que hay, qué relación mantenemos los seres humanos con ellos o porqué es tan importante lavarse las manos muy a menudo a lo largo del día. Dice su autor que los humanos, desde muy pequeños, intentamos explicarnos el mundo y para ello creamos una narrativa para todas las experiencias que tenemos. ‘Microbios’ es un libro que puede servir para encontrar esa explicación, para aprender, pero también es un recurso que nos invita a continuar haciéndonos preguntas (y que también nos vacuna contra la desinformación).

 

Los libros de ciencia para niños y niñas apuestan por crear narrativas específicas, acompañadas de ilustraciones que les atraigan hacia el mundo de la ciencia. ¿Cuesta dejarse enamorar en la infancia por este tipo de contenido o, al revés, es el momento ideal si se fomenta la curiosidad? ¿A qué edad es recomendable empezar a introducir la ciencia?

 

Los humanos, desde muy pequeños, intentamos explicarnos el mundo, es decir, creamos una narrativa para todas las experiencias que tenemos. Si le preguntas a un niño o a una niña pequeña qué es la electricidad, o qué es la lluvia o porqué quema el fuego, te dará una explicación de estos fenómenos, la suya, aunque sea inventada. La ciencia es una fuente de conocimiento estupenda (aunque no la única). Cuanto antes se expliquen estos fenómenos, aunque sea de manera muy elemental, antes se tendrá una visión más clara de la realidad.

 

¿Cómo podríamos fomentar el aprendizaje de la ciencia en casa si sus adultos de referencia no tenemos ni idea? 

 

Los libros de divulgación científica ilustrados son estupendos para fomentar el aprendizaje. Son amenos, entretenidos y rigurosos, y los podemos utilizar todos: pequeños, jóvenes y no tan jóvenes.

 

A la hora de escribir un libro como ‘Microbios’, ¿se piensa en a quien se dirige y, en base a eso, lo que se escribe?

 

Un poco sí. En mi caso decido sobre qué quiero escribir, normalmente porque he detectado una falta de conocimiento en algún área en concreto, qué ideas importantes quiero explicar y cómo las voy a explicar. En esta última parte es en la que la ayuda de las ilustraciones de Eduard Altarriba se hacen imprescindibles ya que la narrativa de los libros ilustrados es una combinación muy entrelazada de texto e imagen.

 

 

¿Cuáles dirías que son los conceptos básicos científicos que todos deberíamos saber?

 

Buff, hay muchísimos. Cuando al genial físico Richard Feynman (Premio Nobel de Física en 1965) le preguntaron cual sería el fragmento de conocimiento más importante que podríamos dejar a generaciones venideras en el caso de que un cataclismo fuera a destruir todo el conocimiento científico, él respondió: “Creo que es la teoría atómica, la hipótesis de que todo está hecho de átomos”.

Yo añadiría también a los microbios. Nos costó mucho encontrarlos y darnos cuenta de que eran, entre otras cosas, los causantes de las enfermedades infecciosas.

 

¿Por qué es importante conocer el mundo microscópico que nos rodea?

 

La pandemia ha logrado que todos queramos saber un poco más sobre virus. En un momento como el actual, tener información de calidad es muy valioso. El mundo de los microbios es un universo minúsculo lleno de vida e imprescindible para el planeta tal y como lo conocemos. Por ejemplo, es gracias a los microorganismos que podemos respirar el oxígeno atmosférico o digerir alimentos. También fabricamos medicinas, limpiamos las aguas sucias en las depuradoras y hasta podemos crear alimentos. Pero, como estamos viendo durante la pandemia, también causan enfermedades y desastres.

 

¿Ayuda a tener un espíritu crítico en el futuro haber tenido contacto con contenidos científicos desde la infancia?

 

Sí. La ciencia aporta lógica y basa sus explicaciones en el principio de causalidad, es decir, que todo efecto tiene una causa. Ojo, la filosofía también.

 

Se habla mucho de la falta de vocación de las niñas por la ciencia por falta de referentes. ¿Cómo prevenir la falta de vocaciones STEM?

 

Creo que hoy en día hay suficientes referentes femeninos de primerísima línea en todos los campos del conocimiento, la ciencia incluida. Mujeres impresionantes cuyas vidas son fuente de inspiración para cualquiera. Tan solo hay que hacerlas visibles y que la sociedad las conozca. Por desgracia, la ciencia siempre queda un poco marginada. Se conocen los nombres de muchos grandes deportistas o empresarios pero no de grandes científicos y científicas. En ‘Microbios’ hablamos de Dorothy Hodgkin, una persona más que inspiradora.

Papá, mamá: ¡Quiero ser gamer!

Se estima que en 2022 el sector del videojuego va a generar 11.000 empleos

 

Antes de dar una respuesta a este deseo, es conveniente que os informéis de las posibilidades que ofrece la industria de videojuego en nuestro país. Si vuestro hijo o hija tiene una verdadera vocación, más allá de un simple hobby o moda, puede sopesar entre un amplio abanico de profesiones dentro del sector.

 

Por Eva R. Soler

 

Para muchos progenitores, la industria del videojuego es una gran desconocida y si el adolescente de la casa plantea que quiere convertirse en un gamer profesional, pueden reaccionar de forma negativa. Sin embargo, antes de dar una respuesta a favor o en contra de esta posibilidad, hay que tener en cuenta diversos factores, según aconsejan los expertos consultados.

Un sector con amplio potencial: “Entiendo que los jóvenes vean este sector como una oportunidad de futuro porque, de hecho, lo es”, indica Zigor Maritxalar, presidente de Obicex (www.obicex.es), centro oficial homologado de Formación Profesional especializada en los perfiles del futuro digital. Los datos avalan esta afirmación: el año pasado esta industria facturó en España 1530 millones de euros, lo que nos sitúa dentro de los diez principales países en volumen de negocio. En este contexto, el crecimiento de empleo anual en este sector se estima en un 12% anual hasta llegar a los 11.000 empleos en 2022. “Unas cifras muy halagüeñas que conviene tener en cuenta si uno de nuestros vástagos manifiesta interés por dedicarse a este sector”, apunta Maritxalar.

Un amplio abanico de profesiones más allá del “gamer”. Sin embargo, los e-sport, como se denominan los juegos donde compiten los videojugadores profesionales, sólo están reconocidos oficialmente en países como Finlandia, EEUU, China o Rusia, pero no en nuestro país, por lo que las probabilidades de llegar a éxito aquí nos son muy altas”, apunta Maritxalar. En este sentido, aconseja que el adolescente sin dejar de plantearse esa alternativa profesional, siga cubriendo otros flancos de formación y en principio, se plantee la dedicación a los videojuegos como cualquier otra clase extraescolar, de la misma forma que, por ejemplo,  se apunta a un deporte que le gusta mucho: “Y a la vez que le planteamos que no deje de perseguir su sueño, le podemos indicar que la industria del videojuego ofrece muchas salidas laborales más allá del videojuego como competición, como por ejemplo, animador en 3D, grafista digital, generador de espacios virtuales, técnico de efectos especiales, diseñador, guionista, productos…

¿Es vocación o simple afición? Pero estas profesiones son altamente vocacionales, por los que los padres deben distinguir si detrás del interés de sus hijos por dedicarse a los videojuegos existe una pasión verdadera o es simplemente una afición: “Hay que discernir si, simplemente, le gusta mucho jugar a videojuegos como afición; se está dejando llevar por la moda (lo que busca son los focos, pues es cierto que muchos gamer profesionales actúan como influencers) o, por el contrario, va más allá: ¿muestra curiosidad por cómo se construye el juego electrónico? ¿Le interesan las tripas del mismo? ¿Es consciente de la importancia que tiene que el guión sea entretenido, suponga un reto, tenga un principio y un fin? Si desvela inquietud por estas cuestiones, seguramente nuestro hijo o hija sea un o una profesional del videojuego en potencia”, explica el mismo experto en educación y nuevas tecnologías.

Una titulación en Formación Profesional: Si, definitivamente, comprobamos que nuestro hijo o hija tiene una verdadera vocación, es dentro de la creación de videojuegos donde nuestra industria sí ofrece un amplio abanico de posibilidades de empleo. En este sentido, puede optar por la titulación oficial en Formación Profesional de Creación de Videojuegos. “En nuestra escuela, por ejemplo, nuestros alumnos consiguen una tasa de empleabilidad superior al 90%, al finalizar esta formación que les capacita como Técnico superior en animación 3D, juegos y entornos interactivos”, asegura el fundador del centro.

Informaos e investigad todo lo que podáis sobre el sector: En definitiva, “las posibilidades de futuro que ofrece el sector game para los jóvenes son amplia, pero, como cualquier profesión, se debe decidir con responsabilidad. De igual modo, los padres pueden facilitar la decisión investigando el sector y estando dispuestos a valorar las distintas opciones desde una postura abierta”, concluye Maritxalar.

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CLAVES PARA ELEGIR UN BUEN CENTRO DE FORMACIÓN

Hay escuelas especializadas en este tipo de formación en casi todas las Comunidades Autónomas de España. Zigor Maritxalar proporciona las claves para elegir un buen centro de formación, según su criterio:

  1. Comprobar el perfil de los docentes: “Es importante fijarse en la formación que tienen los propios ponentes y comprobar si, efectivamente, tienen la experiencia que afirman”.
  2. Tecnología punta: En cuanto a la formación práctica, hay que comprobar con qué recursos tecnológicos se forma a los alumnos y si se adaptan a lo que realmente demanda la industria del videojuego.
  3. Alianzas con empresas que sean centros de referencia dentro del sector: Es aquí donde harán la formación práctica de forma paralela a los estudios teóricos.
  4. Titulación oficial y reconocida. Al cabo de los años, contar con una titulación oficial y reconocida, será importante de cara a futuros empleos. El nombre que recibe el Grado Superior en Formación Profesional es Técnico Superior en Animación 3D, videojuegos y entornos interactivos.

 

PERFIL DEL PROFESIONAL DEL VIDEOJUEGO

Estas características ayudan a diferenciar si nuestro hijo o hija tiene una verdadera vocación o es sólo una simple afición a este tipo de juegos:

  • Un nivel alto de rendimiento en cuanto a resultados. “Su disciplina le permite superar niveles técnicos y de especialización. ¡Ojo!, no lo confundamos, con los jóvenes que pasan la mayor parte del tiempo jugando sin más, lo que, además, puede generar adicción”, resalta Maritxalar.
  • Además, la capacidad para asimilar conocimientos técnicos, alto grado de comprensión, habilidades digitales, alta concentración…son indispensables para los que están interesados en dedicarse a esta industria profesionalmente, apunta el mismo experto.
  • Condiciones naturales (físicas, mentales y actitudinales), constancia y esfuerzo. Para Jorge Flores, fundador de Pantallas Amigas (www.pantallasamigas.net), plataforma que aboga por un uso responsable de la tecnología, se necesitan condiciones naturales que pueden ser mejoradas mediante el entrenamiento, además de constancia y esfuerzo:
  • Condiciones físicas: “Dependiendo de cada videojuego pueden tener más importancia unas que otras, pero la velocidad y reflejos suelen ser determinantes, al margen de unas buenas condiciones visuales y de psicomotricidad”, apunta Flores.
  • Resistencia a la frustración, capacidad de concentración, gestión de la presión…  son habilidades mentales indispensables según el fundador de la plataforma Pantallas Amigas.
  • Determinación, espíritu de superación y competitividad constancia, capacidad de trabajar en equipo… son algunas de las condiciones actitudinales necesarias, añade este otro experto en tecnología.

 

BENEFICIOS DE LOS VIDEOJUEGOS

  • Según un reciente estudio publicado por la Universitat Oberta de Catalunya, jugar a videojuegos estimula la creatividad, la capacidad de estrategia, favorece el pensamiento crítico y el trabajo en equipo. Jorge Flores, fundador de Pantallas Amigas, añade otros beneficios basándose en referencias validadas y extraídas de estudios y medios especializados:
  • “Pueden mejorar las habilidades cognitivas, pues, según algunos estudios, los videojuegos ayudan a potenciar las conexiones nerviosas y regeneran la masa gris encefálica”, indica Flores.
  • Influyen positivamente en la toma de decisiones. Científicos de la Universidad de Rochester demostraron que quienes juegan a videojuegos de acción son capaces de tomar decisiones más rápidas que quienes no lo hacen.
  • Incrementan la capacidad reflexiva, la resistencia a la frustración, la memoria, la capacidad y la cognición espacial: “Incluso pueden mejorar la capacidad para leer, sobre todo en los que la narrativa tiene mayor peso. Por su parte, los que son de estrategia pueden mejorar las habilidades de planificación y organización”, explica el fundador de Pantallas Amigas.

 


LA OTRA CARA DE LA MONEDA: ¡OJO CON LA ADICCIÓN!

Los videojuegos figuran en el primer puesto del ránking de adicciones de los menores en nuestro país, según la última encuesta sobre el uso de drogas realizada por el Ministerio de Sanidad en colaboración con Proyecto Hombre. El mismo estudio indica que para el 83% de los niños y jóvenes de menos de 18 años de edad, la práctica de jugar a videojuegos es habitual. Desde la plataforma de control parental Qustodio, insisten en que controlar y limitar el tiempo que dedican nuestros hijos a las nuevas tecnologías es la mejor forma de prevenir la tecnoadicción. El último estudio realizado por esta aplicación de seguridad digital revela que los juegos más bloqueados por las familias españolas durante esta Navidad coinciden con los más demandados por los más pequeños: Among Us, Brof Stars, Fortnite, Roblox, Clash Royal, Clash of Clans, Minecraft… Seguro que conocéis alguno de ellos.

Mitos y verdades de la “edad del pavo” (y claves para sobrevivir)

La adolescencia es una etapa que requiere paciencia y comprensión por parte de la familia. Escucharles y dar importancia a sus emociones, una de la claves para acompañarles en este tránsito hacia la edad adulta.

 

Por Diana Oliver

 

Coloquialmente se denomina como “edad del pavo” a la etapa de la adolescencia, comprendida entre los 11 a los 18 años. Es decir, se trata de un puente que une la etapa de la niñez y la etapa adulta. Lo cierto es que se utiliza ese término porque es habitual creer que este período es un auténtico tsunami emocional, en el que se dan comportamientos irracionales, enfrentamientos con la familia, pero no siempre es así. Según manifestaba en 2017 Inés Hidalgo, pediatra de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (SEPEAP), existen diversos mitos acerca de la adolescencia que, aunque son muy populares en el imaginario colectivo, no están respaldados por la evidencia científica. Por ejemplo, según la SEPEAP, no hay ningún estudio que haya encontrado que el desarrollo normal del adolescente es turbulento. De hecho, aseguran que el 80% de los adolescentes se llevan bien con su familia, les gusta estudiar y trabajar y se interesan por los valores sociales y culturales de su entorno. Tampoco hay investigaciones que hayan encontrado que el pensamiento de los adolescentes es “irracional e infantil”. ¿Qué cambios sí se producen en la adolescencia? ¿Cómo cambia la familia? ¿Podemos acompañar de forma más adecuada a nuestros hijos en la adolescencia? ¿Cuándo acudir a un profesional?

La adolescencia: muchos cambios en el adolescente y en la familia

Según explica Sonia Martínez Lomas, psicóloga especializada en educación emocional y fundadora de los Centros Crece Bien, hay una serie de cambios que se producen durante la adolescencia y que son absolutamente normales: “A nivel psicológico el adolescente se separa un poco de la familia, cobrando gran importancia el grupo de iguales, con los que se sentirá más unido e influido que por los propios padres. También se dan otros cambios como que la impaciencia cobra gran relevancia, se desarrollan muchos cambios físicos y se sienten capaces de hacer muchas cosas. Digamos que adquieren la plena conciencia de que la vida tiene un final, y esto les lleva a la búsqueda constante de nuevas sensaciones y a probar límites que antes no habían probado”.

Ocurre que, en algunos casos, puede darse una baja autoestima precisamente por esos cambios físicos que experimentan, y al cobrar el grupo de iguales tanta importancia, la comparación con éstos da lugar a sentirse inferior a los demás en muchas áreas. “Sienten la necesidad de gustar a los demás y de tener su propio estilo, no el que me marcaron mis padres, lo que lleva a que busquen un cambio de vestuario, peinado o complementos que le hagan sentir único y diferente”, señala Martínez Lomas. Y es que, según la psicóloga aquí sí podría aparecer una dificultad para un buen acompañamiento por parte de las familias: al tener sus emociones tan desbordadas podrían llegar a tener un pensamiento muy dicotómico, siendo difícil convencerles de lo contrario, y que la frase típica que usen en esta edad sea «Tú no me comprendes».

Y es que, los cambios físicos y psicológicos que se producen durante esta etapa, dan lugar a que, a nivel emocional, muchos adolescentes se sientan desbordados con las emociones, incluso con cambios emocionales constantes a lo largo del día. “Por un lado, sienten tristeza por la etapa que dejan, miedo a ver todas sus posibilidades y sentirse mayores. Por otro, también sienten enfado al no poder hacer todo lo que querrían o se ven capaces de hacer y euforia al darse cuenta de todo lo que quieren y ya pueden hacer. También la vergüenza juega un papel importante en esta etapa porque la imagen que dan a los demás es importante para ellos, y les lleva a estar muy pendientes de qué podrán pensar los demás”, explica la psicóloga.

No sólo en el adolescente se producen cambios significativos. La familia en su conjunto también sufre una metamorfosis debido precisamente a esa separación paulatina del adolescente. “En esta etapa es habitual que nuestros hijos e hijas no quieran contar nada y busquen más tiempo con los amigos que con nosotros. Es normal, quieren tomar sus propias decisiones y armar su propia opinión, por esto muchas veces rechazan lo que les dicen en la familia, no porque no estén al final de acuerdo, sino porque no ha salido de ellos mismos. Si la familia tiene paciencia y comprensión y apoya esta etapa con preguntar sobre sus opiniones, gustos, preferencias y dándole más espacio físico, se sentirá más apoyado y tendrá menos reacciones defensivas o agresivas”, sostiene Sonia Martínez Lomas.

 

5 claves para acompañar esta etapa

 

¿Hay algo que podamos hacer para acompañarles de la mejor manera? Responde la fundadora de Crece Bien que desde la familia se puede hacer mucho para potenciar esta etapa y ayudar al adolescente a vivir esta época como una oportunidad. Nos da algunas claves que pueden ser de utilidad:

  • Ayudarles a marcar pequeñas metas u objetivos que les gustaría conseguir les dará una dirección de hacia dónde quiere ir, lo que se traduce en tranquilidad.
  • Debemos mostrar comprensión y dar importancia a sus emociones. Esto les ayuda a sentirse seguros, queridos y respetados. También es fundamental escuchar atentamente sus opiniones, gustos, preferencias y pensamientos, pues es el mejor camino para ayudarles a construir su propia identidad.
  • Pasar tiempo con ellos y ellas sin que ese tiempo lo usemos para enseñar, enjuiciar, educar o regañar les hará sentirse parte importante de la familia.
  • Darles pequeñas responsabilidades o privilegios reforzarán su madurez y esfuerzo por hacer las cosas lo mejor que pueden.
  • Debemos evitar en la medida de lo posible las constantes criticas, quejas y regañinas, de lo contrario se cerraran a comunicarse en familia. Evitar hablarles desde «la sabiduría del adulto» con frases como «A tu edad yo ya…», «Eso que te pasa es porque apenas has vivido», «Es una tontería que te enfades por eso, debes madurar». La mejor fórmula que pueden seguir los padres y madres para guiarles es preguntarles más que contarles, esto les ayudará a que ellos mismos vayan encontrando su propio camino.

Más de 6.500 alumnos charlan con 150 científicas desde el cole

11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

 

Eva R. Soler

 

Las investigadoras de la ASEICA (Asociación Española de Investigación sobre el cáncer) se hacen llamar a sí mismas “detectives del cáncer”. Con bata (de científica detective), corona (porque son reinas de sí mismas), un tatuaje, rostro juvenil e inspirado como demuestra la palabra “eureka” que le acompaña. “Esa es la imagen que desde nuestra Asociación pretendemos transmitir a las alumnas y alumnos de lo que es una científica de hoy, alejada de esa otra imagen tradicional de hombre con bata blanca y pelos locos, tipo Einstein”, explica Verónica Torrano, miembro de la junta directiva de la mencionada asociación e investigadora del Ramón y Cajal en la Universidad del País Vasco. Verónica, además, es una de las 150 científicas que ha charlado de tú a tú con escolares para acercar la ciencia a los más jóvenes, romper mitos e incentivar vocaciones entre ambos sexos por igual.

Esta iniciativa impulsada por la asociación ASEICA con el nombre de #Conócelas ha llegado a más de 100 colegios, institutos y universidades españolas. Más de 6500 estudiantes de, prácticamente, todas las Comunidades Autónomas han podido descubrir cómo se desarrolla la carrera profesional y cómo es la vida personal de una investigadora en España. Conectados de forma virtual y en directo, los alumnos han conversado con investigadoras punteras en el ámbito del cáncer. De esta forma, Verónica ha trasladado su experiencia a más de 45 alumnos, de cuatro aulas de 5ª de Primaria y 4ª de la ESO de dos colegios situados en Laredo, localidad donde reside. De la experiencia resalta la capacidad de asombro de los más pequeños cuando les explica que nuestra cadena de ADN tiene una longitud igual que siete viajes a la luna.

“En los cursos de Primaria se muestran muy participativos, más las niñas que los niños. Durante 35 minutos, me acribillaron a preguntas tales cómo cuántas células tiene un tumor o dudas relacionadas con el cáncer infantil”, cuenta la investigadora. ¿Quién mejor que ella para responderles? Porque entre los hitos profesionales de Verónica destaca el haber descifrado cómo, a través de cambios de expresión en los genes, las células tumorales cambian su metabolismo para hacerse más agresivas. Sin embargo, la investigadora reconoce que no ha sido sencillo responder las dudas de los alumnos. “Me he enfrentado al reto de adaptar el lenguaje científico a niños y niñas de estas edades. Ante sus dudas me decía a mi misma: ¡A ver como les explico esto!”. En el caso de los alumnos de la ESO, la charla se enfoca más a conseguir la igualdad en las carreras científicas y potenciar las vocaciones femeninas. “Hay que romper estereotipos y que las alumnas no se sientan cohibidas por elegir una carrera de ámbito científico que, a día de hoy, muchas veces se sigue considerando de hombres”, resalta Verónica. Alerta también de que a esta edad, las chicas se muestran menos participativas por ese miedo a hablar en público, más propio de mujeres, según Torrano. Aún así, su mensaje es optimista y asegura que ella no se ha encontrado con grandes obstáculos en el desarrollo de su carrera profesional por ser mujer. Lo que sí ha echado en falta ha sido la ausencia de referentes femeninos en los que inspirarse o a los que pedir ayuda o consejo. Opina también que hay que concienciar a los jóvenes en lo necesaria que es la inversión en I+D+i. En este sentido, comenta que una de los efectos positivos de la pandemia, es que no sólo ha acercado, de alguna manera, la ciencia a los más jóvenes (que ya saben perfectamente lo que es un virus o una vacuna) sino que, además, han comprendido que, de esta situación vamos a salir gracias a la Ciencia, por lo que es fundamental destinar recursos.

Para hacer las asignaturas científicas más atractivas a los alumnos y alumnas aconseja a los profesores ir más allá de los contenidos curriculares y explicar qué objetivos prácticos persiguen las actividades en el laboratorio. “Explicar las citopondrias puede ser muy aburrido, pero si te explican que pueden llegar a ser muy importantes para el tratamiento de algunas enfermedades, ya es otra cosa”. A los padres les recomienda que alienten la curiosidad innata que tienen todos los niños y las niñas y que nunca les transmitan miedo o mensajes tipo “Uff, eso es muy difícil”, cuando sus hijas les comentan que quieren estudiar una carrera científica.