Los más pequeños toman la palabra para hablar de conciliación

“No está loca, sino sola”, “El tiempo que pasamos juntos es el mejor”, “Quédate en casa: ellos crecen y el tiempo pasa” o “Me gustaría convertirme en su móvil para pasar con ellos todo el tiempo que malgastan con él” son solo algunos de los mensajes que han transmitido los menores, en el evento que ha organizado ARHOE con motivo del Día de la Conciliación y la Corresponsabilidad.

 

ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, con motivo del Día Nacional de la Conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la Corresponsabilidad en la asunción de responsabilidades familiares, celebraba el pasado 23 de marzo un evento muy especial en el que los más pequeños y jóvenes han tomado la palabra a través de sus dibujos, vídeos y entrevistas.

El acto, con el título “Día de la Conciliación y la Corresponsabilidad. Visión desde la infancia y la adolescencia”, ha sido presentado por Carmen Guaita, maestra y escritora, y José Luis Casero, presidente de ARHOE, quienes han insistido en la importancia de escuchar a los menores y han recordado que la conciliación y la corresponsabilidad son derechos fundamentales que reclaman a sus familias todos los días del año.

“Nuestros hijos e hijas nos están pidiendo tiempo, atención, convivencia y nos lo piden con sus palabras, pero también con sus actitudes y sus problemas, así que es el momento de responder”, ha señalado Carmen Guaita, quien también ha manifestado que “las familias solas no podemos, necesitamos que esto se convierta en un gran compromiso social, pero que se convierta de verdad, no solo en una palabra o en un manifiesto, sino en acciones concretas que permitan a las familias convivir, que permitan a todos tener tiempo”.

Por su parte, el presidente de ARHOE ha querido agradecer a los menores “que nos recuerden que la conciliación es un derecho de todos”, y ha asegurado que “tienen nuestro compromiso de que seguiremos recordando a los ‘mayores’ que la conciliación y la corresponsabilidad son tareas de todos los días y que necesitamos medidas reales para que seamos una sociedad más justa en estos temas”.

 EL TIEMPO QUE PASAMOS JUNTOS ES EL MEJOR

 A lo largo del evento se ha podido conocer el punto de vista de los más pequeños, a través de sus dibujos, con unos mensajes muy claros en los que, reiteradamente, han reclamado poder pasar más tiempo con sus progenitores: “No está loca, sino sola”, “¿Cuándo vais a venir?”, “El tiempo que pasamos juntos es el mejor”, “Ojalá fuera el ordenador para pasar más tiempo con ella”, “Sería muy feliz si en vez de jugar sola, jugase con mis padres”, “Solo quiero estar contigo”, “Quédate en casa: ellos crecen y el tiempo pasa”, “Me gustaría convertirme en su móvil para pasar con ellos todo el tiempo que malgastan con él”, “Si tuvieras tiempo conmigo, serías el mejor amigo que hubiese tenido”…

Por otra parte, reconocidos periodistas como Àngels Barceló, directora y presentadora de Hoy por Hoy (Cadena Ser); Carles Mesa, director y presentador de No es un día cualquiera (RNE); Gloria Lomana, presidenta de 50&50 GL; José Manuel González Huesa, director general de Servimedia; Laura Peraita, jefa de la sección ABC Familia; Maika Ávila, periodista de Cadena Ser y autora de Conciliaqué; Marta Pastor, directora y presentadora de Ellas pueden (RNE), y Susanna Griso, presentadora de Espejo Público (Antena 3) han puesto su voz a las entrevistas de los adolescentes. Entrevistas cargadas de emoción en las que los más jóvenes han manifestado, en no pocas ocasiones, la soledad que sienten al llegar a sus casas y no tener con quién compartir sus preocupaciones y problemas cotidianos:

“Otro día más llego a casa del colegio y justo antes de abrir la puerta deseo siempre con ilusión que se escuchen voces en el interior con el fin de que mi familia esté en el interior, pero no es así, mi rutina se repite y me veo obligado a hacer todo en un rotundo silencio: los deberes, la comida… Y es que mi verdadero mundo comienza cuando se abre la puerta y aparecen mis padres a avanzadas horas del día, sin embargo, este momento no se prolonga mucho, ya que hay que prepararse para el siguiente día”.

Tampoco han faltado propuestas y reivindicaciones para que España avance en estas cuestiones, al igual que otros países europeos:

¿Qué soluciones propondrías para aprovechar más el tiempo juntos?

La primera que considero necesaria sería estipular un horario flexible como en Finlandia, Suecia, Alemania y Dinamarca… Ampliar el gasto en más prestaciones. Que las empresas se adaptaran y ofrecieran una jornada a tiempo parcial. Usaran más el teletrabajo… Adoptar el ejemplo de otros países de la Unión Europea como por ejemplo que su trabajo finaliza a las cinco de la tarde”.

“Espero que los políticos tomen medidas con este tema para que todos los niños y niñas puedan pasar tiempo con sus padres, y así no tener que pasar mucho tiempo solos en casa, o que sus padres les apunten a muchísimas actividades para estar entretenidos porque no tienen con quién se queden mientras ellos trabajan”.

LOS PROGENITORES ESTÁN MUY INSATISFECHOS CON EL ESCASO TIEMPO QUE DEDICAN A SUS HIJOS

Ha cerrado el acto Mariano Ruipérez, director técnico del programa “¿Cuánto tiempo tienes para mí?”, quien ha ofrecido datos recientes de la encuesta ¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?, realizada en el marco de dicho programa.

Entre otros resultados, ha destacado que los progenitores están muy insatisfechos con el escaso tiempo que dedican a sus hijos: “Esta percepción genera en un 80% de las personas que han respondido pensamientos y sentimientos negativos. Oímos hablar de agotamiento, frustración, estrés, impotencia… ¿Qué piden estas personas al Gobierno y a las empresas? Fundamentalmente, flexibilidad de entrada y salida, adecuación de los horarios laborales a los escolares, facilitar el teletrabajo y una desconexión real, entre otras medidas”, ha concluido Ruipérez.

Un 65% de los padres tiene nuevas costumbres saludables con sus hijos

La web sobre embarazo, maternidad y cuidados de la mujer Soloparamadres.com, ha preguntado cuales son los mejores planes padre e hijos. De esta forma han podido averiguar cuales son los mejores planes que encantan tanto a los padres como a los hijos. Estos planes también varían mucho en cuanto a la edad, pero algunos de ellos son comunes para todos.

  • Jugar a juegos juntos. Con la llegada de la pandemia los juegos tanto de mesa como en las consolas se vendieron casi tanto como las necesidades básicas, ya que todos querían estar entretenidos en casa después de las horas de colegio o trabajo. Un 85% de los padres descubrieron nuevos videojuegos con los que poder pasar tiempo junto a sus hijos, y un 68% enseñaron a sus hijos a jugar algunos juegos tan clásicos como el parchís, ajedrez, juegos de mímica… Las tecnologías no han estado reñidas con los juegos de siempre y esta costumbre ha llegado para quedarse.
  • Disfrutar de una película o serie. Dependiendo de la edad de los niños, la temática ha ido variando, pero un 74% de las familias han tomado el hábito de ver juntos varias veces a la semana una película o una serie, llegando incluso también a recuperar clásicos como Jurassic Park, ET o lanzarse a ver toda la saga de Star Wars.
  • Salir a pasear o hacer deporte. Cuando las medidas restrictivas comenzaron a dejar hacer deporte de nuevo, han sido muchas las familias que han comenzado a realizar algún deporte juntos. Un 43% de los padres salen a patinar, jugar a la pelota o sencillamente pasear con sus hijos, una actividad que hasta antes del confinamiento decían no realizar con tanta frecuencia.
  • Asistir a actividades culturales como el teatro o ir a un museo. Aunque el ocio ha estado parado durante mucho tiempo, el arranque está siendo lento pero seguro. Esta situación la han aprovechado el 26% de los padres, que han acudido con sus hijos regularmente a diferentes estilos de ocio cultural.
El confinamiento sufrido en España, ha abierto los ojos a muchas familias, en las que la convivencia estaba siendo cada vez menos a causa de las tecnologías. Y ahora, esas mismas tecnologías han servido para crear nuevos lazos familiares entre los padres y los hijos. Los padres han contado a soloparamadres.com tanto ellos como sus hijos han tomado nuevos hábitos en este pasado 2020 y no quieren que se acaben en sus vidas.

FAMS presenta una queja ante el Defensor del Pueblo por vulneración de sus derechos

La Federación de Asociaciones de Familias Monoparentales (FAMS) presentó el pasado mes de marzo una queja ante el Defensor del Pueblo por la vulneración de los derechos de las familias y de sus hijos e hijas con la reforma del sistema de permisos parentales introducida por el RDL 6/2019 de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.

El pasado 18 de febrero la Asociación Madres Solteras Por Elección, ya presentó esta queja, ante el Defensor del Pueblo, testigo que recogen desde FAMS para apoyar esta iniciativa.

La aplicación de dicho Real Decreto Ley introdujo una serie de reformas en el ámbito laboral, entre otras en el sistema de permisos parentales y prestaciones asociadas, que amplían los derechos de cuidado de las y los menores en familias biparentales, propiciando a su vez avances en la consecución del derecho a la conciliación y a la igualdad de género. Esta reforma excluye de dichos avances a las familias monoparentales, a sus hijos e hijas, y a las y los menores en acogimiento dentro de estas familias.

Discriminación por indiferenciación

La principal desigualdad se produce en la ampliación del permiso y consiguiente prestación, por nacimiento, acogimiento y adopción para la segunda persona progenitora, de manera progresiva, desde las 8 semanas tras su entrada en vigor, hasta las 16 semanas desde el 1 de enero de 2021. (Art. 49 del Estatuto Básico del Empleado Público y art. 48 del Estatuto de los Trabajadores). Permite a las familias biparentales disponer de 32 semanas de permiso y la consiguiente prestación, para ejercer las labores de cuidado, frente a sólo 16 semanas en las familias con una sola persona progenitora con responsabilidades familiares. Además, a esta discriminación se le suma que el permiso de lactancia se extiende a la segunda persona progenitora, las familias biparentales cuentan con dos horas diarias para la atención del menor hasta los nueve meses o doce meses, frente a una hora en las familias monoparentales, aun cuando la dificultad objetiva para conciliar es mayor.

Por todo desde FAMS solicitan:

  • Establecer una duración adicional del permiso por nacimiento, acogimiento y adopción para la única persona progenitora con responsabilidades familiares en una familia monoparental, de tiempo igual al que disfrutaría el segundo progenitor/a en una familia biparental.
  • Establecer una duración adicional del permiso de lactancia para la única persona progenitora con responsabilidades familiares en una familia monoparental, de tiempo igual al que al que disfrutaría el segundo progenitor/a en una familia biparental.
  • Garantizar la prestación de corresponsabilidad del cuidado del lactante para la única persona progenitora con responsabilidades familiares en la familia monoparental.

La pandemia aumenta en un 40% las peticiones de ayuda de familias monomarentales para manejar el estrés

Según datos del informe Monoparentalidad y empleo, elaborado por la Fundación Adecco, el 80% de las mujeres que lideran familias monomarentales han visto empeorar su situación laboral y económica con la pandemia, un hecho que tiene un impacto directo sobre su salud mental y emocional y sobre la forma en que pueden ejercer la crianza de sus hijos e hijas. Así lo corroboran desde los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje, donde han visto aumentar en un 40% las peticiones de ayuda de familias monomarentales desde el inicio de la crisis sanitaria.

“Las familias monomarentales llegan reportando muchas más dificultades, tanto emocionales como logísticas, que las familias tradicionales. Ser el único progenitor en tiempos de pandemia multiplica la carga emocional”, afirma Sonia Martínez, psicóloga y directora de Crece Bien, que explica que entre las emociones más habituales están viendo “mucho estrés, mucho sentimiento de culpa al no poder atender bien a los menores, y miedo e incertidumbre a que les pueda pasar algo (a un menor o a ellas mismas), a perder el trabajo o a no poder sacarlo adelante”. Unas emociones a las que se suma la carga de quehaceres y las responsabilidades domésticas y laborales “casi las 24 horas del día, sin un momento para el descanso, la calma o el autocuidado”.

Respecto al sentimiento de culpa, a la sensación de no estar haciéndolo bien que expresan muchas madres que crían en solitario, Sonia Martínez destaca la importancia de tranquilizar a las progenitoras, “ya que ningún niño o niña necesita madres perfectas, sino madres cercanas que expresan cómo se sienten, que piden perdón si se equivocan, que buscan soluciones a los problemas y que, aunque estén pasando un mal momento, demuestran a sus hijos que les quieren, que están juntos y que eso no va a cambiar”.  En opinión de la experta, a los niños, ver que sus madres se equivocan y que en algún momento se sienten desbordadas, “también les ayuda a normalizar las emociones y los errores y a aprender que cuando las cosas fallan, lo mejor es buscar soluciones, perseverar y ser constantes para mejorar la situación”.

La importancia de la educación emocional en las familias monomarentales

Para Sonia Martínez, la educación emocional es importante “siempre, pero más si cabe cuando se presentan momentos difíciles” como los que nos toca vivir. Esto, explica, se debe en parte a que las situaciones son vividas según las interpretamos, y esas interpretaciones están teñidas inevitablemente por lo que sentimos. “Si aprendemos a interpretar mejor lo que nos pasa y a manejar mejor lo que sentimos, nos será más fácil hacer frente a la adversidad”, añade la directora de los Centros Crece Bien, que recuerda manejar las emociones y pensar e interpretar las situaciones “es algo que se aprende y que da mejor calidad de vida”.

Manejar las emociones y pensar e interpretar las situaciones “es algo que se aprende y que da mejor calidad de vida”.

Según la experta, este manejo emocional “es más importante si cabe” en las familias monomarentales, ya que la situación de las progenitoras es más complicada por la carga emocional y mental que arrastran. En ese sentido, Martínez señala que la educación emocional puede aportar muchos beneficios a las familias monomarentales, entre ellos mejoras “en la organización del tiempo y de las tareas, en la flexibilidad ante los cambios, en la comunicación y en la gestión de las emociones en la familia”.

Sonia Martínez, por último, ofrece a las madres de familias monomarentales que se encuentren superadas por las circunstancias una serie de consejos para afrontar la situación provocada por la pandemia:

  1. Según la experta, que las madres piensen qué les gustaría que hiciesen sus hijos o hijas cuando sean mayores si se encuentran en las mismas circunstancias, es algo que les dará pistas de qué hacer: “Algunas veces, como madres, no nos permitimos un tiempo de descanso, saltarnos alguna norma o asistir nosotras mismas a sesiones de psicología, pero, sin embargo, sí es algo que desearíamos para ellos en las mismas circunstancias. Es importante pensar que somos sus modelos y que, si nos ven permitirnos esos descansos, esa búsqueda de ayuda, será más probable que ellos lo hagan si alguna vez están en la misma situación”.
  2. Mantener una buena comunicación: “Si los hijos ven a las personas de referencia abrumadas y, además, no saben qué está pasando, se pondrán más nerviosos. En cambio, si les explicamos el porqué de las cosas, se podrán sentir más tranquilos”.
  3. Acordar unos compromisos en familia: para el reparto de tareas de casa, para el establecimiento de unas normas, para crear espacios de tranquilidad en los que cada miembro de la familia encuentre un lugar en la casa para hacer aquello que le ayuda a sentirse bien…
  4. Ver los errores y las dificultades como oportunidades para los niños y para las propias madres: “Eso pasa necesariamente por transformar el pensamiento de que todo va mal por el pensamiento de qué estamos en camino, aprendiendo, poniendo en marcha pequeñas acciones para mejorar”, concluye Martínez.

Los adolescentes son un colectivo al que “atender urgentemente” por el impacto en su salud mental de la pandemia

Ángel Saavedra, psicólogo sanitario, presidente de Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) y director de Lamar – Escuela de Psicoterapia Gestalt de Málaga, insiste en que “las restricciones a las que estamos sometidos por las medidas tomadas para hacer frente a la Covid-19 están frustrando muchas necesidades propias de la adolescencia que ni siquiera el gran desarrollo tecnológico puede cubrir”.
 

 

La adolescencia está siendo uno de los colectivos más olvidados durante la pandemia de la COVID-19. Por un lado, a diferencia de lo que ocurre con la tercera edad, el virus apenas se ha cebado con sus integrantes.  Por otro, las alertas sobre el impacto que los confinamientos y las medidas de distanciamiento social pueden tener sobre el desarrollo y sobre la salud mental se han centrado sobre todo en niños y niñas menores, dejando a los adolescentes en una especie de limbo. “Se ha dado por hecho que los adolescentes cuentan con herramientas, actitudes y capacidades propias de los adultos para enfrentar situaciones como la que vivimos, pero lo cierto es que este grupo de población aún no las ha desarrollado, lo que los ha dejado en una situación de vulnerabilidad”, afirma Ángel Saavedra, psicólogo sanitario, presidente de Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) y director de Lamar – Escuela de Psicoterapia Gestalt de Málaga.

Saavedra recuerda que la adolescencia comprende un periodo vital que conlleva una serie de características propias en el comportamiento: desde la transgresión, hasta la necesidad permanente de estar con iguales, pasando por la búsqueda de nuevos límites psíquicos y físicos. “Todo esto ha quedado truncado a causa de la pandemia. Las restricciones a las que estamos sometidos por las medidas tomadas para hacer frente a la Covid-19 están frustrando todas esas necesidades propias de la adolescencia que ni siquiera el gran desarrollo tecnológico puede cubrir”, reflexiona el experto, que apunta también al impacto del cierre de los centros educativos durante el último trimestre del curso pasado y al hecho de que, con la vuelta a las aulas, los adolescentes sean quienes menos las estén pisando y quienes más estén teniendo que hacer uso de las clases online: “Numerosos estudios y modelos demuestran que el entorno educativo permiten a los adolescentes desarrollar y construir un modelo de resiliencia, ya que el grupo les brinda apoyo y afecto. Como sociedad debemos atender estas necesidades, no podemos dejar que se queden en pausa porque sus vidas no están pausadas”.

La consecuencia de este impacto, según el presidente de la AETG, se está traduciendo en muchos casos en altos niveles de frustración e impotencia que derivan en un aumento de la agresividad y, a su vez, en un incremento de la apatía, la desgana e, incluso, de estados ansiosos depresivos. “Los adolescentes son un colectivo al que atender urgentemente. Hay que incluirlos necesariamente en los planes estratégicos de salud mental que se desarrollen para hacer frente a la cuarta ola de la pandemia, que todos coinciden en señalar que será psicológica. Tendríamos que escuchar sus necesidades, sin juicios ni incriminaciones, para poder trabajarlas y ver cómo poder gestionarlas de una manera responsable. Los adolescentes se han visto en un mundo en el que todo son restricciones y, por el contrario, pocas medidas se orientan a saber de ellos, a conocer qué les pasa, cómo viven esta cantidad de normas que delimitan de una manera casi total sus ganas naturales de salir al mundo”, argumenta.

“Ayudar” a los adolescentes a pedir ayuda

Como reconoce Ángel Saavedra, los adolescentes son un colectivo al que “le cuesta trabajo” ir al psicólogo. Sin embargo, matiza, la pandemia ha provocado “un repunte en la demanda” de atención psicológica para este grupo de población. “A veces vienen empujados por sus padres, que ven que hay algo que no va bien, que están muy transgresores o que se están deprimiendo y aislando socialmente. En otras ocasiones, son los orientadores y tutores del instituto los que detectan estos comportamientos anómalos y dan la señal de alarma. En todo caso, me preocupan más aquellos que están pasando desapercibidos y no están siendo atendidos adecuadamente”, explica.

Según los resultados de una investigación llevada a cabo por expertos en Psiquiatría y Psicología Clínica de la Infancia y de la Adolescencia de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el 85,7 % de los padres constataron durante los meses de confinamiento estricto cambios en el estado emocional y en el comportamiento de sus hijos, siendo los síntomas más habituales la dificultad de concentración, el desinterés, la irritabilidad, la agitación, el nerviosismo, los sentimientos de soledad, la inquietud y la preocupación.  

“Desafortunadamente muchos adolescentes llegan a nuestras consultas en muy mal estado psíquico. Por eso es importante que los padres les prestemos atención y los observemos, porque al final estos cambios no se dan de forma radical, sino que se producen poco a poco”, asegura el psicólogo, que señala la necesidad de estar atentos a cambios de conductas sutiles (falta de contacto con el mundo exterior, desgana, falta de ilusión, descuido personal, poca empatía, cambios fuertes de estados de ánimo, ideas disruptivas) que pueden dar la señal de alarma de que algo les está pasando sin saber cómo gestionarlo.

Detectados esos posibles síntomas, Ángel Saavedra recomienda “la escucha activa, una mirada compasiva y empática sin juicios y sin reproches” para acercarse a los adolescentes. “Podemos recordar nuestra adolescencia. Imaginar cómo nos hubiéramos sentido nosotros si esto que estamos viviendo lo hubiéramos pasado a su edad. Nuestras primeras salidas, los primeros encuentros amorosos, los primeros desafíos, los primeros desengaños, nuestras primeras veces… Todo ello ha sido truncado por la pandemia y unas medidas de restricción que duran ya más de un año”.

Esa mirada empática es “fundamental” para el psicólogo, ya que en, en su opinión, para “ayudarles a pedir ayuda” los adolescentes no se tiene que ver culpabilizados y, a la vez, tienen que entender que esa búsqueda de ayuda se asume con total normalidad. “Hay que hacerles ver que ir al psicólogo no es un castigo por su comportamiento disruptivo, sino una salida al mismo. El objetivo es poderles facilitar una vía de escape a lo que están viviendo y sintiendo, una solución a las vivencias que están ocasionándoles problemas en su día a día”, concluye.

Consejos y cuentos para abordar el duelo infantil ante el covid

Afrontar la muerte no es fácil, y en la actual situación de la pandemia de covid, menos aún. El distanciamiento social y las diferentes limitaciones hacen que el duelo esté siendo especialmente complicado en el último año. Cuando este duelo afecta a los más pequeños, muchas familias no saben cómo hacerle frente.

Así, Silvia Álava Sordo, Doctora en psicología clínica y de la salud colaboradora de Funespaña, recalca la importancia de contar con recursos y herramientas que puedan ayudar a explicar una pérdida a los más pequeños de la casa “con el objetivo de educar desde la edad temprana para establecer unas pautas psicológicas saludables de la relación de los niños con la muerte”.

  • Decírselo según se recibe la noticia: hay una creencia generalizada de que al protegerles de la muerte les ahorramos sufrimiento, pero verán tristeza, llantos y malos ratos alrededor; hay que explicarles lo ocurrido para no generarles incertidumbre, algo que no van a saber gestionar.
  • Ponerse a su altura y tratarlo con naturalidad, empatizando con sus emociones: para que se sientan escuchados y atendidos es importante, a la hora de comunicar, mirar a los ojos. Además, es bueno que vean las emociones reales, por lo que no hay que aparentar o aguantar el tipo.
  • Adaptación del lenguaje en función de su edad: es importante saber qué cosas pueden facilitar a los niños la comprensión de la muerte según su edad y qué aspectos son convenientes evitar, ya que pueden complicar le proceso. Generalmente, los niños son muy buenos recogiendo y captando información, sin embargo, por su propio desarrollo cognitivo, evolutivo y madurativo, no siempre lo entienden bien.
  • Sinceridad en las repuestas: tendrán muchas preguntas sobre lo sucedido, y puede que no sepas o tengas las respuestas. En ese caso, es mejor decir “no lo sé” a inventarnos las respuestas.
  • Intentar restablecer la rutina: es algo que ayuda, sobre todo, a los niños. Que su rutina no sea demasiado alterada, les aportará seguridad y confianza. No obstante, lo prioritario en este momento es atender a sus necesidades emocionales, interiorizar la pérdiday hacer el duelo de la forma más sana posible.

“Ante una pérdida, lo más probable es que surjan muchas preguntas y responderles con sinceridad será clave para transmitirles seguridad. Además, debemos animarlos a expresar sus sentimientos para que sientan nuestro apoyo y gestionarlo de la mejor manera posible. Siempre será una situación difícil, pero en estos momentos en los que no nos podemos despedir, en los que no habrá velatorios y los funerales tienen que aplazarse, es todavía más complicado”, comenta Silvia Álava Sordo, Doctora en psicología clínica y de la salud colaboradora de Funespaña.

Cuentos para aprender a decir ‘Adiós’

A través de la lectura se puede ayudar al niño a entender mejor una pérdida. Con el objetivo de establecer herramientas docentes de ayuda eficaces, y de distintas visiones para mostrar a los niños la realidad de la muerte como parte del ciclo de la vida, la Revista Adiós Cultural, editada por Funespaña, convoca cada año un concurso de cuentos infantiles. Funespaña ha subido tres de estas obras originales a Internet con la idea de ponerlas a disposición de todas las familias que lo deseen de forma totalmente gratuita.

  1. ¡Me muero de chicle!, de Laura Arnedo: “es una obra que logra explicar muy bien el concepto de la muerte y acierta a transmitir con lenguaje ingenuo y sencillo la percepción de la muerte para un niño,consiguiendo hacer una excelente descripción de las emociones. La historia está narrada por una niña y subraya la igualdad a través de un lenguaje inclusivo y que se refuerza también con una imagen que ya empieza a ser más habitual, la de las niñas jugando al fútbol en los patios de los colegios
  2. Pim, pam, pim, pam de Virtudes Olvera, quien explica de su relato: “Es la muerte, como concepto, algo inaprensible para las personas más menudas. Y un tema incómodo de tratar para padres y madres ya que el dolor que conlleva la pérdida es una emoción de la que intentamos salvar a los hijos a los que queremos ver siempre alegres y felices. Sin embargo, las emociones negativas también forman parte de la vida y son igualmente necesarias en nuestra construcción como personas. A partir de ahí, debemos enseñar a cómo gestionarlas para que la percepción de nuestros niños/as sea de normalidad. Por ello, en el relato he intentado poner de manifiesto esa necesidad de no huir de lo desagradable. También me pareció fundamental el asunto de la dosificación de la información. Cuánto contamos a nuestros/as hijos/as dependerá de la madurez que tengan en cada momento. Tratémosles, además, con el respeto que merecen, sin insultar su inteligencia. Otro aspecto importante es el de construir excelentes puentes comunicativos: debemos ser referentes estables, personas confiables, adultos que contestan a sus mil dudas y que no se esconden ni huyen. Por eso el diálogo es fundamental. Y por supuesto el formato de la explicación debe reconocerse como espacio común por los niños y niñas: el juego es ese espacio común. En ese ámbito los/as pequeños/as se sienten cómodos y todo parece más amable, incluso lo que no lo es. En cuanto a la muerte en concreto, resulta fundamental reconocer su existencia como parte de la vida, asumiendo nuestra mortalidad. Y sabiéndonos conocedores del tiempo que tenemos, debemos educar en un amor por la vida, en un disfrute de todo lo que nos rodea y en un no olvidar a los que nos precedieron porque a través de su recuerdo todos y todas somos, también durante un tiempo, un poco inmortales.
  3. Calimero y mi tía, la de las gallinas de May Flores Manzano, cuya idea nació de la pérdida del hámster de sus sobrinos quienes, en un principio, aún guardaban la esperanza de que el animal solo estuviera muerto por un corto periodo de tiempo, como les pasa a menudo a los personajes de ficción de las películas, de los videojuegos o de sus dibujos animados favoritos. “Ante esta situación, aparece el planteamiento de conocer cuál es el significado del término muerte para ellos; qué sentimientos les despierta, qué preguntas les rondan por la cabeza. Sin duda, el ritual del fallecimiento es harto conocido por los niños e incluso utilizado en sus juegos, y la curiosidad innata en los pequeños siempre está presente, aunque no vivan un duelo directo.  Ellos saben que, con la muerte, algo cambia en nuestras vidas; tienen sus propias ideas y las representan a su manera e intentan imitar los ritos de los mayores, sin saber exactamente qué significan, tal como hacen Ada y sus amigos en el cementerio de los animales. Sin embargo, la muerte les cambia la vida cuando entra en ésta y les arrebata a los que tanto quieren, como una mascota o un familiar con el que guardan una estrecha relación, sobre todo cuando descubren que estos seres queridos no volverán a estar nunca más vivos entre ellos, como sus personajes de ficción. Cualquier duda o incertidumbre generada por esta circunstancia puede convertirse en un dolor profundo que no saben gestionar. Entonces es importante que un adulto los acompañe en el triste descubrimiento de la pérdida y les hable con sinceridad y de la manera más simple posible sobre sus conocimientos en esa relación tan inseparable entre la vida y la muerte. Ada encuentra en su tía Conce a esa persona que la ayuda a entender sus miedos y sus interrogantes cuando esto le ocurre. Y de alguna manera, sin ninguna de las dos saberlo, la tía prepara a la niña para que ella sola sepa enfrentarse a ese dolor cuando surja de nuevo; para que aprenda que la muerte es esa parte inevitable que hay que aceptar como una etapa natural de la vida, en la que cada recuerdo será un aliento de ese ser que se fue”.

La Revista Adiós Cultural, siguiendo con su compromiso con la cultura y enmarcado dentro del programa de responsabilidad social corporativa, acaba de abrir la convocatoria de la edición de 2021.

Además, desde la primera ola de la pandemia, Funespaña está ayudando gratuitamente a las familias a través de guías, vídeos y talleres virtuales, con el objetivo de ayudarles a reconocer las fases del duelo y aprender mecanismos para superarlo.

Ver dibujos animados, ¿engorda?

Una tesis analiza la influencia de los dibujos animados en la obesidad infantil y concluye que los menores de nueve años son propensos a adquirir malos hábitos por causa de este tipo de contenidos.

 

Por Eva R. Soler

 

Después de ver una famosa serie protagonizada por una esponja, a Clara, de siete años, le apetece mucho comerse una hamburguesa. Con toda probabilidad, en el deseo de Clara ha influido la aparición espontánea de este tipo de alimento mientras veía el capítulo de su serie favorita de dibujos animados. Es lo que en marketing se conoce como los emplazamientos de comida sin marca, dado que la regulación existente prohíbe incluir marcas en este tipo de formato de contenidos dirigidos al público infantil.

La influencia que los niños reciben cuando hacen uso de los medios de comunicación es uno de los múltiples factores que producen problemas de sobrepeso y obesidad infantil y en este hecho se ha centrado una tesis doctoral de la Universidad Loyola de Sevilla. El principal resultado de este trabajo realizado por María Victoria Villegas y dirigido por María José Montero Símo y Rafael Araque Padilla, es que los alimentos que aparecen de forma espontánea en los contenidos y series dirigidas a niños influyen más cuando son de menor valor nutricional y, sobre todo, a los niños menores de nueve años.

Montero y Araque, ambos expertos en Comercialización e Investigación de Mercados, afirman que los dibujos animados representan una fuente de modelado importante para los niños: “Desafortunadamente, los alimentos de bajo valor nutricional parecen tener más efectos en los pequeños que los de alto valor nutricional. Una de las posibles razones es que este tipo de alimentos (hamburguesas, pizzas, salchichas, sandwiches, pasteles, bollería, bebidas azucaradas…) aparece asociados a entornos de celebración y alegría en mayor proporción que las frutas y las verduras y esto repercute en los comportamientos alimentarios que van desarrollando los niños”.

Para llevar a cabo este trabajo, María Victoria Villegas realizó un análisis de contenidos, una revisión sistemática de la literatura existente y un experimento con una muestra de edades comprendidas entre los 7 y los 11 años. La investigadora analizó la frecuencia, la forma y la naturaleza educativa en la que los emplazamientos aparecen; si existen diferencias según el público objetivo y el origen geográfico de las series; además de investigar si la aparición espontánea de los alimentos tenía efectos sobre la elección posterior que realizan los niños, según el tipo de comida, la modalidad y la edad de los menores.

Los resultados del análisis de contenido arrojaron que los emplazamientos de comida son frecuentes (se producen cada cinco minutos) y prominentes. La prevalencia de los mensajes menos y más recomendables en materia de nutrición fue similar. Sin embargo, a media que el público objetivo de las series era mayor, la naturaleza educativa disminuía. En cuanto al origen geográfico de las series, también se hallaron diferencias: las series norteamericanas resultaron ser menos recomendables en materia de nutrición. Del experimento se desprende, que los emplazamientos de comida que aparecen en los dibujos animados influyen cuando los alimentos son de bajo valor nutricional y los participantes tienen edades inferiores a 9 años.

 

Pero, ¿por qué aparecen este tipo de alimentos de bajo valor nutricional en vez de otros más saludables? Los directores de la tesis responden:

“Por un lado, los dibujos animados tratan de reflejar la realidad sociocultural del país de origen de la serie. Se busca representar los alimentos habituales que consumen los niños en diferentes contextos sociales (hogar, fuera del hogar, ocasiones especiales como fiestas, cumpleaños…). De hecho, son las series norteamericanas (donde los hábitos alimentarios de la población suelen ser culturalmente menos saludables) las que integran más representaciones de comida menos saludable. Por otro lado, este tipo de alimentos tiene más atractivo para los niños y suele asociarse a contextos de premio, celebración, placer…

Y, ¿Cómo se demuestra la influencia de los dibujos animados en la obesidad infantil? Montero y Araque indican que la relación directa entre visualización de los dibujos y la obesidad es difícil de establecer ya que en el sobrepeso intervienen muchos factores y que la influencia a través de los medios es sólo una variable más: “Lo que se ha demostrado es que la visualización de alimentos no saludables influye en una actitud más positiva hacia ese tipo de productos, así como en una mayor probabilidad de elección y consumo inmediato. Esto implica que, sobre todo en familias donde la educación de hábitos alimentarios está más ausente, el efecto de la visualización de esos alimentos en los dibujos animados puede tener una mayor relevancia en problemas futuros de sobrepeso”.

El estudio considera que para revertir las influencias negativas de los dibujos animados en la obesidad infantil es necesario el diálogo y la acción conjunta de diversos agentes: padres, colegios, industrias alimentarias, diseñadores de dibujos animados, organismos públicos y sociedad en general.

 

¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES?

Para evitar los efectos negativos que los dibujos animados pueden producir en la salud nutricional de sus hijos, los directores de la tesis recomiendan: “Los padres deben hacer un esfuerzo por conocer qué están viendo sus hijos tanto en televisión como en dispositivos móviles para observar posibles influencias. Por supuesto, hay que hablar con los hijos para ver sus preferencias de alimentación y hacerles ver los efectos dañinos de algunos alimentos”. La tarea educativa de los padres, añaden, depende en buena parte de que tengan un cierto conocimiento del carácter saludable o no de los alimentos y esto no puede darse por supuesto: “Por ejemplo, muchas familias piensan que los zumos industriales son bebidas saludables cuando, generalmente, no es así (por las altas dosis de azúcar que contienen)”. Por otro lado, los padres deben ser conscientes de dos aspectos más. Uno, el poder de influencia de compañeros y amigos y dos, el poder de insistencia de los niños para conseguir los productos que les gustan o que les atraen. A veces, los padres ceden a esta presión por cansancio o por compensar la falta de tiempo que pasan con sus hijos. Aquí también tiene una gran relevancia la comunicación que las empresas hacen en el punto de venta a través del envase de los alimentos dirigidos a los niños. Sopesar todo esto a la hora de comprar es importante, alertan Montero y Araque.

 


¿QUÉ SE PUEDE HACER DESDE LOS COLEGIOS?

María José Montero y Rafael Araque opinan que desde los colegios se puede trabajar en tres ámbitos:

  1. Educación: importancia de alimentación sana, de comer determinados productos y evitar o disminuir el consumo de otros. Cómo reconocer qué productos son más o menos saludables. Fomentar la actividad física.
  2. Cuidar la comida que se sirve en el propio centro, tanto en la comida que se sirve en los comedores como en las máquinas expendedoras
  3. Trabajar para que el colegio tenga una imagen de lugar saludable. Por ejemplo, a través de iniciativas como la puesta en marcha de huertos urbanos en el propio centro.

 

 

 

 

La pandemia de la (des)conciliación

Por Adrián Cordellat

Andaba la sociedad española a vueltas con el tema de la conciliación, convertida al fin en una reivindicación social generalizada (sobre todo entre las familias con hijos pequeños a cargo), cuando la pandemia desatada por la Covid-19 obligó a echar el cierre en colegios y empresas y encerró a la población durante semanas en los hogares, convirtiendo a éstos en epicentro de la vida educativa y laboral. Todo ocurrió durante esas semanas en las casas y pisos españoles: los deberes, las clases online, los proyectos laborales, las reuniones de empresa, el trabajo diario, los cuidados, la intendencia doméstica… Y esta situación sobrevenida obligó a muchas empresas a poner a disposición de sus empleados algunas de las medidas de conciliación personal, familiar y laboral que llevaban años exigiéndose desde asociaciones y plataformas en pro de la conciliación: el teletrabajo y la flexibilidad horaria.

Según datos del informe ¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?, elaborado por la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) en base a una encuesta realizada por más de 300 personas, casi el 50% de los participantes aseguraba haber tenido acceso durante 2020 a un horario flexible, lo que supone un incremento de casi cuarenta puntos respecto a los datos de 2019 (11,78%). Algo parecido ocurre en materia de teletrabajo. Si en 2019 el 70,55% de los encuestados manifestaba no teletrabajar ningún día, ni siquiera ocasionalmente, en la edición de 2021 esa cifra descendía 20 puntos hasta situarse en el 50,18%. La inercia puede llevar a mejorar incluso estas estadísticas en la sociedad post pandémica, como demuestra el hecho de que un 47,17% de los participantes en la encuesta afirmase que tras el confinamiento estricto «se puede teletrabajar más», mientras que casi otro 12% señalase que su empresa «está estudiando teletrabajar más».

Estas medidas forzadas por la pandemia que se han “vendido” como de conciliación, sin embargo, han estado lejos de ser conciliadoras. Hogar, trabajo y educación y cuidado de los niños han coincidido en un mismo espacio, en una especie de totum revolutum que ha llevado a padres y madres a una sensación frustrante de multitasking, de estar a todo y a nada, de ser hombres y mujeres orquesta capaces de tocar muchos instrumentos, pero sin tiempo suficiente para centrarse en uno y hacerlo bien.

“La pandemia obligó a coger el ordenador e irse a casa. No fue algo previsto o planificado, así que las casas no estaban preparadas para el teletrabajo, a lo que hay que añadir que todo esto se hizo con niños y niñas en casa. Lo que hicimos, por tanto, no fue teletrabajar, sino una especie de sálvese quien pueda”, afirma José Luis Casero, presidente de ARHOE.

Una opinión que comparte Nuria Chinchilla, profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School (Barcelona) y experta en conciliación, que considera que lo que vivido durante el confinamiento fue “muy complicado” porque implicó tener todo en el mismo espacio: la familia, el trabajo y hobbies. “Para teletrabajar hay que decidir qué se puede y qué no se puede hacer como teletrabajo, en qué condiciones y qué límites ponemos al tiempo que vamos a dedicar a la familia y al trabajo. De lo contrario, el trabajo es un gas que se extiende y que entra por todas las grietas que hemos dejado libres en la agenda hasta acabar copando todo nuestro tiempo”, argumenta Chinchilla, que considera que la flexibilización de los horarios, cuando se hace solo pensando en el trabajo, no ayuda a la integración de la vida: “Caemos en lo que yo denomino el “trabajo religioso”. Es decir, que vamos al trabajo cuando Dios manda y acabamos cuando Dios quiere”.

La experta, no obstante, se muestra tranquilizadora y señala que en esa percepción de totum revolutum y de estar a todo pero no llegar a nada influye mucho también nuestra idea del éxito, nuestras expectativas: “muchas veces, cuando decimos que estamos a todo, pero que no llegamos a nada, muy probablemente estemos llegando a casi todo, lo que pasa es que no todo lo perfecto como nos gustaría llegar”.

Aprender a gestionar el tiempo

Esta percepción de no llegar a todo se refleja en el propio informe “¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?”, especialmente en el ámbito de la crianza y la educación de los hijos e hijas. Según los resultados del mismo, los progenitores están muy insatisfechos con el tiempo que dedican a sus hijos/as. Concretamente, el 60,13% expresa que les dedican menos tiempo del que consideran necesario, mientras que el 71,24% de los progenitores consideran que sus hijos/as piensan que las necesidades de tiempo son aún mayores. Es decir, que el tiempo que les dedican es aún más deficitario del que los padres y madres consideran suficiente.

“Estos datos se pueden explicar porque al estar en casa hemos sido mucho más conscientes de las necesidades de quienes nos rodean. Por otra parte, los padres tenemos siempre la sensación de que dedicamos a nuestros hijos menos tiempo del que necesitan porque lo normal es que padres e hijos estuvieran constantemente conviviendo. Sin embargo, el tiempo que les dedicamos después de una jornada laboral acostumbra a ser poco y de poca calidad, porque no estamos con la energía suficiente para escucharles, para ayudarles con los deberes o para hacer cualquier otra cosa juntos. Somos como un trapo de limpiar que necesita estar tranquilo y secándose y esto se debe a que vivimos en un mundo que tiene como base el trabajo y no la familia”, reflexiona Nuria Chinchilla.

La directora de la Cátedra Carmina Roca y Rafael Pich-Aguilera Mujer y Liderazgo añade que, en esa percepción de falta de tiempo para los hijos y para uno mismo, tiene mucho que ver, precisamente, cómo gestionamos nuestro tiempo. “Gestionar el tiempo es una competencia de liderazgo, una competencia necesaria para integrar dos ámbitos, trabajo y familia, que nos enriquecen. Es decir, no son dos ámbitos adversarios, sino aliados, pero hay que saber poner límites a los dos para que en cada momento hagamos lo que tenemos que hacer”, afirma. Un argumenta que comparte José Luis Casero, que considera que para poder teletrabajar con eficacia y poder adoptar horarios flexibles “es muy importante que las empresas entiendan que deben formar a sus equipos, incluidos a sus directivos, para saber gestionar el tiempo”.

 

Medidas para favorecer la conciliación

“La insatisfacción que muestran la mayoría de madres y padres va más allá de esa insatisfacción. Es un malestar profundo por no llegar a tener tiempo para sí mismos, para su pareja, para sus hijos. Como sociedad del bienestar tenemos que trabajar para generar ese bienestar entre la sociedad. Y para ello hacen falta trabajos dignos y salarios dignos, sí, pero también un tiempo digno para poder disfrutar de lo que cada uno quiera. Al final, tener ciudadanos insatisfechos que a su vez están educando a hijos insatisfechos no es el mejor escenario posible como país”, afirma José Luis Casero, que destaca la importancia de la aprobación de un pacto de Estado de Conciliación y Racionalización de Horarios para favorecer la conciliación que, entre otras, incluya las siguientes medidas:

  • Avanzar hacia las jornadas intensivas: “en este país, durante los meses de verano, mucha gente tiene jornada intensiva. ¿Por qué no se aplica todo el año? ¿Por qué seguimos teniendo en muchos sitios dos horas o dos horas y media para comer… Cuando empezamos la segunda parte de nuestra jornada, en Europa ya están saliendo de trabajar”, lamenta Casero.
  • Medidas de flexibilización horaria en las empresas para la entrada y la salida. Por ejemplo, entrar entre 7:00 y 10:00 horas de la mañana: “Eso permitiría a los empleados reorganizar su vida y ajustarse a las necesidades de su familia”.
  • Adelanto del horario de prime time televisivo para que finalice en torno a las 23:15 horas. “Hoy empieza a las 22:45 horas. No puede ser que cada día tengamos a millones de personas y a 500.000 niños viendo la tele más allá de las 00:30 de la madrugada. Es algo que no se produce en ningún otro país y que tiene como consecuencia una población cansada”, argumenta el presidente de ARHOE.
  • Cambio en los horarios escolares: “Ya se está produciendo un movimiento en las escuelas hacia el horario intensivo. Porque el horario de las escuelas, ¿cuál debería ser? ¿El que interesa a los padres? ¿A los profes? ¿A los niños? En ARHOE consideramos que debe primar el interés de los niños, por eso es tan importante armonizar horarios laborales y escolares”.

A estas medidas, desde ARHOE añaden también como destacadas la aprobación de una “renta para cuidados” a la que puedan acceder aquellos padres y madres que tengan que reducir su jornada para el cuidado de sus hijos/as, así como la creación de un “bono canguro” para todas aquellas familias en situación de vulnerabilidad con hijos menores de 12 años, una reivindicación que ha dado pie recientemente al Plan Corresponsables anunciado por el Gobierno de España.

Nuria Chinchilla, por último, señala a las empresas: “La Responsabilidad Social Corporativa por antonomasia pasa por responder a las necesidades de los que tienen familia y dependientes en todo lo que significa flexibilidad, excedencias, reducciones de jornada, etc.”; y a la sociedad y las familias. “Las familias no pueden ser solo víctimas del sistema, sino que tienen que ser parte del cambio, ser corresponsables en los hogares. Cada uno de nosotros tenemos que hacer un esfuerzo por contribuir y asumir las responsabilidades que nos toquen tanto en la empresa, como en la familia o la sociedad”, concluye.

 


No hay conciliación sin corresponsabilidad

Sea por no llegar a todo o por llegar, pero no tan perfecto como nos gustaría, los datos y estadísticas recopilados en diversos estudios tras el confinamiento y durante toda la pandemia señalan a un importante y generalizado repunte de las tasas de ansiedad, estrés, depresión e insomnio entre la población, especialmente ente las mujeres. Unos datos corroborados también por el informe “¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?”. Según los mismos, la pandemia ha supuesto un cambio en las rutinas de los cuidados que ha afectado más a las mujeres (60,87 %) que a los hombres (34,78 %). Éstas han dedicado más tiempo a la crianza de los hijos/as y a las tareas domésticas y expresan que esta mayor carga de trabajo la han vivido con estrés y un gran cansancio.

“La pandemia ha afectado a un derecho fundamental como la conciliación y la corresponsabilidad y las mujeres han sido las grandes perjudicadas una vez más. Algunos varones han ido comprendiendo el concepto de corresponsabilidad de manera forzosa, ya que han descubierto que tienen hijos, que hay tareas en casa, etc., pero más que nada porque estábamos dentro de casa, no por voluntad propia”, sostiene el presidente de ARHOE.

¿Puede existir la conciliación sin una verdadera corresponsabilidad? “Sería en todo caso una conciliación parcial y a la que las mujeres no podrían acceder”, responde Santiago Moreno Larriba miembro de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE), que considera el de la conciliación es un problema “importante” pero que afecta especialmente a las mujeres: “Una evidencia clara de ello es que el 80% de las personas que han contestado a la encuesta “¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?” son mujeres, lo que demuestra a quién preocupa realmente el tema de la crianza, los cuidados y la conciliación”.

Para Moreno Larriba, que todos podamos conciliar pasa necesariamente por “una absoluta corresponsabilidad”, paso primordial para que el problema de conciliación, como ha ocurrido hasta ahora, “no sea solo una cosa de mujeres”. El portavoz de AHIGE, que exige planes de conciliación y corresponsabilidad en las Administraciones Públicas y las empresas privadas y más campañas divulgativas de sensibilización dirigidas a los hombres que promuevan la corresponsabilidad, alerta por último de una trampa:  “Cada vez más padres cuidan y dedican tiempo a sus hijos, pero la corresponsabilidad no es solo la crianza y el cuidado de los hijos, sino también la realización de las tareas domésticas, la carga mental y la parte de la crianza menos amable”.

 

 

 

 

 

 

 

El tabú de los abusos a menores en el hogar

El 70% de los abusos lo realizan personas conocidas por el menor.

 

Por Gema Eizaguirre

En los últimos años el movimiento MeToo ha sacado a la luz casos de agresiones sexuales a actrices, cantantes, periodistas… que han hecho rodar cabezas y arruinado carreras.

Ahora este movimiento llega desde Francia para desenmascarar los abusos sexuales a menores en el entorno familiar. El libro ‘La familia grande’, de Camille Kouchner, revela los abusos que sufrió su hermano gemelo en su hogar. Una realidad que nada más lejos de ser algo puntual es una realidad dura de reconocer y presente en la sociedad española.

Entre el 15 y el 20% de la población española ha sido víctima de abusos sexuales en la infancia. Si bien se denuncian solo entre el 12-15%; de estos la gran mayoría corresponden a abusos perpetrados por familiares o personas conocidas por los niños, señala un informe de Save The Children.

“En la cifra negra de casos que no se denuncian un importante porcentaje corresponderá a supuestos de abusos sexuales intrafamiliares, en los que la revelación se hace más difícil por distintas razones: ambivalencia afectiva en relación con el agresor, miedo a la ruptura familiar, dependencia afectiva/económica, culpa, vergüenza, miedo a la reacción de la familia y del entorno, presiones del agresor y del entorno familiar, dificultad para identificar la experiencia como de abuso sexual”, explica Myriam Cabrera, profesora de Derecho Penal de ICADE Comillas.

En el ideario colectivo está la imagen del depredador sexual que secuestra niños en los parques, y se educa al menor en que no se vaya con desconocidos… “Pero la realidad ‑señala Cabrera‑ es que los que abusan de los menores son conocidos: familiares, progenitores, hermanos, profesores, monitores, amigos de la familia… personas en las que los niños han depositado su confianza”. El 70% de los abusos lo realizan personas conocidas por el menor, según un informe difundido por Moncloa.

Más datos demoledores: “El abuso sexual a menores puede llegar a durar de media cuatro años, lo que demuestra que aún no existen las herramientas necesarias para prevenir y detectar los abusos ni para que el niño o niña pueda denunciarlos, explica Catalina Perazzo, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save The Children,

“Muchas denuncias no se realizan porque está en juego la ruptura familiar, una falta de apoyo del entorno, miedo al qué dirán, además de dependencia económica…  Muchas familias dan por asumida esa realidad en el hogar”, explica Cabrera. “Es hora de visibilizar esta realidad. Se ha puesto el foco en la iglesia, en el ocio, pero no en la familia. Hay que ir al foco dónde está para ver qué hacer”, reclama esta experta en derecho penal. Y desde Moncloa apuntan estas cifras: “El 50% de los delitos sexuales son a menores; y en su mayoría se centran en niñas”.

En estos momentos se está tramitando la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la Violencia que otorgará mayor protección a los menores y, sobre todo servirá para poner en marcha medidas preventivas. Así, entre los puntos que incorpora la ley se encuentran: en el ámbito educativos, la creación de la figura del coordinador de bienestar y protección y el establecimiento de protocolos de actuación. Y en el ámbito penal, se retrasa la prescripción, entre otros, de los delitos sexuales cometidos sobre menores, ya que los plazos de prescripción no empezarán a correr hasta que la víctima cumpla los 30 años (en la actualidad comienzan a contar a partir de que cumple los 18).

Esta ley aborda la prevención en relación con las distintas formas de violencia y teniendo en cuenta los distintos ámbitos que es necesario implicar en la prevención, detección y adecuada respuesta a los casos de violencia contra la infancia: familiar, educativo, sanitario, servicios sociales, ocio y deporte, nuevas tecnologías, centros de protección,…

En el ámbito digital, el abuso a través de las redes, denominado grooming, también ha ido en aumento. Según el informe “Violencia viral” (2019), de Save The Children, realizado mediante una encuesta a nivel estatal a jóvenes de entre 18 y 20 años, el 21,45 % de las personas encuestadas habían sufrido online grooming, y el 15 % una o dos veces.

 

Prevención

Desde Save the Children destacan que la clave está en la prevención. “Es esencial que las familias y profesionales que están en contacto con los niños y las niñas sepan identificar las señales de la violencia sexual que puede sufrir este colectivo. Por ejemplo, contar con profesores y profesoras conscientes de la existencia de la violencia sexual, capaces de prevenirla como la principal herramienta, detectarla e intervenir de forma adecuada protegiendo a la víctima, podrá reducir el impacto que estas situaciones tengan sobre los niños y las niñas. De lo contrario, el daño podría ser irreparable”. Esta organización cuenta con manuales para profesores y profesoras para que puedan detectar y notificar esta violencia. Se pueden descargar desde la web de la organización: www.savethechildren.es

Por este camino parece ir la nueva ley que en los centros educativos destaca la creación de la figura del coordinador de bienestar y protección y el establecimiento de protocolos de actuación. “El educativo es un ámbito especialmente privilegiado para prevenir y detectar los abusos, tanto los que se cometen en el centro, como los cometidos fuera del centro en el ámbito intra o extra familiar. Por eso es importante que toda la comunidad educativa (titulares, directivos, profesores, tutores, orientadores, colaboradores, monitores, niños y adolescentes, familias) reciban una adecuada formación al efecto”, explica Cabrera, quién señala que deben ser protocolos iguales para todas las comunidades autónomas; algo que ahora mismo no sucede.

 

Formación a los menores

Otro punto esencial para prevenir y detectar futuros abusos es la formación de los propios menores. “Trabajar con los menores y darles formación, pero no desde el miedo, sino desde una educación afectiva sexual saludable con su edad”, puntualiza Cabrera, y señala en qué deben formarse: educar en la confianza y en que no “todos los secretos son buenos”, educar en un pensamiento crítico, también frente a personas de autoridad (padres, maestros, entrenadores, sacerdotes…). “Y también formar a formar a las familias en una parentalidad positiva, basada en la confianza con los hijos, que facilite la revelación de posibles casos, generar espacios libres de violencia”.

Una labor compleja que requiere de esfuerzo y también “imaginación”, según Cabrera, para introducirlo no solo a través de los Servicios Sociales, ya que tienen un limitado acceso a familias, sino en la formación previa la parto, en las escuelas de padres… Y reclama para su visibilización, campañas potentes como las que se han realizado sobre la violencia de género.

 

 


Perfil de los niños que sufren abuso sexual

  • Los niños son mayormente abusados entre los 11 o 12 años y su agresor es un conocido con autoridad: entrenador deportivo, profesor, monitor de tiempo libre…
  • Las niñas son abusadas mayormente entre los 7 o 9 años por un agresor del entorno familiar.

 


 

Indicadores que pueden ser consecuencia de abusos

(Fuente: “Informe Ojos que no ven”. Los abusos sexuales a niños y niñas de España y los fallos del sistema. Save the Children).

  • Indicadores físicos: –Dolor, sangrado o secreción genital o anal inexplicable o persistente – Rascados, erosiones, contusiones y hematomas en la zona genital, anal o en senos – Embarazo – Enfermedades de transmisión sexual
  • Indicadores de comportamiento: – Realiza juegos de carácter sexual o muestra conocimientos sexuales sofisticados o inusuales para su edad – Fuerza o coacciona a otros niños o niñas a participar en juegos sexuales – Se viste con varias capas de ropa o duerme vestido – Se encoge defensivamente cuando le tocan – Muestra conductas sexuales hacia los adultos – Tiene trastornos del sueño y/o alimentación.